martes, 14 de mayo de 2013

Joyas de la sabiduría hindú







El Amor nació el primero,
no lo alcanzan los dioses,
ni los manes, ni los hombres…
Por lejos que se extiendan el Cielo y la Tierra,
por lejos que vayan las aguas,
por alto que arda el Fuego,
tú eres más grande, Amor.
El viento no puede llegar hasta ti,
ni el Fuego, ni el Sol, ni la Luna,
¡tú eres más grande que todos ellos, Amor!


(Atharva Veda)




Aquello en que todas las cosas
se unen y se dispersan.
Aquello en que los dioses tienen su asiento,
en Eso el imperecedero,
el supremo firmamento…

Aquello de que fueron llenados el Espacio
y el Cielo y la Tierra.
Aquello por lo que el Sol calienta.
Por lo que las Aguas propagan la vida,
es Eso, el Orden y la Verdad,
el Supremo brahmán de los profetas.

Ombligo del Universo,
Eso sostiene todas las cosas…


Más diminuta que lo más diminuto,
más vasta que lo más vasto,
el Alma está depositada
en lo más secreto de la criatura.


(Maha-Narayana Upanishad)



Al principio, el Alma
que trasciende todas las formas de existencia
se movía sobre las aguas
como una brisa ligera;
en ella se manifestó primero el Ego,
raíz de todas las cosas,
en que se equilibraban las tres cualidades…
Cuando se halla afectada
por las horas y desgracias de la existencia,
se la denomina jiva, alma individual.


Las almas vivientes son prisioneras
de las dichas y las desdichas de la existencia;
para liberarlas de la magia natural,
se precisa el conocimiento del brahmán.
Es difícil este conocimiento,
pero es el único barco
para cruzar el río del samsara.
Mil son los caminos que a él llevan,
pero es uno en verdad,
el Conocimiento, refugio Supremo.


¡No! Este brahmán por el que todas las cosas,
desde el Sol allá arriba hasta este simple jarro,
son puestos de manifiesto,
las Escrituras no pueden revelarlo.
Eso se manifiesta por sí mismo;
Eso está más allá del lenguaje
tanto humano como divino;
Eso no se mueve, no sufre;
Eso trasciende toda realidad.


(Yogatattva Upanishad)






Como el perfume en la flor,
la manteca en la leche,
el aceite en el sésamo,
el oro en las pepitas,
Eso está en todas las cosas.
Sí, los seres innumerables
están atravesados por el Alma
como las perlas por el hilo:
semejante al aceite en el sésamo,
al perfume de la flor,
el Alma está en el cuerpo del hombre
que envuelve y que habita.


(Dhyanabindu Upanishad)



Y el Conocimiento está escondido
en el seno de cada individuo,
al igual que en la leche
la manteca que no se ve;
por eso es por lo que el adepto prudente
debe realizar en sí mismo un batido,
utilizando sin descanso su propio espíritu
como mazo de batir.


(Amritabindu Upanishad)




El atmán no nace, no muere nunca;
no ha devenido, no devendrá;
no engendrado, eterno, permanente,
no muere cuando muere el cuerpo.


Así como se arrojan las ropas gastadas
para ponerse unas nuevas,
así también el alma encarnada arroja los cuerpos gastados
para ponerse unos nuevos.


El deseo ha establecido su sede
en nuestros sentidos, nuestro espíritu, nuestra inteligencia
usando de ellos, oculta el Conocimiento
y engaña al individuo;
se creen eficaces los sentidos
y el espíritu, y la inteligencia,
pero el deseo es más fuerte que ellos.
Sabiendo que vence incluso a la inteligencia,
mediante el atmán es preciso fortificar
el atmán y combatir el deseo,
el Enemigo, tan difícil de herir.


(Bhagavad-Gita)




El cuerpo es como un carro
cuyo propietario es el alma;
la inteligencia es el cochero,
el espíritu desempeña el papel de las riendas;
en cuanto a los caballos, son los sentidos;
el mundo es su carrera.


(Katha-Upanishad)







Jean Varenne – El Yoga y la tradición hindú

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