viernes, 25 de octubre de 2013

Las 7 Leyes Espirituales del Éxito (D. Chopra)


Muchos conocen sobradamente esta magnífica obra, piedra angular del desarrollo de la espiritualidad y la autorrealización, y otros algo menos pero, en conjunto, lo que importa es conseguir vivir con ellas y llegar a materializarlas en nuestra vida diaria. Para hacerlas asequibles a todos he seleccionado lo más significativo del sentido de cada una de ellas. Han sido y son muy edificantes las horas pasadas en su comprensión e interiorización, espero que lo sean también para vosotros.


Es verdad que tienen un poder vivificante. De forma intuitiva sentimos que son ciertas, que podemos constatar al asumirlas, aunque en principio parcialmente, cómo generan una gran energía, serenidad y confianza en nosotros mismos. El problema –y el trabajo– consiste en reconsiderarse y readaptar nuestra conducta según ellas, porque nuestro ego y los malos hábitos de conducta se resisten –como si fueran entes ajenos que nos encadenan– a ser dominados…




Las siete leyes espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos. Nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes espirituales de la vida, aquellas que hacen que vivir valga la pena. En realidad somos la divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca materializarse plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en cualquier lugar adonde vayamos, en cualquier cosa que veamos, en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la divinidad –no de vez en cuando sino en todo momento– comprenderemos el verdadero significado del éxito.


La Ley de la Potencialidad Pura se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es nuestra esencia espiritual. Siendo infinita e ilimitada también es felicidad pura. Cuando descubrimos nuestra naturaleza esencial y sabemos quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque somos la posibilidad eterna.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie, es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.

Una manera de tener acceso al campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en la naturaleza también nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: creatividad infinita, libertad y felicidad.




La segunda es la Ley del Dar, también podría llamarse la ley del dar y recibir, porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con el cuerpo del universo, nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos, nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y fuerzas que estructuran el campo de la existencia, que opera a través de la ley del dar y recibir. Al dar y recibir lo más importante es la intención, porque la intención debe ser siempre crear felicidad.
En realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada.


La Ley del Karma es a la vez la acción y la consecuencia, es causa y efecto al mismo tiempo, porque toda acción genera una fuerza de energía que vuelve a nosotros de igual manera. Todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado.
¿Qué pasa con el Karma del pasado y cómo influye en nosotros ahora? Lo primero es pagar las deudas kármicas. Algunas veces el pago de esas deudas implica mucho sufrimiento, pero en el universo jamás queda una deuda pendiente. La segunda posibilidad es transformar o convertir el karma en una experiencia más deseable. Uno se pregunta: ¿por qué me está sucediendo esto y cuál es el mensaje que el universo trata de comunicarme? La tercera manera de enfrentar el Karma es trascendiéndolo, independizarse de él, entrar constantemente en el espacio de la conciencia pura para sentir el yo, el espíritu.

Tomando conciencia de las elecciones que hacemos comenzamos a generar acciones que encierran un proceso de evolución. Mientras el karma sea evolutivo –tanto para el yo como para todos los afectados por el yo– los frutos del Karma serán la felicidad y el éxito.



La Ley del Menor Esfuerzo se basa en que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación. Ése es el principio de la menor acción, de la no resistencia, es el principio de la armonía y el amor. Cuando aprendemos esta lección que nos enseña la naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros deseos.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del amor, porque es la energía del amor lo que aglutina la naturaleza. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y se acumula, y el exceso de energía que recogemos y disfrutamos puede canalizarse para crear cualquier cosa que deseemos.

La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes: Aceptación, aceptar a las personas, las situaciones y las circunstancias tal como se presenten, y, si podemos aceptar los cosas como son, estaremos listos para asumir la responsabilidad de nuestra situación; Responsabilidad, que significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la situación tal como es en este momento; Actitud no defensiva, si renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos.

La Ley de la Intención y el Deseo se basa en que la energía y la información existen en todas partes de la naturaleza. El ser humano puede cambiar conscientemente el contenido de información, a través de las dos cualidades inherentes a la conciencia: la atención y la intención.
La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la que prestemos atención crecerá con más fuerza en nuestra vida. Por otro lado, la intención estimula la transformación de la energía y de la información. La intención organiza su propia realización, tiene poder para organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo. La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad pura, para beneficio de la humanidad. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.

Mientras la atención está en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos. La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito, puede convertir en oportunidades los obstáculos percibidos.



La Ley del Desapego dice que para adquirir cualquier cosa debemos renunciar a nuestro apego a ella, al interés por el resultado, porque se basa en la confianza incuestionable del poder del verdadero yo. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Solo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad.
Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado, la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, y cuando no hay evolución sobrevienen el estancamiento y el desorden, el caos y la decadencia.
La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de la existencia, es el campo de todas las posibilidades, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es solo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.

Adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades, en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio, experimentaremos la alegría de vivir, la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.

La Ley del Dharma significa que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito. Cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. El expresar nuestros talentos para satisfacer necesidades crea riqueza y abundancia sin límites.
La ley del Dharma tiene tres componentes. El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse. El segundo es la expresión de nuestro talento único. Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona en este planeta. La expresión de ese talento nos introduce en un estado de conciencia atemporal. El tercero es el servicio a la humanidad, cómo puedo ayudar a todas las personas con quienes tengo contacto. 

Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la ley del Dharma. Y cuando unimos esto al conocimiento de nuestra propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible que no tengamos acceso a la abundancia ilimitada.



Somos los viajeros de una travesía cósmica –polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y en los torbellinos del infinito–. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias. Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Ese es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos. Y entonces este momento habrá valido la pena.


Deepak Chopra – Las 7 Leyes Espirituales del Éxito


3 comentarios:

  1. este libro es muy interesante ya que colocandolo en practica seria de mucha utilidad

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  2. me gusto mucho este libro muy interesante

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  3. SETA ESCRITA EN LA BIBLIA E(SANTIAGO 2:15-16 ) SI ALGUIEN NO TIENE ROPA NI COMIDA Y TU NO LE DAS LO QUE NECESITA PARA ABRIGARSE Y COMER BIEN, DE NADA SIRVE QUE LE DIGAS ABRÍGATE Y COME; ´´QUE TE VAYA BIEN, ABRÍGATE Y COME HASTA QUE TE LLENES´´.

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