viernes, 29 de noviembre de 2013

Un manantial en el corazón (De Mello)





He de aprender a sentir predilección por aquellas fuentes de las que bebo, pero sin estancarme en ellas; a disfrutar sin tratar de poseer; a buscar sustento sin echar raíces.
Porque debo estar siempre en condiciones de mudar cuando llegue el momento de nacer de nuevo.
Pienso cómo voy a beber hoy del amor, y de la alegría, y de la paz y del deleite.
Y pienso también cómo voy a buscar la autonomía y la libertad: los riesgos que me atreveré a afrontar, las incomodidades que habré de soportar, los cambios que estaré dispuesto a aceptar como preparación remota para el día en que habré de renacer a un distinto y más anchuroso Mundo.

Yo soy un tesoro. Algún día, en algún lugar, alguien me descubrió. No tendría yo conciencia de mi valor si alguien no lo hubiera descubierto. Recuerdo y revivo los detalles del hallazgo… Soy un tesoro polifacético. Había muchas cosas ocultas en mí que diferentes personas sacaron a la luz y me las revelaron.
Las examino todas ellas gozosamente, y recuerdo con agradecimiento a las personas que las revelaron.

¿Cómo voy a llevar paz a los demás cuando mi propio corazón está en conflicto? El conflicto entre lo que realmente soy y lo que parezco ser, entre lo que practico y lo que predico. Y el conflicto más profundo de todos: entre lo que quiero hacer y ser, entre lo que deseo que suceda en mi vida, y lo que Dios quiere…

¿Sabré dar libertad a los cautivos cuando mi corazón esté paralizado por afecciones desordenadas, preocupación por el futuro y culpabilidad por el pasado?

¿Voy a comunicar a otros la pasión por la verdad, mientras yo estoy tan a la defensiva y me aferro desesperadamente a mis ideas, negándome una y otra vez la apertura…?

¿Qué valor puedo ofrecer a los demás cuando soy tan cobarde, incluso en las menudencias, porque me aterroriza la idea de hacer daño, de rechazar una súplica, de estar en desacuerdo, y me espanta la contrariedad y la oposición?

Me he desprendido de mis ayeres. Pero aún debo desposeerme de mis mañanas, porque, al igual que el pasado, el futuro está muerto –es una construcción de la mente– y vivir en él significa estar muerto al aquí y ahora. De modo que renuncio a mi codicia y a toda ambición por adquirir, por lograr, por ser alguien en el futuro… La vida no es mañana; la vida es ahora. Igual que el amor, y Dios, y la felicidad. Cuando me libro de mi codicia, me libro de mi esclavitud de la ansiedad y quedo en libertad para estar vivo. Me tomo unos instantes para permitirme experimentar este alivio y esta libertad.

Después de haberme liberado del futuro y del pasado, entro en el presente para experimentar la vida tal como es, porque la vida eterna es ahora, la vida eterna está aquí. Escucho los sonidos que me rodean. Tomo conciencia de mi respiración y de mi cuerpo a fin de estar lo más presente posible.



La Naturaleza, tan frágil, tan insegura, tan expuesta a la muerte… ¡y tan viva!

La vida no es un problema que haya que resolver ni una pregunta que haya que responder. La vida es un misterio que hay que contemplar, admirar y saborear.

Soy realmente afortunado: me ha sido dada la riqueza de un día más de vida.

Cita una experiencia que por sí sola justificaría tu vida.

Si quieres ser creativo, aprende el arte de perder el tiempo.

Toda persona es portadora de pensamientos que poseen la virtud de proporcionarle paz al instante.

A pesar de toda evidencia en contra, sostengo firmemente esta verdad: mi vida ha sido un don, una bendición para el mundo.

La aceptación momentánea de todo tal como es vale más que mil años de piedad.

Contempla el impacto de una sola gota de lluvia y sabrás cuál es el impacto de tu vida en la historia humana.

Únicamente vives cuando descubres un tesoro por el que estarías dispuesto a morir.

Acepta los honores y los aplausos y perderás tu libertad.

El mercado es tan buen lugar para el silencio como el monasterio, pues el silencio es la ausencia del ego.

Para estar vivo y ser libre debes desprenderte de tu miedo a caminar sin compañía.

No llego a ninguna parte porque me da miedo caminar solo.

No volverás a ser el mismo después de haber estado expuesto a los rigores de la soledad.

La realidad es tu casa. Encuéntrala y nunca más estarás solo.

La soledad acaba con el engaño de que tú y yo somos dos cosas distintas.

La admiración es la esencia de la Contemplación.

La duda es amiga de la fe. El enemigo de la fe es el miedo.

Esta es la fuente de todo sufrimiento humano: considerar permanente lo que por esencia es pasajero.

Si tu Dios viene en tu ayuda y te libra de la aflicción, es hora de que empieces a buscar al verdadero Dios.

Presta tu adoración en el templo del momento presente.



Despídete de tus dorados ayeres, o tu corazón jamás aprenderá a amar el presente.

Estás comprometido a fondo, inmerso hasta el cuello… Asegúrate de que no te ahogas.

Descubre la recóndita cueva que hay en tu interior y lo descubrirás todo.

Eres responsable de las ofensas de que has sido víctima.

Yo no sabía que el sol, la luna y la estrella vespertina eran las palabras con las que Él me hablaba. De modo que nunca había oído su canto, su grito ni su silencio cósmico.

El auténtico poder consiste en sentirse a gusto con la falta de poder.

Escucha el canto de tu corazón. ¿Qué canto querrías que tu corazón cantara cuando vayas a morir?

Trata de aferrar y no aferrarte, de disfrutar y no de poseer.

Las acciones pueden ser buenas o malas; las personas, solo buenas.

¿Pretendes volver a nacer… y huyes de lo desconocido?

Siente latir la Creación al ritmo de los latidos de tu corazón.

Atrévete a afrontar la realidad; y de todo aquello a lo que te sientas apegado, di: “También esto pasará”.

La Naturaleza es una prolongación de mí mismo, mi más extenso cuerpo.

La oscuridad revela la ardiente belleza de la llama. La idea de la muerte revela el frágil encanto de la vida.

Cada vez que te atreves a morir, te vivificas. ¡Vamos, sigue andando, di adiós a las cosas!

Las peores atrocidades de la historia se han cometido de buena fe.

Nada ha cambiado, excepto mi actitud… Por eso, todo ha cambiado.

Mientras tú no dejas de correr, yo me siento, contemplo y admiro.

En la soledad se te devuelve tu propio yo.

El resentimiento se convierte en agradecimiento cuando consigo ver que tu ofensa me ha proporcionado gracia.

Nadie puede ser agradecido e infeliz.

Estamos aislados hasta que somos absorbidos por la corriente de la vida que nos arrastra.

Te encuentras separado de tu propio yo y de la realidad por el estrépito que llamamos el “ego”. Cuando el “ego” se esfuma, recuperas de nuevo tu ser… y el silencio.

Contempla la esencia de la vida: de la danza al polvo y de nuevo a la danza.

Tu centro es el centro del universo.

La certeza es el pecado de los fanáticos terroristas y de los fariseos. La compasión nos hace pensar que podemos estar equivocados.

Desciende hasta tus raíces en la Naturaleza y te encontrarás a ti mismo.

Escucha la sabiduría sin palabras de la llama.

Ningún mal puede resistir el fulgor de la conciencia.

El misticismo es sentir agradecimiento por todo.

Limítate a mirar… y algún día verás.


Anthony de Mello - El Manantial


lunes, 25 de noviembre de 2013

La mente es la parte interior del cuerpo y el cuerpo es la parte exterior de la mente (Osho)




El cuerpo es el mayor misterio de toda la existencia. Si un hombre aprende la sabiduría del cuerpo y el misterio que entraña nunca necesitará de Dios ni de Sacerdotes. Dentro de él se halla el verdadero santuario de la conciencia. El florecimiento de la conciencia en tu ser es lo que evita tu destrucción. Te aporta un inmenso impulso creador, la necesidad de crear más belleza en el mundo, más bienestar.
El hombre necesita un cuerpo mejor, más sano.
El hombre necesita un ser más consciente, más alerta.
El hombre necesita todo tipo de lujo y bienestar que la existencia esté dispuesto a darle.

    La existencia está dispuesta a ofrecerte un paraíso aquí y ahora. El cuerpo es el alma visible. Y el alma es el cuerpo invisible. El cuerpo y la mente no están separados de ningún modo, forman parte uno del otro, forman una totalidad. Tienes que aceptar tu cuerpo, tienes que amar tu cuerpo, tienes que respetarlo, tienes que estarle agradecido… Tu cuerpo representa la existencia entera, todos sus elementos.

    Una vez que comienzas a comunicarte con tu cuerpo, todo empieza a ser muy fácil. No hace falta forzar al cuerpo, hay que persuadirlo. No hace falta luchar contra él. Existimos dentro de él y debemos tener el máximo cuidado con él; es nuestra responsabilidad. Escucha a tu cuerpo, sigue a tu cuerpo. La mente es tonta, el cuerpo es sabio. Si consigues entrar a fondo en tu cuerpo, en todas estas profundidades encontrarás tu alma.

    El cuerpo es tu tierra; tú estás enraizado en tu cuerpo. Tu conciencia es como un árbol en el cuerpo. Tus pensamientos son como frutos. Tus meditaciones son como flores. El cuerpo apoya todo lo que estás haciendo. Incluso cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, el cuerpo te apoya. Escucha su lenguaje, descodifícalo, y poco a poco, según penetras en el libro del cuerpo y pases sus páginas, llegarás a darte cuenta de todo el misterio de la vida.

    Dios ha elegido la morada del cuerpo para vivir. Es cierto que no eres el cuerpo. Pero eso no quiere decir que tengas que estar en contra de él, es un amigo. Es una maquinaria de inmensa complejidad, belleza, orden. La mente es la parte interior del cuerpo y el cuerpo es la parte exterior de la mente. No hay división, no hay compartimentos estancos. Primero el cuerpo debe liberarse de todas sus estructuras acumuladas y, de forma simultánea, la mente debe ser inspirada para que pueda comenzar a moverse hacia arriba y así pueda liberar toda la carga que la mantiene anclada.



    Todo lo que hagas fisiológicamente afectará a la mente. Como todo lo que hagas psicológicamente afectará al cuerpo. Porque el ser humano es uno… ¡está en total comunicación! Nada se halla separado en un ser humano. El cuerpo no solo está conectado consigo mismo, está relacionado con la mente, y así cuerpo y mente están conectados con un alma trascendental.

    La sociedad no puede tolerar la felicidad. Pero esta es la gran revolución. Si la gente pasara a un estado de éxtasis toda la sociedad tendría que cambiar, porque se basa en la desdicha. Educamos a nuestros hijos… desde el principio les creamos una tendencia hacia la desdicha. Por ello ellos siempre la eligen. En todo momento existe la elección entre ser desdichado o ser feliz. Siempre escoges la de ser desdichado porque ya se ha convertido en un hábito. La desdicha es una cosa muy difícil de alcanzar, porque es totalmente antinatural. La sociedad ha hecho una gran labor. De una creación afortunada han obtenido criaturas desdichadas. Todo niño nace feliz. Todo niño es un dios al nacer. Y todo hombre muere loco. Esta es toda tu labor: intentar recuperar la infancia. El que pueda volver de nuevo a ser niño no conocerá la desdicha.

   Estar separado cuerpo y mente en forma de ego es la base de toda desdicha. El ser uno solo, fluir con lo que la vida te ofrezca, penetrar en ello intensamente, en su totalidad, todo eso supone dicha. La elección está al alcance de la mano. Mantente alerta. En cada momento, cuando estás eligiendo ser infeliz, recuerda: es una elección tuya. Ser consciente de ello ayudará: la confirmación de que es una elección personal y de que soy responsable de lo que estoy haciendo. Tu mente habrá mejorado. Te resultará más fácil pasar a un plano de felicidad.

    Hay dos formas de vivir, de ser, de saber: una es esfuerzo, voluntad, ego; la otra es negación del esfuerzo, negación de la lucha, es un estado de dejarse llevar por la existencia. Hay pruebas suficientes de que toda esta fuerza de voluntad, esta senda del ego, esta lucha y esta guerra, han sido un fracaso rotundo. En la inmensa existencia, tú eres más pequeño que un átomo. ¿Cómo puedes luchar contra el cosmos? La naturaleza es tu madre, no puede estar en tu contra. Todo lo que tienes que aprender es el arte de vivir, el arte de sentir júbilo. Es solo la cuestión de aprender un arte, y ser capaz de transformar el veneno en néctar.

    La vida se basa en cosas muy pequeñas, beber una taza de té, pasear por la mañana sin ir a ningún sitio determinado, cocinar para alguien que amas, lavar tu ropa, barrer el suelo, regar el jardín, saludar a un desconocido. El hombre que puede saludar a un desconocido también puede saludar a una flor, a un árbol, puede cantarles a los pájaros. Tan solo basta con hacer cosas pequeñas.



    Si escuchas a tu propio corazón nunca estarás dividido, comenzarás a andar en la dirección adecuada, sin siquiera pensar qué es lo malo y qué es lo bueno. De este modo, la gran creación de la nueva humanidad consistirá en el secreto de escuchar al corazón consciente, atenta, cuidadosamente. Obedece a tu propio ser, sé luz por ti mismo. Tú debes decidir. Cuando otros deciden por ti, tu alma se queda adormecida y apagada. Decidir significa correr riesgos. Corre todos los riesgos que se necesiten para ser individual, acepta los desafíos para que éstos te hagan perspicaz, para que te aporten la brillantez e inteligencia necesaria.

   Aprende a fluir con la existencia de modo que no sientas culpas ni tengas heridas. No luches ni contra el cuerpo, ni contra la naturaleza, ni contra nada, así estarás en paz y a salvo, tranquilo y sosegado. No luches contra tu cuerpo. No es tu enemigo, es tu amigo. Es un regalo que te ofrece la naturaleza. Forma parte de ella, pero tienes una individualidad. La existencia ha realizado un milagro, ha hecho posible lo imposible. Por lo que al estar en armonía con tu cuerpo, lo estarás con la naturaleza, en lugar de ir contra la corriente, fluirás con ella. Déjate llevar. Deja que la vida ocurra. Nada hay más valioso que la armonía, en consonancia con el universo.



Osho – El Equilibrio Cuerpo-Mente

lunes, 18 de noviembre de 2013

Espectadores de una sociedad ineficaz (Ortega y Gasset)





De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. Yo he buscado en torno, con mirada suplicante de náufrago, los hombres a quienes importase la verdad, lo que las cosas son por sí mismas, y apenas he hallado alguno.

Sí; congoja de ahogo siento, porque un alma necesita respirar almas afines, y quien ama sobre todo la verdad necesita respirar aire de almas veraces. No he hallado en derredor sino políticos, gentes a quienes no interesa ver el mundo como él es, dispuestos solo a usar de las cosas como les conviene.

Hace falta, pues, afirmarse de nuevo en la obligación de la verdad, en el derecho de la verdad.


Vivimos entre antítesis; la religión se opone a la ciencia, la virtud al placer, la sensibilidad fina y estudiada al buen vivir espontáneo, la idea a la mujer, el arte al pensamiento… Alguien, al ponernos sobre el planeta, ha tenido el propósito de que sea nuestro corazón una máquina de preferir. Nos pasamos la vida eligiendo entre lo uno o lo otro. ¡Un penoso destino! ¡Prolongado, insistente tragedia!... y aunque elijamos lo que nos parece mejor, siempre dejamos en nuestra apetencia un hueco que debió llenarse con aquel otro bien propuesto. Ahora bien, las gentes suelen mostrarse demasiado presurosas en decidirse por lo mejor: olvidan que cada acto de preferencia abre, a la vez, una oquedad en nuestra alma. No, no prefiramos; mejor dicho, prefiramos no preferir. No renunciemos de buen ánimo a gozar de lo uno o lo otro; religión y ciencia, virtud y placer, cielo y tierra… Cada hombre debe pensar que es él el llamado a resolverlas.


El triunfar en la sociedad es un síntoma, a veces, inequívoco de una cierta clase de virtudes: al hombre que lo consigue solemos llamar eficaz, decimos que sirve, y la eficacia es un valor positivo, que estoy muy lejos de negar. Pero me parece una perversión de nuestro tiempo que ese valor sea el único estimado o, cuando menos, el más estimado. Merced a ello hemos desalojado del mundo todo lo exquisito, porque todo lo exquisito – ¡qué le vamos a hacer! – es socialmente ineficaz. La virtud de emocionarse delicadamente es, por ejemplo, una de las cosas más altas que cabe imaginar; pero en la mecánica que hoy rige las sociedades humanas solo es útil para sucumbir. Quien acierta a escribir sin retórica es un gran escritor. Esto es, en ética como en estética, la esencia del pecado: querer ser tenido por lo que no se es. Y la retórica es ese pecado de no ser fiel a sí mismo, la hipocresía en arte.



La democracia, como democracia, es decir, estricta y exclusivamente como norma del derecho político, parece una cosa óptima. Pero la democracia exasperada y fuera de sí, la democracia en religión o arte, la democracia en el pensamiento y en el gesto, la democracia en el corazón y la costumbre, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad. Como la democracia es una forma jurídica, al hacer de ella principio integral de la existencia se engendran las mayores extravagancias. Lo que hoy se llama democracia es una degeneración de los corazones.

Vivimos rodeados de gente que no se estiman a sí mismas… quisieran que a toda prisa fuese decretada la igualdad entre los hombres, ambicionan la declaración de que todos los hombres somos iguales en talento, sensibilidad, delicadeza y altura cordial.

Periodistas, profesores y políticos sin talento componen, por tal razón, el Estado Mayor de la envidia. Lo que hoy llamamos “opinión pública” y “democracia” no es en gran parte sino la purulenta secreción de esas almas rencorosas.

El hombre de tacto se complace en faltar de cuando en cuando a las normas que él mismo se ha impuesto, en quebrar su efectiva ejemplaridad, a fin de dejar un breve hueco entre su vida y la perfección abstracta que le sirve de meta. Nuestra existencia no debe ser un paradigma, sino un sesgado curso entre los modelos que a la vez nos aproxima a ellos y gentilmente los evita.


  
Cuando no hay alegría el alma se retira a un rincón de nuestro cuerpo y hace de él su cubil. De cuando en cuando da un aullido lastimero o enseña los dientes a las cosas que pasan. Y todas las cosas me parece que hacen camino rendidas bajo el fardo de su destino y que ninguna tiene vigor bastante para danzar con él sobre los hombros. La vida nos ofrece un panorama de universal esclavitud. Ni el árbol trémulo, ni la sierra que incorpora vacilante su pesadumbre, ni el viejo monumento que perpetúa en vano su exigencia de ser admirado, ni el hombre que, ande por donde ande, lleva siempre el semblante de estar subiendo una cuesta, nada, nadie manifiesta mayor vitalidad que la estrictamente necesaria para alimentar su dolor y sostener en pie su desesperación.

Muy especialmente si la falta de alegría proviene de un dolor físico, percibimos con extraña evidencia la línea negra que limita cada ser y lo encierra dentro de sí, sin ventanas hacia fuera. Y como la gracia y la alegría y el lujo de las cosas consisten en los reflejos innumerables que las unas lanzan sobre las otras y de ellas reciben, la sospecha de su soledad radical parece rebajar el peso del mundo… y presentimos que hay dondequiera oculto un vacío que alguien se entretiene en punzar rítmicamente. En la estrella, en la ola marina, en el corazón del hombre da su latido a compás el dolor inagotable.




No podemos ver nada claro en este sublime asunto de la felicidad –decidme: ¿hay otro, por ventura, más importante? –, si no comenzamos por advertir que frente a las cosas es el sujeto una pura actividad. Llámesele alma, conciencia, espíritu o como se quiera, eso que somos consiste en un haz de actividades, de las cuales unas se ejecutan y otras aspiran a ejercerse. Consistimos, pues, en un potencial de actos: vivir es ir dando salida a ese potencial, es ir convirtiéndolo en actuación. Dicho de otra manera: somos un poder ver, un poder gustar y oír, un poder recordar, un poder entristecernos y alegrarnos, llorar o reír, un poder amar y odiar, imaginar, saber, dudar, creer, desear y temer.

¿Cómo es posible que imaginemos la felicidad con el semblante del sueño, que es la negación de todo eso?

Si en los momentos de infelicidad, cuando el mundo nos parece vacío y todo sin sugestiones, nos preguntan qué es lo que más ambicionamos, creo yo que contestaríamos: salir de nosotros mismos, huir de este espectáculo del yo agarrotado y paralítico. Y envidiamos los seres ingenuos, cuya conciencia nos parece verterse íntegra en lo que están haciendo, en el trabajo de su oficio, en el goce de su juego o de su pasión. La felicidad es estar fuera de sí –pensamos–.

De lo que llevo dicho se desprende que en ese estar fuera de sí consiste precisamente el vivir espontáneo, el ser, y que, al entrar dentro de sí, el hombre deja de vivir y de ser, y se encuentra frente a frente con el lívido espectro de sí mismo.

El hombre no puede vivir plenamente si no hay algo capaz de llenar su espíritu hasta el punto de desear morir por ello. ¿Quién no descubre dentro de sí la evidencia de esta paradoja? Lo que no nos incita a morir, no nos excita a vivir. Ambos resultados, en apariencia contradictorios son, en verdad, los dos haces de un mismo espíritu. Solo nos empuja irresistiblemente hacia la vida lo que por entero inunda nuestra cuenca interior. Renunciar a ello sería para nosotros mayor muerte que con ello fenecer. Por esta razón, yo no he podido sentir nunca hacia los mártires admiración, sino envidia. Es más fácil lleno de fe morir que exento de ella arrastrarse por la vida.


La muerte regocijada es el síntoma de toda cultura vivaz y completa, donde las ideas tienen eficacia para arrebatar los corazones.


José Ortega y Gasset – El Espectador

viernes, 15 de noviembre de 2013

La Consciencia es un holograma universal (Gregg Braden)

“Toda la materia se origina y existe solamente en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y mantiene unido este minúsculo sistema solar del átomo… Debemos asumir tras esa fuerza, la existencia de una Mente consciente e inteligente. Esta mente es la Matriz de toda la materia”.  Max Planck






La Matriz Divina es un campo universal de energía que conecta todo en la creación. La Matriz Divina es nuestro mundo. También es todo en nuestro mundo. Es: Nosotros, todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos. Al vivir en la Matriz Divina, somos artistas expresando nuestras pasiones, temores, sueños y deseos más profundos a través de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos el lienzo, al igual que las imágenes en el lienzo. Somos las pinturas y también los pinceles. En la Matriz Divina, somos el contenedor en donde existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de nuestros mundos interior y exterior, y el espejo que nos muestra lo que hemos creado. El universo parece estar fundado en las características de la Matriz Divina

Al igual que una pantalla de cine refleja sin juicio la imagen de lo que sea o quien sea que haya sido filmado, la Matriz parece proveer una superficie imparcial para que nuestras experiencias y creencias internas se manifiesten en el mundo. La clave es no solamente comprender cómo funciona, también necesitamos un lenguaje para comunicar nuestros deseos que sea reconocible para esta antigua red de energía: es el lenguaje de las emociones humanas. A través de las experiencias positivas y de las emociones negativas, cada uno posee el poder de afirmar o negar nuestra existencia a cada momento del día. La misma emoción que nos proporciona tal poder dentro de nuestros cuerpos, extiende esta fuerza en el mundo cuántico más allá de nuestros cuerpos.

A la luz de nuestra conexión con los demás y con todas las cosas podemos comprender lo poderosos que en verdad somos. Desde el lugar de la fortaleza que dicha comprensión ofrece, tenemos la oportunidad de convertirnos en seres más pacíficos y más compasivos, trabajando activamente para crear un mundo que refleje estas cualidades, tenemos acceso a la verdadera esencia del poder de cambiar nuestras vidas y el mundo.





Los últimos descubrimientos científicos demuestran que el ADN humano tiene un efecto directo sobre la materia de la cual está hecho nuestro mundo. Las emociones tienen efecto directo sobre el ADN,  y la relación entre las emociones y el ADN trasciende los límites del tiempo y el espacio, los efectos son los mismos independientemente de la distancia.

Las ideas clave de los enormes conceptos implicados en la Matriz Divina se pueden concretar en:

-         La Matriz Divina es el contenedor que sostiene el universo, el puente entre todas las cosas y el espejo que nos muestra lo que hemos creado.
-         En nuestro mundo todo está conectado con todo lo demás. Una vez que algo se ha unido queda conectado para siempre
-         Para tener acceso a la fuerza del universo mismo, debemos vernos como parte del mundo en vez de separados de él.
-         El acto de enfocar nuestra conciencia es un acto de creación. ¡La conciencia crea! Tenemos todo el poder necesario para crear todos los cambios que deseemos.
-         El sentimiento es el lenguaje que le habla a la Matriz Divina. Sentir que su meta ya ha sido lograda y que su oración ya ha sido respondida. No se trata de cualquier sentimiento. Para que podamos crear, los sentimientos deben ser carentes de ego y juicio.
-         No estamos sujetos a las leyes de la física como la conocemos hoy en día, la Matriz Divina es un “objeto” holográfico, donde cualquier pieza refleja el todo. El holograma de la consciencia conectado universalmente nos promete que en el instante en que creamos nuestros buenos deseos, ya han sido recibidos en su destino.
-         La raíz de nuestras experiencias negativas puede reducirse a uno de los tres miedos universales: abandono, baja autoestima y/o falta de confianza.
-         Debemos convertirnos en nuestras vidas en las mismas cosas que optamos por experimentar como nuestro mundo.
-         Un pequeño cambio en nuestras vidas se refleja en todas partes de nuestro mundo.




En un lugar muy profundo de la niebla de nuestra memoria antigua, sabemos que tenemos poderes mágicos y milagrosos en nuestro interior. Los antiguos místicos nos han recordado en nuestros corazones, y los experimentos modernos lo han comprobado en nuestras mentes, que la fuerza más poderosa en el universo reside en el interior de nosotros mismos. Y ése es el gran secreto de la creación misma, el poder de crear en el mundo lo que imaginamos con nuestras creencias.

Quizá todos requerimos de un pequeño giro para ver que somos los arquitectos de nuestro mundo y de nuestro destino. Si podemos recordar que somos la obra de arte así como el artista, entonces quizá también recordaremos que somos la semilla del milagro y somos el milagro mismo. Si podemos hacer ese pequeño giro, entonces ya hemos sido sanados en la Matriz Divina.

En la Matriz Divina es como nos sentimos respecto a nosotros, nuestro desempeño, apariencia y logros, lo que se refleja de regreso en la realidad de nuestro mundo. Con esto en mente, la sanación más profunda de nuestras vidas también se puede convertir en nuestro mayor acto de  compasión. Es el cariño que nos damos a nosotros mismos. Es a través del espejo de nosotros mismos que nos pide que aceptemos con compasión la perfección que ya existe en cada momento de la vida.

Siendo seres espirituales, solo podemos vivir experiencias espirituales. Sin importar lo que parezca, creo que toda conducta en nuestros senderos nos lleva al mismo lugar. Las actividades de todos los días no pueden separarse de nuestra evolución espiritual.
¡Son nuestra evolución espiritual!



Gregg Braden – La Matriz Divina. Cruzando las barreras del tiempo, el espacio, los milagros y las creencias

jueves, 14 de noviembre de 2013

Aprende a ser Uno, no mente (Osho)



Aprender a amarse no es difícil, es natural. Si has conseguido algo antinatural como aprender a querer a los demás sin quererte a ti mismo, entonces lo otro es sencillo. Has hecho casi lo imposible. Solo se trata de una cuestión de comprensión muy simple, que es “debo amarme a mí mismo, de lo contrario me perderé el sentido de la vida”. No creceré, sino que envejeceré. No tendré individualidad. No seré auténticamente humano, digno, íntegro.

Quiérete a ti mismo. No dejes que te distraiga ninguna persona, ya sea religiosa, política, social o educativa. Tu responsabilidad primera no es hacia la religión ni hacia la nación, es hacia ti mismo. Si todo el mundo se ama y se cuida, su inteligencia llegará a la cima, su amor le desbordará. La filosofía del egoísmo le hará realmente altruista porque tendrá tanto para compartir y para dar que dar será para él una alegría, compartir será una celebración. El altruismo solo puede ser un derivado del amor hacia ti mismo.

Solo tienes que confiar en ti mismo, que es otra forma de decir ámate a ti mismo. Y cuando confías en ti mismo y te amas, entonces te has responsabilizado de lo que eres, seas quien seas. Eso te da una experiencia del ser tan tremenda que nadie te podrá esclavizar de nuevo.




Estás arriesgando mucho cuando declaras que eres tú mismo. No perteneces a ningún grupo, a ningún rebaño. Tal vez la multitud nunca te lo perdone. Pero es tan bueno arriesgarse, caminar por el filo de la navaja, donde cada paso que das es peligroso. Cuanto más peligrosamente vives, más vives. Y es posible vivir en un instante toda la eternidad, si estás preparado para vivir con totalidad, arriesgando absolutamente todo. Cuando un hombre se enamora de la rebelión va por buen camino.
La desobediencia es la base del verdadero hombre religioso. Solo entonces podrás deshacerte de los condicionamientos. Y cuando ya no estés condicionado, no te preguntarás cual es el objetivo de la vida. Tu pregunta dará un giro: ¿Cómo puedo vivir con más totalidad? ¿Cómo puedo sumergirme totalmente en la vida?

El hombre es una máquina. El hombre, tal como es, es totalmente inconsciente. No es más que sus hábitos, la suma total de sus hábitos. El hombre todavía no es un hombre. A menos que la conciencia penetre en tu ser, seguirás siendo una máquina. Actúa de modo completamente distinto, incluso en las cosas pequeñas. Empieza a abandonar todos tus patrones de reacción. Intenta responder a la realidad en cada momento, no según la idea preconcebida, sino de acuerdo a la realidad que hay en el exterior. ¡Responde a la realidad! Responde con toda tu consciencia, pero no con tu mente. Entonces, cuando respondas con espontaneidad y no reacciones, nacerá la acción. La acción es bella, la reacción es horrible. Solamente el hombre consciente actúa, el hombre inconsciente reacciona. La acción libera. La reacción continúa creando cadenas y las va haciendo cada vez más gruesas, fuertes y resistentes. Vive una vida de respuesta y no de reacción.

Sé un ser independiente. Escucha tu voz interna. En el momento en que empieces a acallar tu mente podrás escucharla, no es difícil. Todos los seres humanos tienen en potencia la capacidad de conocerse a sí mismos. Y cuando te conoces a ti mismo nadie te puede quitar tu individualidad. Tu reino está en tu interior. Solo tienes que aprender a cerrar los ojos y mirar hacia dentro. Un poco de disciplina, un poco de aprendizaje para no estar siempre enfocado hacia fuera, sino para poder volverte hacia dentro, una o dos veces al día. Poco a poco empezarás a ser consciente de tu ser eterno. Un día ya no necesitarás que te presten atención, empiezas a sentir que eres especial, único… aunque no puedan señalar en qué consiste la singularidad. Las personas que se han descubierto a sí mismas se encuentran con el hecho de que atraen a miles de personas, aunque no lo estaban buscando.




Cuando te conoces a ti mismo ya no te importan los demás. Si el resto del mundo te olvidara, no tendría la menor importancia. Sabes que el ego es falso, y depender de lo falso es hacer castillos de arena. Vuestras personalidades son como firmas en el agua. No has terminado de firmar y ya han desaparecido.

Un hombre que está parcialmente implicado solo está parcialmente vivo. Cuanto más profunda es la implicación, más profunda es tu vida. Cuando estás totalmente implicado en la vida, en la muerte, en el amor, en la meditación, en cualquier tipo de cosa que quieras hacer, si has vivido con totalidad, la muerte no es el final. La muerte solo es un episodio, en pequeño episodio en una vida eterna.

Vive momento a momento. Con una gran aceptación, sin crear divisiones, y estarás en el camino de autoconocimiento. Renuncia a la división, a esos ideales que te producen ese antagonismo. Eres como eres, acéptalo con alegría, con gratitud. Y de repente sentirás armonía, una gran música. La música del autoconocimiento. Entonces tienes una llave mágica que abre todas las puertas. Hazle caso a tus instintos, hazle caso a tu cuerpo, a tu corazón, a tu inteligencia. Confía en ti mismo, ve adonde quiera llevarte tu espontaneidad, y no habrá pérdida. Y fluyendo espontáneamente con tu vida natural, un día te encontrarás en la puerta de lo divino.




Ama la vida en toda en toda su multidimensionalidad. ¡Dad! Porque es el único modo de acercarse cada vez más a la verdad absoluta. La verdad absoluta no está lejos, está escondida en lo inmediato. Dios no está allí, sino aquí.

Las personas creativas no se sienten deprimidas o culpables. Su participación en el universo, a través de sus acciones creativas, les da una tremenda satisfacción y dignidad. Ése es el derecho de nacimiento de todo hombre. Es muy fácil usar la energía en campos creativos, aprende cualquier cosa que transforme tu energía destructiva en energía creativa. Entonces, no estarás enfadado con la existencia, estarás agradecido. No estarás en contra de la vida. ¿Cómo puede una persona creativa estar en contra de la vida, en contra del amor? Solo la gente poco creativa está en contra de todo.


Aprende a ser silencioso, pacífico, aquietado. Aprende a ser uno, no mente, todo se vuelve más fácil. El día en el que ese momento llegue a tu vida podrás compartir tu dicha. Ahora serás capaz de dar amor. Antes de eso solo había sufrimiento, esperanzas y frustraciones, deseos y fracasos, sueños…



Sé consciente, no malgastes el tiempo. Cuanto antes empieces a vibrar en la no mente, mejor. Entonces, pueden florecer en ti muchas cosas, el amor, la creatividad, la espontaneidad, la alegría, la oración, la gratitud. Dios.


Osho – El Libro del Hombre

lunes, 11 de noviembre de 2013

El observador silencioso del presente (Tölle)


Cuando tu conciencia se dirige hacia fuera surgen la mente y el mundo. Cuando se dirige hacia dentro alcanza su propia Fuente y regresa a casa, a lo No-Manifestado. Más allá de las formas de vida existe la Vida Una, eterna y omnipresente. Yo suelo llamarla Ser: es tu esencia misma, puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia. Por eso solo hay un pequeño paso entre la palabra Ser y la experiencia del Ser. No trates de entenderlo. Solo puedes conocerlo dejando la mente en silencio, cuando estás presente, cuando tu atención está plena e intensamente en el ahora.





La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres el “pensador”. En el momento en que empiezas a observar al pensador, se activa un nivel de conciencia superior. Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento solo es una pequeña parte de esa inteligencia. También te das cuenta de que todas las cosas verdaderamente importantes –la belleza, el amor, la creatividad, la alegría, la paz interna– surgen de más allá de la mente. Empiezas a despertar.

La única verdadera liberación es que puedes liberarte de tu mente. Empieza por escuchar la voz que habla dentro de tu cabeza. No juzgues ni condenes lo que oigas. Pronto te darás cuenta de que la voz está allí y yo estoy aquí, observándola. Esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento, surge  de más allá de la mente. A medida de que profundizas en este reino de la No-Mente vas alcanzando el estado de conciencia pura, te lleva más allá de lo que pensabas era “tu identidad”.

Aprende a no identificarte con tu mente, que no es únicamente el pensamiento, incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes. En cuanto eres capaz de observarlos, ya no estás atrapado por ellos. Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal. Entonces sentirás la presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales: el observador silencioso.

La presencia es la llave de la libertad, de modo que solo puedes ser libre ahora. Emplea tus sentidos plenamente y centra tu atención en el ahora; no te preocupes por el fruto de tus acciones, mantente atento a la acción misma, el fruto ya vendrá cuando corresponda. En cuanto tu atención se centra en el ahora, sientes presencia, quietud y paz.

La intranquilidad, el descontento y la tensión surgen como consecuencia de juicios innecesarios, resistencias a lo que es y la negación del ahora. Lo inconsciente se disuelve cuando lo iluminas con la luz de la conciencia; dondequiera que estés mantente plenamente presente. Haz morir el pasado cada momento, no lo necesitas.

Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir. La espera es un estado mental. Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora y el futuro proyectado. Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente. Simplemente, sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar. Pero, ten cuidado, el falso yo infeliz, basado en la identificación con la mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente supone su muerte, y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda para sacarte del ahora, intentará mantenerte atrapado en el tiempo.




El poder del ahora no es más que el poder de tu presencia, tu conciencia liberada de las formas de pensamiento. Mantenerte presente significa habitar tu cuerpo plenamente, sentir el cuerpo por dentro, y así llegar a saber qué eres más allá de la forma externa, sentir el Ser como un campo energético invisible que da vida a lo que percibimos como nuestro cuerpo físico. Cuando sientas claramente el cuerpo interno como un campo unificado, te quedará una sensación de presencia o de “Ser” y sentirás que el cuerpo interno no tiene límites. Tener acceso al reino de lo informe es muy liberador. Te libera del vínculo con la forma y la identificación con ella. Lo llamamos lo No-Manifestado, la Fuente invisible de todas las cosas, el Ser dentro de todos los seres. Es un reino de profunda quietud y paz, pero también de alegría y de intensa vitalidad. Éste es el estado de conexión que llamamos iluminación.

El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpabilidad, la ira, la depresión, los celos, e incluso la menor irritación… todos ellos son formas del dolor. El dolor emocional, que también es la principal causa del dolor físico y de las enfermedades, es inevitable mientras sigas identificándote con tu mente. Mientras no seas capaz de acceder al poder del ahora, cada dolor emocional que experimentas dejará tras de sí un residuo de sufrimiento que vive en ti, es un campo de energía negativa que ocupa tu cuerpo y tu mente. Es energía que se ha quedado atrapada, energía que no fluye. Desidentificarte del cuerpo-dolor es llevar la presencia al dolor, y así transmutarlo. Es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu conducta, especialmente de los patrones negativos de tu mente y de los roles que representa tu ego.

El amor es un estado de Ser. Tu amor no está fuera, está en lo profundo de ti. Nunca puedes perderlo, nunca puede dejarte. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa.


En la quietud de tu presencia puedes sentir tu propia realidad informe e intemporal. Es la vida no manifestada que anima tu forma física. Entonces puedes sentir la misma vida en lo profundo de los demás seres humanos y de las demás criaturas; miras más allá del velo de la forma y la sensación. Esto es alcanzar la Unidad. Esto es Amor.


Eckhart Tölle – Practicando el Poder del Ahora


jueves, 7 de noviembre de 2013

El corazón no engaña; la mente, casi siempre (Annie Besant)





La única forma de ayudar eficazmente es mirar las cosas según ese hermano las mira, con sus limitaciones, sus prejuicios, su visión desfigurada, y viéndolas así, y siendo así afectados por ellas en nuestra naturaleza inferior, ayudando según su sentir y no el nuestro, porque solamente así puede darse ayuda verdadera. He aquí el entrenamiento oculto. Aprendamos a separarnos de nuestra naturaleza inferior, a estudiarla, a sentir sus sentimientos sin ser afectados por ellos, y así, en tanto que emocionalmente experimentamos, intelectualmente juzgamos.

Debemos desear compartir lo que tenemos de mejor, no es el retener sino el dar lo que es la vida del espíritu.

Solamente aquel que no tiene sus propios afanes es suficientemente libre para mostrar perfecta benevolencia a los otros. No necesitando cosa alguna, puede darlo todo. No amándose a sí mismo, vuélvese la encarnación del amor para los otros.

La vida espiritual y el amor no se acaban por el hecho de gastarlos. El gasto tan solo aumenta el acopio y lo hace más rico y más intenso. Tratad de ser tan felices y contentos como podáis, porque en el gozo se halla la real vida espiritual. La tristeza es solamente el resultado de nuestra ignorancia y de la ausencia de una visión clara. Recordad que en el mismo corazón del universo está la Beatitud.

Nada me duele más que el ciego y frenético empeño con el cual una gran mayoría de nuestros hermanos del género humano se dedican a la búsqueda del placer de los sentidos, y la vista errónea y eternamente vacía que tienen de la vida. El espectáculo de esta ignorancia y locura me toca el corazón mucho más tiernamente que las penalidades físicas que las gentes padecen.

Podríamos desear que todo el sufrimiento y toda la miseria del mundo fueran nuestros a fin de que el resto de nuestros semejantes pudieran ser liberados y ser felices.

En todo el curso de la evolución hay una ley según la cual todo cuanto sea digno de adquirirse no ha de obtenerse sin el sacrificio correspondiente.

Aquel que hace de sí mismo un instrumento para que con él trabajen las Divinas manos, no debe temer las tribulaciones y dificultades del riguroso mundo.



Si miramos en lo más hondo todo parece bello y armonioso, y el corazón se llena de alborozo y alegría, y con liberalidad abre sus tesoros al universo circundante.

Tan pronto como vivamos en el espíritu para comprender la naturaleza ilusoria de la existencia externa, el carácter cambiante de todo organismo humano y la inmutabilidad de la vida interna, sentiremos calma interna y despreocupación en este mundo de sombras.

Debemos amar a la Verdad y vivir la Verdad, solamente así se puede ver la Divina Luz, la que es en Verdad Sublime.

El progreso espiritual no es siempre el resultado de actos de bondad y de sacrificio.

El amor en el más elevado de los planos reposa solo en las serenas alturas del júbilo, y nada puede echar sombras sobre su nívea eminencia.

Piedad y Compasión son los sentimientos apropiados que debemos abrigar respecto de la humanidad que yerra.

A medida que crecemos espiritualmente nuestros pensamientos crecen increíblemente en poder dinámico, aun un pensamiento pasajero halla forma objetiva.

Hay gran diferencia entre quien sabe que la vida espiritual es una realidad y el hombre que solamente balbucea acerca de ella sin percibirla, que intenta asirla sin lograrlo, y no inhala su fragante aliento ni siente el tacto de ella.

En el sereno sol de la paz toda flor del Alma sonríe y crece, rica en su radiante color peculiar.

En la quietud del Alma reside el verdadero conocimiento y de la divina tranquilidad del corazón proviene la fuerza.



Annie Besant – La Doctrina del Corazón

lunes, 4 de noviembre de 2013

Gracias, te Amo, lo Siento... Por favor, Perdóname. (M.J. Cabanillas)


Ho’oponopono es una técnica ancestral hawaiana de resolución de problemas potente y eficaz, significa “corregir un error de pensamiento”. Solo diciendo una palabra como “gracias”, “te amo”, “lo siento”, “por favor, perdóname” estás borrando, estás limpiando, estás sanando tu mente subconsciente que es tu punto de atracción.




En el área de resolución de problemas, el mundo es un reflejo de lo que ocurre en nuestro interior. Si estás experimentando desequilibrio o malestar, el lugar a mirar es en tu interior. Cada tensión, desequilibrio o enfermedad puede ser corregido solo trabajando en ti mismo.

Todo lo que existe en tu realidad es una proyección de tu mente. Lo que creemos, creamos, si crees que la vida es dura, así será para ti, tu realidad reflejará fielmente esa creencia limitante. Si piensas que la vida es maravillosa, también será así y atraerás a las palabras y circunstancias que reafirmarán ese pensamiento.

Tenemos memorias, programas, que pueden venir inclusive de otras vidas y de nuestros ancestros. La información grabada en la memoria celular nos condiciona de tal manera que nos predispone a percibir y comportarnos de un cierto modo. Muchas de esas memorias son dolorosas. Además de las creencias limitantes, tenemos toda esa “basura” en el subconsciente. Hasta que no elimines esa programación negativa, seguirás atrayendo problemas, relaciones difíciles, etc.

Cambia tu interior y cambiarán las condiciones externas de tu vida, si tú no cambias, por mucho que modifiques el decorado, nada cambiará. No tienes pensamientos negativos porque tu vida no funciona, porque nada te sale bien y eso te amarga, sino que tu vida es dura, hostil, tu vida es un desastre por la manera en que piensas. Si quieres despertar, primero has de ser consciente de que tú has elegido cada cosa, persona y circunstancias de tu vida. Es tu creación inconsciente, pero eres el dios de tu reino y puedes cambiar tu realidad.

Al hemisferio cerebral derecho se le atribuyen las habilidades espaciales y visuales, la creatividad, las emociones, la capacidad de síntesis y el talento artístico. El hemisferio cerebral izquierdo se encarga del lenguaje, la escritura, el pensamiento analítico y la lógica. Es esa parte de nuestra mente que nos lleva al pasado para sufrir por lo que pasó, o se traslada al futuro para preocuparse por lo que pueda pasar, es el parloteo constante, esa vocecilla interna que no cesa; “cuidado con esto”, ¿qué vas a hacer ahora?, bla, bla, bla. El hemisferio derecho, por el contrario, sabe estar en el momento presente, es el aquí y ahora, nos conecta con la vivencia, el sentir. La presencia permite ser consciente, y estar consciente es comunicarse con la Fuente. Este contacto nos acerca a todas nuestras potencialidades. Quien está presente, afina su intuición, y sabe distinguir lo verdadero de lo que no lo es.

Pero ocurre a veces que el momento presente es visto como un enemigo. Esto pasa cuando nos quejamos de nuestra vida, maldecimos lo que sucede o ha sucedido, odiamos lo que hacemos y nuestro diálogo interno está lleno de negatividad. Entonces, convertimos la vida en nuestra enemiga, y tu realidad externa reflejará esa creencia, experimentando la vida como algo hostil. Cuanto más te preocupas por algo, no solo sufres, además le estás dando fuerza para que eso que NO quieres entre en tu realidad. La mente es un velo opaco que deforma la realidad y, si nos descuidamos, nos quita la paz.



Es posible ir más allá del pensamiento. Sé como un niño otra vez. Con Ho’oponopono aquietas la mente, el universo entero se somete a una mente sosegada. Cuando mueves la energía del amor estás activando un poder realmente mágico. Cuando repites “gracias” o “te amo”, ya no te resistes, aceptas lo que hay en este momento en tu realidad, todos los problemas son oportunidades para crecer. Todas las cosas que combatimos no hacen más que debilitarnos e impedir que podamos vislumbrar la oportunidad que implica el obstáculo.

Todo pasa por algo, NO existe la casualidad. Despierta y sé consciente de que todo tiene una causa y que todo son señales del Universo. Un problema puede ser la oportunidad para crear algo nuevo y hermoso, y un tirano o verdugo el mejor maestro. No hay enemigos, el dolor y la enfermedad son aliados que nos muestran un error que es necesario comprender. Ama la luz y ama la oscuridad. Ama aún tus problemas, porque mientras te lamentas y te quejas les das aún más fuerza para que entren y se instalen en tu realidad.

Hay algo superior que lo ha creado todo, existe una energía suprema, inteligente, que ha creado el universo. Puedes llamarle Universo, la Fuente, Dios… Yo cuando lo llamo Dios no lo hago con ningún tinte religioso, en realidad pienso en algo superior que se identifica con la energía suprema, el AMOR. Somos seres creadores, y tu misión es volver a encontrarte con el Dios que tú eres. Somos luz, pero la “basura” que tenemos dentro de nosotros no nos deja brillar.

Ho’oponopono es una petición a la divinidad para que te ayude, es caminar al lado de Dios. Solo hay algo que te separe de Dios, las memorias, y ho’oponopono borra esas memorias. Todo puede fluir y salir mucho mejor si simplemente nos abandonamos y confiamos en el Universo, podemos cocrear con la Divinidad. En esto consiste nuestro libre albedrío, decidir colaborar con la energía natural de la vida y dar un paso enorme en dirección a la felicidad.

María José Cabanillas – Ho’oponopono. Conéctate con los milagros. GRACIAS. TE AMO. LO SIENTO. POR FAVOR, PERDÓNAME.