miércoles, 30 de abril de 2014

Evitemos la manipulación de los demás (Wayne Dyer)



“Toda experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a sufrir, siempre que los males sean tolerables, que a mejorar su situación aboliendo las formas a que está acostumbrada”.

(Declaración de Independencia de los EE.UU, 4/7/1776)




Virtualmente, todo el mundo padece en mayor o menor medida un dominio ejercido por los demás, que resulta desagradable y que, desde luego, bajo ningún concepto merece la pena mantener, ni mucho menos defender, como bastantes de nosotros hacemos inconscientemente. La mayoría de las personas saben lo que es verse desgarrados, manipulados y obligados a adoptar comportamientos y creencias en contra de su voluntad. El punto importante es que las personas son víctimas de desafueros, porque esperan que se abuse de ellas… y luego, cuando sucede, no se sorprenden.

A menudo debemos mostrarnos enérgicos, e incluso agresivos, para evitar convertirnos en víctimas. Con mucha frecuencia tenemos que manifestarnos irrazonables, “insubordinados”, frente a las personas dispuestas a manipularnos. Actuar de otro modo representaría permitir que abusaran de nosotros.



Una clase especial de libertad está a nuestra disposición, si deseamos aceptar los riesgos que comporta alcanzarla: la libertad de recorrer sin trabas los terrenos vitales que deseamos, de adoptar todas nuestras decisiones conforme a nuestras preferencias. El quid del asunto debe estribar en que a los individuos les asiste el derecho a determinar la forma en que quieren desarrollar su vida y en que, en tanto el ejercicio de este derecho no vulnere los mismos derechos del prójimo, cualquier persona o institución que interfiera ha de considerarse como un ente avasallador.

La vida de cada persona constituye un caso único, aislado del caso de las otras vidas. Nadie puede vivir la vida de uno mismo, experimentar lo que experimentamos, introducirse en nuestro cuerpo y tener las vivencias del mundo que nosotros tenemos y tal como las tenemos. Ésta es la única vida de que disponemos y es demasiado preciosa para permitir que los demás se aprovechen de ella. No deja de ser lógico que sea uno mismo quien determine cómo va a funcionar, y su funcionamiento debe aportarnos la alegría y la satisfacción de accionar nuestros propios mandos personales antes que el dolor y la desdicha de ser víctima de la dictadura de terceros.



Consejos para evitar ser utilizado

1.- Negarse a ser víctima. No existe lo que se dice un esclavo bien adaptado.
2.- Actuar desde posiciones de fortaleza. El miedo como tal no existe en este mundo. Solo hay pensamientos temerosos y conductas elusivas.
3.- No dejarse seducir por lo que ya es agua pasada. El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho.
4.- Evitar la trampa de la comparación. En un mundo de individuos, la comparación es una actividad carente de sentido.
5.- Tornarse discretamente efectivo y no esperar que “ellos” lleguen a entenderle. Las relaciones cordiales “funcionan” porque no requieren “funciones”.
6.- Enseñar a los demás cómo deseamos que nos traten. La mayoría de las personas son más amables con los extraños que con los seres queridos y consigo mismos.
7.- Nunca coloque la lealtad a las instituciones y a los demás por encima de la lealtad a uno mismo.
8.- Distinción entre juicio y realidad. Cuanto existe en el mundo está ahí independientemente de la opinión que tengamos sobre el particular.
9.- Manifestarse creativamente vivaz en toda situación. No hay camino hacia la felicidad; la felicidad es el camino.




Es casi imposible abusar de las personas cuya predisposición a dejarse atropellar es nula y están apercibidos para protestar y oponerse a quien desee sojuzgarlos de una y otra manera. El problema de convertirse en víctima reside en uno mismo, no en todos los demás congéneres que han aprendido el modo de tocar los resortes de uno.


En nuestro interior, disponemos de los poderes y la capacidad necesaria para reducir sensiblemente nuestro índice de víctima. A nosotros nos corresponde la elección: o accionamos nuestros mandos personales y disfrutamos  llevando las riendas de nuestra existencia o dejamos que sean otros quienes lo hagan, y pasamos nuestra vida desazonados y dominados por los sojuzgadores del mundo. Si se lo permitimos, ellos se entregarán con entusiasmo y sumo gusto a tal labor, pero si nos negamos a consentírselo, la caza de la víctima de habrá terminado definitivamente en lo que a nosotros nos concierne.


Wayne W. Dyer – Evite ser utilizado

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con las reflexiones de este maestro que dejo una huella en mi y por supuesto que uno nunca debe ser utilizado por nadie siempre que reine el amor hacia nosotros mismos,pues es la unica forma de amar a los demas.Gracias

    ResponderEliminar
  2. Gracias por este libro y su legado muchas gracias Doctor

    ResponderEliminar
  3. valiosas enseñanzas.estoy muy agradecido por estos temas del Dr. dyer

    ResponderEliminar