miércoles, 25 de junio de 2014

La verdadera educación debe ser alcanzar la autorrealización, la comprensión de los valores espirituales del alma (Swami Prabhupada)


 “Para el alma jamás existe el nacimiento ni la muerte. Ella no llega a ser, no ha llegado a ser y no llegará a ser. El alma es innaciente, eterna, permanente y primordial. No se la mata cuando se mata al cuerpo”. (Bhagavad-Gita)




¿No es eso un hecho? Si uno entiende claramente que no nace ni muere, que es eterno, ¿no se volverá feliz?

Debido a que ignoramos que existe una disposición completa en la naturaleza, hecha para nuestro mantenimiento, nos esforzamos por utilizar los recursos de la naturaleza a fin de crear una supuesta vida completa basada en el goce de los sentidos. La vida engañosa basada en el goce de los sentidos es una ilusión, porque la unidad viviente no puede disfrutar de la vida de los sentidos si no está acoplada a la totalidad. Todo servicio que se haga en este mundo, ya sea social, político, comunal, etc., seguirá siendo incompleto mientras no se acople con la totalidad. Cuando todas las cosas se acoplan con la totalidad, las partes integradas unidas también se vuelven completas en sí mismas.

Nadie quiere morir, sino vivir lo más que pueda. Esta tendencia no solo es visible a nivel individual, sino también a nivel colectivo en la comunidad, la sociedad y la nación. El ser viviente es eterno por naturaleza, pero como es esclavo de la existencia material, tiene que mudar de cuerpos una y otra vez. Este proceso ocurre debido a la esclavitud de las acciones; si la entidad viviente no actúa de acuerdo con sus deberes prescritos transgrede la ley de la naturaleza, atándose más y más al ciclo de nacimiento y muerte.



Los seres humanos inteligentes siempre deben recordar que esta forma corporal específica se obtiene después de una evolución de muchos millones de años y una larga transmigración. Este mundo material es a veces comparado con un océano, y este cuerpo humano con una sólida nave concebida especialmente para cruzarlo. Las Escrituras védicas son comparadas con unos barqueros expertos, y las facilidades del cuerpo humano con las brisas favorables que ayudan a que la nave haga fácilmente su recorrido hasta el destino deseado. Si, a pesar de todas estas facilidades, una persona no utiliza completamente su vida para alcanzar la autorrealización, debe ser considerado un asesino del alma. El Sri Isopanisad advierte claramente que el destino del asesino del alma es entrar en la región más oscura de la ignorancia para sufrir ahí eternamente. Si somos indiferentes para alcanzar la autorrealización, las leyes de la naturaleza nos forzarán a trabajar arduamente, aunque no queramos. Alguien que ni siquiera hace el intento sino que desea estar cubierto por la ilusión, y que es excesivamente materialista y está apegado al disfrute material, debe entrar en las regiones más oscuras del infierno.

La posición de las entidades espirituales es gozar. La naturaleza y constitución de todo ser viviente es la de disfrutar eternamente. Los seres vivientes que están encerrados en el tabernáculo material constantemente buscan disfrutar, pero lo están haciendo en la plataforma equivocada. Aparte de este mundo material existe la plataforma espiritual, donde no existen vestigios de las cualidades materiales y no hay conflicto sobre el objeto del goce. El Señor Supremo es el verdadero centro del goce en la plataforma de los intereses espirituales, y tan pronto como uno comprende esta forma perfecta de unidad, ya no hay posibilidad de ilusión o de lamentación alguna.



La civilización moderna ha progresado considerablemente en el campo de la educación de las masas, pero el resultado es que la gente es más infeliz que nunca debido a que se hace hincapié en el progreso material, excluyendo así el aspecto espiritual que es la parte más importante de la vida. En tanto el hombre olvide más la realidad sobre la vida, más se encontrará en la oscuridad. En vista de esto, es más peligrosa una civilización atea encaminada hacia el supuesto progreso de la educación, que una civilización en que las masas sean menos avanzadas espiritualmente. La civilización moderna es un remiendo de actividades hechas para ocultar los perpetuos sufrimientos causados por la existencia material. Semejantes actividades tienen como meta la satisfacción de los sentidos, pero por encima de los sentidos está la mente, y por encima de la mente está la inteligencia, y por encima de la inteligencia se encuentra el alma. Así que la verdadera educación debe ser alcanzar la autorrealización, la comprensión de los valores espirituales del alma.

El cuerpo y la mente materiales son una mala ganga para la entidad viviente espiritual. La entidad viviente tiene verdaderas actividades en el mundo espiritual viviente, pero este mundo material es muerte. Mientras las chispas espirituales vivientes manipulan las masas muertas de materia, el mundo muerto parece ser un mundo viviente. En realidad, son las almas vivientes, las partes integrales del Ser Supremo, quienes mueven el mundo. Los sufrimientos de este mundo sirven para recordarnos indirectamente sobre nuestra incompatibilidad con la materia muerta. Las entidades vivientes inteligentes generalmente toman en cuenta estos recordatorios y se dedican a cultivar el conocimiento trascendental. La vida humana es la mejor oportunidad para cultivar el conocimiento espiritual, y el ser humano que no aprovecha esta oportunidad es el más bajo de los seres.

El sendero del progreso del conocimiento material para lograr la satisfacción de los sentidos, es el sendero de nacimiento y muerte repetidos. Teniendo una existencia espiritual, la entidad viviente no tiene ni nacimiento ni muerte. El nacimiento y la muerte le corresponden al cuerpo, que es la cubierta externa del alma espiritual. Se hace la comparación de que la muerte es como quitarse unas vestimentas externas, y el nacimiento es como ponérselas. A los seres humanos necios que están demasiado absortos en cultivar la nesciencia, no les preocupa este cruel proceso. Estando enamorados de la belleza de la energía ilusoria, sufren repetidamente el cruel proceso del nacimiento y la muerte, y no aprenden ninguna de las lecciones que les dan las leyes de la naturaleza.



Es esencial que el ser humano cultive el conocimiento trascendental. El hombre debe llevar una vida sana y tener una mente juiciosa con el único propósito de comprender el verdadero conocimiento, el cual es la meta de la vida humana. El sendero para salvarse de las garras materiales depende completamente de los principios del conocimiento y del desapego. ¿Qué recordará en el momento de la muerte cuando el cuerpo se halle trastornado? Uno puede utilizar los resultados de esa práctica en el momento de la muerte.

La forma de vida humana está hecha para darse cuenta de que “Yo no pertenezco a este mundo material. Soy alma espiritual y soy eterno, pero de una forma u otra he caído en esta vida condicionada de nacimiento, vejez, enfermedades y muerte”. Esta forma de vida humana tiene por objeto encontrarle una solución a esos cuatro sufrimientos materiales. Ése es el objetivo de la vida humana.


Swami Prabhupada – Secretos de otros tiempos (El Sri Isopanisad)

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