martes, 6 de febrero de 2018

Tu propósito interior (Eckhart Tölle)


Tu vida tiene un propósito interior y un propósito exterior. El propósito interior se refiere al Ser y es primario. El propósito exterior se refiere al hacer y es secundario. El propósito verdadero no tiene que ver con lo que haces, sino con lo que eres, es decir, con tu estado de conciencia. La acción, aunque es necesaria, es solo un factor secundario en la manifestación de nuestra realidad exterior. Por muy activos que seamos, por mucho que nos esforcemos, nuestro estado de conciencia crea nuestro mundo y, si nada cambia en ese nivel interior, da la mismo cuánta acción apliquemos. No haremos más que recrear versiones modificadas del mismo mundo, una y otra vez, un mundo que es un reflejo exterior del ego.



Cuando has percibido un atisbo de conciencia o de presencia, lo sabes de primera mano. Y no es solo un concepto que está en tu mente. Entonces puedes tomar la decisión consciente de estar presente en lugar de abandonarte al pensamiento inútil. Puedes invitar a la Presencia en tu vida, es decir, crear espacio. Abrirte a la conciencia emergente y traer su luz a este mundo se convierte entonces en el propósito primario de tu vida.

La acción despierta es la armonización de tu propósito exterior –lo que haces– con tu propósito interior: despertar y mantenerte despierto. Mediante la acción despierta, te haces uno con el propósito de partida del universo. La conciencia fluye a través de ti hacia este mundo. Fluye en tus pensamientos y los inspira. Fluye en lo que haces y lo guía y le da poder.

Las modalidades de acción despierta son la aceptación, el disfrute y el entusiasmo. Cada una representa cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Es preciso que estés vigilante para asegurarte de que una de ellas está actuando siempre que te dedicas a hacer algo, desde la tarea más simple a la más compleja. Si no estás en estado de aceptación, disfrute o entusiasmo, mira con atención y descubrirás que estás creando sufrimiento para ti y para otros.




Cuando no puedas disfrutar haciendo una cosa, al menos puedes aceptar que eso es lo que tienes que hacer. La aceptación significa decirte: por ahora, esto es lo que esta situación, este momento, exige que yo haga, y lo haré de buena gana.
   Si no puedes disfrutar ni aceptar, lo que haces deja de hacerlo. De lo contrario, no estás asumiendo la responsabilidad de la única cosa de la que puedes ser realmente responsable, que además es la única cosa que de verdad importa: tu estado de conciencia. Y si no asumes la responsabilidad de tu estado de conciencia, no estás asumiendo la responsabilidad de la vida.

En el nuevo mundo, el gozo sustituirá al deseo como fuerza motivadora de las acciones de la gente. El deseo surge del engaño del ego, que te dice que eres un fragmento separado, desconectado del poder que hay detrás de toda la creación. Mediante el gozo, te conectas con ese poder creativo universal. Disfrutarás de toda actividad en la que estés plenamente presente, de toda actividad que no sea solo un medio para lograr un fin. No es la acción que realizas lo que en realidad te hace disfrutar, sino la profunda sensación de vitalidad que fluye en ella. Esta vitalidad es una misma cosa con lo que tú eres. Esto significa que cuando disfrutas haciendo algo, estás experimentando verdaderamente el gozo del ser en su aspecto dinámico. Por eso, todo lo que haces disfrutándolo te conecta con el poder que hay detrás de toda creación.



Entusiasmo significa que disfrutas a fondo con lo que haces, más el elemento añadido de un objetivo o visión para los que trabajas. Cuando añades un objetivo al disfrute de lo que haces, el campo de energía o frecuencia vibratoria cambia. Al disfrute se le añade ahora cierto grado de lo que podríamos llamar Tensión estructural, y eso lo convierte en entusiasmo. En la cumbre de la actividad creativa alimentada por el entusiasmo habrá una intensidad y una energía enormes. Te sentirás como una flecha que va volando hacia la diana… y que disfruta con el vuelo.



A diferencia del estrés, el entusiasmo tiene una frecuencia de energía alta, y por eso está en resonancia con el poder creativo del universo. El entusiasmo sabe adónde va, pero al mismo tiempo está en plena comunión con el momento presente, la fuente de su vitalidad, su alegría y su poder. El entusiasmo no “quiere” nada porque no le falta nada. Es uno con la vida, y, por muy dinámicas que sean las actividades inspiradas por él, no te pierdas en ellas. Y siempre queda un espacio en calma pero intensamente vivo en el centro de la rueda, un núcleo de paz en medio de la actividad, que es la fuente de todo y que nada puede alterar.

Estamos inmersos en un acontecimiento trascendental en la evolución de la conciencia humana. En nuestro planeta, y puede que al mismo tiempo en muchas partes de nuestra galaxia y más allá, la conciencia está despertando del sueño de la forma. Esto significa que ahora la conciencia puede empezar a crear forma sin perderse en ella. Puede seguir siendo consciente de sí misma, incluso mientras crea y experimenta formas. ¿Por qué habría de seguir creando y experimentando formas? Porque disfruta haciéndolo. ¿Cómo hace eso la conciencia? Por medio de humanos despiertos que han aprendido el significado de la acción despierta.

    Una nueva especie está surgiendo en el planeta. Está surgiendo ahora, y tú formas parte de ella.


Eckhart Tölle – Todos los seres vivos somos uno

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