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lunes, 12 de noviembre de 2012

"Y mi hermano Jesús dijo: ..." (Evangelio de Tomás)



Quizá si hubo alguien que amó y recordó a Judas: el propio Jesús. Si podemos tomar en consideración lo que dice uno de los escritos apócrifos más controvertidos, el evangelio de Tomás (Judas Tomás “Iscariote”) descubierto en Nag Hammadi, se aprecia como sólo Judas entendió el mensaje de Jesús, sólo a él le expresó Jesús sus más íntimos proyectos, y sólo a él le confiaría la labor más dolorosa de ese momento: su entrega a las autoridades para que se cumpliera el plan de salvación que le había sido confiado, como Mesías de Dios o liberador legal del pueblo judío ante la usurpación de Herodes y la ocupación romana. ¿Pudo ser el texto del evangelio apócrifo de Tomás (Dídimo Judas Tomás...  Dídimo=hermano gemelo) inspirado por un hermano gemelo de Jesús, ó es otra de las coincidencias que fueron forzadas, como otros dioses anteriores que nacían junto con un  hermano gemelo? ¿No será finalmente este Judas el que suplantaría, dado su enorme parecido, a Jesús en la cruz y murió por él? 

También resulta desconcertante, pero lógico por otra parte (así todo queda en familia), la asignación de Santiago, otro hermano de Jesús, como su sucesor, “por quien el cielo y la tierra fueron creados”, en detrimento del dudoso liderazgo de Pedro, posteriormente extendido, quien nunca le entendió, e incluso por encima del papel sumamente relevante, no solo en los evangelios canónicos, sino también en algunos apócrifos y la tradición oral, de María Magdalena, como discípula, ¿esposa?, mujer acaudalada que sufraga las actividades del grupo, ¿suma sacerdotisa de Isis que inicia a Jesús en los Misterios de Osiris (al que uno de los nombres lo identificaba como “el que pone de manifiesto el bien”), el dios muerto, resucitado y que prometía la vida eterna?... ¿quien llevara a término la vivificación del mito y engendrar otro Horus, iniciador de una nueva civilización?

Son múltilples los interrogantes que nos podemos hacer, quizá descabellados, pero provocados por la niebla histórica sobre la figura real de Jesús, lo que verdaderamente hizo y dijo. Pocos textos se resisten a no ser considerados como una amalgama, una recreación de diversas tradiciones orales, donde no se haya añadido la idea personal del autor, futuras correcciones y errores de copia de otros, etc. En fin, no soy especialista, pero este Evangelio de Tomás me parece una obra de arte de la sabiduría, el pensamiento, la Verdad…, no parece contaminado por posteriores intereses humanos, nos muestra una visión del hombre, Dios, el Amor y el sentido de la existencia sutilmente diferentes a los evangelios cristianos. 

Es necesario leer el texto entero, y aconsejable; me he limitado a seleccionar los “dichos” que me han parecido más relevantes, omitiendo al comienzo de ellos: “Dijo Jesús…”, para no hacer reiterativa su lectura. Asímismo, he dado por buenas las palabras sugeridas por los traductores allí donde faltaban o eran ilegibles en el original y que normalmente van entre corchetes.  Por lo demás, creo que no importa qué religión o creencia posea el lector, si son verdaderos de Jesús o no… ¡son sencillamente geniales!





Éstos son los dichos secretos que ha proclamado Yeshúa (Jesús) el viviente y que anotó Dídimo Judas Tomás:

1. «Quien encuentre el sentido de estas palabras no gustará la muerte».

2. «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo».

3. «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma».

4. «No vacilará un anciano a su edad en preguntar a un niño de siete días por el lugar de la vida, y vivirá; pues muchos primeros vendrán a ser últimos y terminarán siendo uno solo».

5. «Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto».

7. «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace hombre; abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace hombre».

10. «He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta que arda».

11. «Pasará este cielo y pasará asimismo el que está encima de él. Y los muertos no viven ya, y los que están vivos no morirán. Cuando comíais lo que estaba muerto, lo hacíais revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la luz? El día en que erais una misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a hacer?».

12. Los discípulos dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado; ¿quién va a ser el mayor entre nosotros?» Díjoles Jesús: «Dondequiera que os hayáis reunido, dirigíos a Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra fueron creados».

13. «Haced una comparación y decidme a quién me parezco». Dijóle Simón Pedro: «Te pareces a un ángel justo». Díjole Mateo: «Te pareces a un filósofo, a un hombre sabio». Díjole Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a quién te pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te has emborrachado del manantial que yo mismo he medido». Luego le tomó consigo, se retiró y le dijo tres palabras. Cuando Tomás se volvió al lado de sus compañeros, le preguntaron éstos: «¿Qué es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás respondió: «Si yo os revelara una sola palabra de las que me ha dicho, cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí: entonces saldría fuego de ellas y os abrasaría».

14. «Si ayunáis, os engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os condenará; y si dais limosnas, haréis mal a vuestros espíritus. Cuando vayáis a un país cualquiera y caminéis por las regiones, si se os recibe, comed lo que os presenten y curad  a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí que os manchará».

16. «Quizá piensan los hombres que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada, guerra. Pues cinco habrá en casa: tres estarán contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el hijo contra el padre. Y todos ellos se encontrarán en soledad».

17. «Yo os daré lo que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y en ningún corazón humano ha penetrado».

18. Dijeron los discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin». Respondió Jesús: «¿Es que habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed que donde está el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se encuentra en el principio: él conocerá el fin y no gustará la muerte».

19. «Dichoso aquel que ya existía antes de llegar a ser. Si os hacéis mis discípulos y escucháis mis palabras, estas piedras se pondrán a vuestro servicio. Cinco árboles tenéis en el paraíso que ni en verano ni en invierno se mueven y cuyo follaje no cae: quien los conoce no gustará la muerte».

21. Dijo Mariham (María Magdalena) a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos ?» Él respondió: «Se parecen a unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando se presenten los dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca. Ellos se sienten desnudos en su presencia al tener que dejarla y devolvérsela». Por eso os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón, se pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que éste penetre en la casa de su propiedad y se lleve su ajuar. Así, pues, vosotros estad también alerta ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones encuentren cerrado el paso hasta vosotros; pues si no darán con la recompensa  que vosotros esperáis. ¡Ojalá surja de entre vosotros un hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga oídos para oír, que oiga».

22. Jesús vio unas criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus discípulos: «Estas criaturas a las que están dando el pecho se parecen a quienes entran en el Reino». Ellos le dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos pequeños— entrar en el Reino?» Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen  en lugar de una imagen, entonces podréis entrar en el Reino».

24. Dijeron sus discípulos: «Instrúyenos acerca del lugar donde moras, pues sentimos la necesidad de indagarlo». Díjoles: «El que tenga oídos, que escuche: en el interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin su luz reinan las tinieblas».

25. «Ama a tu hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo».

26. «La paja en el ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves. Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo de tu hermano».

28. «Yo estuve en medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios y no encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se arrepentirán».

29. «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio; pero el que el espíritu haya llegado a ser gracias al cuerpo, es prodigio de prodigios. Y yo me maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».

30. «Dondequiera que hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera que haya dos o uno, con él estoy yo».

37. Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos a ver?» Dijo Jesús: «Cuando perdáis el sentido de la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos— los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces veréis al Hijo del Viviente y no tendréis miedo».

38. «Muchas veces deseasteis escuchar estas palabras que os estoy diciendo sin tener a vuestra disposición alguien a quien oírselas. Días llegarán en que me buscaréis y no me encontraréis».

39. «Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del conocimiento y las han escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos como las serpientes y sencillos como las palomas».

41.  «A quien tiene en su mano se le dará; y a quien nada tiene —aun aquello poco que tiene— se le quitará».

42. «Haceos pasajeros».

43. Le dijeron sus discípulos: «¿Quién eres tú para decirnos estas cosas?» Jesús respondió: «Basándoos en lo que os estoy diciendo, no sois capaces de entender quién soy yo; os habéis vuelto como los judíos, ya que éstos aman el árbol y odian su fruto, aman el fruto y odian el árbol».

46. «Desde Adán hasta Juan el Bautista no hay entre los nacidos de mujer nadie que esté más alto que Juan el Bautista, de manera que sus ojos no se quiebren. Pero yo he dicho: Cualquiera de entre vosotros que se haga pequeño, vendrá en conocimiento del Reino y llegará a ser encumbrado por encima de Juan».

48. «Si dos personas hacen la paz entre sí en esta misma casa, dirán a la montaña: ¡Desaparece de aquí! Y ésta desaparecerá».

50. «Si os preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros procedemos de la luz, del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma; allí estaba afincada y se manifestó en su imagen. Si os preguntan: ¿Quién sois vosotros.?, decid: Somos sus hijos y somos los elegidos del Padre Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es la señal de vuestro Padre que lleváis en vosotros mismos?, decidles: Es el movimiento y a la vez el reposo».

55. «Quien no odie a su padre y a su madre, no podrá ser discípulo mío. Y quien no odie a sus hermanos y hermanas y no cargue con su cruz como yo, no será digno de mí».

56. «Quien haya comprendido lo que es el mundo, ha dado con un cadáver. Y quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo».

61. «Dos reposarán en un mismo lecho: el uno morirá, el otro vivirá». Dijo Salomé: «¿Quién eres tú, hombre, y de quién? Te has subido a mi lecho y has comido de mi mesa». Díjole Jesús: «Yo soy el que procede de quien me es idéntico; he sido hecho partícipe de los atributos de mi Padre». Salomé dijo: «Yo soy tu discípula». Jesús le dijo: «Por eso es por lo que digo que si uno ha llegado a ser idéntico, se llenará de luz; mas en cuanto se desintegre, se inundará de tinieblas».

66. «Mostradme la piedra que los albañiles han rechazado; ésta es la piedra angular».

67. «Quien sea conocedor de todo, pero falle en lo tocante a sí mismo, falla en todo».

70. «Cuando realicéis esto en vosotros mismos, aquello que tenéis os salvará; pero si no lo tenéis dentro, aquello que no tenéis en vosotros mismos os matará».

76. «El reino del Padre se parece a un comerciante poseedor de mercancías, que encontró una perla. Ese comerciante era sabio: vendió sus mercancías y compró aquella perla única. Buscad vosotros también el tesoro imperecedero allí donde no entran ni polillas para devorarlo ni gusano para destruirlo».

77. «Yo soy la luz que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí me encontraréis».

80. «El que haya reconocido al mundo, ha encontrado el cuerpo. Pero de quien haya encontrado el cuerpo, de éste no es digno el mundo».

82. «Quien esté cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté lejos de mí, está lejos del Reino».

83. «Las imágenes se manifiestan al hombre, y la luz que hay en ellas permanece latente en la imagen de la luz del Padre. Él se manifestará, quedando eclipsada su imagen por su luz».

84. «Cuando contempláis lo que se os parece, os alegráis; pero cuando veáis vuestras propias imágenes hechas antes que vosotros —imperecederas y a la vez invisibles—, ¿cuánto podréis aguantar?».

95. «Si tenéis algún dinero, no lo prestéis con interés, sino dádselo a aquel que no va a devolvéroslo».

96. «El reino del Padre se parece a una mujer que tomó un poco de levadura, la introdujo en la masa y la convirtió en grandes hogazas de pan. Quien tenga oídos, que oiga».

97. «El reino del Padre se parece a una mujer que transportaba un recipiente lleno de harina. Mientras iba por un largo camino, se rompió el asa y la harina se fue desparramando a sus espaldas por el camino. Ella no se dio cuenta ni se percató del accidente. Al llegar a casa puso el recipiente en el suelo y lo encontró vacío».

98. «El reino del Padre se parece a un hombre que tiene la intención de matar a un gigante: desenvainó primero la espada en su casa y la hundió en la pared para comprobar la fuerza de su mano. Entonces dio muerte al gigante».

104. Le dijeron: «Ven, vamos hoy a hacer oración y a ayunar». Respondió Jesús: «¿Qué clase de pecado he cometido yo, o en qué he sido derrotado? Cuando el novio haya abandonado la cámara nupcial, ¡que ayunen y oren entonces!».

105. «Quien conociere al padre y a la madre, será llamado hijo de prostituta».

106. «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una sola, seréis hijos del hombre; y si decís: ¡Montaña, trasládate de aquí!, se trasladará».

112. «¡Ay de la carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la carne!».

113. Le dijeron sus discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» Dijo Jesús: «No vendrá con expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre está extendido sobre la tierra y los hombres no lo ven».

114. Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham (María Magdalena) de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo». 





Evangelio de Tomás (Fragmento griego de Oxyrhynchus, pap.654).

Dice Judas: «¿Quiénes son, pues, los que nos arrastran a lo alto del cielo, si es que el reino está en el cielo?» Dice Jesús: «Las aves del cielo, las bestias y todo lo que puede haber bajo la tierra, o sobre ella, y los peces del mar, son los que os arrastran hasta Dios. Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues, conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto, y, a la vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del cielo. Vosotros sois la ciudad de Dios».



Evangelio de María Magdalena (Fragmento copto,17-19)

«… Después de decir todo esto, Mariam permaneció en silencio, dado que el Salvador había hablado con ella hasta aquí. Entonces, Andrés habló y dijo a los hermanos: «Decid lo que os parece acerca de lo que ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el Salvador haya dicho estas cosas. Estas doctrinas son bien extrañas. Pedro respondió hablando de los mismos temas y les interrogó acerca del Salvador: ¿Ha hablado con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de modo que todos debamos volvernos y escucharla? ¿Es que la ha preferido a nosotros?. Entonces Mariam se echó a llorar y dijo a Pedro: Pedro, hermano mío, ¿qué piensas? ¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma o que miento respecto al Salvador?

Entonces Leví habló y dijo a Pedro: Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Bien cierto es que el Salvador la conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros. Más bien, pues, avergoncémonos y revistámonos del hombre perfecto, partamos tal como nos lo ordenó y prediquemos el evangelio, sin establecer otro precepto ni otra ley fuera de lo que dijo el Salvador.

Luego que [Leví hubo dicho estas palabras], se pusieron en camino para anunciar y predicar el evangelio según Mariam».

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