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lunes, 23 de septiembre de 2013

Despertar a Kundalini, el arte de la transformación espiritual (Sri Aurobindo)


Pero Savitrí contestó al radiante Dios:
“En vano tientas con solitario deleite
dos espíritus salvados de un mundo afligido;
mi alma y la suya indisolublemente unidas
en la sola tarea por la que hemos nacido,
Para elevar el mundo a Dios en luz inmortal;
Para que descienda Dios a la Tierra vinimos,
Para cambiar la vida terrestre en vida divina.

Sri Aurobindo - Savitrí, Libro XI Canto 1








La conciencia del “yo” compromete a la mente en pautas continuas de búsqueda del placer, y esas experiencias del placer desarrollan en ella un afecto por la conciencia sensoria. Entonces la mente deambula y pierde su foco central; la mente que “no está centrada”, queda atrapada por los objetos del mundo sensorio, que es un juego de elementos y gunas, moviéndose sin objetivos por placer y codicia en el océano del samsara. Una mente impura –o una mente no centrada atrapada por los deseos- crea ataduras, y si no se consigue la pureza de la mente mediante la práctica constante de la concentración, permanece la conciencia del “yo”, incluso después de abandonar el cuerpo. Habita entonces en diferentes planos. Estos planos están directamente conectados con el cuerpo humano por medio de los chakras.

Cuando mediante la práctica de cualquier tipo de yoga se va más allá de los elementos, se realiza tapas (austeridad) y se purifica la mente, se produce la transformación de la conciencia sensoria…; se experimenta el otro aspecto del ser, en el que la mente está totalmente distanciada del mundo sensorio y no piensa, desea ni quiere. En este aspecto, la “yoidad” se fusiona con la conciencia suprema y permite alejarnos del ciclo de nacimiento y muerte. Esa aspiración a la Liberación será función del descubrimiento y de la "realización" del atman presente en lo más íntimo de nosotros mismos, aspiración a la Unidad, al Absoluto.

El Ser se vuelve no adquisitivo, limpio, contento y observador neutral de la vida y su psicodrama. La piedad, la honestidad, el perdón y la firmeza enriquecen su vida, que experimenta una fuerza interna esplendorosa y divina que elimina la carga de la conciencia corporal. Consigue un control completo de su respiración y su mente, pero, sin embargo, puede volver a nacer si la tarea de la autorrealización –que es la función de la “yoidad” con la conciencia suprema– no se ha conseguido. Se nace entonces como asceta, yogui, avatara, bodhisattva o profeta. Se ha ido más allá de los elementos; pero todavía hay que ir más allá de los gunas, y esto solo es posible mediante la práctica de despertar a KundaliniKundalini es la energía espiritual que yace dormida en el chakra muladhara, también llamada “fuego serpentino” ó “serpiente ígnea”. 




Kundalini es la energía que apoya la vida y la conciencia mientras está enroscada, pero cuando se despierta produce una supraconciencia espiritualizada. La mente sensoria se transforma en mente pura, absorbida por la corriente que fluye en la forma de “Kundalini shakti”. La mente va más allá de todos los contrarios y realiza el ser puro, sin cambios, la única verdad en la forma del “nirvikalpa samadhi”.

La principal función de la serpiente ígnea es que al pasar por los centros dinámicos, los vivifica y constituye en puerta de tránsito entre los cuerpos físico y astral. Cuando la serpiente ígnea llega al sexto centro confiere al hombre la facultad de oír la voz del Maestro, que en este caso significa la voz del ego o Yo superior; despierta la Visión astral y, una vez en plena actividad, la Clarividencia. Así, el cuerpo pituitario forma un perfecto enlace con el vehículo astral, de modo que por él pueda percibirse toda comunicación interna.


El gran problema va a ser despertar a esta serpiente, lo que, en lenguaje simbólico, significa tomar consciencia de la presencia en nosotros de la potencia cósmica (shakti) y comenzar a utilizarla para el progreso espiritual. Para lograrlo, el yogin va a tener que movilizar toda la fuerza de que es capaz desde que ha alcanzado el estadio en que puede practicar la meditación trascendental. Adoptando la postura que sea mejor para él, cierra una tras otra las ventanas del cuerpo y concentra la atención en un solo punto. En este momento, la actividad mental está totalmente suspendida, y toma su relevo la buddhi que refleja la luz del Atman. Así iluminada, la voluntad supraconsciente del adepto se aplica sobre el aliento inhalado y es conducido hasta la base del tronco e introducido, por el canal de Ida o de Pingala, en la caverna que mora la Kundalini. La llegada del prana provoca un brusco avivamiento del fuego interior; debe, pues, ascender ese aliento, vivificado por ese mismo fuego interior, avivando y despertando el funcionamiento de los distintos chakras. El ascenso de la Kundalini hará abrirse los lotos y permitir a las energías latentes manifestarse con todo el poder de que son capaces. También se puede decir que la Kundalini debe “romper” o “atravesar” los chakras (obstáculos) para llegar hasta el séptimo centro.

Esta plena realización de una virtualidad es, al mismo tiempo, su aniquilamiento, ya que se trata de superar un estadio en el que se correría el riesgo de complacerse y olvidar el fin último, que es la Liberación. En el Ajna-chakra es donde se realiza la unión del Atman con la shakti. La perfección de esta unión, en el transcurso de la cual la Kundalini acaba resorbiéndose en el Atman-Purusha constituye el símbolo mismo del Amor.



El proceso del despertar de kundalini en el momento en que el adepto llega al final, obliga a la shakti a comportarse de una manera que es contraria al curso natural de su existencia. En último término, podría decirse que la shakti debería rebelarse contra una empresa que tiende nada menos que a su propia destrucción. En efecto, el fin buscado es el aislamiento del Atman, que absorberá en sí la energía divina, la cual cesará literalmente de existir, ya que la liberación es disolución de todo lo que, en el compuesto humano, no es el propio Atman. Y, de hecho, los textos insisten en la dificultad de la empresa, en la resistencia “natural” (es decir, de la shakti) del cuerpo y del pensamiento animados por el instinto de conservación. Pero, al mismo tiempo, se añade que la shakti colabora a su propia destrucción porque es diosa y, como tal, aspira a la unión con su esposo; desea poder acercarse a él, unirse a él, fundirse en él, aun a costa de su vida.


La sílaba OM que figura en este sexto centro expresa la perennidad de esta unión, su perfección, su carácter beatífico, y anuncia que su realización permitirá a la “pareja unitaria” (purusha-prakriti, Atman-kundalini, Espíritu-Naturaleza) llegar al chakra sahasrara donde, reintegrándose a la Esencia, subsistirá para siempre en bendito aislamiento. Esta situación de las “bodas eternas” del Espíritu y la Naturaleza justifica el nombre dado al Absoluto: Ser-Consciencia-Beatitud. La pareja es para siempre, en el plano de la Esencia, sin ninguna de las limitaciones de la existencia; tiene plena Consciencia de sí misma, sin la menor distracción, y este conocimiento pleno y completo que tiene de sus bodas eternas es en sí mismo alegría perfecta, beatitud.

Cuando alcanza esta paz definitiva, retornando al Principio de todas las cosas, el adepto ha realizado el objetivo que se había fijado al comienzo de su búsqueda: el premio valía los esfuerzos que le había consagrado.





Vocabulario:

Ajna-chakra: El sexto chakra, donde se abre “el tercer ojo”, Autoridad, asimilado al poder creador del Demiurgo.

Avatara: El descenso y encarnación del divino en una forma humana encargada de salvar el Dharma.

Bodhisattva: Hombres que, en el curso de su larga evolución planetaria, se han liberado de todo apego a la existencia, y desprendido de todos los deberes del karma, pero que optan por permanecer en la Tierra, sacrificándose así en beneficio de la Humanidad.

Chakras: Ruedas, estructuras de radios múltiples, centros psicológicos y energéticos del cuerpo sutil, representados en siete flores de loto y escalonados desde la base del tronco hasta la coronilla, son puntos de confluencia de energías vitales, ponen en movimiento el cuerpo grosero, pero permanecen sustancialmente distintas de él, incluso después de la muerte.

Gunas: Cualidades, modos de existencia de la Naturaleza que, según su posición en relación con el Absoluto, se jerarquizan en: tamas (tinieblas, inercia), rajas (energía, dinamismo) y sattva (luz, conformidad con el Ser).

Ida: uno de los tres nadis (canales) principales,izquierdo, femenino, asimilado al Ganges y la Luna.

Karma: Cada acto realizado por el individuo produce un efecto y deja un residuo psíquico que encadena el alma al mundo de la existencia.

Kundalini-Shakti: El poder o potencia cósmica, presente en todo ser viviente, que está enrollado en el centro inferior; es despertado por el yoga y asciende para unirse con la Presencia o con el Poder divinos en el chakra sahasrara.

Muladhara: Primer chakra, situado al final de la espina dorsal, sede de la Kundalini.

Nirvikalpa Samadhi: Último grado del éxtasis del cual, en principio, no se retorna.

Pingala:Uno de los tres nadis principales, derecho, masculino, asimilado al Yamuna y al Sol.

Prakriti: La Naturaleza en cuanto es opuesta al Espíritu (Purusha), forma con él la pareja Dios/Diosa.

Prana: Plenitud, nombre dado al aliento vital y, accesoriamente, al aire inspirado.

Purusha: El Espíritu, en cuanto opuesto a la Naturaleza.

Sahasrara: Séptimo y último chakra de 972 pétalos en la cúspide de la cabeza.

Samsara: Curso común, ley universal de la transmigración del alma de cuerpo en cuerpo durante todo un ciclo cósmico.

Shakti: La fuerza consciente del poder divino, la Madre, Potencia divina encarnada en nuestro cuerpo.

Tapas: Austeridad, virtud ascética, ser capaz de dominar los deseos a fin de superar la dialéctica de los contrarios.




Fragmentos y datos conjugados principalmente de las siguientes obras:

Harish Johari – Los Chakras, Centros energéticos de la transformación
C.W Leadbeater – Los Centros de Fuerza y el Fuego Serpentino
Jean Varenne – El Yoga y la tradición hindú

Sri Aurobindo – Cartas (Guía del yoga integral)


1 comentario:

  1. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA


    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente.


    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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