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jueves, 22 de septiembre de 2016

Ser Consciente, Curación Cuántica (Frank Kinslow)



La calidad de tu conciencia determina la calidad de tu vida. Sin conciencia no tienes nada. La conciencia no es tu mente. Si la mente fuese una bombilla, la conciencia será la electricidad que la ilumina. Una mente iluminada por la conciencia está en paz y está presente, tiene una plácida amabilidad que hace que los demás se sientan bien. Si consideras a la conciencia como tu “luz interior”, estarás más cerca de comprender su vital importancia.

La conciencia es como la luz del sol. Esclarece las emociones e ilumina la mente. Las mentes embotadas y las emociones turbias también reflejan mal la conciencia. La conciencia está en todas partes en todo momento, lo que ocurre es que no nos fijamos en ella. Normalmente andamos preocupados por cosas, personas y pensamientos que ocupan nuestras vidas cotidianas. Somos conscientes de todos ello, pero ¿lo somos de la conciencia? No mucho.
     La conciencia pura no puede captarse con el ojo de la mente. No es un objeto, una idea o una emoción. No es algo físico, así que no puedes hacerte con ella. No obstante, una vez que has experimentado la conciencia pura de manera directa o, en realidad, no-experimentado, todo esto tendrá un perfecto y hermoso sentido.
No es necesario comprender nada acerca de la conciencia para que ella obre maravillas en tu vida.

La conciencia pura es una e informe. Eso significa que carece de límites que nuestras mentes pudieran identificar, ni llegarás a poder controlarla ni a manipularla. No existe como una cosa, y en lo que respecta a tu mente, ésta considera que no existe. Pero sí existe. Así que esa es la tarea a la que nos enfrentamos. Debemos encontrar algo que carece de forma y sustancia. Luego debemos llegar a conocer esa “no-cosa” de una manera más íntima de lo que conocemos nuestras propias mentes. Finalmente, hemos de utilizar esta “no-fuerza” para curarnos a nosotros mismos y curar a otros.



Este conocimiento es secreto porque vivimos en nuestras mentes, inconscientes de la conciencia. A pesar de que la experiencia de toda una vida nos dice lo contrario, creemos a nuestra mente cuando nos dice que la alegría, la paz y el alma infinitas proceden de las cosas, y que una “no-cosa”, una nada, carece de valor. Pero sin embargo la tiene.
     Este tipo de nada dura para siempre. Todo el resto, es decir, toda la creación, cambia y acaba dejando de existir. El cambio es la única constante en la esfera de lo creado. La conciencia pura nunca cambia, nunca muere. Es el terreno del amor eterno y la paz infinita. Todo lo que tiene forma procede de la informe conciencia pura.

En nuestra jerarquía energía-orden, cuanto más tangible es el orden de un objeto, menos energía expresa. Cuanto más sutil es el nivel de creación, mayor energía contiene. La forma creada más básica es la onda y, justo después de la conciencia pura, hallamos el campo de punto cero o estado cuántico. A este nivel básico de la creación se lo denomina fuerza vital, y es lo que insufla vida a la existencia orgánica.

¿Alguna ves se te han acabado los pensamientos? Me parece a mí que no. Si los pensamientos son energía y resulta que nunca se agotan, tiene sentido pensar que el origen del pensamiento es una fuente de energía inextinguible. De ello también se desprende que aprovechar de manera directa esa fuente de pensamiento nos beneficiaría enormemente. Todo ello indica que desvelar la fuente del pensamiento puede tener una influencia curativa positiva definida y apabullante sobre las dolencias físicas, las relaciones personales, los éxitos económicos, el buen estado emocional y, sí, incluso la vida amorosa. Todos los aspectos de nuestras vidas quedan maravillosamente transformados con el simple hecho de hacernos conscientes de dónde procede todo. Es decir, nuestra siempre presente compañera la conciencia pura.



Aquí es necesario comprender un aspecto vital: la conciencia pura es la fuente de energía, pero no es energía. Tiene el potencial de crear, pero todavía no lo ha hecho. Podría decirse que la conciencia pura es la perfección a la espera de expresarse.

Cada pensamiento de reciente creación es un punto de energía chispeante en el umbral de la conciencia pura. Una vez que nace, el pensamiento corta el cordón umbilical que lo une con la madre conciencia y empieza a expandirse. El ego nace en el preciso instante en que el pensamiento se separa de la totalidad. Al expandirse, el pensamiento se va debilitando cuanto más se aleja de su origen. Finalmente, estallará como una burbuja en la superficie de la mente. Es en ese momento cuando actuamos siguiendo nuestros pensamientos conscientes. Cuanto más se aleja el pensamiento de la conciencia pura más posibilidades tiene de ser disonante. Si somos capaces de ampliar nuestra conciencia de manera que podamos acercar el pensamiento a su origen, disminuiremos la posibilidad de disonancia.
     Cuanto más cerca de la conciencia pura contactemos un pensamiento, más energía y orden tendrá. Contactar un pensamiento en su concepción es realizar la perfección, libre de influencias disonantes.

La clave es detener los pensamientos, permanecer atentos al intervalo, al espacio entre pensamientos. Ese intervalo es conciencia pura. Puede ser fugaz, pero no por eso deja de aparecer. Pon atención al intervalo, cuando aparezca. Búscalo cuando no lo haga, te darás cuenta de que tus pensamientos están más sosegados y tu cuerpo más relajado.
     ¿Por qué ser consciente de la conciencia pura implica una diferencia tan grande en el modo en que sentimos y nos comportamos? Al ser consciente, eres capaz de contactar tus pensamientos a niveles más refinados y sutiles. Cada nivel ofrece más orden y energía. El intervalo que percibiste entre los pensamientos fue la experiencia de la no-experiencia. Esa no-experiencia era conciencia pura, un espacio lleno de calma.



¿Quién observa el intervalo? No hay pensamientos, ni emociones, ni movimiento de ningún tipo… Pero tú sigues ahí, estabas justo esperando que volviese a aparecer el pensamiento. ¿Quién es el que percibe? ¿Quién es ese tú? ¿Quién observa cuando la mente desaparece? Para observar debes estar presente, ¿no es así? Por tanto, cuando la mente se apaga no eres consciente de nada. En ese momento no hay nada sino conciencia pura. Y ahora acabas de resolver el misterio de quién eres. ¡Eres conciencia! Tu percepción directa ha revelado que tu ser interior es conciencia. Así es: antes de que naciese el “yo”, estaba el ser solitario, conciencia pura. Ha permanecido inmutable a lo largo de todas las fases de tu vida. Cuando llegas a apreciar tu ser interior como conciencia inmutable, ilimitada y eterna, eres consciente de que estás más allá de todas las cosas y pensamientos que son tu “yo”, existes eternamente como conciencia. Descubrir que eres conciencia pura es el primer paso para vivir una vida plena y llena de abundancia.

Al proceso de sanación a partir de la conciencia pura para aprovechar directamente la fuente de la creación, lo denomino Curación Cuántica. La conciencia pura es el origen de la energía y el orden, y cuando utilizas la Curación Cuántica estás recurriendo a la más pura y potente que existe. Cuando empleas la Conciencia Cuántica, no serás tú quien realiza la curación, sino la conciencia pura.


La Curación Cuántica nos despierta a nuestra conciencia interior. la conciencia pura es un potente regenerador de todo lo que se estropea. La salud es orden. Cuanto más orden reflejamos, más sanos estamos. El proceso de Curación Cuántica no es una técnica curativa, es el proceso de ser consciente de la conciencia pura. De hecho, la curación es un efecto secundario de ser consciente.


Frank Kinslow – La Curación Cuántica

1 comentario:

  1. La salud es orden. Cuanto más orden reflejamos, más sanos estamos.

    Totalmente de acuerdo.

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