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martes, 2 de octubre de 2012

Divagaciones Divinas (Joaquín Cózar)

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Me gustaría comentar brevemente algunas ideas expuestas por Joaquín Cózar Infante en su interesante libro “La Razón sobre la Fe”, cuya lectura aconsejo tanto para creyentes como no-creyentes. Es un libro muy meditado y, en cierto modo, original; tiene el enorme valor de que incita a contrastar ideas y a posicionarse sobre un tema tan resbaladizo como trascendental. Aunque en el fondo hay muchos puntos de acuerdo, otros, sin embargo, están sujetos a matizaciones importantes (en cursiva citas textuales). En ciertos pasajes observo una cierta presunción de tener la Verdad, zanjándose así de un plumazo cuestiones muy discutibles.



La presunción de tener la VERDAD absoluta es el mayor signo de irrespetuosa soberbia.

El verdadero DIOS es el creador del Universo, el de la creación, el de la naturaleza, el que nunca se ha manifestado al hombre.

Aunque pensemos y queramos creer que es así, la VERDAD absoluta no la podemos tener, está en lo inexplicable. Al ser inexplicable nunca lo podremos comprobar, y por ahí se nos queda siempre el resquicio de que puede que no haya ningún DIOS.


DIOS ha creado al hombre...

El DIOS de la Creación , del Universo que podemos llegar a conocer, el de hace unos 14.000 millones de años… ¿cuándo nos creó? En ese momento parece que no, luego para crearnos, ha tenido que hacerlo mucho después ¿por qué procedimiento? Pero si el hombre o la raza humana ya ha sido pensada antes de la Creación y existía en el mismo momento de dicha Creación no podremos negar que es posible que alberguemos una parte de ese DIOS, con sus mismas características, lo que se ha denominado alma o espíritu inmortal.


Ese DIOS inexplicable e inalcanzable, que dirige el Universo, que no interviene en la Evolución del hombre, se desliga totalmente de él en el mismo momento en que empezó la creación, dejándolo libre… Mezclar a DIOS en toda una enorme evolución del hombre creo que es un error y es desfigurar la clara trayectoria del hombre como humano desde el principio del mundo hasta su final… El hombre siempre ha evolucionado solo… y nunca ha creído en ese DIOS creador (sino que) ha vivido y continúa envuelto en una idea falsa de otros “dios” desde toda su evolución. La Evolución del hombre se desarrolla en el término de lo explicable, porque en ella todo puede ser conocido por la razón. DIOS pertenece a otra dimensión, que llamamos inexplicable.

Pero si el hombre no ha sido creado en el justo momento de la Creación…“desde el principio del mundo”, es probable que su aparición haya sido forzada por otros seres anteriores a nosotros, en respuesta a un plan universal de propagación de las especies. No hay ningún problema entonces en admitir como posible que no hemos surgido ni evolucionado “solos”, ni que el DIOS Creador haya intervenido para nada, ni también que otros seres a los que hemos llamado “Dios” ó “dioses” en la gran parte de las tradiciones ancestrales hayan cumplido su parte de un programa cósmico de creación, o recreación, de vida inteligente. Está por ver que este aspecto pueda ser conocido por la razón y, algún día, sea explicable.


En cuanto lo explicable se mezcla con lo inexplicable se plantea como medio de explotación del hombre hacia el mismo hombre. La confusión está impuesta por el hombre dominante hacia el hombre ignorante. Solo el hombre que descubre la confusión es libre, pero es aniquilado por el sistema. El desajuste humano en lo social y en lo económico es consecuencia de la confusión. El pueblo de hombres ignorante adquiere a “dios” como su redentor, su guía y hasta el motivo de su existencia. Es lógico que el concepto “dios” como ser superior que no es el que está en lo inexplicable sea utilizado por el hombre ignorante como sostén de solución a sus ansias de libertad y de justicia.

En principio, la división generalizada entre hombre dominante y hombre ignorante no define por sí misma la historia de la humanidad. Me parece una opción muy simple y fácil para solucionar el problema, dando un carpetazo a toda la tradición esotérica ancestral y a las múltiples pruebas de que hemos sido visitados por seres no terrestres desde tiempo muy remotos, a los que no dudamos en considerar como dioses dado su potencial tecnológico. Estoy más de acuerdo si nos ceñimos a los últimos dos mil años de cultura occidental, donde el monoteísmo, quizá estructurado alrededor de un “Dios” inventado e intrasigente ha postergado toda evolución y se ha autoadjudicado como depositario de la VERDAD Absoluta.


¿Cúal será la idea de ese DIOS que está en lo inexplicable? Lo que sí sabemos de Él es que es de una sabiduría infinita, es un exacto y meticuloso creador del orden y un Dios que es lógico deducir que es inmensamente justo. Dios no infunde en el hombre el don del intelecto, el cuerpo humano transporta a lo largo de su vida ese don que lo hace diferente a todo ser creado. La configuración humana está dotada de unas esencias especiales y diferenciadas del resto de lo creado.

Lo único del párrafo anterior que comparto es que, sea lo que sea este DIOS Creador, “es un exacto y meticuloso creador del orden”, pero, dentro de lo inexplicable, no podemos introducir nuestros conceptos de sabiduría y justicia.  Ese DIOS no infunde en el hombre el don del intelecto, sino acaso un átomo de sí mismo que pasa de unos a otros tras la muerte física, que anhela retornar a su origen. El intelecto o mayor capacidad de raciocinio para entender y cambiar lo que nos rodea, así como el sentimiento y otras facultades extrasensoriales, nos pueden haber sido inducidos por un pequeño cambio en nuestro ADN original.


El concepto de “alma” inventado por la Iglesia y de la que se afirma que se separará del cuerpo en la hora de la muerte es un planteamiento de confusión y falsa esperanza para el hombre. Creerse que después de la muerte puede haber algún contacto con ese DIOS inexplicable es una ilusión a todas luces decabellada.

Cuando se haba de cuerpo y alma se identifican dos conceptos muy claves: uno, el del cuerpo del hombre físico, tangible, explicable  y caduco, y el otro espiritual, el invisible, el inexplicable, el pensar, el intelecto, la reflexión, la voluntad… ¿este segundo concepto es caduco como el cuerpo? Por supuesto que sí, ya que fue adquirido en la evolución por el mismo hombre.

Al mencionar el concepto de “alma” creo que no se refiere al de “espíritu” o chispa divina latente en los seres vivos, y es preciso diferenciar los términos para que no se cree confusión. Este concepto viene de muy antiguo, ni mucho menos la Iglesia actual lo ha inventado. Muchas culturas ancestrales identifican al menos tres entidades distintas en la composición humana: cuerpo físico, alma (tal como se ha expuesto: el pensar, el intelecto, la reflexión, la voluntad…) y espíritu, que trasciende a ambos. Ese alma o compuesto energético elaborado en el transcurso de nuestra vida comparto en que es también caduco, y una vez que desaparece el cuerpo físico se va diluyendo.
No es que el Espíritu vaya a tener un contacto con DIOS, sino que puede ser igualmente inmortal, como un electrón, y utilizar el cuerpo para conseguir depurar las impurezas de la materia.



La perfección del hombre se consigue con el cumplimiento de la verdadera doctrina de Jesús… Si pretendemos hacer de Jesús un hombre con todos los poderes de ese Dios, ¿qué merito tiene? ¿No es acaso más admirable que Jesús se ponga a nuestra altura limitada de hombres y que su sabiduría nos haga reconocerlo como un fuera de serie, un superdotado, un hombre sabio, un luchador por la defensa de la justicia y la verdad, un héroe y un ejemplo a a seguir?... No hay más verdad, ni más realidad, ni nada que pueda convencer tanto como la existencia y la obra de ese Jesús hombre, que debe ser ejemplo para todos… Jesús permanece siempre.

Dudo que el hombre pueda conseguir nunca la perfección, aunque un cumplimiento de la “verdadera doctrina de Jesús”, si es que alguna vez sabemos cuál es exactamente, nos haría más humanos y mejores. Admito la “humanidad de Jesús”, pero no podemos asegurar casi nada de cuáles fueron verdaderamente sus enseñanzas o si la mayoría son préstamos tomados de otros personajes. Es muy probable que existiera un tal Jesús, pero seguramente no fue el que nos han transmitido los textos.


¿Cómo puede el hombre cometer “pecado” con intención voluntaria de ofender a DIOS? Él está por encima del hombre, y sería absurdo creer que el hombre hace algo contra un Dios que no conoce y que no le ha perjudicado en nada. Yo definiría la oración como una cobardía, impotencia y no darse cuenta de que se debe luchar. La oración no es el medio para comunicar con el Creador, con DIOS. No hace falta reflexionar mucho para que nos demos cuenta de que es imposible contactar con Él.

Muy de acuerdo con este pensamiento, excepto en la cuestión de que sea imposible contactar con Él., aunque esté en lo inexplicable. Todo el universo está interactuando e influyéndose recíprocamente, y no podemos negar completamente que puedan existir estados en los que se identifique esa atracción y se haga uso de ella para una elevación espiritual (ver NeuroTeología, Zohar, etc.)

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