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viernes, 24 de mayo de 2013

Acuerdos que pueden cambiar la vida (Miguel Ruiz)






Antes de que naciésemos, aquellos que nos precedieron crearon un enorme sueño externo, que llamaremos el Sueño de la Sociedad o el Sueño del Planeta. Incluye todas las reglas de la sociedad, sus creencias, sus leyes, sus religiones, sus diferentes culturas y maneras de ser, sus gobiernos, sus escuelas, sus acontecimientos sociales y sus celebraciones.

Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos preceden nos enseñan a soñar en la forma en que lo hace la sociedad. Los adultos que nos rodeaban captaban nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron información en nuestra mente. Así es como aprendimos todo lo que sabemos. El sueño externo capta nuestra atención y nos enseña qué creer, empezando por la lengua que hablamos. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, nos lo creemos, y a eso le llamamos “fe”. No escogimos estas creencias, y aunque quizá nos rebelamos contra ellas, no éramos lo bastante fuertes para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias mediante nuestro “acuerdo”.

Llamo a este proceso la Domesticación de los seres humanos. A través de esta domesticación aprendemos a vivir y a soñar. En la domesticación humana, la información del sueño externo se transfiere al sueño interno y crea todo nuestro sistema de creencias, y perdemos todas nuestras tendencias naturales. La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos domestique. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador, nos castigamos y nos premiamos.

Nuestro sistema de creencias es como el Libro de la Ley que gobierna nuestra mente. No es cuestionable; cualquier cosa que esté en ese Libro de la Ley es nuestra verdad. El Juez interior utiliza nuestro Libro de la Ley para juzgar todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo lo que pensamos y no pensamos, todo lo que sentimos y no sentimos.
Hay otra parte en nosotros que recibe los juicios, y a esa parte le llamamos la Víctima. La Víctima carga con la culpa, el reproche y la vergüenza. Cualquier cosa que vaya contra nuestro Libro de la Ley hará que sintamos una sensación que se llama “miedo”. Aunque el Libro de la Ley esté equivocado, hace que nos “sintamos seguros”.

En el sueño del planeta a los seres humanos les resulta normal sufrir, vivir con miedo y crear dramas emocionales. Vivimos en el Sueño del Infierno. Toda nuestra mente es una bruma que los toltecas llamaron “mitote”. Nuestra mente es un sueño en el que miles de personas hablan a la vez y nadie comprende a nadie. Todo lo que creemos sobre nosotros mismos y el mundo, todos los conceptos y programas que tenemos en la mente, todo eso es el mitote. Nos resulta imposible ver quiénes somos verdaderamente; nos resulta imposible ver que no somos libres.

Durante el proceso de domesticación, nos formamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Pero no es una imagen real. Como no somos perfectos, nos rechazamos a nosotros mismos. El grado de rechazo depende de lo efectivos que hayan sido los adultos para romper nuestra integridad. Nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que deberíamos ser o, mejor dicho, por no ser quien creemos que deberíamos ser. No podemos perdonarnos por no ser perfectos.

Has establecido millones de acuerdos contigo mismo, con otras personas, con el sueño que es tu vida, con Dios, con la Sociedad, con tus padres, con tu pareja, con tus hijos; pero los acuerdos más importantes son los que has hecho contigo mismo. El resultado es lo que llamamos tu personalidad. En esos acuerdos dices: “Esto es lo que soy. Esto es lo que creo. Soy capaz de hacer ciertas cosas y hay otras que no puedo hacer. Esto es real y lo otro fantasía. Esto es posible y aquello es imposible…”.

Si quieres vivir con alegría y satisfacción, debes hallar la valentía necesaria para romper los acuerdos que se basan en el miedo, y reclamar tu poder personal. Los acuerdos que surgen del miedo requieren un gran gasto de energía, pero los que surgen del amor nos ayudan a conservar nuestra energía e incluso aumentarla. Si somos capaces de reconocer que nuestra vida está gobernada por nuestros acuerdos y el sueño de nuestra vida no nos gusta, necesitamos cambiar los acuerdos.

Si los adoptas, estos Cuatro Acuerdos crearán el poder personal necesario para que cambies todo tu antiguo sistema de acuerdos. En lugar de vivir en el sueño del infierno, crearás un nuevo sueño: tu Sueño Personal del Cielo.



1)    Sé impecable con tus palabras. Las palabras son la herramienta más poderosa que tienes como ser humano, el instrumento de la magia. Pero son como una espada de doble filo; uno de los filos es el uso erróneo, que hace un infierno en vida; el otro es la impecabilidad, que solo engendrará belleza, amor y el cielo en la tierra. Según como las utilices, las palabras te liberan o te esclavizan aún más. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras opiniones, que son difíciles de romper. La única manera de romper un hechizo es llegar a un nuevo acuerdo que se base en la verdad. Cuando eres impecable con tus palabras, tu mente deja de ser un campo fértil para las palabras que surgen de la magia negra, pero sí lo es para las que surgen del amor. La cantidad de amor que sientes por ti es directamente proporcional a la calidad e integridad de tus palabras: te sientes bien, eres feliz y estás en paz.

2)    No te tomes nada personalmente. Suceda lo que suceda a tu alrededor, no te tomes nada personalmente. Durante el periodo de nuestra domesticación aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal. Creemos que somos responsables de todo. Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil, te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Ni siquiera las opiniones que tienes sobre ti mismo son necesariamente verdad. La mente también es capaz de hablarse y escucharse a sí misma. Cuando no tomarte nada personalmente se convierta en un hábito firme y sólido, te evitarás muchos disgustos en la vida. Tu rabia, tus celos y tu envidia desaparecerán. Te ayudará a romper muchos hábitos y costumbres que te mantienen atrapado en el sueño del infierno y te causan un sufrimiento innecesario. Si lo haces, aunque estés en medio del infierno, experimentarás felicidad y paz interior.

3)    No hagas suposiciones. Tendemos a hacer suposiciones sobre todo. El problema es que, al hacerlo, creemos que lo que suponemos es cierto. Hacemos suposiciones sobre lo que los demás hacen o piensan y después los culpamos y reaccionamos enviando veneno emocional con nuestras palabras. Toda la cuestión del dominio entre los seres humanos gira alrededor de las suposiciones y el tomarse las cosas personalmente. La manera de evitar suposiciones es preguntar; asegúrate de que las cosas te queden claras. Con una comunicación clara, con la impecabilidad de nuestras palabras, no habría guerras, ni violencia, ni disputas. Solo con que fuéramos capaces de tener una comunicación buena y clara, todos nuestros problemas se resolverían.

4) Haz siempre lo máximo que puedas. Limítate a hacer lo máximo que puedas, ni más ni menos, en cualquier circunstancia de tu vida. Cuando te excedes, agotas tu cuerpo y vas contra ti y, por consiguiente, te resulta más difícil alcanzar tus objetivos. Por otro lado, si haces menos de lo que puedes hacer, te sometes a ti mismo a frustraciones, juicios, culpas y reproches. Hacer lo máximo que puedas significa actuar porque amas hacerlo, no porque esperes una recompensa. Descubrirás que disfrutas de cada cosa que llevas a cabo; las recompensas llegarán, pero tú no estarás apegado a ellas. Si nos gusta lo que hacemos y si siempre hacemos lo máximo que podemos, entonces disfrutamos realmente de nuestra vida. Cuando no lo haces, te niegas el derecho a ser tú mismo; los tres primeros acuerdos solo funcionarán si haces lo máximo que puedas. En la búsqueda de tu libertad personal y de tu autoestima, descubrirás que encontrar lo que buscas es solo cuestión de tiempo.



Los cuatro acuerdos son un resumen de la maestría de la transformación, una de las maestrías de los toltecas. Transformas el infierno en cielo. El sueño del planeta se transforma en tu sueño personal del cielo. Pero para mantenerlos necesitas una voluntad muy fuerte, ya que todo el mundo intenta sabotear nuestro compromiso con estos nuevos acuerdos, y todo lo que nos rodea está estructurado para que los rompamos.

Por esta razón es necesario que seas un gran guerrero capaz de mantener los cuatro acuerdos con tu vida. Tu felicidad, tu libertad, toda tu manera de vivir dependen de ello. No te inquietes por el futuro, mantén tu atención en el día de hoy y permanece en el momento presente.



Dr. Miguel Ruiz – Los Cuatro Acuerdos



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