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miércoles, 29 de mayo de 2013

La guerra de los pobres es una victoria segura (Joaquín Cózar)





Las Bienaventuranzas son mera utopía que no nos llevan a ninguna parte; es una esperanza que ya está caduca. El hombre tiene que actuar con la razón, y más teniendo tan cerca los problemas y los marginados. Bajémonos de los pedestales, despojémonos de las vestiduras, repartamos lo que nos enriquece, hagámonos “pobres” de verdad, demos ejemplo con ello y todo será diferente. La guerra de los pobres es una victoria segura contra esos ricos sin escrúpulos que destrozan las naciones, las sociedades, que están cambiando un mundo a costa de su avaricia, de su usura, de sus políticas injustas e incumplidas.

No debe haber ningún pobre, deben ser todos ricos en común. El pobre se hace en cuanto los ricos se quedan con el salario de los trabajadores, no solo con violencia y engaño, sino con el pretexto de las leyes. Las invenciones de los poderosos, adornadas con los colores de la nación, se convierten en leyes, y los hombres perversos con codicia insaciable se reparten entre ellos los bienes que debían destinarse a la necesidad de todos.

Da la impresión de que a la vez que nos vanagloriamos de lo que se llama progreso –que realmente existe– se da en mayor medida el efecto contrario, el subdesarrollo, la pobreza, las guerras. La mala distribución de la riqueza y el aprovechamiento desmesurado de las clases altas hacen que se tenga que hablar de un desequilibrio social que al final lo paga el que es débil.

Es muy difícil establecer unas normas de conducta en el hombre para poder llegar a erradicar esa pobreza que nace cuando se establecen las diferencias de clases. Lo primero sería un cambio de actitud en el propio hombre, llevado a través del empleo de su razón. La razón es ver las cosas tal como son. El hombre actual educado desde niño por la religión, aun sin ser practicante, estando alejado de cualquier tema relacionado con esa creencia en su vida, no le concede ninguna atención en su vida cotidiana; está inmerso en su trabajo, su familia, sus deudas –que no es poco– y vive más pendiente de sus problemas económicos y familiares que del cumplimiento de su fe. El hombre actual no actúa en lo que hace porque cree debidamente, sino por el simple hecho de “cumplir”. Luego de haber cumplido, vuelve a la monotonía y se olvida de todo lo demás. La religión no suele dejar huella en la mente del hombre, ni ocupa un lugar preferente en su vida y su familia. El hombre vive cada vez más alejado de Dios.



Habría que pegar muchos carteles por las calles de todo el mundo que dijeran:


AL HOMBRE DE HOY

Si quieres ser libre en una sociedad más justa

utiliza tu razón y olvídate de la fantasía.



Descubre quién eres verdaderamente y de dónde vienes,

cómo es la Sociedad en que vives y cómo se formó.



Cuando conozcas esto pon en práctica la justicia

y la solidaridad; lucha por desbancar al explotador

y al usurero, al que te engaña

y al que te hace promesas falsas.



Los hombres libres unidos son invencibles

contra la escoria que provoca el desajuste económico

y crea pobreza y muerte a los más inocentes.


AL HOMBRE DE HOY

Pon en todos los ámbitos de tu vida

la solidaridad con quien es como tú.



No seas partícipe de la injusticia,

únete a sus problemas aunque no sean los tuyos,

defiéndelos con ellos para conseguir

una Sociedad, sobre todo laboral,

mucho más igualitaria

donde todos puedan vivir con dignidad,

no con necesidad y miseria.



No cierres los ojos ante quienes cometan,

con el pretexto de la legalidad, atrocidades.

Lucha unido por romper el esquema

que anula la dignidad del hombre

y lo lleva a la pobreza.


A LOS JÓVENES DE HOY

No permitid nunca ser ignorados ni engañados

por los políticos ni por las instituciones.

Sois el futuro de la nación.



Exigid, si es preciso con la lucha, vuestro derecho

a un trabajo, un salario y una vivienda digna.



La Sociedad en la que vivís no es una Sociedad perfecta

y es a vosotros a quienes corresponde sanearla

para que en ella no existan clases sociales

y haya oportunidades para todos.



Hay muchos que se enriquecen a costa de la sinrazón

y de la falta de valores de solidaridad y respeto.



Romped las reglas del juego,

que se está jugando con cartas marcadas.




Joaquín Cózar Infante  -  Mirar hacia atrás 

 

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