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jueves, 31 de octubre de 2013

Nuestros cerebros tienen amo (S. Freixedo)




Los seres humanos no solo no somos “los reyes de la creación” ni las criaturas más inteligentes del Universo, sino que ni siquiera somos los reyes de este planeta, ni las criaturas más inteligentes de la Tierra. La Humanidad, por más que esto hiera nuestro amor propio, pertenece a otros seres más inteligentes que nosotros, que también habitan este planeta y que son sus verdaderos reyes.

Estos seres son, de ordinario, invisibles (aunque se hacen visibles cuándo y como quieren): son llamados ángeles o demonios por el cristianismo, y “devas”, “asuras”, “dakinis”, etc., en otras religiones y culturas, aunque vulgarmente reciben el nombre de “espíritus”.

Estos seres, dentro de las escalas cósmicas, están en un peldaño superior al nuestro, pero nos usan lo mismo que nosotros usamos a los animales. Y, si bien tienen principios éticos, los usan solo entre ellos. Además son más inteligentes que nosotros, disimulan su presencia en el planeta y nos dejan creer que somos nosotros quienes mandamos aquí, cuando, en realidad, globalmente hablando, solo hacemos lo que ellos quieren que hagamos; y, de hecho, nos tienen programados para ello. El lector tiene que reflexionar sobre el hecho de que –si es creyente cristiano-, en su religión se admite como algo incuestionable la existencia de estos seres y, de hecho, los vemos a lo largo de la Biblia interfiriendo constantemente en la vida de los hombres; y si no es creyente tiene que resultarle muy extraño que semejantes personajes aparezcan en todas las literaturas y en todas las culturas de todos los tiempos, con toda suerte de nombres.

Otro hecho que debe hacernos reflexionar es la espantosa historia humana. Ésta es, más que nada, un conjunto de disparates y salvajadas llevadas a cabo concienzuda y recalcitrantemente. Es una guerra permanente de unos contra otros y de todos contra todos, basada en principios “muy serios” y, a veces, “sagrados”, como son las religiones, las patrias, las diversas razas, el honor, etc., dando como resultado final ríos de sangre y una auténtica montaña de muertos.

¿Por qué el ser “más inteligente” del planeta se comporta de una manera tan bárbara y no es capaz de vivir en paz consigo mismo? Porque a estos seres (que son los auténticos dueños de este mundo) les interesa que los hombres peleen entre ellos. Estos seres son las entidades que se manifiestan en todas las apariciones. Ellos son las diferentes “vírgenes” que han estado apareciendo por siglos. No obstante, ¿por qué a veces se manifiestan positivamente y a veces negativamente? Porque ellos, en sus manifestaciones, atienden principalmente sus intereses, y no a los nuestros. Vienen a por lo que les interesa y prescinden de si nos perjudica o nos beneficia.



El próximo paso es conocer por qué se aparecen, saber qué es lo que buscan cuando se manifiestan en nuestro mundo:

1)    Cierta energía sutilísima que produce el cerebro humano. El cerebro produce no solo las ondas que se pueden ver en los electroencefalógrafos, sino también muchísimas más, de unas frecuencias y de unas longitudes variadísimas. Estas ondas constituyen la actividad psíquica del cerebro, pero esta actividad psíquica es tan física como la energía cinética, y no es “espiritual”, en el sentido que a esta palabra suele dársele. Los seres inteligentes que se manifiestan en las apariciones pueden captar estas ondas con gran facilidad, les producen un placer especial y la utilizan de alguna manera que nos es desconocida.

2) Preferentemente, la energía de muchos cerebros simultáneamente (que       deben estar lo más apiñados que sea posible), para así poder sumar las energías de todos. La estrategia que han usado siempre los “dioses” que nos dirigen desde las sombras ha sido la de erigir los templos y santuarios en los que se reunían los devotos. En los tiempos modernos, cuando la asistencia a iglesias y santuarios ha descendido notablemente, la estrategia que los “dioses” han utilizado para reunir a los humanos son los campos de deportes, y especialmente los estadios. Y esto domingo tras domingo en el mundo entero.

3) Cerebros que no se hallen en reposo o en funcionamiento normal, sino       excitados por alguna emoción fuerte y, sobre todo, por algún dolor.             Tienen que estar ansiosos, angustiados, expectantes, eufóricos y, mejor     aún, llenos de ira, dolor y miedo. El dolor parece ser lo que más propicia la producción de esas ondas cerebrales, aparte de que se puede                 conseguir más fácil y rápidamente. En los estadios los hombres no solo       están apiñados, sino que con mucha frecuencia están eufóricos y, más       aún, excitados, angustiados y llenos de ira. En cuanto a los santuarios,       hay una mezcla de fervor, expectación, temor reverencial, tedio, hastío, e incluso rechazo y miedo por las amenazas de castigos eternos.


Las religiones han causado a la humanidad mucho más dolor que alegría y se puede decir que, en gran parte, han sido la causa del estancamiento cultural, social y tecnológico de muchos pueblos del mundo. En lo que a las apariciones se refiere, es bastante ordinario que los videntes se conviertan en seres sufrientes. La insistencia enfermiza de todas las “vírgenes” en demandar sacrificios, penitencia y dolor, es algo que tiene que hacernos sospechar.

La gran conclusión a la que indefectiblemente debemos llegar es que la entidad que se manifiesta es una energía inteligente o un conjunto de ellas, tienen algún grado de personalidad, tanto los videntes como los acompañantes proporcionan a estas entidades una energía suplementaria para hacer su presencia más palpable entre nosotros.

A estas inteligencias, o seres de otros niveles de existencia, no les es difícil manipular la materia y producir fenómenos atmosféricos. En el fenómeno OVNI (que es otra manera que tienen de manifestarse) los producen constantemente y de mil formas diferentes. Los milagros se realizan para que acudan multitudes, y las amenazas de castigos terribles para la Humanidad, la exigencia de penitencia y sacrificios y el tono doliente y atormentado de algunos videntes sirven para que reine en el lugar un clima de ansia y de angustia. Millones de fieles ingenuos y llenos de buena voluntad acuden pensando que están en presencia de algo divino.

Lo que se deduce de todo lo dicho es que en vez de correr ingenua y gregariamente a los lugares donde haya apariciones o donde sucede cualquier fenómeno extraño, para caer de rodillas en adoración o para convertirse en uno más de la manada de boquiabiertos papanatas, lo que tenemos que hacer es fortalecer nuestro psiquismo y nuestra personalidad, no solo contra estos intrusos del más allá, sino contra los grandes manipuladores de la conciencia y de las mentes de acá, que han convertido a gran parte de los humanos en auténticos gusanos, seguidores inconscientes y ciegos de sus “líderes” y de sus ídolos: líderes políticos, líderes religiosos, ídolos deportivos y musicales.

Salvador Freixedo – Las Apariciones Marianas


Fulcanelli, un misterio sin resolver


Pocos personajes más misteriosos de la historia reciente, nadie más esquivo que un tal Fulcanelli, apodo o sobrenombre que aparece en dos libros publicados a principios del siglo XX por un supuesto discípulo suyo, llamado Eugene Canseliet, y que hasta hace pocos años se suponía que copiaba o transcribía literalmente sus escritos de carácter alquímico y hermético, de primera mano y tras la desaparición, que no precisamente “muerte”, de su autor. Su identidad confirmada sigue en suspenso después de casi un siglo.



Actualmente avanza la posibilidad de que tras ese nombre se encontrara el físico del siglo XIX Jules Violle (1.841-1923), según el libro de Patrick Rivière y Jacques Keystone, pero no se comprende por qué razón hubiera deseado ocultar su identidad, si no fuera por preservar sus dilatados descubrimientos científicos. También se afirmó que reapareció en el periodo de entreguerras del siglo XX, tal y como se afirmó en los siglos XVIII y XIX también del oscuro y famoso Conde de Saint Germain; ambos supuestamente habían logrado el secreto de la inmortalidad, o al menos, de una larga vida dos o tres veces más dilatada de lo común. Tal vez habían alcanzado el secreto de la Piedra Filosofal. Si hemos de creer otras fuentes mucho más ambiguas sobre Fulcanelli, resulta que vivió en el siglo XVI y se fecha su “muerte” alrededor del año 1.610.

Todo ello plantea dudas sobre la veracidad de las declaraciones de Canseliet, a pesar de dar una gran impresión de sinceridad y devoción por su “maestro”. Si se refería a Jules Violle, puede que quisiera conservar su anonimato por orden expresa suya, pero si el personaje en cuestión vivió en el siglo XVII, debería tener entonces más de doscientos cincuenta años, algo difícil de creer, con lo que estaría ocultando la apropiación y falsificación de textos de un personaje desaparecido mucho antes. Los libros en cuestión, “El Misterio de las Catedrales” (1.925) y “Las Moradas Filosofales” (1.929), además de un texto inconcluso titulado “Finis Gloriae Mundi”, no publicado hasta el año 2.000, pero declarado como un engaño, revelan, no obstante, un profundo conocimiento de la obra y significado de la alquimia, teniendo como telón de fondo su verdadero sentido de transformación y mutación espiritual, mas que en la consecuencia secundaria que sería la transmutación de los metales nobles en oro, cuya búsqueda dramática por la avidez y codicia humanas de los poderosos ensombreció durante siglos el auténtico mensaje.

Así que no encontraremos en los textos un tratado práctico y realizable de la Gran Obra de forma que se pudiera obtener la Piedra Filosofal de forma científica por la química moderna, tal vez porque los textos originales se perdieron o se manipularon, ignorándose el exacto contenido de los mismos. O no era ese su verdadero propósito, dado que su carácter esotérico aconsejaba mantener a toda costa cierto oscurantismo aunque, al mismo tiempo, la necesidad de ser revelados. Así encontramos un gran compendio de simbología alquímica cargado de hermetismo, poesía y belleza, por otra parte indescifrable para el profano ya que, lógicamente, los autores de la tradición alquímica tenían siempre mucho cuidado en no transmitir fielmente el trabajo a realizar. Se dificulta así la consecución futura de aquella materia que convertiría cualquier metal en oro, sobre todo a aquellas personas o grupos que no tuvieran nobles intenciones, disfrazando el proceso con una compleja y oscura metodología que desesperaría a cualquiera, por lo menos al no Iniciado y avanzado espiritualmente para tan alto objetivo.

Podemos atisbar otra intención del autor, como que la descripción y análisis de los motivos escultóricos de las grandes catedrales góticas era probar la conexión indudable de las sublimes pirámides egipcias con estas hermosas construcciones medievales, y cómo el Conocimiento transmitido por la Tradición seguía vivo. Ambas debían servir para el tránsito y consecución de una liberación espiritual del más alto rango, superar la transitoriedad de la existencia humana una vez llegado el momento de la muerte física y evadirse de ella, purificar la esencia espiritual, llámese alma, asegurándole una eterna plenitud. Así como podríamos entender del alcance último del exquisito “Libro de los Muertos” egipcio, que también se puede traducir como “Manual para el bienestar en la vida futura”. Lo esencial del mensaje sería el acceso al Conocimiento de cómo trascender las limitaciones de la vida material, preparándose con tenacidad y pureza para otra vida posterior espiritual “desencarnada”.



Introducción de E. Canseliet a El Misterio de las Catedrales:

“Es tarea ingrata e incómoda, para un discípulo, la presentación de una obra escrita por su propio Maestro… Hace ya mucho tiempo que el autor de este libro no está entre nosotros. Se extinguió el hombre. Sólo persiste su recuerdo... ¿Podía él llegado a la cima del Conocimiento, negarse a obedecer las órdenes del Destino?… Fulcanelli ya no existe. Sin embargo, y éste es nuestro consuelo, su pensamiento permanece, ardiente y vivo, encerrado para siempre en estas páginas como en un santuario… Gracias a él la catedral gótica nos revela su secreto. Y así nos enteramos, con sorpresa y emoción de cómo fue tallada por nuestros antepasados la primera piedra de sus cimientos, resplandeciente gema, más preciosa que el mismo oro, sobre la cual edificó Jesús su Iglesia.
Toda la verdad, toda la Filosofía, toda la Religión descansaban sobre esta Piedra única y sagrada…

Sé, no por haberlo descubierto yo mismo, sino porque el autor me lo afirmó, hace más de diez años, que la llave del arcano mayor ha sido dada, sin la menor ficción, por una de las figuras que ilustran la presente obra. Y esta llave consiste sencillamente en un color, manifestado al artesano desde el primer trabajo. Ningún filósofo, que yo sepa, descubrió la importancia de este punto esencial. Al revelarlo yo, cumplo la última voluntad de Fulcanelli y sigo el dictado de mi conciencia…”


martes, 29 de octubre de 2013

La Quintaesencia (Alex Rovira)




Los cuatro elementos, Tierra, Aire, Agua y Fuego,
representan cuatro formas en las que se manifiesta la energía,
cuatro expresiones del todo, desde su forma más densa y pesada
a la más inmaterial.

Pero falta el elemento más puro o perfecto,
el que reúne a los demás y les da vida.

¿De qué está hecha la materia oscura del Universo,
que casi todo lo ocupa? ¿Qué hay en el espacio subatómico,
entre las partículas fundamentales de la materia?

Es la Quintaesencia, el elemento invisible que llena el Universo,
el que permite que la vida se despliegue en armonía dentro
del espacio-tiempo. El que el alberga a todos los demás
y contiene además la Inteligencia esencial de la que emerge
la Belleza y armonía del Cosmos.
Es la Consciencia o la Inteligencia superior de la que emana
la vida y que hace danzar al resto de elementos
en todas sus combinaciones y posibilidades.

La palabra “esencia” nos remite a la verdadera naturaleza de las
cosas, la Quintaesencia nos remite a la esencia de esa “esencia”.

Hay científicos que sostienen que es el ingrediente
principal del Cosmos, diez veces más abundante
que el resto de los átomos juntos.
Pero sigue siendo intangible e indetectable
aunque su presencia es absoluta
y su fuerza total porque de ella emana todo
y a ella regresa todo.

La Quintaesencia es, en definitiva, el Amor.
El Amor que todo lo puede y todo lo vence,
el que combina el resto de elementos
dando lugar a los universos.
Es la energía más poderosa, la esencia del Cosmos.
Es aquello que tú eres, más allá de todo.

Es tu esencia.



Álex Rovira y Francesc Miralles -  La última respuesta

viernes, 25 de octubre de 2013

Las 7 Leyes Espirituales del Éxito (D. Chopra)


Muchos conocen sobradamente esta magnífica obra, piedra angular del desarrollo de la espiritualidad y la autorrealización, y otros algo menos pero, en conjunto, lo que importa es conseguir vivir con ellas y llegar a materializarlas en nuestra vida diaria. Para hacerlas asequibles a todos he seleccionado lo más significativo del sentido de cada una de ellas. Han sido y son muy edificantes las horas pasadas en su comprensión e interiorización, espero que lo sean también para vosotros.


Es verdad que tienen un poder vivificante. De forma intuitiva sentimos que son ciertas, que podemos constatar al asumirlas, aunque en principio parcialmente, cómo generan una gran energía, serenidad y confianza en nosotros mismos. El problema –y el trabajo– consiste en reconsiderarse y readaptar nuestra conducta según ellas, porque nuestro ego y los malos hábitos de conducta se resisten –como si fueran entes ajenos que nos encadenan– a ser dominados…




Las siete leyes espirituales del éxito son principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos. Nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas leyes también son las leyes espirituales de la vida, aquellas que hacen que vivir valga la pena. En realidad somos la divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca materializarse plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en cualquier lugar adonde vayamos, en cualquier cosa que veamos, en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la divinidad –no de vez en cuando sino en todo momento– comprenderemos el verdadero significado del éxito.


La Ley de la Potencialidad Pura se basa en el hecho de que, en nuestro estado esencial, somos conciencia pura. La conciencia pura es nuestra esencia espiritual. Siendo infinita e ilimitada también es felicidad pura. Cuando descubrimos nuestra naturaleza esencial y sabemos quién somos realmente, ese solo conocimiento encierra la capacidad de convertir en realidad todos nuestros sueños, porque somos la posibilidad eterna.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu, nuestra alma, es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se siente inferior a nadie, es consciente de que todos los demás son el mismo yo, el mismo espíritu con distintos disfraces.

Una manera de tener acceso al campo de la potencialidad pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en la naturaleza también nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: creatividad infinita, libertad y felicidad.




La segunda es la Ley del Dar, también podría llamarse la ley del dar y recibir, porque el universo opera a través de un intercambio dinámico. Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con el cuerpo del universo, nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la mente del cosmos, nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos. El flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los elementos y fuerzas que estructuran el campo de la existencia, que opera a través de la ley del dar y recibir. Al dar y recibir lo más importante es la intención, porque la intención debe ser siempre crear felicidad.
En realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.

La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada.


La Ley del Karma es a la vez la acción y la consecuencia, es causa y efecto al mismo tiempo, porque toda acción genera una fuerza de energía que vuelve a nosotros de igual manera. Todo lo que está sucediendo en este momento es producto de las decisiones que tomamos en el pasado.
¿Qué pasa con el Karma del pasado y cómo influye en nosotros ahora? Lo primero es pagar las deudas kármicas. Algunas veces el pago de esas deudas implica mucho sufrimiento, pero en el universo jamás queda una deuda pendiente. La segunda posibilidad es transformar o convertir el karma en una experiencia más deseable. Uno se pregunta: ¿por qué me está sucediendo esto y cuál es el mensaje que el universo trata de comunicarme? La tercera manera de enfrentar el Karma es trascendiéndolo, independizarse de él, entrar constantemente en el espacio de la conciencia pura para sentir el yo, el espíritu.

Tomando conciencia de las elecciones que hacemos comenzamos a generar acciones que encierran un proceso de evolución. Mientras el karma sea evolutivo –tanto para el yo como para todos los afectados por el yo– los frutos del Karma serán la felicidad y el éxito.



La Ley del Menor Esfuerzo se basa en que la inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad y despreocupación. Ése es el principio de la menor acción, de la no resistencia, es el principio de la armonía y el amor. Cuando aprendemos esta lección que nos enseña la naturaleza, satisfacemos con facilidad nuestros deseos.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros actos brotan del amor, porque es la energía del amor lo que aglutina la naturaleza. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y se acumula, y el exceso de energía que recogemos y disfrutamos puede canalizarse para crear cualquier cosa que deseemos.

La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes: Aceptación, aceptar a las personas, las situaciones y las circunstancias tal como se presenten, y, si podemos aceptar los cosas como son, estaremos listos para asumir la responsabilidad de nuestra situación; Responsabilidad, que significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la situación tal como es en este momento; Actitud no defensiva, si renunciamos a la necesidad de defender nuestro punto de vista, lograremos acceso a una cantidad enorme de energía que anteriormente desperdiciábamos.

La Ley de la Intención y el Deseo se basa en que la energía y la información existen en todas partes de la naturaleza. El ser humano puede cambiar conscientemente el contenido de información, a través de las dos cualidades inherentes a la conciencia: la atención y la intención.
La atención da energía, y la intención transforma. Cualquier cosa a la que prestemos atención crecerá con más fuerza en nuestra vida. Por otro lado, la intención estimula la transformación de la energía y de la información. La intención organiza su propia realización, tiene poder para organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al mismo tiempo. La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y suave de la potencialidad pura, para beneficio de la humanidad. La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.

Mientras la atención está en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente. La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos. La intención focalizada es la atención que no se aparta de su propósito, puede convertir en oportunidades los obstáculos percibidos.



La Ley del Desapego dice que para adquirir cualquier cosa debemos renunciar a nuestro apego a ella, al interés por el resultado, porque se basa en la confianza incuestionable del poder del verdadero yo. El desapego es sinónimo de la conciencia de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear. Solo a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y felicidad.
Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo conocido? Lo conocido es el pasado, la prisión del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución, y cuando no hay evolución sobrevienen el estancamiento y el desorden, el caos y la decadencia.
La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en cada momento de la existencia, es el campo de todas las posibilidades, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es solo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.

Adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en el campo de todas las posibilidades, en cada momento de nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio, experimentaremos la alegría de vivir, la magia, la celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.

La Ley del Dharma significa que nos hemos manifestado en forma física para cumplir un propósito. Cada uno de nosotros tiene un talento único y una manera única de expresarlo. El expresar nuestros talentos para satisfacer necesidades crea riqueza y abundancia sin límites.
La ley del Dharma tiene tres componentes. El primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo, que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que han adoptado una forma física para manifestarse. El segundo es la expresión de nuestro talento único. Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona en este planeta. La expresión de ese talento nos introduce en un estado de conciencia atemporal. El tercero es el servicio a la humanidad, cómo puedo ayudar a todas las personas con quienes tengo contacto. 

Cuando combinamos la capacidad de expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos plenamente la ley del Dharma. Y cuando unimos esto al conocimiento de nuestra propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible que no tengamos acceso a la abundancia ilimitada.



Somos los viajeros de una travesía cósmica –polvo de estrellas danzando y girando en las corrientes y en los torbellinos del infinito–. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras, momentáneas, transitorias. Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Ese es un momento precioso, pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos. Y entonces este momento habrá valido la pena.


Deepak Chopra – Las 7 Leyes Espirituales del Éxito


Jethro Tull - Dharma For One



…una nueva oportunidad de vida…

Dharma, buscad y hallaréis
la verdad dentro de vuestra mente, Dharma.

Dharma, cada uno a su vez decimos:
todos vamos a terminar por mal camino, Dharma.

La verdad es como la libertad, que no me engaña.
Sé fiel a ti mismo, nunca pienses que eres libre.

Dharma vendrá con el tiempo.

martes, 22 de octubre de 2013

Quiero, Creo somos Alma Inmortal, Eternidad




Quiero

Quiero desatar y quiero ser desatado
Quiero salvar y quiero ser salvado
Quiero ser engendrado
Quiero cantar: cantad todos
Quiero llorar: golpead vuestros pechos
Quiero adornar y quiero ser adornado
Soy lámpara para ti, que me ves
Tú ves lo que hago. No lo menciones.
La palabra engañó a todos,
pero yo no fui completamente engañado.

Prisciliano – Himno a Jesucristo





Creo

“No intento, Señor, penetrar tu profundidad, porque de ninguna manera puedo comparar con ella mi inteligencia; pero deseo comprender tu verdad aunque sea imperfectamente, esa verdad que mi corazón cree y ama. Porque no busco comprender para creer, sino que creo para llegar a comprender. Creo, en efecto, porque si no creyera, no llegaría a comprender”.

Anselmo de Canterbury




Somos

¿Acaso se vive verdaderamente en la Tierra?
¡No para siempre, tan solo un poco!...
¿Dónde está mi verdadera morada?
¡Yo sufro, aquí en la Tierra!
Aquí nació la muerte florida.
Los que tomaron forma en Tlapalla,
nuestros antepasados, llegan hasta la Tierra
Huérfanos nos han dejado en la Tierra.
¿Adónde iré?...
¿Quizás a la casa de Dios
adonde se baja en el centro del Cielo…?
Amigos, una misión nos ha traído al mundo…,
es cierto que vivimos en la Tierra.
Hemos venido aquí solamente para conocernos,
un día nos iremos…

Canto Azteca




Alma Inmortal

“Er, hijo de Arme­nio, panfilio de nación, que murió en una guerra y, ha­biendo sido levantados, diez días después, los cadáveres ya putrefactos, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para ser enterrado y, yacente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días y contó, así resucitado, lo que había visto allá. Dijo que, después de salir del cuerpo, su alma se ha­bía puesto en camino con otras muchas y habían llegado a un lugar maravilloso donde aparecían en la tierra dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba en el cielo, frente a ellas. Y así vio cómo, por una de las aberturas del cielo y otra de la tierra, se marchaban las almas después de juzgadas; y cómo, por una de las otras dos, salían de la tierra llenas de suciedad y de polvo, mientras por la restante bajaban más almas, limpias, desde el cielo. Y las que iban llegando parecían venir de un largo viaje y, saliendo contentas a la pradera, acampaban como en una gran feria, y todas las que se co­nocían se saludaban y las que venían de la tierra se infor­maban de las demás en cuanto a las cosas de allá, y las que venían del cielo, de lo tocante a aquellas otras; y se hacían mutuamente sus relatos, las unas entre gemidos y llantos, recordando cuántas y cuán grandes cosas habían pasado y visto en su viaje subterráneo, que había durado mil años; y las que venían del cielo hablaban de su bienaven­turanza y de visiones de indescriptible hermosura

…Y entonces el mensajero de las cosas de allá conta­ba que el adivino habló así: "Hasta para el último que venga, si elige con discreción y vive con cuidado, hay una vida amable y buena. Que no se descuide quien elija pri­mero ni se desanime quien elija el último…Tal -decía- era aquel interesante espectáculo en que las almas, una por una, escogían sus vidas; el cual, al mismo tiempo, resultaba lastimoso, ridículo y extra­ño, porque la mayor parte de las veces se hacía la elec­ción según aquello a lo que se estaba habituado en la vida anterior. Y después de haber elegido su vida todas las almas, se acercaban a Láquesis por el orden mismo que les ha­bía tocado; y ella daba a cada uno, como guardián de su vida y cumplidor de su elección, el hado que había esco­gido. Éste llevaba entonces al alma hacia Cloto y la po­nía bajo su mano y bajo el giro del huso movido por ella, sancionando así el destino que había elegido al venirle su turno. Después de haber tocado en el huso se le lleva­ba al hilado de Átropo, el cual hacía irreversible lo dis­puesto; de allí, sin que pudiera volverse, iba al pie del trono de la Necesidad y, pasando al otro lado y acaban­do de pasar asimismo los demás, se encaminaban todos al campo del Olvido a través de un terrible calor de as­fixia, porque dicho campo estaba desnudo de árboles y de todo cuanto produce la tierra. Al venir la tarde acam­paban junto al río de la Despreocupación, cuya agua no puede contenerse en vasija alguna; y a todos les era for­zoso beber una cierta cantidad de aquella agua, de la cual bebían más de la medida los que no eran conteni­dos por la discreción, y al beber cada cual se olvidaba de todas las cosas. Y, una vez que se habían acostado y eran las horas de la medianoche, se produjo un trueno y tem­blor de tierra y al punto cada uno era elevado por un sitio distinto para su nacimiento, deslizándose todos a manera de estrellas. A él, sin embargo, le habían impe­dido que bebiera del agua; pero por qué vía y de qué modo había llegado a su cuerpo no lo sabía, sino que de pronto, levantando la vista, se había visto al amanecer yacente en la pira.

Y así, Glaucón, se salvó este relato y no se perdió, y aún nos puede salvar a nosotros si le damos crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no conta­minaremos nuestra alma. Antes bien, si os atenéis a lo que os digo y creéis que el alma es inmortal y capaz de sostener todos los males y todos los bienes, iremos siem­pre por el camino de lo alto y practicaremos de todas for­mas la justicia, juntamente con la inteligencia, para que así seamos amigos de nosotros mismos y de los dioses tanto durante nuestra permanencia aquí como cuando hayamos recibido, a la manera de los vencedores que los van recogiendo en los juegos, los galardones de aquellas virtudes; y acá, y también en el viaje de mil años que he­mos descrito, seamos felices.


Platón – La República o el Estado




Eternidad


“… lo que no hay es manera alguna de liberarse de la muerte. Y horrible sería si tuviéramos que vivir eternamente; entonces no le encontraríamos placer a nada sabiendo que siempre lo íbamos a poder disfrutar. Nada nos diría el perfume de una rosa, ni los colores de una puesta de sol, ni los balbuceos de un niño, ni la caricia de una madre, ni la quietud de una tarde, ni la penumbra, ni el ruido del agua… La muerte es necesaria porque sin ella no valdría la pena la vida y ésta no tendría valor alguno. El hombre es un ser hecho para la muerte, aunque éste no es su fin, sino la puerta abierta a un universo-dios. Llegaremos a él a través de la vida, que no nos llena, aunque debemos de gozar de ella como si con la muerte fuéramos a perderla para siempre, y conscientes que hay algo más allá de la vida”.


Francisco Morales Padrón – Sevilla Insólita




viernes, 18 de octubre de 2013

Peregrinaje a Compostela y al Más Allá (J.A. Solís)


El ahora llamado Camino de Santiago surgió como un vano intento del hombre de alcanzar el Paraíso, el Cielo, el Más Allá, en vida. Allí, en el fin del mundo, esperaban alcanzar la purificación de haber visto el “auténtico” cielo, el umbral del Más Allá, la frontera entre el mundo espiritual y el terrenal, entre la causa y la consecuencia, allí donde se originó todo y adonde todo terminaba por llegar.



Nadie medianamente informado duda de que el Camino de Santiago que hoy conocemos, es una réplica relativamente reciente de una antiquísima ruta de peregrinación que desde todos los rincones del mundo antiguo conducía hasta el País de Occidente o Región del Ocaso, la Atlántida y Mu, las islas de las Hespérides, el Avalon de los celtas o Islas de los Bienaventurados, allí donde el sol se muere para renacer vivificado al día siguiente. Se conocía en la antigüedad como la Vía Láctea, pues estaba trazado en la tierra como un reflejo del sendero estrellado que finalizaba al borde de aquella estremecedora costa, que aún hoy en día recibe de calificativo “de la Muerte”. Galáctea ruta que conducía a la primitiva Galaztia o Galazia recorriendo el paralelo 42, identificada por algunos como “la última Thule” de los romanos, la última tierra desconocida, el Finis Terrae, aquel Nilo celeste egipcio que conducía a Osiris al Amenti en su barca solar hacia el Oeste, la región donde residían los dioses y donde se esclarecían todos los misterios.



Se trataba por tanto de ir en vida y a pie hasta el Más Allá, en pos de la vida eterna, y esperaban alcanzar la purificación, el renacimiento en el “auténtico Cielo”, completamente regenerados tras la muerte física. Como apunta Juan García Atienza:”…hacia el mar infinito de donde un día surgieron los dioses ancestrales para enseñar a la Humanidad los principios de todas las creencias y de todos los conocimientos… el final se convertía así en finalidad, en meta, en estación terminal de esperanzas y de temores. Era el final de una muerte anunciadora del renacer definitivo”.

Desde el primer paso en el peregrino se inicia ese contacto con lo trascendente y esa transformación que trueca al hombre cotidiano en una especie de receptor que ha sido sintonizado en una onda que se emite desde el lugar sagrado. No necesita llegar hasta el final para captar el mensaje, el resto del camino es, simplemente, la senda de su propio perfeccionamiento. No se trata de hacer el camino, sino de que el camino le haga a uno. El secreto del verdadero Conocimiento empieza por la aceptación de que ese Conocimiento existe. Una vía de confluencia que opera con las sinergías interiores de los que buscan su propia armonía y reforzamiento interior.



Este Conocimiento fue simbolizado por el laberinto, todos grabados en la piedra, cerca del mar, de ríos o  corrientes telúricas, en rutas de dólmenes, estilizado en la forma de una anz provista de asa, el signo gracias al que el hombre es recibido entre los dioses (la llave o “ank” egipcia). Se convertirá en el Crismón, y éste en la Rosa, la Rosa en la Cruz. Objetos que se asocian a este símbolo son él báculo del peregrino que apunta a las estrellas, disimulando la forma de la tau o vara de medir de los constructores; la concha o vieira, que ya había sido utilizada en ofrendas mortuorias en ritos prehistóricos. Plinio la llama “venera”, en clara referencia a la tradición clásica –de ella surge Venus- como símbolo de regeneración y nacimiento. La concha se emparentó con la marca de la pata de la Oca, que representa la capacidad operativa del espíritu sobre la materia, tras recorrer el laberinto iniciático, en cuyo centro se encuentra aquello que los egipcios equiparaban al sol naciente  en el instante de romper la cáscara del huevo primordial y volar desde el pecho de las momias: la Oca, símbolo del regreso del alma al mundo primordial de los espíritus.

Finalmente comparto la opinión de Louis Charpentier de que: “…la explicación normal de esta ciencia tradicional que los antiguos dejaron es que fue obra de hombres superiores, desaparecidos en un cataclismo y cuyos supervivientes se dispersaron por el mundo y enseñaron a los demás. Éstos fueron los gigantes de la leyenda, los Jaunak, los Señores, dueños de la Naturaleza o de los secretos fecundadores de la tierra”.



(Texto extraído y adaptado principalmente de las siguientes obras:            José Antonio Solís: La verdad sobre el Camino de Santiago
 Louis Charpentier: El Misterio de Compostela)

martes, 15 de octubre de 2013

Manuel Castizo, cantautor popular de Villalba del Alcor


…Villalba del Alcor,
cumbre de artistas,
nos envuelve en un halo
de música y esencia
a cualquier hora del día,
entre la fresca mañana
entre los cálidos días.

Pármulo



Como lo prometido es deuda, traigo a este blog algunas letras de canciones creadas por mi tío Manuel Castizo. Ya entrado en los ochenta años, este caballero primo hermano de mi madre me las entregó gustoso en una visita que realizamos a su casa de Villalba de Alcor (Huelva) la primavera pasada. Apenas lo conocía hasta ese momento y me sorprendió gratamente su enorme pasión por el cante popular y su gran facilidad para componer coplillas de temas muy diversos. Me contaba que, no importa cuál fuera el momento, sentía repentinamente la imperiosa necesidad de plasmar sus sentimientos en papel, que le surgían fluidos y completos sin necesitar correcciones posteriores. Hasta dónde llegaba esa inclinación que nos confesó, por ejemplo, que en el mismo velatorio de su hijo, fallecido muy joven, pidió urgentemente a sus familiares que le proporcionaran una hoja de papel y un lápiz, ya que le había llegado la inspiración de una oda en su memoria en ese mismo instante, ya terminada en su mente. La escribió de un  tirón en medio de familiares y amigos envueltos en un sepulcral silencio.


Debió ser un joven apuesto y bien parecido, aún hoy alto y de ojos claros, de palabra fácil y amable, sin ocultar en ningún momento tanto el amor que sentía por su mujer como sus muchas correrías y amores platónicos que narraba con todo lujo de detalles. A pesar de su edad conservaba una memoria prodigiosa, y nos entonó un buen número de canciones de su propia cosecha. Una grave lesión de cadera que le tenía bastante inmovilizado, agravada por su ya casi nula visión, no le impedía en absoluto mantener un espíritu alegre y cariñoso, tanto que nos aseguró de corazón que esta visita había supuesto para él uno de los días más felices de los últimos años. Por todo ello mi admiración y mi deseo de que pase sus últimos años en paz y buena salud.


Quizá poco conocido fuera de su ámbito regional, este cantautor participó en numerosas galas y festejos amenizando con sus cantes populares. Pero de lo que más se vanagloriaba era el haber sido compañero y amigo del gran –él utiliza el adjetivo “glorioso”- Juanito Valderrama, de haber viajado y actuado juntos en muchas ocasiones, hasta el extremo de dedicarle la oda que transcribo. Como es natural la letra de esta dedicatoria, solamente leída, no parece nada del otro mundo, pero era su declamación vigorosa y apasionada la que te ponía los pelos de punta, en el más genuino estilo andaluz.

 ¡Vaya por él!




HOMENAJE A JUANITO VALDERRAMA

HISTORIA DE UN RUISEÑOR


Castillito de Jaén:
eres pórtico del fandango
porque tú viste nacer
a un gran artista de rango.

Desde entonces para el mundo
cobraste muy buena fama,
por el recuerdo profundo
que te dejó Valderrama.

Se marchó a lejanas tierras
con esa llave del cante,
donde lloraban la pena
infinidad de emigrantes.

Todos con ansias pedían
traerlo de tierra extraña,
por esa inmensa alegría
que de él se recibía,
cuando se hallaba en España.

Solera de la canción,
gran cantaor de tronío,
que partía el corazón
cuando iba en avión
a sitios desconocidos.

Con guitarras y bordones
dormía Torre del Campo,
y soñando sus canciones
se lamentaban llorando.

¿Por qué te fuiste de aquí
si tengo tu nombre en la esquina?
¡Qué pena es para mí
cuando te escucho decir:
mi Gloria está en Espartinas!

Cruzó el mundo entero
hasta llegar a Sevilla,
con Lolita Caballero,
aquella dulce chiquilla.

El bajo Guadalquivir
le estuvo muy agradecido,
porque a Juan le escuchó decir
que siempre le gustó vivir
más cerca del Rocío.

Al rayar el nuevo día
contemplaba los naranjales,
y cantaba por alegrías
en medio de los azahares.

Lo acompañaban los jilgueros,
alondras y ruiseñores…
y hasta los astros del Cielo,
le hacían guardia entre las flores.

Descansaba en su parcela
donde se encontró feliz,
con su buena compañera,
¡la gran Dolores Abril!



Dedicado al Glorioso Juan Valderrama

Autor, su amigo Manuel Castizo






EL HOMBRE QUE CORRIÓ DELANTE DE LA MUERTE


Hospital de Infanta Elena
la vida se me acababa,
pero pusistes a mi vera
unas lindas enfermeras
que con su fe me curaban.

Luisa, Elena, Maricarmen,
Lolita y Cinta Palomar,
con muchas más compañeras
y el Doctor Huerta a su vera
me velaban sin descansar.

Cuando volví a este mundo
después de haberme marchado,
dentro de un sueño profundo
los veía a todos juntos,
observando lo pasado.

Un penoso sacrificio,
no asomarse ni a la puerta,
son esclavos de su oficio
y en todo momento alerta.

Salvan a la Humanidad
con un cariño sincero,
jamás se puede olvidar
a este equipo choquero.

También mi querida señora
como era tan dulce y buena,
desvelada a todas horas
ponía su grano de arena.

En cuidados intensivos
siempre la recordaré,
se vestía de enfermera
para darme de comer.

Todo me quedo grabado
dentro de mi corazón,
de lo que han trabajado
con muchísima ilusión.

Huelva de mis entrañas
tienes ola de colores,
y en lo alto de una montaña
enfermeras y doctores
que son los mejores de España.



Dedicado a Infanta Elena, en especial al Doctor Huerta y a sus enfermeras.

Creación de Manuel Castizo




LA LEY DIVINA


Al despuntar la mañana
nos miramos en el espejo,
con más arrugas en la cara
y el físico cada vez más viejo.

Pedir al Rey de los Cielos
por muchas mañanas así,
y que te dure el espejo
aunque te veas más viejo,
señal que estás aquí.

A lo largo de los años
aprendemos a razonar,
a fuerza de desengaños
que lo vemos muy extraño
y no se han de olvidar.

Vas perdiendo la ilusión
a causa del sentimiento,
así lo manda el corazón
y acabas con el talento.

No critiques a la vida
ni ambiciones tener más,
que la vida es cortita
y como viene se va.

Hay quien se marcha del mundo
y vuelve a retroceder,
dentro de un sueño profundo
que le devuelve el querer.

Con el paso de los años
se piensa en la juventud,
pero no veas extraño
que la vida es un desengaño
con una pesada Cruz.

A un sabio le pregunté
¿por qué existe el sufrimiento?
Y  me dijo: no lo sé,
he perdido ya el talento
y muero sin saber por qué.

Aunque te veas anciano
sigue amando hasta el final,
demuestra de ser cristiano,
que después del más allá
todos seremos hermanos.


DEDICADO A LOS ANCIANOS


Creación de Manuel Castizo