He de aprender a sentir predilección por aquellas
fuentes de las que bebo, pero sin estancarme en ellas; a disfrutar sin tratar
de poseer; a buscar sustento sin echar raíces.
Porque debo estar siempre en condiciones de mudar
cuando llegue el momento de nacer de nuevo.
Pienso cómo voy a beber hoy del amor, y de la
alegría, y de la paz y del deleite.
Y pienso también cómo voy a buscar la autonomía y la
libertad: los riesgos que me atreveré a afrontar, las incomodidades que habré
de soportar, los cambios que estaré dispuesto a aceptar como preparación remota
para el día en que habré de renacer a un distinto y más anchuroso Mundo.
Yo soy un tesoro. Algún día, en algún lugar, alguien
me descubrió. No tendría yo conciencia de mi valor si alguien no lo hubiera
descubierto. Recuerdo y revivo los detalles del hallazgo… Soy un tesoro
polifacético. Había muchas cosas ocultas en mí que diferentes personas sacaron
a la luz y me las revelaron.
Las examino todas ellas gozosamente, y recuerdo con
agradecimiento a las personas que las revelaron.
¿Cómo voy a llevar paz a los demás cuando mi propio
corazón está en conflicto? El conflicto entre lo que realmente soy y lo que
parezco ser, entre lo que practico y lo que predico. Y el conflicto más
profundo de todos: entre lo que quiero hacer y ser, entre lo que deseo que
suceda en mi vida, y lo que Dios quiere…
¿Sabré dar libertad a los cautivos cuando mi corazón
esté paralizado por afecciones desordenadas, preocupación por el futuro y
culpabilidad por el pasado?
¿Voy a comunicar a otros la pasión por la verdad,
mientras yo estoy tan a la defensiva y me aferro desesperadamente a mis ideas,
negándome una y otra vez la apertura…?
¿Qué valor puedo ofrecer a los demás cuando soy tan
cobarde, incluso en las menudencias, porque me aterroriza la idea de hacer
daño, de rechazar una súplica, de estar en desacuerdo, y me espanta la contrariedad
y la oposición?
Me he desprendido de mis ayeres. Pero aún debo
desposeerme de mis mañanas, porque, al igual que el pasado, el futuro está
muerto –es una construcción de la mente– y vivir en él significa estar muerto
al aquí y ahora. De modo que renuncio a mi codicia y a toda ambición por
adquirir, por lograr, por ser alguien en el futuro… La vida no es mañana; la
vida es ahora. Igual que el amor, y Dios, y la felicidad. Cuando me libro de mi
codicia, me libro de mi esclavitud de la ansiedad y quedo en libertad para
estar vivo. Me tomo unos instantes para permitirme experimentar este alivio y
esta libertad.
Después de haberme liberado del futuro y del pasado,
entro en el presente para experimentar la vida tal como es, porque la vida
eterna es ahora, la vida eterna está aquí. Escucho los sonidos que me rodean.
Tomo conciencia de mi respiración y de mi cuerpo a fin de estar lo más presente
posible.
La vida no es un problema que haya que resolver ni
una pregunta que haya que responder. La vida es un misterio que hay que
contemplar, admirar y saborear.
Soy realmente afortunado: me ha sido dada la riqueza
de un día más de vida.
Cita una experiencia que por sí sola justificaría tu
vida.
Si quieres ser creativo, aprende el arte de perder
el tiempo.
Toda persona es portadora de pensamientos que poseen
la virtud de proporcionarle paz al instante.
A pesar de toda evidencia en contra, sostengo
firmemente esta verdad: mi vida ha sido un don, una bendición para el mundo.
La aceptación momentánea de todo tal como es vale
más que mil años de piedad.
Contempla el impacto de una sola gota de lluvia y
sabrás cuál es el impacto de tu vida en la historia humana.
Únicamente vives cuando descubres un tesoro por el
que estarías dispuesto a morir.
Acepta los honores y los aplausos y perderás tu
libertad.
El mercado es tan buen lugar para el silencio como
el monasterio, pues el silencio es la ausencia del ego.
Para estar vivo y ser libre debes desprenderte de tu
miedo a caminar sin compañía.
No llego a ninguna parte porque me da miedo caminar
solo.
No volverás a ser el mismo después de haber estado
expuesto a los rigores de la soledad.
La realidad es tu casa. Encuéntrala y nunca más
estarás solo.
La soledad acaba con el engaño de que tú y yo somos
dos cosas distintas.
La admiración es la esencia de la Contemplación.
La duda es amiga de la fe. El enemigo de la fe es el
miedo.
Esta es la fuente de todo sufrimiento humano: considerar
permanente lo que por esencia es pasajero.
Si tu Dios viene en tu ayuda y te libra de la
aflicción, es hora de que empieces a buscar al verdadero Dios.
Presta tu adoración en el templo del momento
presente.
Despídete de tus dorados ayeres, o tu corazón jamás
aprenderá a amar el presente.
Estás comprometido a fondo, inmerso hasta el cuello…
Asegúrate de que no te ahogas.
Descubre la recóndita cueva que hay en tu interior y
lo descubrirás todo.
Eres responsable de las ofensas de que has sido víctima.
Yo no sabía que el sol, la luna y la estrella
vespertina eran las palabras con las que Él me hablaba. De modo que nunca había
oído su canto, su grito ni su silencio cósmico.
El auténtico poder consiste en sentirse a gusto con
la falta de poder.
Escucha el canto de tu corazón. ¿Qué canto querrías
que tu corazón cantara cuando vayas a morir?
Trata de aferrar y no aferrarte, de disfrutar y no
de poseer.
Las acciones pueden ser buenas o malas; las
personas, solo buenas.
¿Pretendes volver a nacer… y huyes de lo
desconocido?
Siente latir la Creación al ritmo de los latidos de tu corazón.
Atrévete a afrontar la realidad; y de todo aquello a
lo que te sientas apegado, di: “También esto pasará”.
La oscuridad revela la ardiente belleza de la llama.
La idea de la muerte revela el frágil encanto de la vida.
Cada vez que te atreves a morir, te vivificas.
¡Vamos, sigue andando, di adiós a las cosas!
Las peores atrocidades de la historia se han
cometido de buena fe.
Nada ha cambiado, excepto mi actitud… Por eso, todo
ha cambiado.
Mientras tú no dejas de correr, yo me siento,
contemplo y admiro.
En la soledad se te devuelve tu propio yo.
El resentimiento se convierte en agradecimiento
cuando consigo ver que tu ofensa me ha proporcionado gracia.
Nadie puede ser agradecido e infeliz.
Estamos aislados hasta que somos absorbidos por la
corriente de la vida que nos arrastra.
Te encuentras separado de tu propio yo y de la
realidad por el estrépito que llamamos el “ego”. Cuando el “ego” se esfuma,
recuperas de nuevo tu ser… y el silencio.
Contempla la esencia de la vida: de la danza al
polvo y de nuevo a la danza.
Tu centro es el centro del universo.
La certeza es el pecado de los fanáticos terroristas
y de los fariseos. La compasión nos hace pensar que podemos estar equivocados.
Desciende hasta tus raíces en la Naturaleza y te
encontrarás a ti mismo.
Escucha
la sabiduría sin palabras de la llama.
Ningún
mal puede resistir el fulgor de la conciencia.
El
misticismo es sentir agradecimiento por todo.
Limítate
a mirar… y algún día verás.
Anthony de Mello - El Manantial
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