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miércoles, 25 de junio de 2014

La verdadera educación debe ser alcanzar la autorrealización, la comprensión de los valores espirituales del alma (Swami Prabhupada)


 “Para el alma jamás existe el nacimiento ni la muerte. Ella no llega a ser, no ha llegado a ser y no llegará a ser. El alma es innaciente, eterna, permanente y primordial. No se la mata cuando se mata al cuerpo”. (Bhagavad-Gita)




¿No es eso un hecho? Si uno entiende claramente que no nace ni muere, que es eterno, ¿no se volverá feliz?

Debido a que ignoramos que existe una disposición completa en la naturaleza, hecha para nuestro mantenimiento, nos esforzamos por utilizar los recursos de la naturaleza a fin de crear una supuesta vida completa basada en el goce de los sentidos. La vida engañosa basada en el goce de los sentidos es una ilusión, porque la unidad viviente no puede disfrutar de la vida de los sentidos si no está acoplada a la totalidad. Todo servicio que se haga en este mundo, ya sea social, político, comunal, etc., seguirá siendo incompleto mientras no se acople con la totalidad. Cuando todas las cosas se acoplan con la totalidad, las partes integradas unidas también se vuelven completas en sí mismas.

Nadie quiere morir, sino vivir lo más que pueda. Esta tendencia no solo es visible a nivel individual, sino también a nivel colectivo en la comunidad, la sociedad y la nación. El ser viviente es eterno por naturaleza, pero como es esclavo de la existencia material, tiene que mudar de cuerpos una y otra vez. Este proceso ocurre debido a la esclavitud de las acciones; si la entidad viviente no actúa de acuerdo con sus deberes prescritos transgrede la ley de la naturaleza, atándose más y más al ciclo de nacimiento y muerte.



Los seres humanos inteligentes siempre deben recordar que esta forma corporal específica se obtiene después de una evolución de muchos millones de años y una larga transmigración. Este mundo material es a veces comparado con un océano, y este cuerpo humano con una sólida nave concebida especialmente para cruzarlo. Las Escrituras védicas son comparadas con unos barqueros expertos, y las facilidades del cuerpo humano con las brisas favorables que ayudan a que la nave haga fácilmente su recorrido hasta el destino deseado. Si, a pesar de todas estas facilidades, una persona no utiliza completamente su vida para alcanzar la autorrealización, debe ser considerado un asesino del alma. El Sri Isopanisad advierte claramente que el destino del asesino del alma es entrar en la región más oscura de la ignorancia para sufrir ahí eternamente. Si somos indiferentes para alcanzar la autorrealización, las leyes de la naturaleza nos forzarán a trabajar arduamente, aunque no queramos. Alguien que ni siquiera hace el intento sino que desea estar cubierto por la ilusión, y que es excesivamente materialista y está apegado al disfrute material, debe entrar en las regiones más oscuras del infierno.

La posición de las entidades espirituales es gozar. La naturaleza y constitución de todo ser viviente es la de disfrutar eternamente. Los seres vivientes que están encerrados en el tabernáculo material constantemente buscan disfrutar, pero lo están haciendo en la plataforma equivocada. Aparte de este mundo material existe la plataforma espiritual, donde no existen vestigios de las cualidades materiales y no hay conflicto sobre el objeto del goce. El Señor Supremo es el verdadero centro del goce en la plataforma de los intereses espirituales, y tan pronto como uno comprende esta forma perfecta de unidad, ya no hay posibilidad de ilusión o de lamentación alguna.



La civilización moderna ha progresado considerablemente en el campo de la educación de las masas, pero el resultado es que la gente es más infeliz que nunca debido a que se hace hincapié en el progreso material, excluyendo así el aspecto espiritual que es la parte más importante de la vida. En tanto el hombre olvide más la realidad sobre la vida, más se encontrará en la oscuridad. En vista de esto, es más peligrosa una civilización atea encaminada hacia el supuesto progreso de la educación, que una civilización en que las masas sean menos avanzadas espiritualmente. La civilización moderna es un remiendo de actividades hechas para ocultar los perpetuos sufrimientos causados por la existencia material. Semejantes actividades tienen como meta la satisfacción de los sentidos, pero por encima de los sentidos está la mente, y por encima de la mente está la inteligencia, y por encima de la inteligencia se encuentra el alma. Así que la verdadera educación debe ser alcanzar la autorrealización, la comprensión de los valores espirituales del alma.

El cuerpo y la mente materiales son una mala ganga para la entidad viviente espiritual. La entidad viviente tiene verdaderas actividades en el mundo espiritual viviente, pero este mundo material es muerte. Mientras las chispas espirituales vivientes manipulan las masas muertas de materia, el mundo muerto parece ser un mundo viviente. En realidad, son las almas vivientes, las partes integrales del Ser Supremo, quienes mueven el mundo. Los sufrimientos de este mundo sirven para recordarnos indirectamente sobre nuestra incompatibilidad con la materia muerta. Las entidades vivientes inteligentes generalmente toman en cuenta estos recordatorios y se dedican a cultivar el conocimiento trascendental. La vida humana es la mejor oportunidad para cultivar el conocimiento espiritual, y el ser humano que no aprovecha esta oportunidad es el más bajo de los seres.

El sendero del progreso del conocimiento material para lograr la satisfacción de los sentidos, es el sendero de nacimiento y muerte repetidos. Teniendo una existencia espiritual, la entidad viviente no tiene ni nacimiento ni muerte. El nacimiento y la muerte le corresponden al cuerpo, que es la cubierta externa del alma espiritual. Se hace la comparación de que la muerte es como quitarse unas vestimentas externas, y el nacimiento es como ponérselas. A los seres humanos necios que están demasiado absortos en cultivar la nesciencia, no les preocupa este cruel proceso. Estando enamorados de la belleza de la energía ilusoria, sufren repetidamente el cruel proceso del nacimiento y la muerte, y no aprenden ninguna de las lecciones que les dan las leyes de la naturaleza.



Es esencial que el ser humano cultive el conocimiento trascendental. El hombre debe llevar una vida sana y tener una mente juiciosa con el único propósito de comprender el verdadero conocimiento, el cual es la meta de la vida humana. El sendero para salvarse de las garras materiales depende completamente de los principios del conocimiento y del desapego. ¿Qué recordará en el momento de la muerte cuando el cuerpo se halle trastornado? Uno puede utilizar los resultados de esa práctica en el momento de la muerte.

La forma de vida humana está hecha para darse cuenta de que “Yo no pertenezco a este mundo material. Soy alma espiritual y soy eterno, pero de una forma u otra he caído en esta vida condicionada de nacimiento, vejez, enfermedades y muerte”. Esta forma de vida humana tiene por objeto encontrarle una solución a esos cuatro sufrimientos materiales. Ése es el objetivo de la vida humana.


Swami Prabhupada – Secretos de otros tiempos (El Sri Isopanisad)

martes, 17 de junio de 2014

Euskaldun y Saharaui: Fatimetu (Gurutze Irizar)

Gurutze Irizar: "El Saharaui tiene clarísimo que nunca va a doblar la rodilla ante Marruecos"

Conoció a los saharauis cuando aún vivía el dictador español. Y con ellos fue al desierto a defender la patria invadida en 1975. Vivió los horrores de la guerra y del éxodo en la más absoluta nada. Como enfermera, ayudó a que continuara la vida de un pueblo abandonado a su suerte en los arenales. Y ese pueblo la adoptó y le regaló su aprecio y un nuevo nombre: Fatimetu. 

Aprendió su lengua y vivió catorce años en los campamentos como una refugiada más. De su matrimonio con un militante saharaui tuvo dos bellos hijos que saben escuchar los silencios del desierto y hablar las palabras dulces del euskara. 

Es Gurutze y es Fatimetu, generosa, euskaldun y saharaui. Por ello cree que se puede hacer más.

Esperamos que te sea interesante.




publico.es

lunes, 16 de junio de 2014

Si tu cuerpo es como un hueco, te sentirás el Todo (Ramiro Calle)


¿Hay mayor inteligencia vital que el instinto?

Un ser humano, para que la vida sea vida, no tiene que desconectarse jamás de su corazón. Si no hay pureza no es posible conectar con las potencias cósmicas que nos ayudan. Si no hay pureza ¿qué seremos capaces de hacer con esta vida? Pureza y consciencia: eso es lo que necesitamos.



Todas las criaturas sufren. Pero el ser humano puede transformar el sufrimiento y abrazarlo para acopiar, a través de él, consciencia y pureza. Consciencia pura; intenciones puras. Todas las criaturas son iguales, pero cada criatura es a la vez especial, porque es una célula de la Gran Diosa. La experiencia va a nuestro favor si sabemos qué hacer con ella. Ahora bien, el tiempo, como no nos apliquemos al trabajo sobre nosotros mismos, va siempre en contra nuestra. La vida es un suspiro. Es como un sueño, pero como un sueño que podemos hacer consciente.

La consciencia es una gloria y una carga  muy pesada; un logro y una limitación. Depende de lo que hagamos con ella. El cuerpo es el vehículo del espíritu. Es Sagrado. El espíritu entra y sale por cada poro de nuestro cuerpo. No debe hallar obstáculos. El espíritu lo impregna todo y en todo palpita. Siente la naturaleza. Percíbela. No la pienses. Percibe la atención serena; el sosiego atento. Que nada se te pase. No pienses; no analices. Siente, percibe. Este es el momento, el instante. Puede ser el último, aprovéchalo.

Desde este universo de formas podemos conectarnos con el otro y obtener sus influencias auxiliadoras. Cada vez que logramos entrar en el lugar anterior al pensamiento, se abre la puerta al otro mundo. En el silencio interior se escucha el lenguaje inaudible del otro mundo. Tenemos que sentir la vida como una generosa copa cuyo dulce líquido nunca se agota.



Nos queremos mal a nosotros mismos y lo que hacemos es desear que los demás nos procuren placer y, enganchados a ese placer que nos proporcionan, creemos engañosamente que eso es amor. Cada uno es responsable de su propio aprendizaje vital, pero hay “conocimientos” que nos pueden ayudar a desarrollar y acumular consciencia, compasión y sabiduría. Estos conocimientos no son de nadie en particular, pero quien los tiene los puede transmitir, como la llama de una vela enciende otra vela. La consciencia acumulada es el desencadenante de la compasión. Sin consciencia y sin compasión el cuenco de nuestras vidas siempre está vacío, penosamente vacío. Y si no tienes nada en el cuenco, ¿qué vas a dar?

Tienes que aprender a ser consciente de lo interno y de lo externo; o sea, volver con lucidez la mente hacia fuera y hacia dentro. Pureza interior y acción diestra. Todos los métodos y enseñanzas son para llegar a lo mismo. Esta tierra sería apacible y hermosa si los hombres hubieran ganado la intención pura y la acción diestra.

El soma es el néctar interior que circula por nuestras venas cósmicas cuando abrimos el ojo de la sabiduría. Es el más dulce y nutritivo alimento espiritual. Hay muchos planos de existencia. En cada plano hay una realidad, pero es real solo en es plano y, en cambio, ilusoria en otro. Los fenómenos de esta vida son reales en su plano, pero no en la mansión de la Paz donde habitan los espíritus de los muertos.

Aprende a desasirte de los pensamientos, porque de nada te protegen ni en nada te ayudan. Encárate contigo mismo, en soledad, para sacar lo más real de ti mismo. Si te aferras, te aterras. No te resistas a la soledad. Atraviésala. El secreto está en que cuando no nos resistimos a ella, desaparece. Si nos apresuramos lentamente, llegaremos pronto; si nos apresuramos rápidamente, ya no llegaremos. Si te aferras a algo, ya lo estás perdiendo; pero si te alejas de ello, conscientemente lo atraes.



Escucha tus emociones y el lenguaje de tus células. Tienes que aprender a observar y a observarte, pero no debes implicarte en lo observado, para de ese modo poder ir recobrando el lugar anterior al comienzo. Ese lugar se halla antes de la mente, las emociones y el cuerpo. Si aprendes a renunciar a tu ego y a contener tu pensamiento mecánico encontrarás la energía de la Suprema Diosa dentro de ti. Pero hasta que uno comienza a tomarle el gusto a ese lugar anterior al comienzo, y se ejercita para instalarse en él, uno permanece extraviado en las percepciones, en las emociones y los intrincados lenguajes del pensamiento. De vez en cuando tienes que aprender a detener el pensamiento y nutrirte de la reveladora desnudez del ser antes de manifestarse como mente y cuerpo. Aprende a no dejarte absorber por el ruido de la mente.

Hay un gran poder curativo en el silencio interior. Se abre una vía de escape a los residuos del trasfondo de la mente y éstos evacuan. Hay una puerta muy estrecha hacia el elemento de no-muerte y que solo algunos logran encontrarla y muchos menos abrirla. Si te sientes “yo” no eres más que una persona en la esclavitud; pero si no te sientes, eres el Universo que juega a limitarse en tu organización cuerpo-mente. Si dejamos fuera el ego, nos incorporamos a la vida y sentimos la inmensidad de lo Inefable.


Trata de armonizarte con los ritmos del universo. Armonízate. La mente vacía; el cuerpo como un valle silencioso e inmóvil. La respiración como una nube que viene y parte. Inmensamente quieto. Tienes que aprender a sentir sin pensar, mirar sin analizar, vivir sin juzgar. Si tu cuerpo es como un hueco, te sentirás el Todo.


Ramiro calle – El Sabio de las Montañas Azules

martes, 10 de junio de 2014

Obrar moralmente no tiene nada de moral (F. Nietszche)



La moral no es otra cosa que la obediencia a las costumbres, cualesquiera que sean, y éstas no son más que la forma tradicional de comportarse y de valorar. Donde no se respetan las costumbres, no existe la moral; y cuanto menos determinan éstas la existencia, menor es el círculo de la moral. El hombre libre es inmoral, porque quiere depender en todo de sí mismo, y no de un uso establecido. En todos los estados primitivos de la humanidad, lo malo se identifica con lo intelectual, lo libre, lo arbitrario, lo desacostumbrado, lo imprevisto, lo que no se puede calcular previamente. En estos estados primitivos, si se realiza un acto, no porque lo ordene la tradición, sino por otras razones, incluyendo las que en un principio determinaron la aparición de la costumbre, dicho acto es calificado de inmoral hasta por el individuo que lo realiza, ya que no ha estado inspirado en la obediencia a la tradición.

Obrar moralmente no tiene nada de moral. El someterse a las leyes de la moral puede deberse al instinto de esclavitud, a la vanidad, al egoísmo, a la resignación, al fanatismo o a la irreflexión. Puede tratarse de un acto de desesperación o de un sometimiento a la autoridad de un soberano. En sí, no tiene nada de moral.

¿No estaremos obrando de mala fe, por cobardía o por pereza, cuando aceptamos una creencia por el simple hecho de que es costumbre hacerlo así? ¿Serían, entonces, la mala fe, la cobardía y la pereza las condiciones previas de la moral?

Toda moral que se afirma excluyendo a todas las demás destruye demasiadas fuerzas vivas y hace pagar un precio muy caro a la humanidad. Los discrepantes, que con frecuencia son los inventivos y los creadores, no deben ser sacrificados; no es conveniente considerar vergonzosa la transgresión moral de pensamiento y de obra; hay que llevar a cabo muchos intentos nuevos para transformar la existencia y la sociedad, es preciso que le mundo se libere del enorme peso que supone la mala conciencia; es necesario que estos fines generales sean aceptados por todo aquel que busque honradamente la verdad.



¿Hay algo más funesto e irracional que interpretar la causa y el efecto en términos de falta y de castigo?: se le ha quitado su inocencia a los acontecimientos puramente fortuitos, con ayuda de ese maldito arte de interpretar presidido por la idea de castigo. La locura ha llegado hasta el extremo de considerar que la existencia misma ya es un castigo. Cabría decir que lo que hasta ahora ha dirigido la historia de la humanidad ha sido la negra imaginación de carceleros y verdugos.

De entre todo lo que ha exaltado al hombre, lo que más le ha elevado y espiritualizado, en cualquier época, han sido los sacrificios humanos. Me refiero a la idea de que la humanidad se sacrifique. Pero ¿a quién iba a sacrificarse? Evidentemente, el único objeto grandioso que correspondería a tamaño sacrificio sería el conocimiento de la verdad, ya que ningún sacrificio es poco si se hace en aras del conocimiento. Sin embargo, este problema no se ha planteado nunca; jamás se han preguntado los hombres qué medios habría que utilizar para llevar a toda la humanidad al sacrificio, y menos aún qué instinto de conocimiento impulsaría a ofrecerse en holocausto, para morir con la luz de una sabiduría brillando anticipadamente ante sus ojos. Tal vez cuando lleguemos a fraternizar con los habitantes de otros planetas, a fin de alcanzar un mayor conocimiento, y cuando, después de milenios, hayamos transmitido nuestro saber de una estrella a otra, la ola de entusiasmo que levante el conocimiento pueda llegar a semejante altura.



La mayoría de la gente, independientemente de lo que piense y de lo que diga de su egoísmo, no hace nada, a lo largo de su vida, por su ego, sino solo por el fantasma de su ego que se ha formado en el cerebro de quienes les rodean; en consecuencia, respecto a lo que piensan unos de otros, todos viven en una nube de opiniones impersonales, de apreciaciones casuales y ficticias. ¡Qué singular es este mundo de fantasmas, que es capaz de ofrecer una apariencia tan racional! Esta bruma de opiniones y de hábitos crece y vive casi independientemente de los hombres a quienes rodea. Ella es la causa de la desproporción inherente a los juicios de carácter general que se formulan respecto al concepto de hombre. Todos esos hombres, que no se conocen entre sí, creen en ese ser abstracto al que llaman hombre, es decir, creen en una ficción. Todo cambio que traten de introducir con sus juicios en ese ser abstracto los individuos poderosos produce un efecto extraordinario y desmesurado en la mayoría. Y todo ello sucede porque cada uno de los individuos que forman esa mayoría no es capaz de oponer el ego verdadero que le es propio y en el que ha profundizado, a esa pálida ficción universal, que, de este modo, quedaría aniquilada.


¿Qué es el prójimo? ¿Cuáles son los límites de nuestro prójimo, esto es, aquello en virtud de lo cual nos deja, por así decirlo, su huella? Todo lo que entendemos del prójimo son los cambios que, en virtud suya, se operan en nuestra persona; lo que sabemos de él es como un molde vacío. Le atribuimos los sentimientos que sus actos provocan en nosotros y le conferimos así el reflejo de una realidad falsa. Lo concebimos de acuerdo con el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, haciendo de él un satélite de nuestro propio sistema, y cuando se ilumina o se oscurece para nosotros, somos nosotros la causa última de ello, aunque supongamos todo lo contrario. ¡En qué mundo de fantasmas vivimos!: un mundo invertido y vacío, al que, sin embargo, vemos, como en un sueño, del derecho y lleno.



Casi siempre ha sido la locura la que ha abierto el camino a las nuevas ideas, la que ha roto la barrera de una costumbre o de una superstición venerada. Aunque hoy se nos esté constantemente diciendo que el genio tiene un grado más de locura que de sentido común, los hombres de otros tiempos se acercaban mucho más a la idea de que en la locura hay algo de genio y de sabiduría, algo de divino. ¡Concededme, Dios mío, la locura, para que llegue a creer en mí!



Un futuro posible. ¿No cabría imaginar un estado social en el que el propio malhechor se declarara culpable y se impusiera su castigo, con el orgullo de que así honraba la ley que él mismo se había dictado, ejerciendo al castigarse el poder del legislador? Algunas veces fallaría, pero, con su castigo voluntario, se elevaría por encima de la bajeza de su delito, y no solo lavaría su culpa, sino, por su franqueza, su magnanimidad y su paz, produciría con su conducta un beneficio público. Así sería el criminal de un futuro posible, cuya condición previa sería la existencia de una legislación futura, basada en la idea de que, en lo grande y en lo pequeño, solo hay que someterse a la ley que uno mismo se ha dictado. ¡Cuántas cosas habría que intentar! ¡Cuántos futuros deberían ser sacados a la luz!



Friedrich Nietzsche – Aurora


Adiós, PSOE, adiós...



Malas noticias para el PSOE, si se confirma en un futuro inmediato que Susana Díaz renuncia a encabezar las listas en las próximas elecciones generales. Un candidato femenino es la única baza disponible para contrarrestar la pérdida de votos y su vuelo, lento pero seguro, hacia PODEMOS. Olvidan que Andalucía es el bastión de votos tanto del PSOE como de la izquierda en general. Al no disponer de un candidato masculino mínimamente popular, ni una mujer, que acaparara gran parte de las simpatías de su propio sexo (especialmente en el electorado que supera los 40 o 50 años); al constatarse la división de los tradicionales partidos de izquierda y su falta de programa renovador, que la sociedad actual exige; al desdeñar la tendencia aplastante de los jóvenes votantes hacia un cambio profundo en las actuales estructuras socio-económicas… su debacle será profunda. Frente a ellos, una importante masa social conservadora que tendrá como única referencia al PP y que, si al menos una mujer fuera candidata de un partido como el PSOE, que también se muestra conservador y continuista, buena parte se lo pensaría, aunque solo fuera para dar por terminado el ciclo de salvajes recortes y corrupción que campea en el país. Creo que el ciudadano medianamente informado poca importancia le otorga al debate república-monarquía e incluso al problema catalán. A lo que aspira es a un cuestionamiento multitudinario de las actuales estructuras de poder para eliminar y rehacer todo el entramado legislativo, judicial, electoral, etc. que esté fuera de nuestro tiempo actual y que nos ha llevado al furgón de cola de los países desarrollados.

A partir de ahora, una campaña brutal de miedo se avecina por parte del PP; eso sí que lo gestionan de maravilla.

miércoles, 4 de junio de 2014

El Ideal Andaluz: una verdad incumplida




“Todos los regionalismos, en el fondo egoístas, nacen de intereses o cuando más de accidentes geográficos. Andalucía, único sector de España que podría juzgarse nacionalidad por constituir unidad geográfica, geológica, botánica y antropológica; y por la opulencia de sus producciones; la única poseedora de acentuada personalidad patente en su propio carácter, en su condición étnica, en sus genuinas costumbres; la única víctima de la centralización, con la cual coinciden su decadencia y la de la patria así como el progreso de otras comarcas antes tributarias suyas, es la sola región de España que repugna el regionalismo. No falta explicación a tan inverosímil antinomia. Andalucía no es, no puede ser regionalista, porque Andalucía es España”


“Somos tal vez los andaluces los únicos, o al menos los que mejor podemos hablar sin despertar recelos de regionalismo, porque a nadie envidiamos, ni somos egoístas, ni fundamos en insensatas emulaciones, ni en africanos odios, la exaltación de la personalidad…. Y es que Andalucía es la España por excelencia; que todo lo andaluz se convierte en nacional y todo lo nacional es andaluz”



Mario Méndez Bejarano - Andalucía y Ultramar (1929)





“Hoy hay también, al lado de una realidad andaluza, un ideal andaluz, la idea de una Andalucía ideal; pero ésta no se pretende ofrecer como una visión del presente, sino como un presentimiento del porvenir”

“Este vaso de elección, que es Andalucía, sugiere  la imagen, tiene el suave contorno de una copa de champaña… Y es tradición artística que el seno de la mujer; copa augusta y dulce, fue el sagrado modelo del primer vaso… Andalucía es el seno fecundo de España. Andalucía es un ideal. Por eso se ha podido hablar del ideal andaluz. Andalucía es una idealidad… Su alma es tan aérea, que mejor que de un alma andaluza debemos hablar de un aura de Andalucía: hálito de su alma y halo de si cielo… Andalucía es inmensa: es toda una inmensidad. Pero no una inmensidad vacía de contenido, uniforme y simplicista. Andalucía encierra un potencial de diferenciación, como difícilmente puede encontrarse otro igual en pueblo alguno. En menos grados de latitud no cabe una mayor diversidad, ni más suma de contrastes que los ofrecidos por esta región en sus condiciones atmosféricas, en las producciones de su suelo y subsuelo, en su fauna y en su flora, hasta el punto de poderse afirmar con exactitud que no hay una, sino varias Andalucías. Así se puede hablarse de una Andalucía levantina y de otra lusitana y de otra manchega. Y así como hay una Andalucía campesina y otra ciudadana, así hay una Andalucía serrana y una Andalucía costera, marinera, la Andalucía de las playeras y de la mar bella”

“El ensueño andaluz –dotado de la infusa sabiduría del gay saber, y de la espontánea santidad de los bienaventurados– era un ensueño libre, laborioso, liberal… Un aparente sensualismo rebozaba su plenitud espiritual: y por bajo el reposo aparente de la siesta, las ideas y las emociones rondaban y emergían en una intensa e inquieta vida interior… Misterio gozoso de la vida fácil del dejarse vivir; contento ingenuo del dejarse penetrar del encanto de las cosas… y de las almas, del ambiente y del cielo, de todo y de nada… Sonreír perenne y hondo que impregna a la contemplación de una dulce y serena recatada, tácita”



José María Izquierdo - Divagando Por La ciudad de la gracia (1914)





“Tenemos el deber de crear para Andalucía una vida mejor, y debemos hacerlo formando, sin artificios, el espíritu colectivo. Una política clara, limpia y sin sabor es esta de crear el espíritu colectivo. Las individualidades, o sea los egoísmos, deben ceder por el dominio de cada uno sobre sí mismo para la vida de la relación con los demás. Unos y otros, por amor a Andalucía, a España y a la Humanidad, debéis procurar que dejen de ser una contradicción perenne el cielo azul de nuestra región alegre y las almas torturadas de los andaluces. El espíritu se gobierna por la economía de la paciencia. Hay que reflexionar, callados, sobre estas cotizaciones de la moral, positivo valor financiero de los pueblos que quieren salvarse”

“Nosotros creemos en la redención de Andalucía; pero solo por medio de un programa integral, cuya recia base ha de ser un previo e imprescindible fortalecimiento del alma colectiva, que ponga en posesión al pueblo de su plena conciencia cívica. El ideal regionalista que sentimos está contenido en la fórmula de una intensa y extensa cultura previa. Cuando Andalucía sea una fuerza, no ya como ciega avalancha arrolladora surgida al influjo de la soflama revolucionaria, sino por la fortaleza del pensamiento y la afirmación de la conciencia colectiva, todos los problemas se resolverán con facilidad sorprendente. Basta con que el pueblo quiera, y sepa lo que quiere, para pedir y obtener cuanto le convenga. Intensifiquemos la cultura, que es la base del edificio social. Cuando la cultura media sea capaz de ahogar la ignorancia del ambiente, el problema de Andalucía caminará rápido hacia su resolución”



José Andrés Vázquez - Epistolario Bético (1919)





“El federalismo es una nueva receta emanada de un grupo de pensadores que concebían la nación no como un todo orgánico, moralmente indivisible, sino como un compuesto, como un conglomerado de distintas sociedades unidas entre sí por medio de pactos hipotéticos. Y en esta nueva fórmula, se volvía a hacer caso omiso de lo que representaba todo el amor regionalista, es decir, la unidad viviente que constituía la “región”, suficiente por sí misma –como organismo moral dotado de vida propia– para los fines de un solo Estado”

“Es preciso, pues, concretar este ideal, no fabricándolo, sino haciéndolo surgir del pueblo con sus vigores y hasta con sus defectos. Es preciso, por tanto, trazar una norma que, originada por el sentimiento colectivo del pueblo, sea explicitada por los pensadores lo más clara y naturalmente posible para que el mismo pueblo vuelva a recogerla y asimilársela. De este modo, los que fueron sentimientos innatos y confusamente sentidos serían después ideas poderosas que desarrollarían toda la vitalidad adormecida de la masa”

“No, nuestro regionalismo no existe; sería preciso que concentráramos nuestro cariño en una labor íntima sin rebasar las lindes y demarcaciones de Andalucía. Y eso, actualmente, sería contrario a nuestro sentimiento y a nuestro carácter. El andaluz es tan espléndido, tan derrochador de su alegría y de sus pasiones, que inunda toda España con su sangre generosa o con su verbo típico y gracioso. Y con una prodigalidad, que acaso le sea dañina, ensancha las lindes de su región y el andaluz lleva a Castilla, a Cataluña, a Aragón, a toda España, en fin, la esplendidez de sus amores y el derroche fácil de su corazón grande. Un andaluz, en cualquier parte de España, será en pocos días, un conocido que sabrá  simpatizar con el derroche de su viveza y con la facilidad maravillosa de su adaptación”


Isidro de las Cagigas - Apuntaciones para un estudio del regionalismo andaluz (1914)





Libertad es autonomía en el discernimiento y en la manifestación de hechos de aquella facultad. Igualdad para enriquecer el ser o superarlo. El desarrollo de estos dos conceptos se acelera por la paz y solidaridad libre entre los seres humanos… La instrucción no alcanzará el fin educativo como arma de una formalista educación ciudadana o colectiva; sino como instrumento de una íntima y primordial aspiración religiosa, concretamente definida de Eternidad, esto es, como arma de la finalidad última de vivir, y la interpretación económica de la historia es, precisamente, la negación de esta finalidad… Necesitamos gobernantes que sean maestros; Estado que sea escuela; política que sea arte de Educación. Crear hombres justos, no burócratas que nos aniquilen la verdadera ley del espíritu… El ideal andaluz ha de ser el que traduzca el ideal humano, concretado en una fórmula que condense y resuma todo un credo de optimismo, concebido, sentido y esperado con efusión. Ese ideal representará la meta del amor a la creación que por la vida se realiza, del amor que consagra al hombre creador que, en las avanzadas de ésta, lucha y se debate, dirigiéndola a su final destino, por medio del culto al ritmo y del esfuerzo por realizar la armonía en suma, por medio de la perfección y del progreso incesante y eficiente que es belleza y poder”


“Ya, nuestra Asamblea de Ronda (1918) hubo de expresar como lema de nuestra empresa restauradora: “Andalucía, por sí, para España y la Humanidad.” Esto es: Andalucía quiere volver a ser, por sí, para reanudar la obra creadora de su historia imparable; pero esta inspiración, hacia la distinción de su propio esfuerzo y responsabilidad, tiene por fin: dar a España cuanto por sí llegase a crear con la propia energía; esto es, tiene por superiores incentivos, España y la Humanidad, para las cuales anhela lograr en derechos propios el devenir creador de su alma privativa; acreditado por una historia particular ininterrumpida de elaboraciones culturales, intensas, originales, directoras”


Blas Infante - El Ideal Andaluz (1915-1921)



(Manuel Ruiz Lagos - Ensayistas del Mediodía)