Mi noción de la rebelión y del rebelde es muy simple: un rebelde es un hombre que no vive como un robot condicionado por el pasado. En su forma de vivir, en su estilo de vida no interfiere de ninguna manera la religión, la sociedad, la cultura, ni cualquier otra cosa que pertenezca al ayer.
El rebelde vive individualmente… no como el diente de un engranaje, sino como una unidad orgánica. Su vida no es decidida por nadie más que su propia inteligencia. La fragancia de su vida es la de la libertad. No solo vive en libertad, permite también que todo el mundo viva en libertad. Para él la vida es sagrada y la libertad es el valor supremo, de tal forma que está dispuesto a sacrificarlo todo por ella: respetabilidad, status, incluso la vida misma.
El rebelde crea su camino caminándolo, no sigue a la multitud en la superautopista. Su vida es peligrosa, acepta el desafío de lo desconocido. El rebelde simplemente se despide del pasado.
Es un proceso constante; por eso, ser un rebelde significa estar constantemente en rebelión, porque cada momento se va a convertir en el pasado. Por eso, el rebelde tiene que aprender un nuevo arte: el arte de morir a cada momento que ha pasado, de modo que pueda vivir libre en el nuevo momento que ha llegado.
La rebelión es un estilo de vida. Para mí es la única religión que es auténtica. Porque si vives de acuerdo a tu luz podrías equivocarte muchas veces, pero en cada equivocación te harás más sabio, más comprensivo, más humano. Pero uno tiene que liberarse de las iglesias, de los templos, de las mezquitas, de las sinagogas. Uno tiene que ser solo uno mismo y aceptar el desafío de la vida, te lleve donde te lleve. Tú eres el único guía. Eres tu propio maestro.
Mi rebelde, mi nuevo hombre, es Zorba el Buda. La humanidad ha vivido creyendo o bien en la realidad del espíritu y la irrealidad de la materia o en la realidad de la materia y la irrealidad del espíritu. Pero nadie se ha ocupado de mirar la realidad del hombre. No es solo espiritual, no es solo conciencia, ni es solo materia. Es una tremenda armonía entre materia y conciencia.
Zorba el Buda es la respuesta. Es la síntesis de la materia y el espíritu. Es la declaración de que no existe un conflicto entre la materia y la conciencia, de que podemos ser ricos en ambos sentidos. Podemos tener todo lo que el mundo nos puede proveer, todo lo que la ciencia y la tecnología puede producir, y podemos seguir teniendo lo que Buda encuentra en su ser interno: las flores del éxtasis, la fragancia de la divinidad, las alas de la última liberación.
Zorba el buda es el nuevo hombre, es el rebelde. Su rebelión consiste en destruir la esquizofrenia del hombre, destruir su división. Es una declaración de que el cuerpo y el alma están unidos: que la existencia está llena de espiritualidad, que las montañas están vivas, que los árboles sienten, que toda la existencia es ambos o quizá una sola energía expresándose a sí misma en dos formas, como materia y como conciencia. Toda la existencia no es otra cosa que un campo de energía.
Podemos permitirle al hombre que tenga ambos mundos a la vez. No necesita renunciar a este mundo para tener el otro, ni tampoco tiene que negar el otro para disfrutar de éste. De hecho, tener un solo mundo cuando podrías tener los dos es ser innecesariamente pobre.
Zorba el Buda es la posibilidad más rica. El vivirá su naturaleza al máximo, y cantará la canción de esta tierra. No traicionará a la tierra ni tampoco al cielo. Reclamará todo lo que tiene esta tierra, todas las flores, todos los placeres, y también reclamará las estrellas en el cielo. Reclamará toda la existencia como su casa. Todo lo que contiene es para nosotros, y tenemos que usarlo de todas las formas posibles, sin culpa, sin conflicto, sin tener que elegir. Disfruta sin escoger todo lo que la materia es capaz de darle, y disfruta todo lo que la conciencia es capaz de darle.
Sé un Zorba, pero no te detengas ahí. Sigue caminando hacia ser un Buda. Zorba es una mitad, Buda es la otra mitad.
Zorba está ciego, no puede ver, pero puede bailar, puede cantar, puede disfrutar. El Buda puede ver, pero solo puede ver. Es pura visión, claridad y percepción, pero no puede bailar: está tullido, no puede cantar ni puede disfrutar.
Ha llegado la hora. El mundo es un fuego salvaje, todo el mundo está en peligro. El encuentro entre Zorba y Buda puede cambiar a toda la humanidad. Su encuentro es la única esperanza. Buda puede aportarte consciencia, la claridad, los ojos para ver el más allá, ojos para ver aquello que es casi invisible. Zorba puede dar todo su ser a la visión de Buda y dejar que no se quede solo en una visión seca, sino hacerla un estilo de vida danzante, alborozado, extático.
Le estoy dando a Buda energía para bailar, y le estoy dando a Zorba ojos para ver más allá de los cielos, hacia lejanas metas de la existencia y de la evolución. Mi rebelde no es otro que Zorba el Buda.
Osho – El Libro del Hombre
(Disculpemos de buen grado las faltas de ortografía del autor del texto)
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