sábado, 28 de noviembre de 2015

Dando la cara...

Dicen que en casa del herrero cuchillo de palo. Esto se me puede aplicar en lo que respecta a la fotografía: normalmente me he negado a posar, al igual que no era lo mío el retrato ajeno. Mi afición a la fotografía se concreta principalmente en naturalezas muertas, detalles raros, objetos en fuga, reportajes espontáneos, etc., como podéis ver en las etiquetas Mis mejores fotos, Diapositivas, y en las animaciones musicales de temas concretos. Así que, después de varios años de bloggero, doy la cara con la mayoría de las escasas diapositivas que me retratan entre los 80 y los 90.





































jueves, 19 de noviembre de 2015

Conexión con la Realidad Divina (Tom Youngholm)



La realidad Divina se manifiesta de muchas maneras en todo el universo. Una de ellas, a través del universo físico, pero tales manifestaciones solo son reflejos. ¿Y qué tiene que ver la realidad Divina con mi realidad? Imagina una Realidad Divina que lo abarca todo, representada por una estrella inmensa y radiante. Desde la estrella parten innumerables rayos de luz hacia el espacio ilimitado. Cada rayo de luz consta de más innumerables partículas de luz. Cada partícula de luz representa un alma. Cuanto más se alejan esas partículas de la estrella, más olvidan su relación con la Fuente. Debido a su desorientación, empiezan a moverse en busca de la Fuente. Ésa es la fuerza matriz que sustenta toda la vida.

Cuanto más tiempo y más intensamente se centre un alma en sus propios reflejos físicos, emocionales e intelectuales, más reales se mostrarán esos reflejos. Es un desafío. El componente perdido es la espiritualidad. La espiritualidad es la esencia de tu ser en espíritu y alma, tu conexión con la Fuente. Lo que tú llamas realidad es en verdad tu centro, o tu conocimiento o tu conciencia, de los reflejos de la Realidad Divina. Y aquellos reflejos solo son reales en la medida en que son parte integrante de la Realidad Divina. Pero sin ella, tu realidad no podría existir.



Toda energía se mueve hacia el equilibrio. El equilibrio es el estado natural del universo. Con equilibrio existe perfección o unidad con la Energía Universal. Todo es energía y toda energía está interconectada. La desconexión es imposible. Entonces, todo es uno, y cada parte debe contener el todo. La dualidad es una parte del concepto de equilibrio. La vida nunca es “esto o lo otro”, sino siempre “esto y lo otro”. El desafío es cambiar tu centro de interés y encontrar, poner en práctica y sentir el equilibrio.

El cuerpo humano es como una radio que puede recibir todas las ondas de radio a la vez. Una de las funciones de la mente es actuar como el sintonizador que decide qué ondas recibirá. El alma es una combinación de todos los aspectos de los cuatro sistemas de energía: física, emocional, intelectual o espiritual.
    Toda energía tiene una frecuencia vibracional. Cuando las células u órganos se desequilibran, la frecuencia vibracional empieza a bajar, la energía se mueve más lentamente y se hace más densa. Esa frecuencia vibracional más baja indica un “estado no saludable”. Como la energía está interconectada, todas las células y órganos distintos dependen unos de otros para conseguir el equilibrio.
   Cuando la mente está completamente en paz, también el cuerpo estará en paz consigo mismo. Cuando el corazón conozca el amor en todas las cosas, también lo harán el espíritu, la mente y el cuerpo. Cuando el cuerpo está en equilibrio, los demás se alegran con él. Los humanos son uno de los ejemplos más aptos de toda la creación de sinergía en funcionamiento. Más pronto o más tarde, la conciencia de masa de los humanos descubrirá las frecuencias vibracionales y, cuando lo hagan, revolucionará el cuidado de la salud en la Tierra.



El propósito de tu existencia es avanzar hacia el equilibrio. Tu vida consiste en la conciencia y el aprendizaje; el aprendizaje y el conocimiento favorecen el equilibrio. Toda vida aspira de manera natural al equilibrio perfecto: el equilibrio perfecto en la Realidad Divina, y eso es lo que motiva toda vida. La vida es energía, únicamente diseñada por cada alma para el propósito del conocimiento. El fin de esa vida, la muerte, es sencillamente el fin de una experiencia de conocimiento y el principio de otra.

El alma es una partícula de luz que dentro de sí tiene una conciencia externa de la conexión con la Unidad; es el depositario de todas nuestras experiencias cognoscitivas en nuestra continua búsqueda del equilibrio perfecto durante el diseño de una vida tras otra, en dirección hacia una reunificación con la Unidad: la Realidad Divina.



El amor es la esencia de todo. Es el combustible que activa el movimiento dentro de nosotros y de todas las demás criaturas vivas y conscientes. Es la sangre vital de todo lo que existe; el amor es armonía y equilibrio. El intento de descubrir el amor en la Tierra implica la convicción de los humanos de que están conectados con la Realidad Divina, la cual en definitiva es el Amor Perfecto. Con esa convicción se consigue una paz interior y una alegría que permite que todos los demás aspectos de la noción del amor fluyan de modo natural. Sin eso, sentir amor en la Tierra es un ejercicio casi imposible.


El amor es una elección y está en todas partes. El amor es para notarlo, intuirlo, cuidarlo y compartirlo. Es al compartir lo que hace que arda con más brillo. El amor es la esencia de toda energía; siéntelo en todo lo que hagas. La energía, sencillamente, es. Libérate de todos los juicios y las expectativas: tú eres perfecto en este momento. Deja que el movimiento te lleve; conoce que tú eres espíritu reflejado. Tu labor es estar en armonía contigo mismo, con los demás, con tu planeta y con la Unidad.


Tom Youngholm – El Bar Celestial

lunes, 16 de noviembre de 2015

Nuestros genes extraterrestres (Zecharia Sitchin)

¿A imagen de quién fue creado Adán (el prototipo de los humanos modernos, homo sapiens)?



El principal hallazgo (en el año 2001) es que el genoma humano no contiene los anticipados 140.000 genes, son solo 30.000, algo más del doble que posee una mosca de la fruta, y apenas un 50% más que la lombriz intestinal. Más aún, es un 70% igual al de un ratón, y un 99% al de un chimpancé. Se encontraron genes humanos, con las mismas funciones en invertebrados, plantas, hongos y levadura.

Los hallazgos no solo confirman eso, sino que habría una fuente de ADN para toda la vida en la Tierra. Rascándose la cabeza estaba el consorcio científico debido a este descubrimiento: el genoma humano contiene 223 genes que no tienen predecesores en el árbol evolutivo. ¿Cómo y de dónde pudo el ser humano adquirirlos? En la progresión evolutiva de las bacterias a los invertebrados, los vertebrados y los humanos finalmente modernos, estos 223 genes son completamente extraños. Por consiguiente, los científicos solo pueden explicar su presencia en el genoma humano como algo que se incorporó muy recientemente, no a través de la evolución gradual, sino que se adquirieron horizontalmente (“agregados” de una manera independiente a la evolución humana) por una infección bacteriana.




¿Cómo están seguros los científicos de que estos genes tan importantes y complejos, que significan una inmensa ventaja para la humanidad, fueron obtenidos a través de la cortesía de una infección bacterial? Es un salto que no sigue las teorías evolutivas actuales. No está claro tampoco si el traslado fue de las bacterias al humano o del humano a las bacterias, pero no se encuentra una fuente bacteriana que los tenga horizontalmente transferidos. ¿Pero si el hombre dio esos genes a las bacterias, dónde los adquirió?





El genoma humano está compuesto de aproximadamente 3 millones de nucleótidos; de ellos, solo un poco más del 1% se agrupa en función de genes (cada gen consiste en miles de letras). La diferencia entre una persona y otra suman aproximadamente 1.000 letras en el alfabeto del ADN. La diferencia entre el hombre y el chimpancé está en menos del 1%, y un 1% en 30.000 genes es 300. Entonces ¡223 son más de dos tercios de diferencia entre yo, usted y un chimpancé!
    Estos genes no solo incluyen proteínas sino que también involucran funciones fisiológicas y psíquicas. Es más, enzimas neurológicas importantes solo provienen de la porción mitocondrial del ADN –el llamado EVA mitocondrial–, ese  ADN que la humanidad solo pudo heredar por línea materna.

Los versículos de la Biblia que tratan el tema de la formación de Adán están muy resumidos, existiendo información con mayor detalle en las tablillas de arcilla de sumerios y acadios, donde está muy detallado el papel de los “Elohim”, que habría sido realizado por los Anunnaki (literalmente “Aquellos que del cielo a la Tierra vinieron”).
    Los Anunnaki llegaron hace unos 450.000 años a la Tierra provenientes del planeta Nibiru, un miembro de nuestro propio sistema solar, cuya gran órbita le trae a nuestra parte de los cielos cada 3.600 años. Vinieron con la necesidad de oro para proteger su atmósfera que se desvanecía. Tras miles de años de duro trabajo, su científico Enki sugirió que podrían usar sus conocimientos genéticos para crear los obreros que necesitaban. Cuando los líderes Anunnaki preguntaron: ¿Cómo puedes crear un nuevo ser? Enki contestó. “El ser que necesitamos ya existe, solo tenemos que poner nuestra marca en él” (la doble hélice representativa del ADN “adquirido” figura como símbolo universal en pinturas y relieves, en forma de dos serpientes entrelazadas, como “el Caduceo de Hermes”; o bien la serpiente enroscada en una vara, distintivo de Asclepio, “Padre de la Medicina).




La idea era modificar genéticamente los homínidos (más desarrollados de esa época: los Neandertales) agregándoles genes Anunnaki más avanzados. Cuando los líderes Anunnaki aprobaron el proyecto, Enki, con la ayuda de Ninhursag, la funcionaria médica principal Anunnaki, se embarcaron en el proceso de ingeniería genética, agregando y combinando genes del Anunnaki con aquellos homínidos. Cuando, después de muchos ensayos y errores se logró “el modelo perfecto”, dijo Ninhursag: “!Mis manos lo han hecho!”

Esa es la causa por la que nosotros tenemos esos genes extra… estaban en los Anunnaki.



Más allá de lo que la investigación científica pueda establecer, más allá de cualquier duda, la única fuente posible de estos genes extra, y a menos que se determine que la infección (el traslado horizontal antes comentado) fue de la bacteria al hombre y no al revés, la única solución posible será la ofrecida hace milenios por los escritos sumerios.

   Hasta entonces, los 223 genes extraños y enigmáticos permanecerán como una alternativa y una prueba de las modificaciones genéticas hechas por los Anunnaki.


Zecharia Sitchin – El Genoma Humano