jueves, 21 de marzo de 2019

Biblioteca Grandes Personajes (1): Herman Hesse, Carl. G. Jung, Aldous Huxley y Viktor Frankl.





Recuerdo ahora mis primeras lecturas de Hesse. Era un tomo que contenía Siddharta, obra cumbre de la espiritualidad, sobre la historia del Buda en forma alegórica y libre. A continuación aparecía Demian, un niño de carácter enigmático y sobrecogedor que lleva al adolescente Emil Sinclair del mundo del ensueño al autorrazonamiento, con matices gnósticos y del psicoanálisis. En tercer lugar, mi obra preferida: El Lobo Estepario, cuya verdadera significación no alcancé hasta años después. El tormento psicológico de su personaje es el suyo propio, cercano al suicidio, que se irá transformando tras conocer a Pablo que parece ser exactamente lo contrario de lo que Harry considera un hombre serio y pensativo. Después de asistir a un fastuoso baile de máscaras, Pablo lleva a Harry a su metafórico "teatro mágico", donde las preocupaciones y nociones que plagaron su alma se desintegran mientras participa en lo etéreo y fantasmagórico, al tiempo que experimenta las fantasías que existen en su mente.”

Herman Hesse





Del gran Carl Jung lo primero que leí fue Los complejos y el inconsciente, que me reveló nuestra psique poderosa y oculta, y más tarde el fantástico El Secreto de la Flor de Oro, Psicología y Alquimia, El hombre y sus Símbolos…, obras que cautivan y que nos anonadan por la altura expositiva del autor.

Carl G. Jung






No leí hasta hace poco Un Mundo Feliz del genial visionario Huxley aparte de algunas referencias, primero me adentré en Las Puertas de la Percepción. Y creo que nadie debería dejar para más tarde ambas lecturas, ya que describen con mucha antelación el final sometimiento del individuo por la sociedad mediante una droga que se llama “tecnología”: Un estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuera necesario ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Para llevar a cabo esta revolución, necesitamos, entre otras cosas, los siguientes descubrimientos e inventos.

En primer lugar, una técnica mucho más avanzada de la sugestión, mediante el condicionamiento de los infantes y, más adelante, con la ayuda de drogas como la escopolamina. En segundo lugar, una ciencia, plenamente desarrollada de las diferencias humanas que permita a los dirigentes gubernamentales destinar a cada individuo dado a su adecuado lugar en la jerarquía social y económica. En tercer lugar (puesto que la realidad, por utópica que sea, es algo de lo cual la gente siente la necesidad de tomarse frecuentes vacaciones) un sustitutivo para el alcohol y los demás narcóticos, algo que sea al mismo tiempo menos dañino y más placentero que la ginebra o la heroína. Y finalmente (aunque este será un proyecto a largo plazo, que exigiría generaciones de dominio totalitario para llegar a una conclusión satisfactoria) un sistema de eugenesia a prueba de tontos, destinada a estandarizar el producto humano y a facilitar así la tarea de los dirigentes.

En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino. Ciertamente, a menos que nos decidamos a descentralizar y emplear la ciencia aplicada, no como un fin para el cual los seres humanos deben ser tenidos como medios, sino como el medio para producir una raza de individuos libres, solo podemos elegir entre dos alternativas: o cierto número de totalitarismos nacionales, militarizados, que tendrán sus raíces en el temor que suscita la bomba atómica y, en consecuencia, la destrucción de la civilización, o bien un solo totalitarismo supranacional cuya existencia sería provocada por el caos social que resultara del rápido progreso tecnológico en general y la revolución atómica en particular, que se desarrollaría, a causa de la necesidad de eficiencia y estabilidad, hasta convertirse en la benéfica tiranía de la utopía. Usted es quien paga con su dinero, y puede elegir a su gusto.”

Aldous Huxley





De Viktor Frankl conocí El Hombre en busca de sentido por el grupo de lectura, un alegato contra cualquier tipo de desesperación vital gratuita, porque nuestro instinto de supervivencia puede vencer todas las dificultades y ayudar a encontrarle siempre sentido a la vida:”Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino. Y es precisamente esta libertad interior, que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido.

¿Quién es, en realidad, el hombre?: es el ser que siempre decide lo que es.”

Viktor Frankl



jueves, 7 de marzo de 2019

Colección Otros Mundos y Realismo Fantástico




En un loable intento de entender y explicar los Grandes Enigmas de la Humanidad, acometió la editora Plaza y Janés, allá por los años 70, la publicación de más de 200 títulos en sus colecciones Otros Mundos y Realismo Fantástico que abarcaban temas como la Ufología, Astrología, Esoterismo, Parapsicología, Mitos, Alquimia, Civilizaciones desaparecidas, etc., tratados abiertamente desde el ansia humana de conocimiento y planteando variadas hipótesis, entre la razón y la fantasía, y que supuso un trampolín para la posterior investigación científica de tales misterios, muchos de ellos aún sin respuesta satisfactoria.

Estos son los títulos que he logrado reunir, muchos menos de los que me gustaría.

Colección Otros Mundos y Realismo Fantástico:
https://drive.google.com/drive/folders/1ENTB0EpSHZqNttfCpKc5F3t-XsJjSqGO?usp=sharing


lunes, 4 de marzo de 2019

Textos fundamentales sobre la Espiritualidad Oriental

En este enlace recorremos distintos análisis, estudios y comentarios sobre el gran acervo de sabiduría que representa la Tradición Oriental, desde el Vedanta, pasando por el Taoísmo, el Budismo y el Zen. Este último enfoque del Zen recoge el inmenso legado anterior para ofrecernos las claves de una vida plena y satisfactoria, teniendo como eje la atención consciente y plena del momento presente, el único real y donde se halla la verdadera iluminación, superando la impronta social , el ego, el condicionamiento religioso, el deseo, las elucubraciones sobre Dios y el Más Allá. Es volver a nuestra fuente primordial.




Espiritualidad Oriental: Vedas, Taoísmo, Budismo y Zen:
https://drive.google.com/drive/folders/1UQiysyVQXAVMRzfj0Q3VKPMl0iyCyM9o?usp=sharing