Para convertirse en un aventajado aprendiz de sabio
el primer objetivo es averiguar cuales son los vacíos, las necesidades ocultas, que ponen al descubierto defectos, actitudes y
creencias que debemos cambiar por
otras cualidades más saludables, centradas y equilibradoras.
Necesidad de buscar ansiosamente…
Ser importante a cualquier precio
Tener siempre razón a toda costa
Amar y ser amado de forma captativa e insaciable
Expulsar, descargar y proyectar la rabia y la ira
Preocuparse por todo, de ver por todas partes
dificultades y problemas
Culpar a los demás, buscar un chivo expiatorio
Sentirse superior a los otros, orgullo y arrogancia
Buscar compasión, ir de mártir por la vida
Que otros se responsabilicen, decidan y tomen el
mando
Criticarlo todo y a todos, encontrar defectos
Atesorar riquezas y propiedades y que los demás se
enteren
Que todo esté y sea perfecto, ordenado y
maravilloso. Tener éxito en cuanto se proponga.
El segundo objetivo es pasar a la acción y cambiar
lo que deba cambiarse. ¿Dónde encontrar el verdadero sentido, las columnas
sólidas en las que apoyarse?: en los principios o leyes universales que deben
sustentar una vida llena de sabiduría…
-Principio de la unidad y potencialidad pura, que se cumple si se dan las circunstancias de paz, quietud, silencio
interior y renuncia a la crítica. El Aprendiz de Sabio es consciente de que en
la medida en que sintonice su mente con la mente infinita, sin límites y
todopoderosa de la naturaleza, mayores serán sus posibilidades de creatividad,
eficacia y de plenitud.
-Principio de la interacción dinámica del universo. Ley del dar y del
recibir. El Aprendiz de Sabio nunca
olvida que es él el primer responsable y causante de su felicidad o su
desgracia, por eso no deja de generar acciones nobles y saludables, que
producen un gran bien en sus semejantes y se convierten en un bien mayor para
sí mismo.
-Principio de la causalidad: toda
acción engendra una fuerza de energía que vuelve a nosotros. El Aprendiz de
Sabio siempre elabora sus respuestas y opta por las soluciones pertinentes
desde la calma y el sosiego interior y exterior. Hace caso a la corazonada
inteligente que le habla desde la coherencia y la plenitud del espíritu.
-Principio de la armonía y del equilibrio, del mínimo esfuerzo, de lo
natural. Conviértete en mero
espectador, disfruta de la aceptación de la realidad, vívela sin lucha, sin
queja, y deja que todo suceda con la serenidad y el equilibrio silencioso de
que nos da ejemplo la naturaleza. Saborea cada instante, siéntete vivamente en
paz, plenitud y armonía físicas y psíquica.
-Principio de la atención-intención consciente. La maravilla de las maravillas es que el sistema nervioso humano no
solo es capaz de ser consciente de la información y de la energía de su propio
campo cuántico, sino que también puede modificar de manera consciente el
contenido informativo y energético que da origen a nuestro cuerpo, ampliando
nuestro mundo y haciendo que se modifiquen cosa en él.
-Principio de la no-dependencia, del desapego, de la sabiduría de la
incertidumbre. Sin la inseguridad
permanente que debemos saber disfrutar seríamos víctimas de nuestro pasado. La
sabiduría de lo desconocido nos rescata de la tristeza, del adocenamiento, de
la involución y de la desesperanza, pues se convierte en abanico de infinitas
posibilidades.
-Principio del propósito de la vida, del “porqué” y “para qué” de la
existencia. Todo tiene su porqué y
para qué en la vida. Nada es al azar. Cada ser, cada persona es singular, pieza
única, ser irrepetible con un proyecto, con un propósito existencial, que debe
llevar a cabo en beneficio de los demás y para hacer posible el bien, el orden
y la armonía universal.
El tercer objetivo es saber llevar a la vida de
cada día esa sabiduría esencial, desgranada en formas concretas de pensar,
sentir y obrar, incorporándolas a la personalidad hasta que se conviertan en
actitudes, en hábitos…
.Hacerse bien y no daño a sí mismo, e impedir que otros nos hagan daño. Hacer el mayor bien posible a los
demás.
.Hacer siempre aquello que teme, tomar
sus propias decisiones. Perdonarse y tratarse con ternura, activar todas sus
potencialidades.
.No perder nunca el sentido del humor, reírse don frecuencia de sí mismo. Vencer el miedo al qué dirán.
.Cuidar, cultivar y potenciar su mente, la parcela del espíritu, los buenos y nobles sentimientos.
.Responsabilizarse de sus
pensamientos, sentimientos y acciones. Saber decir: ¡No! Sin sentirse culpable.
.Tender puentes y establecer
lazos, cultivar y potenciar la parcela social y de relaciones familiares.
.Planificar el futuro, pero
sin permitir que la inquietud o el estrés anticipatorio nos afecten. Correr
riesgos razonables siempre que sea necesario.
.Valorar y disfrutar las cosas más cotidianas, normales y sencillas que le depara el día a día, porque ésas son, en
verdad, las grandes y maravillosas cosas de este mundo.
.Pensar y meditar cada día con
plena convicción, que la manera más
segura y cierta de vivir para sí
mismo y ser feliz, no es otra que
vivir para los demás y dejar tras de
sí una estela de acciones nobles y generosas, contribuyendo a que este mundo
sea un poco mejor, más humano y acogedor.
.Convertir el respeto, la empatía, la comprensión, el perdón, el buen
entendimiento y la alegría de vivir en sus mejores aliados para una convivencia madura y pacífica con
sus seres queridos y con los demás.
.Llegar a entender que la felicidad y la desdicha, la suerte y la
desgracia, la riqueza y la miseria, están latentes en el espíritu, en la mente
de cada individuo. Pero cada cual
tiene en sus manos la posibilidad de despertar, activar y potenciar unas u
otras. El Aprendiz de Sabio tiene muy claro que él y solamente él es el dueño
de su propio destino.
En definitiva, todas las
actitudes y ocupaciones enumeradas, el Aprendiz de Sabio consigue sintetizarlas
en algo tan simple y a la vez tan complicado como vivir plenamente la propia vida y dejar que cada cual viva la suya.
¡Nada más y nada menos!
Bernabé Tierno – Aprendiz de sabio