viernes, 15 de julio de 2011

Sobre "El Libro Egipcio de los Muertos"

También conocido como “El Libro del Gran Despertar” y que, para entendernos, podríamos traducir como “Manual para lograr el bienestar en la vida futura”, fue encontrado en una tumba de la XVIII dinastía, cerca de Luxor, y era una copia en papiro del mismo escrito en torno al 1500 a.c. por Ani, escriba real de Tebas, a base de jeroglíficos. Era copia de textos más antiguos que se pierden en la noche de los tiempos, y que fue el referente religioso más importante durante, al menos, tres mil años, y describe con todo detalle el ritual que debía celebrarse para los difuntos, en el que se facilitan instrucciones sobre cómo debía conducirse el espíritu desencarnado en el País de los Dioses, ó Amenti, nombre que los egipcios daban a la morada del hombre después de la muerte, y también se traduce como “manifestado en la luz”, “procedente del día”, “manifestándose de día”, en general la forma de fortalecer_o perfeccionar- el khu:
el "luminoso","el claro"," la gloria", es una de las partes inmortales del hombre, probablemente representa al espiritu o alma. Su simbolo es una llama de fuego.
Tambien llamado "akh",el espiritu activo,inmortal y no limitado al tiempo o espacio, es el elemento mas elevado que se puede aspirar.

El libro profundiza la creencia de los egipcios en la vida eterna, asociada con la existencia del Sol. Éste salía cada mañana con renovada fuerza y vigor, y la renovación de la juventud en una vida futura era la meta y el objetivo de todos los creyentes egipcios. En el papiro de Ani se representa al fallecido cuando ha llegado a un lugar remoto y lejano, donde no hay aire para respirar ni agua para beber, pero donde puede conversar con Tmu, ó Nefer, qe representa al dios sol que surge del loto. En respuesta a su pregunta: ¿Cuánto tiempo me queda para vivir?, el gran dios Annu responde. “tú existirás millones de millones de años”. En otro capítulo, Ani proclama la “duración infinita de la existencia pasada y futura del alma, así como su naturaleza divina”, pero en ningún lugar se nos dice que el cuerpo corruptible del hombre voverá a alzarse; la idea prevaleciente es que el cuerpo se queda en la tierra mientras el alma ó espíritu vive en el cielo. Sin embargo, no cabe duda de que los egipcios creían firmemente en que, además del alma, había algún otro elemento del hombre que volvería a la vida.

La conservación del cuerpo estaba conectada de algún modo con la vida en el mundo futuro, y era necesario preservarlo para asegurarse la vida eterna. La existencia eterna del alma se afirma con la repetida mención de la reunificación del cuerpo, al igual que Osiris. Pero el cuerpo no queda inoperante en la tumba, porque las oraciones y ceremonias del día del funeral le dotan del poder de transmutarse en “sahu” o cuerpo espiritual, que es capaz de asociarse con el alma y mantener conversación con ella. De esta forma puede ascender al cielo y morar con los dioses, con el “sahu” de los dioses y con las almas de los justos. En una edición posterior, se dice que el fallecido “mira a su cuerpo y descansa en su sahu”.

El corazón estaba muy conectado con los cuerpos natural y espiritual, o más bien con esa parte de ellos donde se asienta la fuerza de vida y que es la fuente de los pensamientos buenos y malos. Además, el hombre tenía una individualidad o personalidad abstracta con una existencia absolutamente independiente. Podía moverse libremente de un lugar a otro, separándose del cuerpo ó uniéndose a él a voluntad, y también disfrutando de la vida con los dioses en el cielo. Éste era el “ka”: doble, imagen, genio, carácter, disposición y atributos mentales. Las ofrendas funerarias de carne, pasteles, cerveza, vino, ungüentos, etc, eran para el ka, que los agradecía y consumía. Cuando éstas se terminaban, el ka se alimentaba de las ofrendas pintadas en las paredes de la tumba, que se transformaban en el alimento adecuado gracias a las oraciones de los vivos.

Por otro lado, daban el nombre de “ba” a esa parte del ser humano que, sin sombra de duda, se creía que podía disfrutar una existencia eterna en un estado de gloria; esta palabra significa algo así como “sublime”, “noble”, y hasta la fecha ha sido traducida como “alma”. El ba no es corpóreo, aunque habita en el ka, y es el principio de la vida del ser humano, todavía posee sustancia y forma; en cuanto a su forma se le retrata como un halcón con cabeza humana, y en naturaleza y sustancia se dice que es extremadamente etéreo y refinado: era eterno.
Para sintetizar, la totalidad del hombre consistía en un cuerpo natural, un cuerpo espiritual, un corazón, un doble, un alma, una sombra, una envoltura etérea intangible o espíritu, una forma y un nombre. Todos ellos estaban indisolublemente unidos, y el bienestar de cualquiera de ellos influía en el bienestar de todos los demás.

Para el bienestar de las partes espirituales era necesario preservar el cuerpo natural de la descomposición. Los textos guardan silencio en cuanto al tiempo en que la parte inmortal comienza su existencia beatificada, pero es probable que el “Osiris” de un hombre sólo llegara al pleno disfrute de la felicidad espiritual después de que las ceremonias funerarias hubieran sido debidamente realizadas, y se hubiera recitado el ritual. Cuando el “Osiris” de un hombre ha entrado en el cielo como alma viviente, se le considera uno de aquellos que “han comido el ojo de Horus, él camina entre los vivos y se convierte en Dios, el hijo de Dios, y todos los dioses del cielo se convierten en sus hermanos”. Esta identificación le sitúa en la posición de regente supremo, él es el hermano de la Luna, él es el hijo de la estrella Sothis (Sirio), él da vueltas en el cielo como Orión. Los dioses, masculinos y femeninos, le rinden homenaje, todos los seres del cielo le adoran. Su sitio está al lado de Dios, en el lugar más sagrado, y llega a serDios y un ángel de Dios; él mismo es triunfante. Para él, “la tierra es abominación, porque su alma ha hecho estallar para siempre los lazos del sueño en su casa que está sobre la tierra, sus calamidades han llegado a su final.

El capítulo (ó placa) XVIII dice :

“Mi alma ve al gran dios dentro de la barca de Ra en el día de las almas.
Mi alma está al frente, entre ésas que cuentan los años. Ven; el ojo de Horus, que establece las glorias sobre la frente de Ra y rayos de luz sobre los rostros de aquellos que están con los miembros de Osiris, ha salvado mi alma.
Oh, no encerréis mi alma, no encadenéis mi sombra; que puedan contemplar al gran dios dentro del templo el día del juicio de las almas, que yo repita las palabras de Osiris.
Que esos seres cuyas moradas están ocultas, que encadenan los miembros de Osiris, que encadenan las almas de los Khu, que encierran la sombra de los muertos y pueden hacerme mal…, que no me hagan mal, que alejen sus caminos de mí. Tu corazón está contigo; que mi alma y mi Khu estén preparadas contra su ataque.
Que me siente entre los grandes gobernantes que habitan en sus residencias; que mi alma no sea aprisionada por aquellos que encadenan los miembros de Osiris, y que encadenan las almas, y que encierran la sombra de los muertos.
El lugar que tú posees, ¿no es el cielo?”.

1 comentario:

  1. Hace tiempo soy seguidor de este magnífico blog, pero no me había atrevido a comentar, pero al leer este post no me queda de otra que dar mi alabanza al creador ya que nos brinda muy buena y valiosa información, muchas gracias.

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