En este universo abigarrado de internet densamente poblado y variopinto nos encontramos siempre aprendiendo cosas nuevas. Pero quizá la clave para saber qué es lo que pensamos de cualquier tema radica en utilizar el diálogo y el comentario. Sé que disponemos muchas veces de poco tiempo, que la oferta es muy amplia y los intereses de cada cual infinitos. A pesar de lo específicos que puedan parecer los temas que suelo tratar, a fin de cuentas estoy hablando siempre del hombre, del ser humano, de nuestros ancestros, de los elementos espirituales que nos diferencian, del alma, de nuestros secretos profundos. Pero todo ello con vistas a tratar de cambiar un presente oscuro y degradado, cada uno por su parte y todos en conjunto. El intercambio de ideas y opiniones es lo que nos hará avanzar y reconocernos.
Muy acertado está Emilio Lledó cuando al hablar de la función del lenguaje escrito, nos dice: "Toda educación debe mantener y estimular ese intercambio entre semilla que se siembra, palabra, mensaje, discurso que se comunica, y permitir que esos objetos verbales, al anidar en la mente de quien los recibe, fomenten y alienten otros vuelos teóricos, crezcan en otras palabras, originen un caudaloso fluir en el cauce del futuro. Estos nuevos actos mentales transforman en vida el pensamiento, dando un nuevo sentido, en la mente y en la realidad, a la repetida y monótona sucesión con que se desliza el tiempo sin sustancia, ese tiempo estéril, idéntico siempre a sí mismo; simple “medida del movimiento”, pero sin “antes ni después”.
Nada más opuesto, por consiguiente, a esa siembra educativa, que la trasmisión de un lenguaje cuyo destino es solo de ser recibido sin “recepción”; el de tener que caer en una mente que no puede hacer nada con él, sino incorporarlo al inerte material de una muralla donde falsos educadores, como falsos profetas, han ido piedra a piedra acumulando las endurecidas simientes de una lengua muerta y que produce muerte.
El leguaje escrito no se comunica en el instante en el que surge. La escritura se proyecta hacia otro tiempo que aquel en que surge. Las letras adquieren así una misteriosa cualidad. Escritas desde el concreto y motivado presente de un autor, y emergiendo de su pasado, de dirigen al borroso horizonte del futuro en el que, tal vez, encuentren lector y respuesta. Es evidente que esta perspetiva de una comunicación que, en el fondo, no se orienta hacia nadie determinado, rompe con la primaria estructura del lenguaje. Al moverse la escritura hacia ese impreciso futuro se afirma, sin embargo, como memoria, se convierte en memoria. El futuro en el que, posiblemente, actuará ese diálogo que las letras prometen en el alargamiento del presente de la escritura hacia un imaginario y siempre imprevisible lector.
El territorio de la cultura precisa ser aprendido, mirado desde perspectivas en donde el “alma” esté preparada para hacer germinar y, por consiguiente, hacer vivir lo que es silencio, hacer realidad lo que es posibilidad. Esta realización se transforma, a su vez, en el caso de que la recepción se haga escritura, en posibilidad que enhebra el tiempo en ese hilo que se llama inmortalidad".
Por ello, ayudadme a alargar el presente de la escritura con ese diálogo espontáneo o meditado, escueto o concienzudo, sobre cualquiera de las entradas.
Estaré un tiempo de vacaciones, pero me comprometo a responder a mi vuelta cada uno de vuestros comentarios... !hasta pronto!
Como parte de este diario personal compartido, que es como considero el blog, tiene su sitio esta relación escueta de las aves que puedo ver desde de mi casa, con alguna descripción rápida de su plumaje, algún comportamiento observado… pequeñas notas que me sirven para reconocerlos. Las grandes aves son mucho más fáciles de identificar, por el tamaño, menor número de especies, etc. Más difícil la cuestión con las aves pequeñas: hay un gran número de ellas y su tamaño menor lógicamente lo dificulta. Pero una vez conocidas unas, busco los rasgos distintivos de especies que aún no reconozco, pero que están por aquí. La gran parte de las especies son de temporada, ya en verano o en invierno, todo el año están el Gorrión Común, la Tórtola turca, el Carbonero Común, la Curruca Cabecinegra, el Mirlo, el Zorzal común, Estornino y unas cuantas más. Me ayuda uno de los mejores trabajos sobre Aves de España (al que saqué fotocopias), que manejaba un grupo de Verdes-Biólogos con el que estuve relacionado y compartí con ellos varias rutas y pernoctaciones en esa desconocida pero fascinante Sierra de Aznalcóllar. Era un lujo ir con ellos, con su extenso conocimiento de flora y fauna, de todos los senderos, sus tres grandes y distintos ríos, uno de ellos el Agrio, en todo parecido al Río Tinto, pequeños lagos, arroyos, etc. Aquí vi y recorrí un precioso bosque-galería de alisos, sauces, chopos; también a destacar un paraje frondoso y casi impenetrable donde no llegaba el sol, de brezos de hasta tres metros en el lecho de un arroyuelo; pequeñas cataratas y cárcavas, vistas panorámicas, construcciones abandonadas desde la Guerra Civil como la de Carnicería, donde se practicaban los fusilamientos, etc.
Alondra
Éstos son:
Abejaruco, una de las aves exóticas de por aquí, de pecho azul y torso dorado, forma de ballesta; suele oírse su graznido antes de verlas. Van casi siempre en grupo.
Abubilla, otras de las aves más exóticas y extrañas, con largo pico y gran penacho rojizo y sus plumas con franjas blancas y negras; alas grandes y de vuelo corto y pesado.
Águila Calzada, de tamaño medio-grande, característicos sus muñones en las patas. Vista desde abajo, borde externos de las alas negro, el resto blanco o muy claro. Se las ve entre otoño y primavera
Aguilucho Cenizo, planea a gran velocidad rozando las copas de los árboles. Para verlo a primera hora de la mañana o antes de ponerse el sol. Combina los tonos ceniza con blanco y negro moteados. La hembra es diferente, mayor de tamaño y los tonos más grises, parecida a la del ratonero común en fase clara.
Alcaudón Común, del tamaño del gorrión, inconfundible por el tamaño de su cabeza, anaranjada en el caso del macho. Al volar o tirarse al suelo en busca de algún insecto enseña sus plumas blancas.
Alondra, alaúdido con pintitas negras en su pecho y con una pequeña coronilla, imita los cantos de las demás aves desde ramas escondidas.
Ánade Común, solo en bandadas, en época de migración
Autillo, pequeña rapaz nocturna de tono grisáceo, es más fácil oírla que verla.
Avión Común, ave pequeña muy gregaria típica del verano, se distingue de la golondrina por ser más pequeña, su obispillo blanco y su cola de pez.
Buitre Leonado, siempre en grupos en busca de algún animal muerto, impresiona su tamaño respecto del Milano o el Cuervo.
Carbonero Común, mi preferido entre las pequeñas aves. De bonitos colores y contrastes, su canto resuena lejos marcando territorio. Canto armonioso y martillero. Les tengo puesto un comedero, aunque tórtolas y gorriones a tropel se lo ponen muy difícil. También he colgado un nido en un pino con la esperanza de que crie alli.
Cernícalo Común y Cernícalo Primilla, muy parecidos y difíciles de distinguir, forma muy estilizada de ballesta. Puede pararse mucho tiempo seguido en el mismo punto por muy fuerte que sople el viento. Al atardecer es típico oír sus chillidos a gran distancia.
Chova Piquigüalda, solo la he visto una vez. Supe que lo era al estar junto al mirlo, ya que es mayor en tamaño pero de plumaje muy parecido.
Cigüeña, a veces se reúnen inesperadamente muchas de ellas en los campos de trigo, no hay demasiadas parejas en esta zona, va en descenso..
Cogujada Común, alaúdido parecido a la alondra, aunque más ocre y con penacho encrespado. En época de celo, el macho sube a gran altura y se cierne hasta dejarse caer a plomo sobre la hembra.
Colirrojo Tizón, pequeña ave parduzca del tamaño del gorrión. Cuando vuela luce su cola anaranjada. La veo cazar insectos voladores lanzándose hacia arriba rápidamente; se atiborra de alúas y aluitos, pero en verano emigra al norte.
Cormorán Grande, los veo en pequeñas bandadas al atardecer en dirección al Guadalquivir.
Cuco, inconfundible su canto, con un vuelo silencioso y rasante al caer el sol. Plumaje moteado con franjas negras sobre fondo grisaceo por debajo.
Cuervo, gran pico negro, con vuelo directo o en círculos. Inconfundible su “croac” mientras planea.
Curruca Cabecinegra, pequeña y de cabezona negra por debajo de los ojos, el resto grisáceo claro por debajo y más oscuro por el dorso, canto tosco y repetido. Anida bien en el denso follaje de las vallas metálicas. Canto repetido como una chicharra, si te acercas donde está el nido intenta alejarte de él.
Curruca Capirotada, cabeza negra de ojos para arriba, la hembra en cambio anaranjada en época de cría. Su comida favorita es libar el néctar de las flores con su largo pico.
Estornino, pájaro mediano muy gregario casi negro con la garganta más clara. Comen las aceitunas caídas al suelo. Insoportable y repetido su silbido.
Gansos en migración al Parque de Doñana.
Garcilla Bueyera, totalmente blanca y de largo pico naranja, escarba en los campos tras los tractores.
Golondrina Común, anuncia la primavera, mayor que el avión común pero con la cola bihorcada y cabeza y dorso con tintes azules.
Gorrión Común, machacón gorjeo de las crías a primera hora; muy agresivos con sus compañeros, forman verdaderas tanganas en época de celo.
Grajos y Grajillas, pueden ir en grupos numerosos y muy ruidosos, acompañando a veces a los buitres.
Jilguero, sus franjas amarillas y su cabeza rojiza le hacen inconfundible. Vuelo ondulante hasta las puntas de las ramas más altas, donde da su agudo y variado concierto.
Lavandera Blanca, cabeza con careta blanca, el resto combina negro, blanco y gris y cola muy larga, merodea por humedales buscando insectos y andando como un Correlimos. Emigra cuando aprieta el calor.
Lavandera Boyera, muy similar pero con el pecho amarillento, sigue al ganado.
Lechuza, muy clara o blanca por debajo, se oye a distancia su aullido. Una vez la vi volar en silencio, de madrugada, hasta mi pajarera enganchando con sus potentes garras entre la malla a un canario.
Milano Negro, ave muy oscura y algo más clara y parduzca por debajo, va tanto en solitario como en parejas o pequeños grupos, y sigue de cerca a cuervos y buitres. Desplaza al Milano Real al llegar el verano, por ser más abundante.
Milano Real, mi rapaz preferida, con círculos blancos bajo las alas con cola de pez anaranjada. Vuela elegantemente con el mínimo esfuerzo y se cierne parándose en el aire con gran destreza. Lo he visto una vez cazar en vuelo a un estornino despistado.
Mirlo Común, el macho negro y con el pico anaranjado, la hembra más grisácea y mayor que él, siempre muy cerca uno del otro. Canta con chillidos y tonos variados e imita lo que oye, como el sonido del móvil.
Mochuelo, algo mayor que el autillo de plumaje moteado y a franjas. Otea desde los cables o ramas de olivos a su presa.
Mosquitero Común, pequeño pajarillo gris-marrón, algo amarillento el pecho.
Paloma Bravía y Común, a veces se juntan en los prados a centenares, moviéndose como una nube de un lugar a otro.
Pardillo Común, parecido al gorrión, canto un poco monótono, suele cruzarse con canarios dada su robustez.
Perdiz Roja, corretea y come por el suelo del olivar y le cuesta alzar el vuelo debido a su peso. La llamada del macho es característica.
Petirrojo, de patas muy finas y pecho anaranjado, ojos negros inquisitivos, se atreve con los gorriones en el comedero. Muy esquivo pero cercano, siempre alerta, andando a saltitos.
Ratonero Común, águila muy abundante con diversas fases de plumaje, algo mayor que el Milano. Vuelo lento y cansino, en círculos; también otea a la presa desde alguna atalaya o rama alta.
Tarabilla Común, pequeño pájaro negro y parduzco con tintes rojizos, destacando su collar blanco. Siempre cerca de arroyos y charcas, vuelo corto y ondulante entre matorrales. Si te ve acercarte, vuela de uno a otro lado para alejarte de su nido. También se le ve posado en los cables de teléfono.
Tórtola Turca, de color gris marengo con un fino collar negro, muy confiada. Emite un aullido de pelicula de miedo al amanecer.
Verderón, color verde oliva con franjas amarillas que destacan. También se le cruza con canarios para conseguir tonos diversos. Tono de canto repetitivo y como con eco.
Verdecillo Común, parecido al verderón pero más pequeño y con color más apagado. Vuelo acelerado y en línea recta, practica un gorjeo interminable copiado en muchos temas musicales.
Vencejo Común, tono negro azulado de grácil silueta y espléndido vuelo, jamás se posa.
Vencejo Cafre, procedente de África, similar al Común pero más pequeño.
Zorzal Común, de plumaje parecido a la alondra pero de mucho mayor tamaño. Es el objetivo principal de los cazadores por esta zona junto a la perdiz y el conejo.
Aves que he reconocido por los alrededores, sierra de Aznalcóllar y en otros viajes:
Acentor Común, en la sierra de Aznalcóllar, pequeño pájaro que pasa desapercibido; tras su gorjeo finaliza como diciendo “sí”.
Agateador Común, también pequeño y mimetizado con los troncos de árboles, por los que trepa.
Águila Culebrera, de tamaño similar a la Calzada, pero más estilizada, pecho y parte inferior embarrada.
Águila Real. Puedo decir que su avistamiento dio partida a mi afición por las aves. A poco de vivir aquí, se nos cruzó por esta carretera solitaria, impresionando su envergadura y tonos ocres, quizá tras un conejo. La vi otra vez más volando junto a un milano, y este parecía pequeño a su lado. No he vuelto a verla en los últimos diez años.
Alcaudón Chico, del tamaño del Común o menor pero con los tonos del Real.
Alcaudón Real, ostensiblemente mayor que el común, de parecida silueta y de tonos negro y ceniza.
Alcotán, partes bajas moteadas de franjas negras. Lo vi un par de veces merodeando la autovía a Huelva.
Andarríos Chico, parece andar sobre el agua de los arroyos.
Arrendajo, córvido de vistoso plumaje, muy habitual en los pinares.
Bisbita Común, similar a los aláudidos, aquí se le llama “pipita”.
Cárabo, rapaz nocturna que por casualidad espantamos una mañana junto a unas ruinas.
Carraca, pájaro mediano de vivos tonos celestes y rojizos por el dorso, también ave exótica y rara de estos parajes de sierra.
Charrán, se lanza cerca de la orilla del mar para capturar pequeños peces.
Correlimos Común, busca insectos en charcas, fangos y orillas de arroyos. Collalba Negra, parte superior negra y resto ocre, algo rechoncho.
Collalba Rubia, similar a la Negra pero destaca su cuerpo ocre dorado.
Escribano Montesino, pájaro pequeño parduzco con antifaz más oscuro.
Garza Real, la vi a mucha distancia en el río Dulce, para después remontar vuelo y pasar por encima nuestra, muy estilizada.
Gaviota Cabecinegra y Cana, habituales por las playas del sur, también remontan el Guadalquivir arriba hasta Sevilla en busca de desperdicios.
Gorrión Moruno, me lo señaló el guarda del Templo de Mulva, con tonos más vivos y rojizos que el común. Pero últimamente veo alguna que otra pareja por aquí.
Grulla, pudimos ver su paso migratorio en el valle del Jerte.
Flamenco, una gran multitud estuvimos observando en las salinas del Cabo de Gata.
Herrerillo Común, parecido al Carbonero, de cabeza azulada y una línea negra menos detallada de cuello hacia abajo. Canto más repetitivo y menos melodioso.
Lavandera Cascadeña, similar a las otras pero anida en rocas cercanas al agua de lagos y torrentes.
Martín Pescador, vuela como una flecha rasando el agua, muy esquivo.
Papamoscas Cerrojillo, pequeño pájaro de contrastes negro y blanco. Suele haberlos en los parques, pero pasa desapercibido.
Pico Picapinos, pájaro carpintero típico con su ribete rojizo encaramado a los troncos y agujereándolos.
Rabilargo, córvido muy frecuente en zonas de pinares, se distingue por su larguísima cola.
Ruiseñor, en verdad no pude verlo, pero escuchamos su canto melodioso un amanecer.
Urraca, córvido característico blanco y negro, típico también en bosques y zonas de pinares.
Zampullín Chico, muy oscuro, retoza y se zambulle en pequeños lagos.
Muchos de nosotros, muchas de las almas que pronto volverán a la Tierra, se reúnen con frecuencia no lejos de aquí. Ya no quieren una Tierra como la que han conocido en otra época, y que algunos hombres persisten querer legarles, con las mismas torpezas, con las mismas dudas y, sobre todo, con las mismas limitaciones.
Yo formo parte de una nueva generación de seres que quieren actuar bien y rápidamente, sin acomodos. Todo lo que deseo es encontrarme a mí misma, a mí y a lo que de mí vive en toda la creación. Ya no consigo respirar verdaderamente en este mundo de paz, porque la paz ya no está en mí, porque sé que ya he descansado bastante y temo olvidar el fin. ¿Cómo voy a ser plenamente feliz si una parte de mí misma yerra todavía en la materia densa? Esa parte se llama “los otros”.
Este mundo y el otro y los otros… tienen que interpenetrarse más y más hasta formar uno solo. No tiene que haber más que una sola vida sin “arriba” ni “abajo”. Habrá que volver mientras que todavía haya muertes y hasta que éstas no sean más que nacimientos.
En cuanto un alma regresa hacia un cuerpo de carne, tiende a hacer un análisis general de todo lo que ha aprendido y vive ese proceso con gran intensidad. En este mundo eso es ley. Así se impregnan más fácilmente en la memoria profunda las grandes verdades asimiladas y pueden luego reflejarse en la encarnación.
La densificación de lo que vosotros llamáis cuerpo astral se ajusta de modo totalmente natural a varios niveles. Su conciencia flota entre dos estados y eso se refleja indefectiblemente en la estructura de sus moléculas.
La tortura moral y los impulsos reprimidos nunca han hecho crecer verdaderamente al hombre.
El niño que acaba de nacer no es un terreno tan virgen como el terciopelo de su piel podría hacernos pensar. Lleva en sí su equipaje, sus temores, sus esperanzas, sus inhibiciones, sus alegrías, todo un potencial, toda una gama de colores que ha desarrollado más o menos desde mucho tiempo atrás, mucho más tiempo de lo que a uno le gustaría creer.
De la misma manera que existe una genética del cuerpo, hay una genética del alma; las radiaciones de los cuerpos sutiles son análogas a memorias profundas, a verdaderos bancos de datos; la luz que forma un aura es semejante a una miríada de células que se reagrupan por afinidades hasta formar masas energéticas de cierta densidad, de cierta amplitud, de cierta coloración. Trasnportar las especificidades de base de un temperamento, la configuración de la sensibilidad o incluso la aspereza de un alma. Son las que más allá de los genes y la educación, establecen los vínculos de afiliación auténticos.
Lo que verdaderamente horada nuestra conciencia astral aquí es, efectivamente, el sonido. Lo experimentamos como una sucesión de ataques bruscos y violentos. Y también los pensamientos que circulan a través de nosotros, tristes, insulsos, intemperantes y licenciosos, como los borrones de vida de los que están ahí.
No son solo los planetas o el talego de mi alma los que construirán mi temperamento, los que tejerán mi carácter, está también el ser consciente del amor de mis padres: no es algo mecánico y ¡ni siquiera celeste! Tienen que abrirse a mí y esperarme los dos, si no quieren que luche o que me rinda antes incluso de llegar a sus brazos. Somos todos así cuando descendemos de nuevo.
Las emociones de la Tierra están saturadas de los temores de los hombres, de sus inhibiciones, de sus egoísmos. Las almas que van a regresar las reciben de frente, las graban en el fondo de sí mismos, antes incluso de vestir su túnica… Consiguen impregnarlas porque reavivan sus recuerdos, sus debilidades.
Está el mundo y yo, que vuelvo a él, yo que me siento sola, porque algo me empuja a querer dejar en él mi huella más hermosa, más perfecta. Esta soledad es el orgullo de los que vuelven y se sienten ya obligados a decir “yo”, para afirmar quienes quieren ser..
Creo que sufrimos todos de la misma herida cuando morimos, cuando nacemos. No nos amamos, no nos perdonamos.
Está solo el que se cree único. El orgullo aísla, hace de nosotros en la Tierra, como en ese mundo intermedio, unos soles que, en lugar de dar verdaderamente, fomentan el reflejo de atraer demasiado hacia sí.
El hecho de volver a la Tierra reaviva en mí escenas difíciles de un pasado que hubiera querido olvidar, las heridas que he inflingido a otros y las que yo misma me he hecho. Decidlo a todos los padres para que lo sepan: el alma que acogen no es virgen, es una memoria viva. Que no se sorprendan de sus llantos, son lágrimas de lucidez y requieren amor y comprensión. Será su único y exclusivo bálsamo.
Anne y Daniel Meurois-Givaudan – Los Nueve Peldaños
!!!Firmemos todos el enlace final de Amnistía Internacional!!!
Cada año se fabrican en el mundo dos balas por cada habitante del planeta. ¿Sabes dónde terminan muchas de esas balas?
Cada minuto, una persona muere víctima de la violencia armada. Al día, son 1.500. Pero además, millones son heridas, violadas o se ven obligadas a huir de sus hogares.
El origen de este drama está en el comercio irresponsable de armas.
Y es que en el mundo hay acuerdos para regular el comercio de muchos productos -desde plátanos a huesos de dinosaurio– pero ninguno para el de armas, uno de los negocios menos transparentes que existen.
A pesar del secretismo con que actúan los gobiernos, sabemos que muchas de las armas que venden los países poderosos terminan en manos corruptas o represivas que las utilizan para cometer o facilitar violaciones de derechos humanos. Eso convierte a los exportadores en cómplices de genocidio, tortura, violencia sexual a punta de pistola...
En las Islas Salomón, según un estudio de 2004, durante los cinco años de conflicto armado , tres cuartas partes de las mujeres sufrieron “trauma personal directo” como violación, muerte de familiares, amenazas de muerte e intimidación a punta de pistola.
En Myanmar, en septiembre de 2007, las fuerzas de seguridad atacaron a manifestantes pacíficos y asaltaron numerosos monasterios, en respuesta a los disturbios civiles. Se detuvo a miles de personas, cientos resultaron heridas y al menos 31 murieron. Utilizaron camiones militares, porras, gas lacrimógeno, balas de goma, lanzagranadas, rifles de asalto, escopetas y munición de armas pequeñas.
Son ejemplos de lo que ocurre cuando las armas llegan a las manos inadecuadas. El comercio irresponsable y mal regulado de armas fomenta, en todo el mundo, graves abusos contra los derechos humanos, violencia armada y conflictos, además de agravar la pobreza.
Ahora podemos revertir esta situación: en julio las Naciones Unidas debatirán en Nueva York un Tratado Internacional sobre Comercio de Armas. No puede ser un tratado que termine en papel mojado. Debe ser un Tratado sólido que salve vidas.
Es imprescindible que se adopte un tratado que regule de manera eficaz el comercio de armas y que garantice el respeto a los derechos humanos. Un tratado que prohíba las transferencias de todo tipo de armas cuando exista un riesgo sustancial de que vayan a ser usadas para cometer y facilitar violaciones graves de los derechos humanos. El mundo lo necesita.
La mayoría de los países están por la labor de aprobar un Tratado así, pero otros, y entre ellos algunos de los que más armas exportan, pretenden debilitarlo al máximo. Después de muchos años de campaña, tenemos una oportunidad única e histórica de adoptar, por fin, un tratado para conseguir que no haya más armas para atrocidades.
Una época de
inquietud y rebeldía que abarca a todo el mundo ha comenzado para la humanidad.
Los principios seculares vacilan; las normas e ideas sobre las que estaba
asentado el orden social hasta ahora se transforman; casi por doquier, la
sociedad humana entra en una crisis violenta. Cada vez está más claro que la
humanidad ha perdido el conocimiento y el discernimiento del objetivo de la
vida.
Algunos confían
aún en un pretendido conocimiento, pero no quieren aceptar que este
conocimiento no es más que un eco atenuado de la sabiduría original. Otros no
alimentan más que en sí mismos más que protestas siempre renovadas. No hay
nadie que pueda hacerles comprender la razón por la que viven y el sentido de
la vida. Este saber parece haberse perdido. Nacen nuevas preocupaciones y
aumentan a causa de las certezas que desaparecen. Se suspira por tener una vida
apacible y armoniosa, sin angustias, sin violencia y sin corrupción. Se querría
saber por qué es así la vida y qué nos traerá en último término el futuro.
La vida nos parece
insegura e injusta. El hombre está en el mundo y no sabe por qué. Un intenso
deseo de vivir se expresa en él y, a su manera, él se esfuerza por responder a
este deseo. El hombre está situado por su nacimiento en un entorno determinado
que le acompañará y le mantendrá durante su juventud y le enseñará la lucha por
la vida. Es empujado hacia una compañera, hacia una profesión, hacia una
posición, hacia una carrera que pueda satisfacerle. Busca el aplomo y la
seguridad en sí mismo, a ser posible en un campo en el que se pueda afirmar y
donde sea respetado y admirado. Esta es la respuesta a su deseo de vida
desenfrenado. Las dificultades surgen, ya que los demás persiguen el mismo
objetivo y también quieren ser vistos y admirados. Entonces el hombre lucha,
lucha por conquistar el puesto que ansía. Así nace un combate vital incesante;
combate que a veces es oculto y extremadamente astuto; combate tal vez sin
tregua por alcanzar el objetivo tan ardientemente deseado. Empujado por su
pasión vital, solo se ve a sí mismo y a su objetivo.
Pero al encontrar
alternativamente éxitos y fracasos, comienza a sentir que este combate se hace
insoportable. La enfermedad y la vejez le persiguen y la muerte le parece el
resultado único e inevitable. Sin embargo, él querría vivir, vivir de una forma
mejor que los demás, hacer lo que desea, ser independiente. Aspira
ardientemente a la libertad. Pero, ¿qué es la
libertad? Ser libre, sí, pero ¿libre de qué? El descubre que la libertad tan
deseada no existe y por tanto no puede realizar lo que desea. Por razones
morales debe respetar a los demás y está limitado por las leyes. No obstante,
insiste sobre sus derechos. Pero ¿qué derechos? El tiempo pasa y, finalmente,
el hombre fatigado no aspira más que a la paz y al reposo.
Entonces, un deseo
diferente se manifiesta: la paz, el fin de esta febril actividad. El hombre
considera entonces que la vida es imperfecta, cruel, loca; él querría
mejorarla, perfeccionarla. Piensa que es realizable una vida armoniosa,
apacible, sin explotación, sin violencia ni angustia. Piensa que se debería
poder instaurar este nuevo orden de vida. ¿Sus nuevos sueños van a tomar forma
por fin? ¡No! Siempre experimenta que son ilusiones, utopías. La vida es
imperfecta y lo seguirá siendo; lo que se consigue se pierde, el bien se
convierte en mal, la alegría en sufrimiento, cualquer fuerza genera una fuerza
contraria y las dos se anulan mutuamente. El resultado es cero, siempre cero.
La vida se hace decepcionante. ¿Dónde se oculta el sentido de la vida? ¿Dónde
encontrar la respuesta final y exacta a este impulso vital doloroso? Un deseo
insaciable, una voluntad constante y una búsqueda incesante, ¿no revelan una
falta fundamental?, ¿no son el recuerdo inconsciente de un estado vital
perfecto existente en un tiempo remoto?
Así, el hombre
llega a comportarse de una forma curiosa y contradictoria. Reniega de la
inmortalidad y, sin embargo, se esfuerza por ignorar la muerte. Desea vivir y,
sin embargo, se tiene que esforzar desde el primer día por defenderse de esta
vida. Se engaña a sí mismo, considerando que su mundo es bello, ordenado y que
funciona maravillosamente, pero está obligado a aceptar cada día la
explotación, la violencia, las agresiones a su libertad, la guerra… Quiere
sacrificarse, amar a su prójimo; se lanza al trabajo por su familia, por los
demás, por una comunidad. Pero en el fondo y esencialmente no se ve más que a
sí mismo; no ve más que sus propios esfuerzos y su propia gloria. Puede que
toque la cima de la ciencia o de la cultura y, en consecuencia, se comporte
como un rey… pero no deja de ser un mendigo. No ha encontrado la única
respuesta a su deseo profundo e incesante pero, ¿quién sabrá convencerle de que
por el camino que ha escogido no hay más que decepción, negación, tensiones y
división en un mar de perpetuas contradicciones?
La respuesta, la
única respuesta justa, está en sí mismo. Todo su ser, todas sus codicias, sus
deseos orientados hacia el mundo exterior, el cual se ofrece para
satisfacerlos, han hecho que se haya perdido en su laberinto y que
constantemente tenga que volver a empezar. Pero, a pesar de todo, tiene una
semilla escondida en sí mismo, más pequeña que un grano de mostaza, la cual
podría crecer y traerle la respuesta a su angustia. Allí está, aún inexpresada,
la respuesta que libera, la respuesta que exige de él algo más y algo diferente
que su trabajo asiduo en la vida, más que un rechazo de su yo, más que la
adquisición de riquezas materiales y que la apreciación de los valores del
mundo. La respuesta exacta exige y requiere todo su ser.
Es necesario que
el ser egocéntrico se sacrifique, con el fin de que el hombre verdadero, el
hombre alma-espíritu, renazca tal como fue el origen de los tiempos en un mundo
perfecto. Una parte de la humanidad original, abusando de su libre albedrío, se
desprendió del orden cósmico y efectuó su misión de forma experimental,
buscando su propia gloria. El equilibrio se perturbó y se desarrolló
progresivamente una situación en la que el hombre original se encerró en el
aspecto material. Mientras que el espíritu es eterno e inmutable, la materia
está en constante transformación. En esta situación de separación, el aspecto
material intentó integrar al espíritu en sus cambios. Pero el espíritu se
mantuvo inmutable y estos procesos de transformación aberrantes implicaron, por
una reacción correctiva, una cristalización, y las fuerzas así desatadas
escaparon al control del hombre.
Como consecuencia
de la perturbación del equilibrio cósmico, el radio de actividad del hombre fue
limitado para proteger el universo. El Espíritu se retiró de él y su estado
divino se transformó en un estado semidivino. Después, por obstinación en esa
vía, la conciencia se retiró del alma y el hombre perdió su personalidad
celeste. Así apareció el mundo de la limitación y del tiempo, donde la
enfermedad y la muerte son evidentes y las oposiciones inevitables. El hombre
de hoy no es de ninguna manera el hombre original, sino una imitación, una
especie animal superior que, como resultado de un largo desarrollo, está dotado
de una conciencia biológica y de una razón.
No obstante, el
hombre no fue abandonado a su caída. Un inmenso plan de salvación se preparó;
en su camino, esta humanidad fue acompañada por toda clase de religiones que se
acoplaban al estado de desarrollo de las diferentes razas. Al mismo tiempo y
poco a poco, le fue revelada la existencia de una vida superior, de una vida
interiormente desatada de la materia. El hombre es doble, es de naturaleza
divina y por lo tanto inmortal, pero sin conexión con el espíritu Divino, ya
que éste se ha retirado a una pequeña chispa atómica, al átomo-chispa de
Espíritu. Los dos mundos que, por la chispa divina del corazón, se encuentran
en el hombre, están, desde el punto de vista del absoluto, en completa falta de
armonía. Por eso la vida que se desarrolla aquí es una constante repetición de
sufrimientos no comprendidos ni asimilados que deben conducir al hombre, con
ayuda del tiempo, a comprender el por qué del sufrimiento.
Es necesario que
la sed de vivir al servicio de la grandeza y de la conservación de la antigua
personalidad sea vencida y abandonada, de forma que el hombre-alma tome
nuevamente el lugar que le corresponde de verdad. Entonces se dirigirá hacia el
objetivo inevitable de la vida humana de esta naturaleza: la regeneración del
hombre divino original. Este camino de resurrección del hombre original no
puede ser alcanzado por simple curiosidad o a título experimental, sino
solamente por la presión de le experiencia, con un conocimiento claro de sí
mismo, libre de la influencia de tal o cual autoridad o ideología. La
trasfiguración, es decir, el abandono de la personalidad natural por una
personalidad consciente totalmente distinta, es destrucción y reconstrucción,
es la decadencia y la elevación hacia lo nuevo, es el sacrificio entero del
hombre-yo para el nacimiento del alma inmortal y el restablecimiento de la
personalidad celeste. De esta manera, el regreso al Reino Original, a la Tierra Divina, a Dios, se hará
un hecho.
El Camino RosaCruz - Escuela Internacional de la RosaCruz de Oro
Dentro de poco más de una semana llega a nuestra casa Lamira, la niña saharaui que viene a pasar con nosotros por primera vez sus “vacaciones” de verano, dentro del programa “Vacaciones en Paz”, coordinado por el Frente Polisario y las Asociaciones de Ayuda al Pueblo Saharaui diseminadas por nuestro país. Este año, imagino que a consecuencias de la crisis, vienen solo a España unos 5.000 niños, menos de la mitad de los que venían hace cinco. Esperamos ofrecerle todo aquello de lo que carece y que se lleve un buen recuerdo de su estancia con nosotros, además de proporcionarle atención sanitaria y nuestro cariño. Procede de la ciudad de Esmara. Veamos un poco de su historia y de las condiciones en las que viven.
Esmara, Smara o Semara es la única ciudad importante del Sahara Occidental que no fue fundada por los españoles. En 1898, un jeque saharaui llamado Ma al-'Aynayn funda la ciudad en una zona rica en pastos y agua alejada de la costa, pero bien situada para controlar las caravanas que se dirigieran hacia el norte. Este jeque se nombra imán y combate a los españoles desde dicho año, resistiendo gracias a la ayuda del sultán de Marruecos hasta 1910. Ese año, el sultán retira su ayuda debido a las presiones francesas, de forma que el jeque ayudará a los combatientes antifranceses del sur de Marruecos. En 1913Francia ocupa Esmara, destruyéndola casi completamente, y se la devuelve a España. La resistencia fue decreciendo hasta que termina en 1920.
El Frente Polisario se fundó en esta ciudad el 10 de mayo de 1973. Los marroquíes la ocuparon el 27 de noviembre de 1975, causando un éxodo de saharauis hacia Argelia para escapar de las represalias marroquíes por su apoyo al Frente Polisario. En su huida hacia Argelia, las fuerzas aéreas marroquíes utilizaron napalm, fósforo blanco y bombas de fragmentación contra los refugiados. Amnistía Internacional ha estimado las bajas en casi 530.
En 2005, la ciudad se convirtió en el escenario de graves protestas en contra de la ocupación marroquí. El 25 de mayo de 2005, la policía marroquí disolvió la Manifestación Pacífica en apoyo de la Independencia y el Frente Polisario en el marco de las nuevas Intifada en las calles de los principales núcleos urbanos del Sahara Occidental junto a las protestas pro-saharauis en algunos centros universitarios de Marruecos.
Esmara da nombre a una de las cuatro wilayas en las que se estructuran los refugiados saharauis en Tinduf.
Actualmente, el territorio del Sahara Occidental se halla dividido por un muro de más de 2.000 km de largo que divide de norte a sur el Sahara Occidental e impide el paso de una zona a otra. La zona al oeste del muro, de protección marroquí, es el territorio ocupado por marruecos , llamado "sahara marroquí ", mientras que la zona al este del muro constituyen los denominados por el Polisario "territorios liberados" o "zona defensiva" para Marruecos.
Los saharauis continúan esperando un referéndum de autodeterminación libre en el Sahara Occidental que, ante la pasividad de la comunidad internacional, nunca llega.
En la actualidad Marruecos no controla todo el Sahara Occidental, sólo domina un 55-60% del territorio aproximadamente, que es la parte al occidente del muro. La zona al este de esta línea es terreno controlado por el Frente Polisario, con lo cual Marruecos no tiene ni siquiera control material sobre la totalidad de la antigua colonia española, como nos quieren mostrar algunas sesgadas informaciones audiovisuales y escritas. Marruecos no posee legitimidad sobre el territorio, ni físicamente puede ejercer la soberanía.
La escasa vegetación casi sólo se limita a los oasis. Existen algunas especies de animales adaptadas al árido hábitat desértico, como el ratón brincante del desierto. Casi todo el territorio pertenece a la ecorregión de desierto denominada estepa del sahara septentrional ; salvo la costa, que se divide entre el bosque mediterraneo acacias, en el extremo norte, y el desierto costero , en el centro y sur, y algunos enclaves de salobral del sahara en el interior.
Sahara Occidental cuenta con pocos recursos naturales y no posee suficientes precipitaciones como para abastecer la mayoría de las actividades agrícolas. Su economía se centra en el pastoreo nómada, la pesca y la extracción de fosfatos, de los que constituye el mayor yacimiento del mundo. La mayoría de los alimentos para la población urbana debe ser importada. Todo el comercio y otras actividades económicas son controlados por el gobierno de Marruecos. Los ingresos y estándares de vida se encuentran sustancialmente por debajo de los de Marruecos.
Las viviendas en los campamentos están constituidas por tiendas de campaña proporcionadas por el ACNUR. A cada tienda se le añade frecuentemente una pequeña construcción de adobe que hace las funciones de cocina. Cuando llegaron a la desértica región de Tinduf, donde la temperatura en verano supera los 50 grados a la sombra, no encontraron mas que arena. Los primeros años fueron especialmente duros, la mortalidad infantil se disparaba por la carencia de medicinas y alimentos. Gracias a un fuerte avance en la higiene, el pueblo saharaui fue capaz de evitar epidemias y controlar la alta tasa de mortalidad infantil.
Sin agua corriente ni red eléctrica, apenas trabajo y falta de medios en educación y sanidad, la vida de los refugiados saharahuis en Argelia discurre entre la provisionalidad y la precariedad.
Ausencia de infraestructuras elementales, escuelas sin libros y hospitales sin ambulancias son sólo algunas de las múltiples deficiencias con que se enfrentan todos los días maestros, médicos y, en definitiva, los 165.000 habitantes que, según el Frente Polisario, habitan los cuatro campamentos establecidos cerca de Tinduf, en el suroeste de Argelia.
Donde las cosas pueden ocurrir horas después de lo anunciado y el ocre del desierto lo invade todo, el contraste lo ponen los teléfonos móviles, usados con naturalidad por hombres y mujeres, las antenas parabólicas en los patios de las casas de adobe y alguna placa solar en las viviendas.
El agua de uso doméstico, procedente de pozos, es potabilizada y distribuida en camiones cisterna, que la dejan en pequeños depósitos metálicos situados delante de las casas. No obstante, se recomienda a los europeos que no la beban.
En la escuela Valencia de Esmara, construida con aportaciones españolas, estudian alrededor de 1.000 chiquillos de hasta 12 años, aunque alguno llega ya a los 14, aquellos que comenzaron las clases más tarde y que son generalmente hijos de padres que vivían pastoreando en el desierto.
Las aulas tienen instalación eléctrica, pero no hay corriente, las mesas y las sillas están envejecidas, los alumnos no tienen libros de texto ni equipamientos para la educación física, según explica Mohamed Embarek, maestro de español.
En Esmara y otros campamentos, la energía eléctrica es suministrada por generadores algunas horas al día, mientras que sólo existe tendido, procedente de Tinduf, en el campamento 27 de Febrero, donde reside el presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz, y en Rabuni, centro político y administrativo de la zona de refugiados.
Desnutrición y diarreas agudas son frecuentes entre los niños saharauis, según comenta el médico generalista formado en Cuba Bamba Balla, que trabaja en el hospital nacional de Rabuni.
Hipertensión, diabetes, bronconeumonía, asma, catarros comunes y tuberculosis son también habituales entre adultos.
La sala de urgencias del hospital sólo cuenta con medicamentos y oxígeno, y no siempre, aunque existe un quirófano en el que se opera con buenos resultados.
Comer. No existe otra para subsistir en un lugar en que no hay lugar a crear cultivos. No se pueden producir alimentos, como no existe tiempo que gastar en trabajo alguno o no se puede ir de tiendas. Quizá porque su única fuente de alimentación es la ayuda que llega desde fuera y porque es su mayor tesoro, los saharauis son seres humanos para con los demás. Personas que ofrecen cuanto tienen e incluso lo mismo que no disfrutan, como los yogures. Una cosa tan banal en el mal llamado Primer Mundo y que allí se convierten en un bien casi de privilegio.
Aunque no soy en absoluto católico, aunque sí bautizado "por la fuerza de la costumbre", tengo que admitir que esta tradición tan genuinamente sevillana es una joya de la cultura. Solo he visto este "espectáculo" en vivo una vez, y fue cuando nos pidieron unos amigos costaleros que hiciéramos un reportaje fotográfico, en forma desinteresada, ya que no podían pagarnos por ello, sobre la Coronación Canónica de la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los Gitanos. Cierto que nos pusimos a ello y logramos regalarles un buen audiovisual de diapositivas del evento, que mezclamos convenientemente y le añadimos la música que creímos apropiada. Dentro de tal celebración destacaba el Baile de los Seises ante la imagen expuesta delante de uno de los altares de la Catedral de Sevilla. Consiguieron autorizarnos para realizar las fotos desde muy cerca. Tal es la belleza de este "baile", aumentada por la grandiosidad de la Catedral, que a veces me olvidaba de la cámara para no perder detalle, quedándome ensimismado, como trasladado a otra época. Esta es la razón de incluir este entrada como parte del "Alma de Sevilla".
Se llaman así porque en un principio fueron seis, pero su número ha variado hasta los diez que lo componen desde comienzos del XVII, a pesar de los intentos del arzobispo Palafox de que intercediera el Papa para su eliminación. Se forjó entonces la leyenda de que fue necesario enviarlos de prueba a Roma, donde llegaron los seises con sus borceguíes, vaquerillos, bandas, valonas, sombreros, castañetas en un barco fletado por el Cabildo. Tan prendado quedó el Papa cuando se ejecutó el baile en su presencia que ordenó que nadie en adelante osara perturbar la posesión de una costumbre inmemorial, sancionada por el tiempo y abonada por la licitud de la ceremonia. Otra leyenda cuenta que el Papa les dijo que pervivirían mientras les durase el traje que llevaban. Por eso, es tradición hacerles vestimentas nuevas que lleven siempre un retal del viejo traje añadido al nuevo, para que perdurara el vestido primitivo, rojo en el Corpus y azul en la Inmaculada.
Según nos cuenta Carlos Ros en su libro Sevilla, día a día, la existencia de los seises se pierde en los siglos medievales. Lo que comenzó siendo niños de coro, que existieron desde la creación de la Iglesia de Sevilla a mediados del siglo XIII, terminó con la danza y el baile cuando el Corpus arraigó en Sevilla en el siglo XV. Un periodista a principios del XIX defendió la supuesta irreverencia de que se acusó a esta tradición por bailar delante del Santísimo Sacramento, recordando que representa el pasaje del baile del Real Profeta bailando ante el Arca de la Alianza. Fue una bula del Papa Nicolás V donde se concede a la Catedral de Sevilla un maestro de canto para los niños cantorcitos, como así se llamaban, puesto que los servicios de canto “son de más inmediata y directa utilidad que los de Gramática, para el culto de la Iglesia y para aumentar su brillo y esplendor”.
Como apunta Herminio González, canónigo de la Catedral “los seises realizan una danza sagrada y va destinada al Santísimo. Por "extensión y analogía", pueden intervenir en celebraciones litúrgicas fuera de la Catedral, pero no tiene sentido que actúen en celebraciones extralitúrgicas o "profanas". Por eso, nunca se ha permitido su participación en el teatro, en muestras de danzas populares, en películas y otras funciones de carácter no ya folklórico, sino ni siquiera popular o socio-cultural. Hemos de ser conscientes de que los seises ejercen, con sus bailes, una "función ministerial" en las celebraciones litúrgicas y paralitúrgicas. En efecto, la danza sagrada de los seises es expresión del sentimiento humano, es alabanza, adoración, y ayuda a crear, entre los fieles, ese ambiente propicio para elevar los sentimientos, los corazones y todo su ser hacia el Señor presente en la Eucaristía; esto es, para impulsarnos a rezar.
También los niños son conscientes, cuando actúan, de su papel de actores, dentro de la celebración litúrgica, y que deben comportarse con respeto, devoción, incluso adoración... No, no están en ningún teatro, ni realizando una danza folklórica o costumbrista, sino una danza sagrada tradicional”.
Cada día que pasa sumergiéndome más en el pensamiento de María Zambrano crece mi admiración por ella. Una mente lúcida que no deja escapar nada de sí misma que deba ser analizado, iluminado con su perspectiva única. Amor, muerte, vida, verdad, libertad, realidad... están continuamente unidos, separados, revitalizados en un armonioso acorde para ofrecerlos a la humanidad debidamente digeridos, para que nada de ello se pierda y se confunda. En fin, no exagero al considerar su obra como lo mejor que ha dado a la posteridad el siglo XX.
Se puede morir… en la muerte de lo
que se ama y en la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de
posibilidad de comunicarse, cuando a nadie le podemos contar nuestra historia.
Y ya sé que el “otro”, el prójimo
esta solo en su fondo como yo, y tampoco puede valerse. Todos están solos, cada
uno está solo. No tendré pues enemigo, ni creeré que alguien me ama
especialmente, ni menos lo desearé.
Viviendo desde la verdad, de no ser,
de no ser apenas nada. Desde la verdad; esto es ser pobre.
Mas el amor, ¿acaso la imagen que
el amor crea es la verdadera? ¿acaso hay imagen verdadera adecuada a la
persona?... Y sin embargo, no hay amor que no cree una imagen, que no se
alimente de ella y no se dé, al mismo tiempo, como en sacrificio.
Y si el amor va a ser compartido,
vivido, hay que soportar la vida de lo que se ama.
¿No habría de existir un género de
amor que no tropezara con la resistencia de lo amado; un amor en el cual,
entender o querer entender se acreciente con el amor mismo y lleguen a ser la
misma cosa, entender y amar, amar y entender?
Vivir es errar, andar a la deriva
tras ese “único” que nos persigue sin tregua, en el seno sin fin de esa
realidad que no nos deja, que tampoco permite que nos hundamos en ella,
resistencia última que nos obliga a salir, a sostenernos.
El andaluz dice en coplas su
metafísica de la soledad, de la angustia, de la libertad.
Tolerancia moderna no basta,
tolerarse es soportarse y, aunque ya es algo, no es creador ni caritativo.
Quien piensa se clarifica, se pone
de manifiesto ante sí mismo, entra en sí, al mirarse, buscando su unidad.
El pensamiento tiene, siempre, una
función medicinal. Medicina a veces amarga que la poesía endulza, aunque no sea
mas que por ir mezclado con algo de delirio. La poesía es un orden del delirio.
Pues vivir humanamente debe ser ir
sacando a la luz el sentir, el principio oscuro y confuso, ir llevando el
sentir a la inteligencia.
Porque todo despertar es olvido;
el que despierta necesita del olvido para volver a tomar el hilo en la hora
siguiente.
El amor debe ser… acercarse
cogidos de la mano a las puertas del jardín amurallado, y solo entreabierto, un
instante en que se rebosa de certidumbre.
Porque para vernos hemos de salir
fuera, para oír hundirnos más adentro, allá en el “fondo del alma”, que dicen los
místicos, allí se recibe la música y de allí nace esa comunicación profunda,
ese tiempo, “el mismo”, que roza la identidad y surge un instante de vida
verdadera.
¿Y por qué estudia usted
filosofía? Porque tengo que morir, y no podré hacerlo sin haber visto y sin
haberme visto: porque no podré morir sin haber vivido la verdad.
Pues la escala musical lo
prescribe: “Dia pas on”. Hay que pasar por todo, hay que pasar por los
infiernos de la vida para llegar a escuchar los números (la música) de la
propia alma.
Porque para mí, el hacerme otro,
rompiendo la unidad y la continuidad de mi vida, es dejar de ser el que soy, es
sencillamente dejar de ser. Y esto no; ¡todo antes que esto!
No basta pensar, hay que sentir
nuestro destino.
La bondad es la mejor fuente de la
clarividencia espiritual.
¡Eternidad, eternidad! Este es el
anhelo, la sed de eternidad es lo que se llama amor entre los hombres; y quien
a otro ama es que quiere eternizarse en él. Lo que no es eterno tampoco es
real.
¡Ser, ser siempre, ser sin
término, sed y ser, sed de ser más! ¡hambre de Dios! ¡sed de amor eternizante y
eterno! ¡Ser siempre!, ¡Ser Dios!
Es el desenfrenado amor a la vida,
el amor que la quiere inacabable, lo que nos suele empujar al ansia de la
muerte.
No quiero morirme, no, no quiero
ni quiero quererlo; quiero vivir siempre.
¿Y quién eres tú?, me preguntas…
¡para el Universo nada, para mí, todo!
El terrible peligro está… en
querer creer con la razón y no con la vida. Y es que en rigor la razón es
enemiga de la vida.
Por mi parte no quiero poner paz
entre mi corazón y mi cabeza, entre mi fe y mi razón; quiero más bien que se
peleen entre sí.
Sí, si existiera el Dios
garantizador de nuestra inmortalidad personal, entonces existiríamos nosotros
de veras. ¡Y si no, no!
Con razón, sin razón o con ella,
no me da la gana de morirme. Y cuando al fin me muera, si es del todo, no me
habré muerto yo, esto es, no me habré dejado morir, sino que me habrá matado el
destino humano. Como no llegue a perder la cabeza, o mejor aún que la cabeza el
corazón, yo no dimito de la vida, se me destituirá de ella.
El amor es un contrasentido si no
hay Dios.
El misterio del amor, que lo es
del dolor, tiene una forma misteriosa, que es el tiempo.
Lo que en rigor anhelamos para
después de la muerte es seguir viviendo esta vida, esta misma vida mortal, pero
sin sus males, sin el tedio y sin la muerte.
¿Qué es de mí, de este pobre yo
frágil, de este yo esclavo del tiempo y del espacio, de este yo que la razón me
dice ser un mero accidente pasajero, pero por salvar al cual, vivo y sufro y
espero y creo?
Ha de ser nuestro mayor esfuerzo
el de hacernos insustituibles.
El que ama al prójimo le quema el
corazón, y el corazón, como la leña fresca, cuando se quema, gime y destila
lágrimas.
Lo malo del dolor se cura con más
dolor, con más alto dolor. No hay que darse opio, sino vinagre y sal en la
herida del alma.
Hay que saber ponerse en ridículo,
y no solo ante los demás, sino ante nosotros mismos.
La suprema necesidad humana es la
de no morir.
¿Y qué hacer con mi propio ser
cuando me sale al encuentro?
La persona vive en soledad y, por
lo mismo, a mayor intensidad de vida personal, mayor es el anhelo de abrirse y
aún de vaciarse en algo; es lo que se llama amor.
Convivimos con el tiempo, dentro
de él. El tiempo pasa y queda… el futuro lo sentimos llegar. Mas entonces
sentimos la muerte llegar ocupando todo el hueco del futuro.
La poesía unida a la realidad es
la historia.
El amor es ante todo, y más allá
de todo, un pensamiento de amor… El pensamiento de amor, solo con este
pensamiento se podría vivir, lo que decir quiere que este pensamiento tomaría
toda la vida.
Pero las ideas no son sino hijas
del amor, y en cierto modo, del fracaso del amor. Nunca serían concebidas sin
él, porque es el amor mismo o conato del ser por superar su propia limitación,
quien las proyecta sobre la nada.
La mujer es el anverso del ser, un
más allá del ser, un absoluto impensable, la antesala de la verdad ultima, de
lo divino, alcanzado por el pensamiento en la metafísica.
La mujer pide enigmáticamente al
hombre que la siga, que se niegue trascendiéndose, y aún abismándose.