En nuestro interior
habitan tres animales: el oso, el tigre y el dragón. El oso ordena nuestras
emociones y nos otorga la capacidad de amar; el tigre gestiona nuestras
acciones para que alcancemos las metas en el mundo de las cosas, y el dragón
contempla nuestra vida desde las alturas, para que divisemos el propósito que
la dota de sentido.
Mientras ignoramos su
existencia, viven una lucha permanente de la que surgen el miedo, el estrés y
el vacío, los tres grandes males que bloquean el camino del equilibrio. Pero
cuando tomamos conciencia de que están ahí, todo cambia. De pronto, tienes en
tus manos tres poderes destinados a alinear tu vida de forma natural.
Si los alimentas como es
debido, dejarán de luchar y, al cesar el conflicto, te transmitirán sus
atributos para que camines firme hacia la realización personal. Abrazarás a tu
oso y te sentirás único, más allá de tus grietas y virtudes; tu tigre mostrará
su garra y saldrás adelante en el complejo día a día; el dragón se elevará para
tomar distancia y afinará su mirada para que, sin que te arrastren las olas de
tus emociones y las acciones que vienen y van, puedas divisar lo verdaderamente
importante.
Tres poderes en un ser
único. Ése es el secreto para ser invencible. Eres tus tres animales al mismo
tiempo y todo el tiempo. Tus tres animales en paz.
Para alcanzar la plenitud
personal necesitamos que nuestros tres animales estén sanos. Los tres. Lo más
probable es que en ti haya un animal dominante. Y es cierto que, dependiendo de
las diferentes etapas de tu vida, necesitarás alimentar más a uno que a otro
para reforzar su poder. En la juventud ha de rugir el tigre. En la madurez, un
oso descuidado tras décadas de trabajo te reclama más atención. En los momentos
de crisis, el dragón ha de volar alto para servirte de faro, relativizando tus
emociones y acciones y consolidando tu propósito trascendente. Son tus tres
poderes y están ahí para que los uses de la forma que mejor te conduzca –en
cada momento– a la plenitud personal. Pero para ello necesitas partir del
equilibrio que solo te brindará la buena salud de los tres animales.
La ruptura del equilibrio te conduce a una
versión distorsionada de ti mismo. Desde el equilibrio, eres libre de llamar al
animal que necesitas para que despliegue todo su poder en cada escenario
concreto.
Si están alimentados
adecuadamente, conviven en paz en sus espacios respectivos. El oso en el calor
de la tierra, buscando el abrigo del amor incondicional; el tigre en la
superficie, gestionando los recursos; y el dragón en el cielo, tomando
distancia. No hay interferencias y cada uno actúa con plena libertad en su
espacio.
La vida te habla, generando un sinfín de
situaciones a las que has de responder desde la frecuencia del oso, del tigre o
del dragón. En ocasiones habrás de abrazarla; otras le mostrarás tu garra. O
tal vez te toque volar alto para observar las dos con distancia, relativizar lo
negativo, valorar lo positivo y encontrar el verdadero sentido; pregúntale: ¿me
va a ayudar esta meta a alcanzar un propósito y completar la vida que quiero
vivir?, ¿en qué estoy contribuyendo a mi fin trascendente?
Tras tomar una decisión
consciente, con un oso y un dragón sanos, acompañando en paz la acción del
tigre (dotándole de una motivación emocionalmente saludable y con sentido),
incluso los eventuales fracasos serán menores, ya que de inmediato retomarás el
camino. Tendrás la certeza de qué has de hacer y hasta dónde debes llegar.
Cuando reúnes el abrazo del oso, la garra del
tigre y la mirada del dragón, toda tu vida se alineará como los astros en el
cielo.
Ámate y ama desde la
compasión, la aceptación y la generosidad, y brilla como el ser único que eres.
Eres oso, tatúatelo en el corazón.
Actúa con valentía,
resolución y firmeza para conseguir tus metas en el mundo de las cosas. Eres
tigre, tatúatelo en el cerebro.
Contempla tu vida desde
las alturas para relativizar las olas del día a día y divisar el propósito
trascendente que dotará de sentido a tu existencia. Eres dragón. Tatúatelo en
el alma.
Eres tus tres animales al
mismo tiempo, y todo el tiempo. Tus tres animales en paz.
Cierra los ojos, permanece
unos segundos en silencio y notarás sus corazones latiendo en tu interior. Sus
tres latidos son tu latido.
Andrés Pascual & Ecequiel Barricart – El Oso, el Tigre y el Dragón