Muchas personas
tratan de relajarse controlando todo el proceso, encontrar la forma “correcta”
de respirar, y recurren a diferentes técnicas que les alientan a controlar la
respiración. Todos estos son buenos ejercicios de concentración para
estabilizar la mente, pero siguen siendo mecanismos de control. Hace falta
disciplina, sí, pero solo para desmantelar la rigidez que bloquea la
espontaneidad de la respiración.
El control no es
necesariamente “malo” y la libertad “buena”. Es obvio que se necesita un
equilibrio. Sin embargo, los occidentales generalmente se equivocan con
respecto al control. La cristiandad destaca el dominio del hombre sobre la
naturaleza, y aunque tal vez ya no seamos abiertamente cristianos, la actitud
permanece. Las creencias orientales son muy diferentes. Creen que somos
naturaleza y uno con la naturaleza. El camino interior es comprender mejor la
naturaleza (y por consiguiente a Dios) para funcionar con armonía con las
fuerzas que nos rodean. Esto significa aplicar la oreja al suelo y escuchar.
La respiración y
el cuerpo son sabios. A diferencia de nuestros egos personales, el cuerpo hace
decenas de miles de años que está presente. Sabe qué hacer si le damos la mínima
oportunidad. Basta con sacar del medio a la mente que interfiere. En el zen
dicen: “Si tu espalda estuviera perfectamente recta, vería la luz”. La postura
perfecta significa salud perfecta y armonía interior. Tal vez queramos
imponernos una buena postura o una mente iluminada, pero de ese modo no puede
ser. El equilibrio perfecto se alcanza escuchando con humildad a la sabiduría
interior de nuestra carne y nuestros huesos. O, en el nivel más básico, siendo
conscientes de la postura y la respiración.
Las instrucciones
básicas a emplear para la mayoría de las meditaciones son las mismas: Relajarse
– Elegir algo sobre lo que concentrarse y explorarlo – Si la mente se distrae
volver a la concentración – Dejar de lado todo lo demás. La diferencia
principal entre las distintas meditaciones es el objeto sobre el que decidimos
concentrarnos: Respiración y conciencia corporal – Mantras y afirmaciones –
Visualización de objetos sensoriales (naturaleza, música, vela, sonidos, etc.).
Las meditaciones
basadas en la respiración y el cuerpo tienden a estimular la conciencia de uno
mismo, la salud, la memoria, la relajación y la dicha.
Mantras y
afirmaciones son ideales para promover la tranquilidad. Son prácticas sencillas
y flexibles, adecuadas para personas de temperamento devoto o religioso, a
menudo producen felicidad a costa de la claridad mental; usan palabras para
detener palabras. Son musicales, nos envuelven en sonidos y su ritmo nos
transporta. Pueden aparecer colores e imágenes y la sensación es a menudo cómoda
y sensual, pero también pueden ser soporiferos. Con frecuencia nuestros cuerpos
se relajan, pero nuestras mentes siguen comentando, evaluando, preocupándose. Son
una manera de contrarrestarlos.
Las meditaciones
sobre objetos sensoriales hacen salir de uno mismo y aumentan la empatía con el
mundo exterior y su comprensión. Las visualizaciones son positivas, creativas e
individualistas. Pueden hacer aflorar el potencial de la mente, pero a menudo
les falta profundidad. Pueden llevar a un estado mental ambicioso que exige
resultados de cada meditación.
Cuando estamos
relajados y conscientes, probablemente estamos en alfa: caminando por el
parque, escuchando música, arreglando flores. Es cuando nos relajamos con una
taza de té y soñamos despiertos, o estamos absortos en una manualidad. Cada vez
que nos “perdemos” en algo hermoso o fascinante. El estado alfa se da con mayor
probabilidad en el presente, en los sentidos y en contacto con nosotros mismos
y lo que nos rodea. En “alfa” “somos” más que “hacemos”. Se da cuando nos
abrimos y permitimos que el mundo entre. Es más pasivo, vulnerable y confiado.
Cuando el cuerpo
se relaja suelta la energía retenida, que normalmente se desperdicia en los
pensamientos (beta), la fantasía (alfa) o los sueños (theta ó zeta). Nuestro desafío
como meditadores es usar esta energía para alcanzar una mayor claridad mental,
para permanecer despiertos a medida que el cuerpo se hunde cada vez más en el
sueño. El mundo se ve muy distinto cuando estamos en alfa. Aquí, el pasado y el
futuro han desaparecido. Alfa es cuando estamos sintiendo, probando, tocando,
cuando el cuerpo y las sensaciones son todo uno, ya sean agradables o no. No se
logra entrar conscientemente en este estado si antes no se tiene interés por el
estado previo, el de estar relajado y consciente. Cuando las personas aprenden
a refrenar sus pensamientos errantes, cuando se relajan y disfrutan de una
creciente claridad mental, entonces los estados más profundos se alcanzan automáticamente.
Todo esto es tan sólido como una roca, pero es muy diferente de la perspectiva
beta.
Las visiones alfa
y beta de la realidad son aparentemente contradictorias, pero necesitamos a las
dos. Son como el macho y la hembra, como el yin y el yang de nuestras vidas
diarias. Necesitamos oscilar entre ellos, del pensamiento conceptual a la
sensación directa una y otra vez. Lo que necesitamos es un diálogo armónico
entre estas realidades opuestas. La meditación nos mantiene en contacto con la
realidad solo si permanecemos alerta, y una de las mejores maneras de
permanecer despierto es meditar con los ojos abiertos. Es un umbral que muchos
meditadores nunca cruzan. Puede meditarse sobre cosas bellas, una rosa, la
llama de una vela, un objeto de cristal, un árbol, las nubes, el viento que
hace ondular la hierba, la lluvia que cae, un pájaro en un arbusto, el sol
reflejándose en el agua, etc.
Cuando más nos
dejamos ir es cuando el cuerpo está dormido y la mente despierta. Si nos
mantenemos despiertos en el umbral del sueño, cualquier pensamiento o ansiedad
se evapora de forma instantánea. Dado que no hay pensamientos que agiten la
mente, el metabolismo puede hacerse más lento que si nos durmiéramos. En este
estado “cuerpo dormido, mente despierta”, estamos casi completamente
desconectados del cuerpo y de los pensamientos tipo “yo, mí y mío”. Solo hay
pura conciencia, amor y aceptación. Es un estado que corta drásticamente la
negatividad emocional que da pie a la mala salud del cuerpo.
La meditación
acaba por cambiar la vida de las personas a mejor, pero no porque se relajan más
y duermen mejor, sino porque la meditación les quita la venda de los ojos. Con la
meditación nos despertamos, vemos y comprendemos lo que está pasando. La niebla
se disipa y las fantasías inútiles desaparecen. Estamos en contacto, momento a
momento, con las sensaciones y emociones físicas de estar vivos. Para mejor o
para peor, estamos en contacto con la realidad.
Eric Harrison –
Aprenda a meditar
Alucinante, gracias por compartir esto
ResponderEliminarBuenas. No ago meditacion de ningun tipo, cuando me acuesto, cierro los ojos y pienso, luego de un rato, me doy cuenta de que no puedo mover mi cuerpo, pero sigo pensando normal, entonces me asusto y intent9 despertarme.es normal?
ResponderEliminarAmi me pasa lo mismo .. yo creo que tenemos que confiar que tdo esta bien y seguir explorando voy a intentar hoy!!
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