Quizá si hubo
alguien que amó y recordó a Judas: el propio Jesús. Si podemos tomar en
consideración lo que dice uno de los escritos apócrifos más controvertidos, el evangelio
de Tomás (Judas Tomás “Iscariote”) descubierto en Nag Hammadi, se aprecia como
sólo Judas entendió el mensaje de Jesús, sólo a él le expresó Jesús sus más
íntimos proyectos, y sólo a él le confiaría la labor más dolorosa de ese
momento: su entrega a las autoridades para que se cumpliera el plan de
salvación que le había sido confiado, como Mesías de Dios o liberador legal del pueblo judío
ante la usurpación de Herodes y la ocupación romana. ¿Pudo ser el texto del evangelio apócrifo de
Tomás (Dídimo Judas Tomás... Dídimo=hermano gemelo) inspirado por un hermano
gemelo de Jesús, ó es otra de las coincidencias que fueron forzadas, como otros
dioses anteriores que nacían junto con un
hermano gemelo? ¿No será finalmente este Judas el que suplantaría, dado
su enorme parecido, a Jesús en la cruz y murió por él?
También resulta
desconcertante, pero lógico por otra parte (así todo queda en familia), la
asignación de Santiago, otro hermano de Jesús, como su sucesor, “por quien el
cielo y la tierra fueron creados”, en detrimento del dudoso liderazgo de Pedro,
posteriormente extendido, quien nunca le entendió, e incluso por encima del
papel sumamente relevante, no solo en los evangelios canónicos, sino también
en algunos apócrifos y la tradición oral, de María Magdalena, como discípula, ¿esposa?,
mujer acaudalada que sufraga las actividades del grupo, ¿suma sacerdotisa de
Isis que inicia a Jesús en los Misterios de Osiris (al que uno de los nombres lo
identificaba como “el que pone de manifiesto el bien”), el dios muerto,
resucitado y que prometía la vida eterna?... ¿quien llevara a término la
vivificación del mito y engendrar otro Horus, iniciador de una nueva civilización?
Son múltilples los
interrogantes que nos podemos hacer, quizá descabellados, pero provocados por
la niebla histórica sobre la figura real de Jesús, lo que verdaderamente hizo y
dijo. Pocos textos se resisten a no ser considerados como una amalgama, una
recreación de diversas tradiciones orales, donde no se haya añadido la idea
personal del autor, futuras correcciones y errores de copia de otros, etc. En
fin, no soy especialista, pero este Evangelio de Tomás me parece una obra de
arte de la sabiduría, el pensamiento, la Verdad …, no parece contaminado por posteriores
intereses humanos, nos muestra una visión del hombre, Dios, el Amor y el
sentido de la existencia sutilmente diferentes a los evangelios cristianos.
Es
necesario leer el texto entero, y aconsejable; me he limitado a seleccionar los
“dichos” que me han parecido más relevantes, omitiendo al comienzo de ellos: “Dijo
Jesús…”, para no hacer reiterativa su lectura. Asímismo, he dado por buenas las
palabras sugeridas por los traductores allí donde faltaban o eran ilegibles en
el original y que normalmente van entre corchetes. Por lo demás, creo que no importa qué religión
o creencia posea el lector, si son verdaderos de Jesús o no… ¡son sencillamente
geniales!
Éstos son los dichos
secretos que
ha proclamado Yeshúa (Jesús) el viviente y que
anotó Dídimo Judas Tomás:
1. «Quien encuentre
el sentido de estas palabras no gustará
la muerte».
2. «El que busca no
debe dejar de buscar hasta
tanto que
encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se
llenará de admiración y reinará sobre el
universo ».
3. «Si aquellos que
os guían os dijeren: Ved, el Reino está
en el cielo, entonces las aves del cielo
os tomarán la delantera. Y si os dicen:
Está en la mar , entonces los peces os
tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro
de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos,
entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que
sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en
la pobreza y sois la pobreza misma».
4. «No vacilará un
anciano a su edad en preguntar a un
niño de siete días por el lugar de la vida ,
y vivirá; pues muchos primeros vendrán a ser últimos y terminarán siendo uno
solo ».
5. «Reconoce lo que tienes ante
tu vista
y se te manifestará lo que te está oculto , pues nada
hay escondido que no llegue a ser manifiesto».
7. «Dichoso el león que al ser ingerido por un hombre se hace hombre; abominable el hombre que se deja devorar por un león y éste se hace hombre».
10. «He arrojado fuego sobre
el mundo y ved que
lo mantengo hasta que
arda».
11. «Pasará este cielo y pasará asimismo el que
está encima de él. Y los muertos no viven ya, y los que
están vivos no morirán. Cuando comíais
lo que estaba muerto, lo hacíais
revivir; ¿qué vais a hacer cuando estéis en la luz ?
El día en que erais una
misma cosa, os hicisteis dos; después de haberos hecho dos, ¿qué vais a
hacer?».
12. Los discípulos
dijeron a Jesús: «Sabemos que tú te irás de nuestro lado; ¿quién va a ser el
mayor entre nosotros?» Díjoles Jesús: «Dondequiera que os hayáis reunido,
dirigíos a Santiago el Justo, por quien el cielo y la tierra fueron creados».
13. «Haced una
comparación y decidme a quién me parezco». Dijóle Simón Pedro: «Te pareces a un
ángel justo». Díjole Mateo: «Te pareces a un filósofo, a un hombre sabio».
Díjole Tomás: «Maestro, mi boca es absolutamente incapaz de decir a quién te
pareces». Respondió Jesús: «Yo ya no soy tu maestro, puesto que has bebido y te
has emborrachado del manantial que yo mismo he medido». Luego le tomó consigo,
se retiró y le dijo tres palabras. Cuando Tomás se volvió al lado de sus
compañeros, le preguntaron éstos: «¿Qué es lo que te ha dicho Jesús?» Tomás
respondió: «Si yo os revelara una sola palabra de las que me ha dicho,
cogeríais piedras y las arrojaríais sobre mí: entonces saldría fuego de ellas y
os abrasaría».
14. «Si ayunáis, os
engendraréis pecados; y si hacéis oración, se os condenará; y si dais limosnas,
haréis mal a vuestros espíritus. Cuando vayáis a un país cualquiera y caminéis
por las regiones, si se os recibe, comed lo que os presenten y curad a los enfermos entre ellos. Pues lo que entra
en vuestra boca no os manchará, mas lo que sale de vuestra boca, eso sí que os
manchará».
16. «Quizá piensan
los hombres que he venido a traer paz al mundo, y no saben que he venido a
traer disensiones sobre la tierra: fuego, espada, guerra. Pues cinco habrá en
casa: tres estarán contra dos y dos contra tres, el padre contra el hijo y el
hijo contra el padre. Y todos ellos se encontrarán en soledad».
17. «Yo os daré lo
que ningún ojo ha visto y ningún oído ha escuchado y ninguna mano ha tocado y
en ningún corazón humano ha penetrado».
18. Dijeron los
discípulos a Jesús: «Dinos cómo va a ser nuestro fin». Respondió Jesús: «¿Es
que habéis descubierto ya el principio para que preguntéis por el fin? Sabed
que donde está el principio, allí estará también el fin. Dichoso aquel que se
encuentra en el principio: él conocerá el fin y no gustará la muerte».
19. «Dichoso aquel
que ya existía antes de llegar a ser. Si os hacéis mis discípulos y escucháis
mis palabras, estas piedras se pondrán a vuestro servicio. Cinco árboles tenéis
en el paraíso que ni en verano ni en invierno se mueven y cuyo follaje no cae:
quien los conoce no gustará la muerte».
21. Dijo Mariham (María
Magdalena) a Jesús: «¿A qué se parecen tus discípulos ?» Él respondió: «Se
parecen a unos muchachos que se han acomodado en una parcela ajena. Cuando se
presenten los dueños del terreno les dirán: Devolvednos nuestra finca. Ellos se
sienten desnudos en su presencia al tener que dejarla y devolvérsela». Por eso
os digo: «Si el dueño de la casa se entera de que va a venir el ladrón, se
pondrá a vigilar antes de que llegue y no permitirá que éste penetre en la casa
de su propiedad y se lleve su ajuar. Así, pues, vosotros estad también alerta
ante el mundo, ceñid vuestros lomos con fortaleza para que los ladrones
encuentren cerrado el paso hasta vosotros; pues si no darán con la
recompensa que vosotros esperáis. ¡Ojalá
surja de entre vosotros un hombre sabio que —cuando la cosecha hubiere
madurado— venga rápidamente con la hoz en la mano y la siegue! El que tenga
oídos para oír, que oiga».
22. Jesús vio unas
criaturas que estaban siendo amamantadas y dijo a sus discípulos: «Estas
criaturas a las que están dando el pecho se parecen a quienes entran en el
Reino». Ellos le dijeron: «¿Podremos nosotros —haciéndonos pequeños— entrar en
el Reino?» Jesús les dijo: «Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y
de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo
de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino,
de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos
de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y
una imagen en lugar de una imagen,
entonces podréis entrar en el Reino».
24. Dijeron sus
discípulos: «Instrúyenos acerca del lugar donde moras, pues sentimos la
necesidad de indagarlo». Díjoles: «El que tenga oídos, que escuche: en el
interior de un hombre de luz hay siempre luz y él ilumina todo el universo; sin
su luz reinan las tinieblas».
25. «Ama a tu
hermano como a tu alma; cuídalo como la pupila de tu ojo».
26. «La paja en el
ojo de tu hermano, sí que la ves; pero la viga en el tuyo propio, no la ves.
Cuando hayas sacado la viga de tu ojo, entonces verás de quitar la paja del ojo
de tu hermano».
28. «Yo estuve en
medio del mundo y me manifesté a ellos en carne. Los hallé a todos ebrios y no
encontré entre ellos uno siquiera con sed. Y mi alma sintió dolor por los hijos
de los hombres, porque son ciegos en su corazón y no se percatan de que han
venido vacíos al mundo y vacíos intentan otra vez salir de él. Ahora bien: por
el momento están ebrios, pero cuando hayan expulsado su vino, entonces se
arrepentirán».
29. «El que la carne
haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio; pero el que el espíritu
haya llegado a ser gracias al cuerpo, es prodigio de prodigios. Y yo me
maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».
30. «Dondequiera que
hubiese tres dioses, dioses son; dondequiera que haya dos o uno, con él estoy
yo».
37. Sus discípulos
dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos a ver?» Dijo Jesús:
«Cuando perdáis el sentido de la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos— los
pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces veréis
al Hijo del Viviente y no tendréis miedo».
38. «Muchas veces
deseasteis escuchar estas palabras que os estoy diciendo sin tener a vuestra disposición
alguien a quien oírselas. Días llegarán en que me buscaréis y no me
encontraréis».
39. «Los fariseos y
los escribas recibieron las llaves del conocimiento y las han escondido: ni
ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos
como las serpientes y sencillos como las palomas».
41. «A quien tiene en su mano se le dará; y a
quien nada tiene —aun aquello poco que tiene— se le quitará».
42. «Haceos
pasajeros».
43. Le dijeron sus
discípulos: «¿Quién eres tú para decirnos estas cosas?» Jesús respondió:
«Basándoos en lo que os estoy diciendo, no sois capaces de entender quién soy
yo; os habéis vuelto como los judíos, ya que éstos aman el árbol y odian su
fruto, aman el fruto y odian el árbol».
46. «Desde Adán hasta
Juan el Bautista no hay entre los nacidos de mujer nadie que esté más alto que
Juan el Bautista, de manera que sus ojos no se quiebren. Pero yo he dicho:
Cualquiera de entre vosotros que se haga pequeño, vendrá en conocimiento del
Reino y llegará a ser encumbrado por encima de Juan».
48. «Si dos personas
hacen la paz entre sí en esta misma casa, dirán a la montaña: ¡Desaparece de
aquí! Y ésta desaparecerá».
50. «Si os
preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros procedemos de la luz,
del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma; allí estaba afincada y se
manifestó en su imagen. Si os preguntan: ¿Quién sois vosotros.?, decid: Somos
sus hijos y somos los elegidos del Padre Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es
la señal de vuestro Padre que lleváis en vosotros mismos?, decidles: Es el
movimiento y a la vez el reposo».
55. «Quien no odie a
su padre y a su madre, no podrá ser discípulo mío. Y quien no odie a sus
hermanos y hermanas y no cargue con su cruz como yo, no será digno de mí».
56. «Quien haya
comprendido lo que es el mundo, ha dado con un cadáver. Y quien haya encontrado
un cadáver, de él no es digno el mundo».
61. «Dos reposarán
en un mismo lecho: el uno morirá, el otro vivirá». Dijo Salomé: «¿Quién eres
tú, hombre, y de quién? Te has subido a mi lecho y has comido de mi mesa».
Díjole Jesús: «Yo soy el que procede de quien me es idéntico; he sido hecho
partícipe de los atributos de mi Padre». Salomé dijo: «Yo soy tu discípula».
Jesús le dijo: «Por eso es por lo que digo que si uno ha llegado a ser
idéntico, se llenará de luz; mas en cuanto se desintegre, se inundará de
tinieblas».
66. «Mostradme la
piedra que los albañiles han rechazado; ésta es la piedra angular».
67. «Quien sea
conocedor de todo, pero falle en lo tocante a sí mismo, falla en todo».
70. «Cuando
realicéis esto en vosotros mismos, aquello que tenéis os salvará; pero si no lo
tenéis dentro, aquello que no tenéis en vosotros mismos os matará».
76. «El reino del
Padre se parece a un comerciante poseedor de mercancías, que encontró una
perla. Ese comerciante era sabio: vendió sus mercancías y compró aquella perla
única. Buscad vosotros también el tesoro imperecedero allí donde no entran ni
polillas para devorarlo ni gusano para destruirlo».
77. «Yo soy la luz
que está sobre todos ellos. Yo soy el universo: el universo ha surgido de mí y
ha llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí
me encontraréis».
80. «El que haya
reconocido al mundo, ha encontrado el cuerpo. Pero de quien haya encontrado el
cuerpo, de éste no es digno el mundo».
82. «Quien esté
cerca de mí, está cerca del fuego; quien esté lejos de mí, está lejos del Reino».
83. «Las imágenes se
manifiestan al hombre, y la luz que hay en ellas permanece latente en la imagen
de la luz del Padre. Él se manifestará, quedando eclipsada su imagen por su
luz».
84. «Cuando
contempláis lo que se os parece, os alegráis; pero cuando veáis vuestras
propias imágenes hechas antes que vosotros —imperecederas y a la vez
invisibles—, ¿cuánto podréis aguantar?».
95. «Si tenéis algún
dinero, no lo prestéis con interés, sino dádselo a aquel que no va a
devolvéroslo».
96. «El reino del
Padre se parece a una mujer que tomó un poco de levadura, la introdujo en la
masa y la convirtió en grandes hogazas de pan. Quien tenga oídos, que oiga».
97. «El reino del Padre
se parece a una mujer que transportaba un recipiente lleno de harina. Mientras
iba por un largo camino, se rompió el asa y la harina se fue desparramando a
sus espaldas por el camino. Ella no se dio cuenta ni se percató del accidente.
Al llegar a casa puso el recipiente en el suelo y lo encontró vacío».
98. «El reino del
Padre se parece a un hombre que tiene la intención de matar a un gigante:
desenvainó primero la espada en su casa y la hundió en la pared para comprobar
la fuerza de su mano. Entonces dio muerte al gigante».
104. Le dijeron:
«Ven, vamos hoy a hacer oración y a ayunar». Respondió Jesús: «¿Qué clase de
pecado he cometido yo, o en qué he sido derrotado? Cuando el novio haya
abandonado la cámara nupcial, ¡que ayunen y oren entonces!».
105. «Quien
conociere al padre y a la madre, será llamado hijo de prostituta».
106. «Cuando seáis
capaces de hacer de dos cosas una sola, seréis hijos del hombre; y si decís:
¡Montaña, trasládate de aquí!, se trasladará».
112. «¡Ay de la
carne que depende del alma! ¡Ay del alma que depende de la carne!».
113. Le dijeron sus
discípulos: «¿Cuándo va a llegar el Reino?» Dijo Jesús: «No vendrá con
expectación. No dirán: ¡Helo aquí! o ¡Helo allá!, sino que el reino del Padre
está extendido sobre la tierra y los hombres no lo ven».
114. Simón Pedro les
dijo: «¡Que se aleje Mariham (María Magdalena) de nosotros!, pues las mujeres
no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho,
de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a
vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino
del cielo».
Evangelio de Tomás (Fragmento
griego de Oxyrhynchus, pap.654).
Dice Judas:
«¿Quiénes son, pues, los que nos arrastran a lo alto del cielo, si es que el
reino está en el cielo?» Dice Jesús: «Las aves del cielo, las bestias y todo lo
que puede haber bajo la tierra, o sobre ella, y los peces del mar, son los que
os arrastran hasta Dios. Y el reino de los cielos dentro de vosotros está.
Quien, pues, conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os
conoceréis a vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el
Perfecto, y, a la vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del cielo.
Vosotros sois la ciudad de Dios».
Evangelio de María
Magdalena (Fragmento copto,17-19)
«… Después de decir
todo esto, Mariam permaneció en silencio, dado que el Salvador había hablado
con ella hasta aquí. Entonces, Andrés habló y dijo a los hermanos: «Decid lo
que os parece acerca de lo que ha dicho. Yo, por mi parte, no creo que el
Salvador haya dicho estas cosas. Estas doctrinas son bien extrañas. Pedro
respondió hablando de los mismos temas y les interrogó acerca del Salvador: ¿Ha
hablado con una mujer sin que lo sepamos, y no manifiestamente, de modo que
todos debamos volvernos y escucharla? ¿Es que la ha preferido a nosotros?. Entonces
Mariam se echó a llorar y dijo a Pedro: Pedro, hermano mío, ¿qué piensas?
¿Supones acaso que yo he reflexionado estas cosas por mí misma o que miento
respecto al Salvador?
Entonces Leví habló
y dijo a Pedro: Pedro, siempre fuiste impulsivo. Ahora te veo ejercitándote
contra una mujer como si fuera un adversario. Sin embargo, si el Salvador la
hizo digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Bien cierto es que el Salvador la
conoce perfectamente; por esto la amó más que a nosotros. Más bien, pues,
avergoncémonos y revistámonos del hombre perfecto, partamos tal como nos lo
ordenó y prediquemos el evangelio, sin establecer otro precepto ni otra ley
fuera de lo que dijo el Salvador.
Luego que [Leví hubo
dicho estas palabras], se pusieron en camino para anunciar y predicar el
evangelio según Mariam».
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