miércoles, 30 de noviembre de 2016

Meditación Terapéutica, hacia un Yo Superior (Dharma Singh Khalsa)



El yo imbuido de sí mismo no es de por sí malo. De hecho, es absolutamente humano, pero es limitado... terriblemente limitado. Cuando creemos que el aspecto del yo de nuestro ser representa el ser completo, nos estamos haciendo daño. Si creemos que nuestro yo es todo lo que somos, entonces nos hacemos vulnerables, principalmente al miedo y a la muerte. También nos hacemos vulnerables a todas las otras formas de sufrimiento material, como la enfermedad, los problemas económicos y la humillación. Si creemos que no somos nada más que nuestro yo material, entonces nos vamos a perder la mayor oportunidad de nuestra vida, la oportunidad de experimentar nuestra propia santidad. Sentir nuestra propia chispa de energía divina es el sentimiento más excitante, placentero y fortalecedor que podamos imaginar.

Los maestros del antiguo yoga estaban extremadamente preocupados por la condición humana común de estar adormilados a lo largo de la vida. El sistema que diseñaron para aprender a controlar lo incontrolable, y para estar conscientes, fue el control de la respiración. Este es el fundamento de la meditación avanzada. Es la puerta de acceso a la conciencia. También tiene un fuerte impacto en nuestro nivel etéreo de existencia. Cuando respiramos, no respiramos simplemente una mezcla gaseosa que contiene oxigeno. También respiramos el prana, la fuerza vital universal, que distingue los seres vivos de los objetos inanimados.
     
Todo empieza con la respiración, es nuestra fuente principal de energía, tanto física como etérea. Sin embargo, para utilizar la energía que ofrece, debemos tener el control de nuestras posturas y movimientos. Sin el poder controlador del movimiento, la energía seguiría existiendo, pero no seria más que un torbellino caótico; con el control adecuado se podría convertir en una fuerza de curación.      
     Cuando los meditadores asumen posturas de yoga se hacen conscientes de determinadas áreas de sus cuerpos. Mientras mantienen esas posturas, lo que a veces requiere mucho trabajo, se hacen incómodamente auto-conscientes del esfuerzo. Cuando los meditadores se esfuerzan rigurosamente, esta auto-consciencia les lleva hacia un estado mucho más instructivo de conciencia de uno mismo, puede permitir a una persona ser un "yo consciente".


  
Aunque lo mas importante es que las posturas del yoga ayudan a despertar y canalizar la energía interna o kundalini, que yace enroscada en nuestro interior. Y es esta energía kundalini el último recurso de nuestro verdadero poder personal. Con ella podemos llevar a cabo proezas casi sobrenaturales, y podemos llegar al sentido de independencia y serenidad propio de los yoguis. Cuando llegan a esa independencia y serenidad, invariablemente las personas hacen un compromiso consigo mismas para retener ese poder sorprendente que acaban de encontrar. Ese compromiso para mantener su poder cambia la forma en que se proyectan hacia el mundo exterior. Al hacer esto, se experimenta un cambio fundamental en el sentido mas amplio, nos capacita para ser conscientes y romper con otros aspectos fosilizados de nuestra vida, como vínculos no saludables, hábitos y relaciones. Incluso ayuda a transformar las relaciones más profundas e innatas: la relación entre el ahora y el para siempre, y la relación entre el ser individual y el ser universal.

La Meditación Terapéutica parece notablemente mas eficaz que las otras formas de meditación a la hora de restablecer la salud. La razón principal es que combina el yoga y la meditación. El kundalini yoga traslada la energía y el equilibrio de los Chakras inferiores hacia los superiores utilizando la respiración, el movimiento, la concentración mental, la postura de las manos y los mantras. La mayor ventaja de la Meditación Terapéutica es su especificad. Debido a que canaliza la energía curativa con tanta precisión, cada meditación tiene un foco delimitado. Cada uno de estos focos es una verdadera fuente de poder curativo. Cada Meditación Terapéutica soluciona un problema específico distinto al llegar la energía a los órganos, glándulas y sistemas determinados, y también a los chakras.
     Con la Meditación Terapéutica, que crea la mezcla de moléculas para la curación, la mente cura el cuerpo y el cuerpo cura la mente. Al mismo tiempo, el cuerpo físico cura el cuerpo etéreo y el cuerpo etéreo cura el cuerpo físico. Y el espíritu, tanto el divino como el humano, extiende este medio curativo completo, añadiendo una profundidad y un poder que infunden en el cuerpo y en la mente una fuerza de curación a la que ninguna enfermedad puede resistir. Esta fuerza de curación sencillamente no puede explicarse en términos físicos, en términos de materia y moléculas. Para tener un conocimiento válido o práctico de esta fuerza de curación, debemos ir mas allá de lo físico, a lo etéreo.



Los chakras son nuestros centros etéreos de la conciencia y la comunicación. Interactúan con nuestros pensamientos y emociones, con nuestra salud y nuestras funciones físicas. Intercambian la energía en dos direcciones, de lo físico a lo etéreo y de lo etéreo a lo físico. Son las puertas de la conciencia. Todos son sagrados y vitales, sin embargo, para conseguir la experiencia más completa del ser y para mantener un contacto pleno con la energía que nos envuelve, es importante que las energías se eleven de los chakras inferiores, cerca de la base de la médula, hacia los chakras superiores, en la cabeza y encima de ella. Esto permite que nuestras energías se encuentren y se mezclen con las energías del cosmos, y permite que la energía cósmica regrese a nuestros cuerpos.

El espíritu es inmortal. Éste es el regalo divino para el ser mortal. Es nuestro vínculo con la divinidad misma. El espíritu, por muy magullado que esté, siempre puede revivir. Ésta es la lección que los antiguos maestros enseñaron.
    El espíritu puede convocarse una vez más a través de la Meditación Terapéutica. A diferencia de otros enfoques médicos o filosóficos, éste puede encender el espíritu y unificar las energías de espíritu, mente y cuerpo, que se apoyan mutuamente. Una vez unida, esta tríada sagrada puede ejercer poderes espirituales de curación.

Cuando el abatido cuerpo y la mente mortal están enfermos y furiosos, débiles y afligidos, el espíritu, por muy apagado que esté por el sufrimiento, aún puede ofrecer alimento. Y este alimento siempre es bienvenido y siempre se devuelve. Así empieza el círculo de la curación. No siempre es fácil. La Meditación Terapéutica no es una aspirina que se puede tragar y olvidar. Es un proceso que solo iguala en poder a la energía de la práctica diaria o sadhana.

Pero este proceso o camino puede llevar más lejos de la simple curación de la enfermedad. Este camino puede llevar a un yo superior. Puede llevar de la oscuridad a la luz. Puede llevar a lo ilimitado e incluso al infinito. Ésta es la bendición de la enfermedad. Ésta es la bendición de la curación. Ésta es la bendición de la vida.


Dharma Singh Khalsa, Cameron Stauth - La Meditación como Medicina

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