sábado, 14 de agosto de 2010

Poesías Completas (9)

GRUPO 3º DE POESIAS

Poemas incluidos en el libro "La tercera llamada del destino". 1980
Llevan el título general de " Poesía marginal. Pétalos del deseo perenne".



TRISTE ATARDECER


¡Triste atardecer !, marchito, agónico,
acorralado, enjaulado en el hastío
del tiempo, de la espera fugaz.

Con el amanecer en los ojos
y la ira en el vientre,
en la carne.

Desgarrado y arrojado a tierra
árida, corrupta y sin color.
Luces que salpican el otoño,
dulce y enfermizo.

A mi existencia voy,
tras salir de esa celda
que es mi mente.

Consagrado
a la eternidad de un año muerto.
Ojeando los residuos pestilentes
de mi baño constante en éter.

Gas y agua.
Acero y nervio, de eso
hecho está.
Sin sangre. Cuajado
en la insensatez y en la súplica.
Adormecido en el aburrimiento:
morir no puedo, vivir tampoco.





CRISIS VIVA, SOLEDAD


Tras la nube de polvo tiznado,
tras el velo espeso, apagado,
una corona conforma su figura,
un brillo en la piel,
una llama en su corazón
reconforta el punto cariñoso,
las chispa en el ojo.

Mi sol, mi aire, mi aliento,
tras esa cúpula grisácea
se una con mi cuerpo vacilante.

Porque hiere en el centro su latido,
porque canto a la vida sin distancias,
porque os amo.

Esa fertilidad irradia añoranza,
esa plenitud, a la vez hueca
es todo mi pensamiento

Y no descanso en mi trabajo,
ni bostezo en mi vacío,
sólo muero.

Para vivir, aborto saliva en la calle;
trago letras, veo zafiros.
Incluso en la noche puedo serte
fiel. Cuando no te veo, todo yo es impaciencia …

quiero refrescarme en tu lozanía,
alcanzar cimas altas en el hoy fluido.

Conversar … ¡No importa¡
Si vives, tras la próxima loma
te encontraré.

Y si no, esperando
Pasaré mis horas. Mordiendo
la paciencia hago haces de tristeza.

Turbia luz escondida,
¡arroja tus cadenas al pasado¡
Y sal, como te quiero,
en tu forma brillante, única.





¡HUYE, VENCEJO¡

Entre dos senderos
mas allá de los caminos
sufre en el suelo el vencejo.
Entre piedras ha caído,
a morir ha ido lejos,
lejos, a morir al río.
Yo, aquí, con verlo,
por mí mismo he sentido.
Con plomo le cayeron,
con trampas, sin amigos.
Era el famoso vencejo,
desplegado en el estío.

- ¡Volad alto, pequeños,
que no os atrapen los míos¡
¡Aprisa, subid hasta el cielo¡

La muerte que sea camino
y la vida sea un velero.
¡Qué sutil finura, que estilo¡
Mágico, ágil, venciendo
tejados, rapaces, cretinos
hombres majaderos.
Llorarán por ti amigos
de lo libre, feliz y bello,
de tu limpio vestido,
de tu semblante entero.
Por tu raza, su destino,
que están tus polluelos,
que silbando tu trino
en piruetas de celo,
perfumarán sus sentidos.

- ¡Rápido, id ligeros,
volad hasta el nido¡
Que el hombre carcelero
no os arrebate los hijos.

Emigra a los pueblos
donde quede claro tu sino.
Coletea en el viento,
líbrate del peligro,
que en un año entero,
en un día ó en un siglo
vencerás el miedo:
Un nuevo ser divino.





ESPERANZADOS Y ABNEGADOS LEPROSOS


Un mohoso hombre, falto de fecundidad,
con los cascos sucios de andar por piedras,
erosionando la roca dura, agujereándola
intentando buscar dentro una forma de vida.
O uno robusto y reproductor,
sano, vigoroso como la zarza,
simple como la hierba del olivar,
integro como el coral, vagabundea
vacío y roto
entre escollos a la deriva que le piden paso,
gustando el apearse del camino rápido,
dejando sitio a los que vayan con más fuerza,
amándolos, cuando sería normal envidiarlos.

Esperanzados y abnegados leprosos,
víctimas inocentes de la dejadez humana.
Cansancio y dolor en vuestros órganos,
raídos, lacerados,
escondidos en la cenagosa morada del exilio.
Catapultados contra el futuro,
incisivos dientes os cercenan dedo a dedo,
glándula por célula,
todas vuestras inquisidoras inconsciencias.

Al mar vuelve el ser humano
sin atributos de su especie,
poco le queda de lo que Dios le dio,
intenta correr, volar huyendo
de sus semejantes, presbíteros
matasanos, científicos músicos
carniceros, peliculeros golondrinos
chillando en el cielo
con cantos supraterrenales.

Y los pájaros cazados con red,
y los peces, escuálidos, esculturizados
por geniecillos juguetones,
hambrientos de fama,
como satánicos monstruos en la corte
estrambótica del infierno.

Y callan los entendidos,
posponen su ansiedad los masoquistas,
y el fruto dulce y aceitoso de la tierra
nos desgasta nuestro corazón,
que se le perdió la vida,
esa lágrima olvidad en un camino, en una cama.

Heridos en lo más profundo,
murieron ángeles centenarios en esas lides.
No hay sitio donde meter seguro
tanto cadáver putrefacto.

Porque los asientos de la realeza
inhalan la asquerosidad de sus crímenes.





SI MIENTO ES POR NO TENER MALICIA EN MI SER, NI TALENTO


La brisa
cerca se desploma
si voz susurrona
dentro avisa

Error
por mudo sentir
del corto vivir
del amor

Si miento
es por no tener
malicia en mi ser
ni talento

son estos los himnos crueles
del llanto en mi yo encerrado.
Se cruzan ante mujeres
que nulo valor otorgan
a estas ansias y quereres …
¡qué gran tristeza consumo¡

No responden, no me ven
cuando ofrezco mis dádivas
u otras cosas que enseñé.
Sólo reveses amargos
de gente en la que confié
me dio de lado, pasando.

Tú, tú que calladas pasas,
que no miras, vagas sola,
¿por cuánto tiempo esperas
a amigos que aún ignoras?
¿por cuánto seguir parada?
Muchos quieren tus palabras …

Otros ojos dulces miran,
ojos hendidos son vistos
mirar espejos sin vida.
Las luces del seco rostro
reflejos de mis heridas
nunca más te dañarán.

Y por no tener talento,
si miento ¿quién piensa en quejas?
¿quién reclama desde adentro
su poder y me destierra?
¿quién con verde ojo sereno
toma el malicioso mando?





SOLO, EN EL RUEDO DE CAER RODANDO


Arrojado al llanto
meditabundo en la noche,
con los codos como cuernos
llenos de sangre,
camino y vago,
las manos sobre la cabeza
hacia la espalda,
fingiendo pena
y acobardado
por calles de niebla
y humedad tétrica,
en declive.

Solo, en el ruedo de caer rodando
reatándome,
sosteniendo la cabeza que oscila,
gritos y fieras pueblan el cráneo
ajado, agujereado,
mordido con rapidez y furia.

Y corro, ladeo esquinas,
se desorbitan los ojos,
estallan los pulmones,
se para este áspero corazón.
Las piernas ríen,
las manos palpan el muro,
el estómago aborta gases
con la vista perdida en el adoquín.
El cuerpo desfallecido y preso
por oxidadas cadenas
de sutiles cuerpos
de pálidos rostros,
en charcas envenenadas,
en marañas de plantas voraces,
de insectos asesinos.

Tenues brillos en el aire
silban y rellenan de color al viento.
El peso del rocío tumba las hojas,
la fresca mañana dorada
que se ve tras las casas,
despierta del sueño, observa
ese cuerpo dolorido, inmóvil,
sumido en eternidades,
angosto, acanalado …

que latan sobre él sensibles motores,
que canten en sus oídos bellas palabras,
que aún mintiendo callen lo malo ….

que vuelen sobre él
pacíficas aves, pintorescas libélulas,
que levanten del suelo
al que no desea nada,
que ganará ampliamente
en mudos sentimientos …

que aseguren lo que de la vida
ya el renegó,
pasiones humanas,
juegos de muchedumbre …

que afirmen de verdad,
que intenten, que busquen
lo recóndito y exploten
las entrañas de lo que aparenta
misericordioso
y triste
y apático.

Todos los órganos
esparcidos por la calle,
presas de ratas y perros
que vendrán de sus guaridas
a repartirse trozos
de ilusión,
de hombre,
¿ahí quedaron?





CORTO ESPEJISMO


Después del día
de trabajo,
el calor de un amor
y la música
siempre vibrante,
alegre y triste.

Y correr por la ciudad
con el pelo alocado
y todo el mundo
detrás.

Por las calles,
riendo y viviendo,
y olvidando.

Después del trabajo,
calor de cálido amor,
sonidos que hacen vibrar
llaman al renacer.

Por las calles,
o por los campos,
sintiendo y recordando.

Espejismos
que pueden no ser,
si es que es falso
el estar aquí,
esperando
el gran salto hacia el futuro.

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