AL AMIGO POETA, UNA POESIA
La poesía
es del poeta
del que siente su sentir
en verso suelto.
Es del poeta
que no de mí,
principiante
a prosa
desaliñada
casi dicha ya.
Es del que ama
lo bello
y lo justo,
algo dislocado
y maravilloso.
Las letras
son del hombre
buscador imparable,
de otros horizontes;
de concentrado,
del expansivo,
del fuerte
y del débil.
Placer
desorbitado
y egoísta
ansiado en la soledad.
Calmado
en el suburbio
de su corazón
tan agitado.
La poesía
es del que siente:
a verso corto y
extenso en un verso
halla su corazón,
tumbada en una palabra,
su mente.
Jubiloso su inicio,
entrecortado y
triste su final
como enjaulado,
quejumbroso,
como batallas
infinitas
de sus dedos.
La poesía es del que siente
y esgrime plumas
siempre repletas,
y usa papeles
casi blancos.
Es del que vive al escribir,
danzando
en fantasías
que solo él descubre
como pintor de sensaciones.
Es del que en versos libres,
libres en libertad
gasta a su vida
bromas pertinaces,
pulso juguetón
de dedos impetuosos,
usa en exceso
la pasión.
Cantor que queda
como pasan
otros sonidos fríos.
La poesía
es del poeta que siente
con versos fugaces,
celosos y buscadores
del más allá
de la palabra,
y de su semilla
en otros versos.
ILUSION
Un segundo de vida
plasmado ahí delante de mis ojos,
medio hundido en la explosión del calor
húmedo y transparente.
Agonizante por no ser asido,
ni amado, ni apreciado,
ni vivido como un día entero
alejado a los demás.
A buscar la salida
de no encontrar tantos objetos rotos
y conseguir un inmenso objeto de amor
cada vez más perenne.
A salir despreciando todo el ruido
de aquella voz de mando
tapando a lo natural con su eco,
ver allí la gran verdad.
Quitando la astillas
para ver no solo lo amargo
plantado en mi mente,
sino que engendro a cual ser amigo
distinto, inagotable
como ser supremo,
deslumbrante en claridad.
Acabando ese día
para despertar mañana a todo
y apreciar de nuevo del fresco sabor,
agua pura y celeste,
del temprano solo casi tan dormido,
ansioso ser lejano,
asustado en su ambiente etéreo,
no tapado por el mar.
Cortando la salida;
apartando la vida en un recodo
de aquel río eterno falto de pudor,
que me moja la frente,
que no acepta el falso tiempo
escondido en lo profano,
haciendo suya la carga del miedo,
cerrándome al extenso mal.
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