La fotografía
kirliana sugiere que cuando cambiamos la forma de pensar de una persona cambiamos
también su aura, es decir, el campo de energía que emana de la materia viva. La
extensión psíquica del ser humano existe de verdad y podemos asegurar que los
pensamientos que afectan al individuo o a su aura no son cosas abstractas ni
intangibles. Tienen una forma obvia y están formados por materia flexible,
capaz de trasladarse desde el nivel proyectivo de una mente hasta el nivel
subconsciente de otra.
La actividad
consciente, la solucionadora de problemas, se asocia generalmente con ondas rápidas
y de bajo voltaje, llamadas corrientemente ondas Beta. Su radio de frecuencia
comienza a los trece ciclos por segundo y puede llegar a los cuarenta. Las ondas Alfa, con una frecuencia
rítmica de ocho a trece ciclos por segundo, señalan la frontera entre la
actividad consciente y subconsciente, y están asociadas no solo con
experiencias tranquilas, alertas, agradables, sino también con experiencias
meditativas e instrospectivas. Las formaciones más lentas y de voltaje
superior, conocidas por los nombres de Delta y Zeta, van asociadas a la actividad
subconsciente, y a menudo se encuentran marcadas con las alfa, relacionadas a
su vez con la creatividad, los sueños y el sueño.
Alfa es un estado
de concetración relajada; entrad en él para crear. Pasad luego a Zeta si
necesitais la ayuda de los sueños, porque sin ellos, que son la otra cara de la
mente, no se puede vivir, y pasad luego a Delta para dormir en un nivel que
renueve las fuerzas vitales. Según Alfa-Zeta va abriendo nuevos pasos en el
sistema nervioso, se produce la consiguiente mejora de las aptitudes mentales,
las facultades psíquicas y la integridad nerviosa, con lo que el sistema
nervioso se hace más estable y digno de confianza.
Los niños pueden
ser adiestrados en Alfa más fácilmente que los adultos, porque sus mentes con
frecuencia se encuentran de por sí en el estado imaginativo propio de Alfa. Las
mujeres llegan con más facilidad que los hombres, ya que frecuentemente acuden
a su intuición frente a la razón.
En un futuro
cercano quizá reconozcamos todos que la mente humana tiene la posibilidad de
conseguir, mediante el conocimiento y la fe, todo aquello que puede visualizar.
El mundo del espacio interior comienza con el individuo y termina con él. Cada persona
es su propio guía y su propio curador y puede provocarse las enfermedades o
sanarse a sí mismo. Puede ser feliz o aburrirse, sentirse lleno de
resentimiento o de gozo, crear o estancarse. La meditación y la visualización
subconscientes son los instrumentos que le permiten establecer contacto consigo
mismo al más profundo de los niveles y desarrollar una conciencia y una calma
interior capaces de convertir al infinito universo en su secreto aliado. La adquisición
del autodominio puede hacerle conocer, por primera vez, lo que significa
convertirse realmente en dueño de su destino y capitán de su alma.
Nosotros no
podemos cambiar las leyes de la naturaleza, solo podemos adaptarnos a ellas, de
la misma forma que lo hacemos con la electricidad o la ley de la gravedad. Si el
receptor potencial permanece tranquilo, controlando sus propias emociones y
dueño de sí mismo, hay pocas posibilidades de que se convierta en víctima de
abusos mentales, puesto que en una personalidad bien integrada existen muy
pocas grietas. Pero si está alterado emocionalmente, lleno de temores y
ansiedades, es vulnerable a los pensamientos negativos de los demás.
Todos nosotros,
excepto un pequeño puñado de genios de nacimiento, no sabemos en realidad cómo
pensamos. Conocemos solo algunas vaguedades sobre el pensamiento, como que es
algo que tiene que ver con esa materia gris que llamamos cerebro. No comprendemos
que todas las células del cuerpo tienen inteligencia propia y que si somos
conscientes de esa inteligencia podemos enviar mensajes a nuestras células y a
las células de otras inteligencias.
La espiritualidad
no es una profesión de sectarismo, sino de Unidad: unidad dentro de uno mismo y
con la creación. Es esencialmente el bien, no el mal, optimista, no pesimista;
integrada, no solitaria. Es una oleada de vida tan amplia como el propio espíritu.
¿Estoy preparado
para aceptar mi bondad? Esa es la
pregunta que hay que hacerse. Cuando una persona medita y está en contacto con
un poder que puede controlar se libera a sí misma de restricciones impuestas
desde fuera. Se halla en contacto con el Universo y está espiritualmente en
camino.
Una experiencia
superconsciente desafía toda descripción verbal debido a su misma naturaleza. Es
como una revelación que lleva al individuo a una conciencia completa de su
lugar en el universo, de su verdadero propósito en la vida, y a un
descubrimiento de su verdadera unicidad. Algunas pesonas lo experimentan espontáneamente
y produce en ellas una transformación interior.
En el estado
superconsciente, que puede ser alcanzado (en estado Alfa) mediante un relajado despegue de la meditación
desde el ser superior, el individuo es consciente de su verdadera identidad, y
al llegar a esta nueva comprensión entra en contacto con su alma inmortal. En este
estado trascendental hay una expasión de la conciencia en la que el individuo
une su fuerza vital con la unicidad del universo, y reconoce que siempre que lo
necesite puede contar con la ayuda de este universo.
El Curador
interior puede, mediante la meditación y la visualización, ser liberado, de
forma que la energía vitalizante pueda fluir a través del individuo y mantenerlo
en buen estado y productivo. Este Curador es el ser interior, el pensamiento
subconsciente, la nueva conciencia Alfa-Zeta, la nueva dimensión mental, el
punto de contacto en que el individuo ve su verdadero ser en el espejo del
mundo que le rodea. Y todo está ahí esperando.
Jess Stearn – El poder
del Pensamiento Alfa. Milagro de la
Mente
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