Nada te
ocurre sin tu consentimiento, sin tu aprobación. No existe un cielo y una
tierra, un sueño y una realidad; ambas son la misma cosa, tú le das vida,
creas. Has de crecer, elegir tu propia libertad o esclavitud, y después… no
seguir protestando. Elegir es una palabra y una acción mágica que detona toda
una cadena de acontecimientos, un destino diferente. Hay miles de caminos, de
ramificaciones, miles de destinos elegidos cada día. Hay que ser valiente para
soñar… y si decides hacerlo, ten las agallas suficientes para mirar de frente a
tu sueño y hacerlo realidad.
Supon que
elegiste venir y que eras feliz en tu elección porque entendías el sentido de
ello, un juego de aprendizaje. Elegiste el lugar, la familia adecuada para
cuanto querías aprender y llevar a cabo. Confiabas en ti, en realizar algo que
te haría evolucionar y crecer.
Tú elegiste
venir, materializar sueños que te harían evolucionar y ayudar a cambiar este
mundo. A ese amor a la vida, a ese propósito elegido antes de nacer, a menudo
se le llama instinto de supervivencia, como si fuese algo mecánico, sin razón o
lógica excepto la de permanecer vivos sea como sea. La poderosa fuerza que te
ancla a la vida aquí y ahora, es tu necesidad de llevar a cabo aquello para lo
que viniste y que tanto amas, tu propia evolución. Si ya hubiese concluido el
proceso, sentirías una profunda paz y sabrías que ya puedes morir; el miedo
habría desaparecido.
Cuando te
das cuenta de lo mal que estás, ya has dado el primer paso para cambiar. Crea situaciones
hermosas, rodéate de ellas, vívelas despierto. Dependiendo en qué piensas e
imaginas, envías la orden que detona toda una cadena inmediata de reacciones químicas,
físicas, emocionales y energéticas. Tu pensamiento es una herramienta poderosísima.
Siempre desencadena rápidamente una orden cerebral que libera sustancias químicas
que circulan llevando la información. Todo lo que hayas repetido en tu vida el
tiempo suficiente se hará circuito. Tu realidad estará impregnada de ello. Quien
justifica su inmovilidad, su cobardía, es tan deplorable como la miseria en la
que habita y de la que se queja.
Tu pasado
ha de ir sanando o seguirá vigente en tu presente. Nadie te hace daño salvo que
tú lo permitas. Todo cuanto acontece en tu vida ocurre con tu consentimiento,
inconsciente quizás y proveniente de tu falta de capacidad en esos momentos
para ver que tu actitud lo genera. Reconocer los errores ante quienes se han
cometido produce una energía y humanidad poderosas, mucho más importantes y
valiosas que el simple orgullo.
Celebrar el
“darte cuenta” te ayudará a cambiar; castigarte solo te hundirá más y no querrás
actuar, te sentirás tan culpable que crearás un círculo vicioso de apatía y
tristeza. Quien es capaz de celebrar la consciencia de sus errores posee toda
la fuerza para cambiar. El hecho de que no sea el mundo y la vida como la mayoría
dice que quiere, es porque sus deseos son castillos de papel. Un deseo sin acción
es una mentira. Cuando eres consciente de tu camino surge un sentimiento
profundo de plenitud, de estar donde quieres estar, de hacer lo que quieres
hacer. Entonces tu vida adquiere sentido, el gran secreto por descubrir se
despliega ante ti, porque no solo llevas una dirección sino también, con ella,
la energía, la fuerza y la ayuda para recorrerla. Aparecen “casualidades mágicas”
de las que empiezas a ser consciente, el cielo y la tierra se unen.
Formas parte
de una masa crítica que afecta al resto del mundo. ¿A qué tipo de masa
perteneces? ¿A la que apoya un mundo mejor? ¿A la que actúa y piensa para hacer
más justa y feliz la existencia? ¿O acaso formas parte de ese otro colectivo
deprimente que critica sin mover el culo para cambiar? Tus acciones se unen a
las acciones de otros, provocando un mensaje silencioso al resto de la
humanidad, y facilitando ese camino a otras personas.
Hay personas
que decidieron vivir la aventura de adentrarse en sus sueños y materializarlos.
Su curiosidad por la vida, su inquietud y búsqueda, les guió hacia esas utopías
que otros también soñaban pero que destruían al no darse la oportunidad
siquiera de la duda, de intentarlo. Los “imposibles” no son más que retos
esperando a ser descubiertos; muchas quimeras de ayer son hoy posibilidades,
las de ahora lo serán mañana gracias a quienes se lancen en pro de ellas.
Nada de lo
que piensas es indiferente a la humanidad, desconoces los efectos porque no los
ves con tus propios ojos, porque eres egoísta; si te abrieras, los sentirías
claramente. El día que ames realmente la diversidad, que veas lo hermoso de
cada ser vivo y lo valores… ese día serás libre, entenderás la palabra “plenitud”, estarás colaborando en la construcción de una sociedad mejor, tus acciones serán
acordes con lo que dices defender.
La realidad
es relativa y podemos jugar con ella, cambiarla. Agradece la complicidad de la
vida, las oportunidades para aprender, romper fronteras y esquemas. Recuerda celebrar
cada paso, cada avance, cada mejora. Date siempre la enhorabuena por estar en
el proceso de cambio. Otra forma de llegar al objetivo es la determinación, esa
decisión firme que pone en marcha los mecanismos de acción, te irán apareciendo
las ayudas hasta lograrlo. Deja que fluya la energía con confianza, permitiéndote
recorrer los caminos necesarios. Si hay amor en lo que haces, habrá alquimia,
habrá transformación.
Siempre estás
muriendo y naciendo, cada paso de tu vida, cada aprendizaje, lo es. Avanzas a
una nueva vida, tus células cambian, están en un proceso de continua
transformación. Cuando comprendes que la muerte forma parte del viaje humano,
entonces el miedo desaparece y puedes vivir plenamente, disfrutar de una
existencia cuyos segundos son únicos, irrepetibles y fugaces. El máximo reto es
si al final de tus días, podrás decir honestamente que tu vida ha estado bien
vivida. Lo realmente importante es la rica textura y color que le agregues a tu
vida, las notas musicales que compones a diario y sea cual sea el tiempo que
dure. La calidad es lo que tiene verdadero valor, no la cantidad.
Quien materializa
un sueño lo consigue no solo para sí, sino también para el resto de la
humanidad. Quien necesita a un líder para actuar, aún no ha entrado en la auténtica
revolución ni ha reconocido su poder personal y su valor único. Necesitar a un
líder es no coger las riendas de la propia vida. Puedes pasarte la vida
buscando a quienes decidan por ti, piensen por ti, te digan lo que tienes que
hacer y en qué creer.
Ser responsable
es ser una persona que siempre desea superar las limitaciones y avanzar hacia
nuevos horizontes. Pase lo que pase, nunca pierdas la visión de tus sueños,
sigue creyendo en ellos. Si quieres cambiar el mundo, comienza por cambiar tú y
ya habrás comenzado a hacerlo. Tus cambios te llevarán a una creatividad que
sale de tus límites para sentirte parte de la humanidad. Existe una revolución
profunda que empieza por un progresivo cambio personal, materializando la paz
con consciencia y responsabilidad. Si estás despierto serás un elemento
conciliador. Si cada persona responde a la llamada de su corazón, todo
funcionará.
Marta
Ligioiz - Curso de vuelo para constructores de sueños
Con ganas y creyendo en lo que somos la tarea es más fácil, aunque es algo en lo que deberíamos pensar casi a diario para que no se nos quede en el olvido.
ResponderEliminarUn beso grande, Manu
Y eso que somos nos lo hemos buscado nosotros mismos, no echemos la culpa a los demás. Debemos ser responsables de nuestras decisiones, sean cuales sean las consecuencias que en un principio no pudimos prever.
EliminarUn abrazo!