lunes, 23 de septiembre de 2013

Despertar a Kundalini, el arte de la transformación espiritual (Sri Aurobindo)


Pero Savitrí contestó al radiante Dios:
“En vano tientas con solitario deleite
dos espíritus salvados de un mundo afligido;
mi alma y la suya indisolublemente unidas
en la sola tarea por la que hemos nacido,
Para elevar el mundo a Dios en luz inmortal;
Para que descienda Dios a la Tierra vinimos,
Para cambiar la vida terrestre en vida divina.

Sri Aurobindo - Savitrí, Libro XI Canto 1








La conciencia del “yo” compromete a la mente en pautas continuas de búsqueda del placer, y esas experiencias del placer desarrollan en ella un afecto por la conciencia sensoria. Entonces la mente deambula y pierde su foco central; la mente que “no está centrada”, queda atrapada por los objetos del mundo sensorio, que es un juego de elementos y gunas, moviéndose sin objetivos por placer y codicia en el océano del samsara. Una mente impura –o una mente no centrada atrapada por los deseos- crea ataduras, y si no se consigue la pureza de la mente mediante la práctica constante de la concentración, permanece la conciencia del “yo”, incluso después de abandonar el cuerpo. Habita entonces en diferentes planos. Estos planos están directamente conectados con el cuerpo humano por medio de los chakras.

Cuando mediante la práctica de cualquier tipo de yoga se va más allá de los elementos, se realiza tapas (austeridad) y se purifica la mente, se produce la transformación de la conciencia sensoria…; se experimenta el otro aspecto del ser, en el que la mente está totalmente distanciada del mundo sensorio y no piensa, desea ni quiere. En este aspecto, la “yoidad” se fusiona con la conciencia suprema y permite alejarnos del ciclo de nacimiento y muerte. Esa aspiración a la Liberación será función del descubrimiento y de la "realización" del atman presente en lo más íntimo de nosotros mismos, aspiración a la Unidad, al Absoluto.

El Ser se vuelve no adquisitivo, limpio, contento y observador neutral de la vida y su psicodrama. La piedad, la honestidad, el perdón y la firmeza enriquecen su vida, que experimenta una fuerza interna esplendorosa y divina que elimina la carga de la conciencia corporal. Consigue un control completo de su respiración y su mente, pero, sin embargo, puede volver a nacer si la tarea de la autorrealización –que es la función de la “yoidad” con la conciencia suprema– no se ha conseguido. Se nace entonces como asceta, yogui, avatara, bodhisattva o profeta. Se ha ido más allá de los elementos; pero todavía hay que ir más allá de los gunas, y esto solo es posible mediante la práctica de despertar a KundaliniKundalini es la energía espiritual que yace dormida en el chakra muladhara, también llamada “fuego serpentino” ó “serpiente ígnea”. 




Kundalini es la energía que apoya la vida y la conciencia mientras está enroscada, pero cuando se despierta produce una supraconciencia espiritualizada. La mente sensoria se transforma en mente pura, absorbida por la corriente que fluye en la forma de “Kundalini shakti”. La mente va más allá de todos los contrarios y realiza el ser puro, sin cambios, la única verdad en la forma del “nirvikalpa samadhi”.

La principal función de la serpiente ígnea es que al pasar por los centros dinámicos, los vivifica y constituye en puerta de tránsito entre los cuerpos físico y astral. Cuando la serpiente ígnea llega al sexto centro confiere al hombre la facultad de oír la voz del Maestro, que en este caso significa la voz del ego o Yo superior; despierta la Visión astral y, una vez en plena actividad, la Clarividencia. Así, el cuerpo pituitario forma un perfecto enlace con el vehículo astral, de modo que por él pueda percibirse toda comunicación interna.


El gran problema va a ser despertar a esta serpiente, lo que, en lenguaje simbólico, significa tomar consciencia de la presencia en nosotros de la potencia cósmica (shakti) y comenzar a utilizarla para el progreso espiritual. Para lograrlo, el yogin va a tener que movilizar toda la fuerza de que es capaz desde que ha alcanzado el estadio en que puede practicar la meditación trascendental. Adoptando la postura que sea mejor para él, cierra una tras otra las ventanas del cuerpo y concentra la atención en un solo punto. En este momento, la actividad mental está totalmente suspendida, y toma su relevo la buddhi que refleja la luz del Atman. Así iluminada, la voluntad supraconsciente del adepto se aplica sobre el aliento inhalado y es conducido hasta la base del tronco e introducido, por el canal de Ida o de Pingala, en la caverna que mora la Kundalini. La llegada del prana provoca un brusco avivamiento del fuego interior; debe, pues, ascender ese aliento, vivificado por ese mismo fuego interior, avivando y despertando el funcionamiento de los distintos chakras. El ascenso de la Kundalini hará abrirse los lotos y permitir a las energías latentes manifestarse con todo el poder de que son capaces. También se puede decir que la Kundalini debe “romper” o “atravesar” los chakras (obstáculos) para llegar hasta el séptimo centro.

Esta plena realización de una virtualidad es, al mismo tiempo, su aniquilamiento, ya que se trata de superar un estadio en el que se correría el riesgo de complacerse y olvidar el fin último, que es la Liberación. En el Ajna-chakra es donde se realiza la unión del Atman con la shakti. La perfección de esta unión, en el transcurso de la cual la Kundalini acaba resorbiéndose en el Atman-Purusha constituye el símbolo mismo del Amor.



El proceso del despertar de kundalini en el momento en que el adepto llega al final, obliga a la shakti a comportarse de una manera que es contraria al curso natural de su existencia. En último término, podría decirse que la shakti debería rebelarse contra una empresa que tiende nada menos que a su propia destrucción. En efecto, el fin buscado es el aislamiento del Atman, que absorberá en sí la energía divina, la cual cesará literalmente de existir, ya que la liberación es disolución de todo lo que, en el compuesto humano, no es el propio Atman. Y, de hecho, los textos insisten en la dificultad de la empresa, en la resistencia “natural” (es decir, de la shakti) del cuerpo y del pensamiento animados por el instinto de conservación. Pero, al mismo tiempo, se añade que la shakti colabora a su propia destrucción porque es diosa y, como tal, aspira a la unión con su esposo; desea poder acercarse a él, unirse a él, fundirse en él, aun a costa de su vida.


La sílaba OM que figura en este sexto centro expresa la perennidad de esta unión, su perfección, su carácter beatífico, y anuncia que su realización permitirá a la “pareja unitaria” (purusha-prakriti, Atman-kundalini, Espíritu-Naturaleza) llegar al chakra sahasrara donde, reintegrándose a la Esencia, subsistirá para siempre en bendito aislamiento. Esta situación de las “bodas eternas” del Espíritu y la Naturaleza justifica el nombre dado al Absoluto: Ser-Consciencia-Beatitud. La pareja es para siempre, en el plano de la Esencia, sin ninguna de las limitaciones de la existencia; tiene plena Consciencia de sí misma, sin la menor distracción, y este conocimiento pleno y completo que tiene de sus bodas eternas es en sí mismo alegría perfecta, beatitud.

Cuando alcanza esta paz definitiva, retornando al Principio de todas las cosas, el adepto ha realizado el objetivo que se había fijado al comienzo de su búsqueda: el premio valía los esfuerzos que le había consagrado.





Vocabulario:

Ajna-chakra: El sexto chakra, donde se abre “el tercer ojo”, Autoridad, asimilado al poder creador del Demiurgo.

Avatara: El descenso y encarnación del divino en una forma humana encargada de salvar el Dharma.

Bodhisattva: Hombres que, en el curso de su larga evolución planetaria, se han liberado de todo apego a la existencia, y desprendido de todos los deberes del karma, pero que optan por permanecer en la Tierra, sacrificándose así en beneficio de la Humanidad.

Chakras: Ruedas, estructuras de radios múltiples, centros psicológicos y energéticos del cuerpo sutil, representados en siete flores de loto y escalonados desde la base del tronco hasta la coronilla, son puntos de confluencia de energías vitales, ponen en movimiento el cuerpo grosero, pero permanecen sustancialmente distintas de él, incluso después de la muerte.

Gunas: Cualidades, modos de existencia de la Naturaleza que, según su posición en relación con el Absoluto, se jerarquizan en: tamas (tinieblas, inercia), rajas (energía, dinamismo) y sattva (luz, conformidad con el Ser).

Ida: uno de los tres nadis (canales) principales,izquierdo, femenino, asimilado al Ganges y la Luna.

Karma: Cada acto realizado por el individuo produce un efecto y deja un residuo psíquico que encadena el alma al mundo de la existencia.

Kundalini-Shakti: El poder o potencia cósmica, presente en todo ser viviente, que está enrollado en el centro inferior; es despertado por el yoga y asciende para unirse con la Presencia o con el Poder divinos en el chakra sahasrara.

Muladhara: Primer chakra, situado al final de la espina dorsal, sede de la Kundalini.

Nirvikalpa Samadhi: Último grado del éxtasis del cual, en principio, no se retorna.

Pingala:Uno de los tres nadis principales, derecho, masculino, asimilado al Yamuna y al Sol.

Prakriti: La Naturaleza en cuanto es opuesta al Espíritu (Purusha), forma con él la pareja Dios/Diosa.

Prana: Plenitud, nombre dado al aliento vital y, accesoriamente, al aire inspirado.

Purusha: El Espíritu, en cuanto opuesto a la Naturaleza.

Sahasrara: Séptimo y último chakra de 972 pétalos en la cúspide de la cabeza.

Samsara: Curso común, ley universal de la transmigración del alma de cuerpo en cuerpo durante todo un ciclo cósmico.

Shakti: La fuerza consciente del poder divino, la Madre, Potencia divina encarnada en nuestro cuerpo.

Tapas: Austeridad, virtud ascética, ser capaz de dominar los deseos a fin de superar la dialéctica de los contrarios.




Fragmentos y datos conjugados principalmente de las siguientes obras:

Harish Johari – Los Chakras, Centros energéticos de la transformación
C.W Leadbeater – Los Centros de Fuerza y el Fuego Serpentino
Jean Varenne – El Yoga y la tradición hindú

Sri Aurobindo – Cartas (Guía del yoga integral)


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Proporción Divina en las Catedrales (C. Jack y F. Brunier)



En aquellas civilizaciones en las que la espiritualidad parecía tan indispensable como la producción económica, se presentía siempre al símbolo como el instrumento de medición que permite comprenderse y comprender al mundo. Para el hombre medieval, este último procede del Uno y retorna al Uno; la multiplicidad, la dispersión, constituye la trampa mortal; nuestro primer esfuerzo consiste en salir del follaje, en salir del entrelazamiento de ramas que nos ahogan. Tan pronto como veamos con claridad, el comprender que somos el símbolo de una realidad inmortal, conocemos un gozo indescriptible y seremos una piedra de la catedral que se edifica hasta el fin de los tiempos.

El simbolismo no está reservado a los eruditos. Es un auténtico pan cotidiano que no se encuentra en las bibliotecas ni en los viejos pergaminos, sino en la Naturaleza y en nuestra propia conciencia, ya sea científica, política o intelectual.

Todo símbolo es una mano tendida, un universo por conquistar, un rostro de luz cubierto por un velo. Si el símbolo se encuentra en el corazón del arte sagrado es porque se trata del único medio de comulgar auténticamente con la armonía del universo del que el hombre es una ínfima parte. Mediante la práctica del símbolo avanzamos por el laberinto de los grandes misterios y ponemos en movimiento el conjunto de nuestras facultades.

El símbolo más grande de los arquitectos medievales era la divina proporción, clave de las relaciones armónicas entre las partes del templo. En realidad, la vía espiritual es la conjunción del símbolo y del arte de vivirlo. Las teorías se desecan, las ideologías languidecen y mueren. El símbolo, incluso antes de transmitir ideas, ilustra una manera de ser. El símbolo constituye la más auténtica riqueza, la que no se devalúa al paso de los años. Todo se ilumina cuando se le considera con cierto estado de ánimo, que consiste en sentirlo y no en analizarlo.

"Que nadie se conturbe si al tratar de la creación del mundo, invoco el testimonio, no de los Padres de la Iglesia, sino de los filósofos paganos ya que, aun cuando éstos no figuren entre los fieles, algunas de sus palabras desbordantes de fe deben incorporarse a nuestra enseñanza. A nosotros también, que hemos sido místicamente liberados de Egipto, el Señor nos ha ordenado despojar a los egipcios de sus tesoros para enriquecer a los hebreos. Así, pues, despojemos de acuerdo con el mandamiento del Señor y con su ayuda a los filósofos paganos de su sabiduría y de su elocuencia, despojemos a esos infieles de tal manera que con sus despojos nos enriquezcamos en la fidelidad." (Daniel de Morley)


Si se desea una prueba tangible y "mensurable" de las transmisiones artesanales, bastará con estudiar las proporciones de los templos regipcios, de los griegos, de las iglesias bizantinas y de las catedrales cristianas. En todos ellos nos encontramos con la ley del Número Aúreo y comprobaremos la presencia de la Proporción Divina que hace de cada edificio un cuerpo viviente. Indudablemente, se trata de la pepetuación de unos secretos técnicos, que ante todo es una afirmación de la grandeza del hombre-arquitecto que ha de ofrecer el templo, la obra más hermosa, al "Maestro más Alto" según la fórmula medieval. El momento más importante de la aventura civilizadora es aquel en que el artesano, aplicando con escrupulosidad las reglas del arte real aprendido en las hermandades, transforma la piedra natural en piedra que habla. Por su gesto, el Templo se convierte en vida. El pequeño mundo de los hombres se modela a semejanza del Universo, la experiencia cotidiana adquiere un sentido.




Las figuras de piedra no representan escenas costumbristas o divertidas anécdotas. Las epopeyas románicas y góticas no constituyeron modas efímeras porque los constructores no imponían sus impresiones personales en los tímpanos o en las arquivoltas de los frontispicios; en cada momento daban vestiduras de piedra al pensamiento consciente, una indumentaria de claridades al Conocimiento que atravesaba el filtro de las vidrieras.

En un arte tradicional como lo es el de la Edad Media no tiene cabida el mundo profano y de ornamento gratuito. El artesano no buscaba la originalidad, el rutilante intelectual y el escándalo, no sucumbía a sus pasiones de forma sistemática con el pretexto de conferir en sus obras un seudovigor. Sabía, por experiencia, que la ciencia simbólica contiene los secretos de la vida y la aplicaba con el máximo rigor. Le era absolutamente desconocida la idea de un ornamento gratuito, puramente estético.

El artesano no inventa. El inventar se reduce a utilizar la habilidad mental sin desarrollar la inteligencia sensible. Descubre los modelos de sus obras en las esferas celestes en las que están inscritas desde la eternidad. Y como tales esferas se encuentran en el interior del hombre, el operador medieval que sigue el camino del arte, comienza por conocerse a sí mismo.

El arte simbólico hace actual el paraíso de los orígenes, comunicándonos el influjo divino. Cuando el escultor hace nacer una estatua, las fuerzas celestes viven de nuevo sobre la tierra y nos dan ocasión de participar en la obra del Creador prolongándola.

La ciencia es un arte, el arte es una ciencia. Juntos, captan el misterio. Separados, dividen al hombre en "materia" y "espíritu", lo clavan en un sitio. El arte con la ciencia lo es todo. En vez de mirar servilmente la naturaleza, logran conocer el proceso de creación oculto en la Naturaleza. El arte profano es naturalista, se satisface con la apariencia, incluso deformada; el arte tradicional es sagrado, porque propaga a través del tiempo y del espacio la profunda naturaleza de la vida.

Los defectos perniciosos que desnivelan el alma son la ignorancia y la envidia, a menudo representadas en los capiteles. Ignorancia no es falta de Conocimiento, sino negarse a conocer. El ignorante es aquel que se considera superior a la divinidad y adora a su "yo" olvidando los errores. Atraviesa el mundo a manera de un fantasma, de una sombra sin consistencia. El envidioso comete un pecado contra el espíritu al dar de lado su perfeccionamiento; desea robar a los otros lo que ya se encuentra en él y acaba oscureciendo su alma.

La Edad Media no siente ningún aprecio por el recluso que se aísla del mundo. "Quien se amuralla, ama poco", dice el proverbio. Amar poco significa desconocer lo esencial y menospreciar la palabra de Dios. El mundo es un filtro de inmortalidad para quien descubra su sagrada dimensión, un veneno mortal para quien lo concibe como una obra satánica.

La catedral, donde aparecen reunidas las obras de arte, es un mundo infinito que ilustra la génesis eterna del Universo en la que, si lo deseamos, somos capaces de participar. El hombre nuevo es el Verbo en nosotros, porque nos permite nombrar seres y cosas conocedores de su última realidad. Este Verbo creador, esta palabra que es el mundo en que vivimos, está encarnado en las piedras hablantes de la Edad media. Para encontrarnos a nosotros mismos, no tenemos más que encontrarlas y hablar con ellas. El maestro de obras se convertía en el instrumento de la eterna sabiduría. Su amor por la obra perfecta lo incitaba a dar de lado toda contingencia, para volver a encontrar la belleza del origen y transmitirla lo más fielmente posible.

Lejos de pertenecer al pasado, el mensaje medieval es una voz espontánea de la conciencia, una melodía sin principio ni fin  que nos aparta de nuestro saber para permitirnos escuchar la armonía del Conocimiento.

Si el ideal de esta elevada montaña que llamamos Edad Media se considera de acuerdo con una perspectiva simbólica, sin duda lograremos abrir de nuevo, cada uno de acuerdo con sus disposiciones, ese templo interior donde el hombre se olvida por vez primera, se arranca de sí mismo, lo abandona todo para seguir sus voces, confundirse con la ola inmensa que le arrastra. Se pierde y encuentra el Universo.


"Me parece que el logro de la armonía es la condición necesaria para permitir al hombre alcanzar plenamente y a la vez tanto su meta natural, que la de manifestar las perfecciones en sí mismo y a su alrededor por sus obras, como su objetivo sobrenatural, que es el retorno hacia lo Absoluto de donde ha salido". (Maestro de Obras Petrus Talemarianus)



Christian Jacq y Francois Brunier  -  El Mensaje de los Constructores de Catedrales

martes, 10 de septiembre de 2013

Hay un camino interior... hacia el Paraíso (Alicia López)


La cosa más importante que puedes hacer para ti mismo y para el proceso de tu despertar, es reconocer tu Magnificencia. Reconocer que tú eres un Maestro, un Maestro Divino Espiritual. Para darte cuenta que tan impresionante eres totalmente; Para saber que tan amoroso eres; que tan verdadero eres; que tan gentil; que tan bondadoso; que tan fuerte; cuanta compasión tienes; que tan cuidadoso eres con los demás; que tan poderoso; que tan hermoso; que tan real eres; ahora, sin ningún cambio o ajuste, sin deshacerte de todo lo que es parte de tu ser, solo lo que eres ahora tú eres absolutamente Magnifico.

Tú, tu consciencia, y tu característica humana que has desarrollado, son total y perfectamente divinas, intrincada y perfectamente designada para expresar lo que tú eres. Para la expresión de la totalidad de TODO-LO-QUE-ES, Tú eres único, individual, creativo, divino, una expresión de La Fuente Divina, y sin ti TODO-LO-QUE-ES, no podría estar completa ... (Últimos mensajes de los Pleyadianos)



El mundo real sin la creencia en el Plano Astral crea esa especie de vacío que genera preguntas tales como ¿quién soy? o ¿qué hago aquí?, que llegan en su extremo incluso a provocar lo que se denomina vacío existencial. A pesar de que hay seres que viven cien por cien con los sentidos en la tierra, en todos subsiste esa idea sucinta de "!algo tiene que haber!".

A nivel personal creo que todo ser humano tiene una misión relacionada con su grado de crecimiento y evolución. No todas las almas que encarnan juntas, el ejemplo claro de una familia, guardan el mismo entendimiento ante la vida o ni siquiera las mismas o similares pautas de conducta ni creencias.

Es fácil comprender entonces que los grupos de almas se enlazan por otras causas, débitos energéticos o emocionales, tales como la concurrencia (ley del Karma), que sería la forma más sencilla de explicar por qué se han de vivir ciertas pruebas. Por algo también la memoria de la transición de una vida a otra es sutilmente bloqueada, que no borrada. Es posible acceder a ellas por terapia regresiva o apertura de registros akáshicos.

Este planeta encierra una experiencia sin igual... se vive, se nutre y se respira a partir de emociones, y es esta característica la que sirve de timón y guía a la hora de discernir. Tristemente de esto te das cuenta cuando la experiencia ha pasado. El ser eterno que habita en nosotros es el que se comunica mediante la emoción.

Se suele decir "guíate por tu corazón", cuando en realidad nuestro ser se cobija "físicamente" ahí, en el chakra Anahata. Si la intención y la emoción están alineadas nos inunda una especial energía; sentimos que la vida abre una de sus puertas, celebramos y avanzamos seguros porque "sentimos" interiormente que ese es el camino. A eso se llama "Alineación". Esa forma de sentir solo se da en el planeta Tierra. Pero no podemos olvidar nunca un precepto, que ese paso que demos sea para un mayor bien posible, nunca para hacer daño al prójimo. El apasionamiento sería el extremo, por eso es necesaria la dosis de frialdad que aporta el cerebro.

En la No-Casualidad entran en juego personas que en momentos determinados de mi vida aparecen por un tiempo, con un mensaje, una acción primordial o sirviéndome como empuje ante una decisión a tomar.

En el No-Tiempo se alcanza la comprensión absoluta de que el mismo no existe, que por ello es imposible de controlar, y a pesar de que no existe, queda impresa nuestra huella. Es el eterno misterio donde reside el alma incombustible en un presente constante. Cada paso es un instante en la eternidad.

Ambas pautas empujaron curiosamente la creatividad, el paso de una técnica a otra, la sabiduría ancestral de recuperar el conocimiento aprendido, olvidado en medio de los tránsitos.

A todo lo que conlleva la No-Condición se une una comunión con el ser, el que observa en silencio desde el interior, el que espera que la parte humana despierte de la oscuridad y se abra a la luz.

No somos terrenos, aunque sí terrestres, apelativo que se suma a nuestra esencia dadas las encarnaciones humanos por las que hemos transitado. Soy Pleyadiana, del Clan Amarillo y la Raza de la verdad. Los de nuestro Clan somos los que hemos sufrido más encarnaciones... las almas más viejas. A los elegidos se nos hizo entrega de los cristales de cuarzo; cada uno contenía el ADN de nuestra raza (con 12 hélices) y activar así el humano (con 2 hélices). Esto era indispensable para crear la nueva raza que culminaría su vida en la Tierra, devolviéndole la prestancia de su origen... el Paraíso, donde habitará la llamada Raza Arco iris. 

Los minerales de alta frecuencia se comportan como receptores y transmisores de información y de energía. Tienen una poderosísima forma de consciencia, y cada especie de cristal está apoyando a los humanos en cada uno de los distintos niveles en los que puede evolucionar a través de sus propios patrones personales, para así llegar a la maestría de su propio ser.

Otras entidades o habitantes interplanetarios buscan simplemente el sometimiento y supremacía sobre la raza humana; actualmente se les conoce como reptilianos. Hay otras varias, pero todas encarnan en la Tierra desde tiempo inmemorial. Evidentemente, ellos no están interesados en la Evolución del planeta. Seres de otros sistemas, como Sirio y Orión, están pugnando en estos momentos en contra de la oscuridad que estos seres albergan en los corazones y que transmiten en forma de miedo a los habitantes de la Tierra. Es una batalla cruenta que se debate entre el éxito y el fracaso, pero una cosa está clara: es imposible la vida con miedo. 

¿Imaginas un pájaro que canta con miedo? ¿Y una flor que se abre a la mañana con miedo?... es imposible, Es antinatural.



Año 2025 d.c....

Para nosotros ha llegado el momento de abandonar la Tierra. Volvemos a nuestro hogar.
La misión está cumplida... mi ADN se ha perpetuado por dos generaciones, y en los niños y niñas de esta última renacerá la impronta de una nueva raza, como estaba planeado desde el comienzo, hace millones de años... lográndose el equilibrio soñado en el paraíso que una vez fue este hermoso planeta.


Alicia López Tarrida - ¿Cómo empezar? Hay un camino interior...



lunes, 9 de septiembre de 2013

Los Siete Infiernos (J.J. Benítez)



En mi último "sueño" rogué a los dioses que me permitieran visitar los infiernos.
Y me fue concedido.

En el séptimo y más profundo se hallaban todos aquellos que -durante la vida- se consideraron en posesión absoluta de la Verdad.

Los dioses me trasladaron a continuación al sexto infierno.
En él vi a muchos de los obispos y cardenales de la llamada Iglesia católica. Trabajaban y se afanaban sin cesar en las dependencias de un gigantesco "Banco". Allí, tal y como viene sucediendo en el mundo de los vivos, inspeccionaban con grandes lupas los "valores" que ingresaban otros condenados. Pero solo eran aceptados y negociados aquellos "valores" propios de la organización. Y tal como había podido comprobar en la Tierra, cualquier persona que trataba de negociar un "valor" ajeno al Banco era fulminantemente rechazado.

Al entrar en el quinto infierno me llamó la atención una gran multitud que no cesaba de gritar y gesticular.
"Aquí están todos aquellos que siempre encontraron justificación a sus errores".

Y los dioses me condujeron después al cuarto de los infiernos.
En él observé a humanos taciturnos y solitarios. Luego supe que se trataba de filósofos, teólogos, científicos y políticos que, tras formular las más dispares teorías e hipótesis, habían llegado a creérselas.

Con gran desasosiego penetré a continuación en el tercer infierno. Aquellos hombres consideraban el color rojo como la Verdad. El amarillo, en cambio, era tomado por la Mentira. Sus ropajes, rostros, paredes y enseres habían sido embadurnados totalmente de rojo...

Salí presuroso de aquel antro y me dirigí al segundo infierno. Allí, otros hombres aparecían totalmente pintarrajeados de amarillo. La gran cueva había sido pintada con aquel color y hasta la piel de la multitud brillaba como el limón.
Los dioses me explicaron que aquella turba había adoptado el color amarillo como la Verdad, rechazando el rojo como la Mentira.

Y concluí mi viaje asomándome al primero de los infiernos.
Pero, con gran sorpresa, comprobé que se hallaba vacío.
Los dioses, adelantándose a mi pregunta, respondieron:
 -Este, el más tenebroso y cruel de los infiernos, está reservado para aquellos que jamás creyeron en los "SUEÑOS".


J. J. Benítez -  Sueños, 1979 (Los Siete Infiernos)




jueves, 5 de septiembre de 2013

Repensando el destino




Los demás no existen. Ellos son los asesinos de su existencia, sus propios cadáveres, los muertos de toda la eternidad. Sí, en ellos mismos está su cárcel...

Ideaba herramientas para aserrar esos barrotes, señalizaba anárquicamente los esquemas ínfimos hacia la libertad, en la esperanza de conseguir mezclarme con las escasas simientes de futuro de algunos, caídos estrepitosamente por el pozo hondo y abandonado por el que se lanzaban los cuerpos inútiles que el cáncer de la sociedad iba engendrando.

Hacia allí fui, para tratar de identificarlos entre ruinas y esqueletos humanos, entre desperdicios radioactivos que magullaron por completo sus cerebros. Dejando, con cierta impotencia y dolor, que se consumieran los que por voluntad férrea aceptaban intransigentemente su destino. Asímismo, devolver la vida y la luz a los más resistentes, sanarlos, limpiarlos de los tóxicos que empaquetaban sus sentidos e inteligencia. 
Había que confiar en que se afanarían por desincrustar sus dagas, y disponerse a una tarea ingente de sucesivos pasos individuales, colaborando con ellos a desenquistar sus organismos. Volver a la vida sana y heredada en nuestro ser profundo, luchando a muerte hacia la conquista de hombres y mujeres plástico.



He oído antes, dentro de mi cabeza, a un conjunto de charlatanes iniciando una disputa sobre el poder personal, sobre las maravillas recónditas del cuerpo que señalan nuevos preceptos, como títeres sin cabeza, sin manos, sin corazón. Muchas manifestaciones mías, descontroladas y confusas que me asaltaban sin cesar, desembocaban en palabras sin consistencia, me impulsaban a desenlaces insospechados. No sé qué mano mágica hechizaba mi ya natural aturdimiento y me arrojaba por senderos incomprensibles del lenguaje... !qué fatal sensación verse envenenado con frases perdidas en la vorágine del olvido!

Me lancé a prisiones electrificadas; en sus cavernas, voces resonando en mi mente, fiel carcelera de la que no puedes escapar. Estoy dentro y fuera igualmente obsesionado. !Todo es en vano! Salgo de una condena y entro en otra. Desde esta mazmorra de aparente libertad que es la mente, donde nos encerramos los humanos, parece que el mejor destino en la vida es encaminarse ciegamente a conseguirlo todo de la sociedad a cambio de la vida. El fruto sigue siendo amargo e inservible. Esta Sociedad, como cualquier otra por inventar, es un monopolio clasista y financiero oprimente; nos conduce hasta que nos engañamos de que posee senderos verdaderos y posibles de felicidad. Pero están basados en la encadenación material...

Esto es un magno y horrible presidio, enorme y estratificado hasta el más pequeño matiz, con fuertes barrotes que separan al hombre de su auténtico destino: hay que huir. Esta vida, en el sepulcro del absurdo, tiene una losa pesada que dice: día tras día volvemos al principio y nunca veremos el fin. Allá fuera de esta tumba, está la revolución vital, de objetivos ciertamente confusos, pero algo real. Aquí se deposita lo que no se comprende y es pura ilusión, todo lo que tiene un sustento soñador, las ideas. La consecuencia es un natural aturdimiento.



¿Quién puede imaginar sentirse un reloj y ver latir en su ser una impasible cuenta atrás?

Todos los que nos sentimos descontentos, encontraremos siempre un apoyo. Después, a un gran promontorio podremos escalar y, una vez allí, gritar, gritar con todas nuestras fuerzas...

A ti, al leal, te espera el peligro. Te pisotean, te humillan, te aplastan, te embadurnan con sus vicios... !disponte a observar el delirio humano!
Hacia ti elevan sus miradas tanto los borrachos como los buscadores de paz. A veces, lograrás salir de la depresión que produce la adversidad incombatible, sin llegar a saber si debe prevalecer el hombre sin rastro de civilización o el hombre inserto y empedrado en las galerías productivas de la gran máquina.

Muchos en la historia emprendieron caminos en sentido contrario; de brújula, la naturaleza, hacia lo que debe ser totalmente una vida natural, rigiendo cada uno sus propios instintos y capacidades sin coacción alguna, en unión real con el Todo. Hay que otear e ir en búsqueda de nuestra primera Madre, la que se enseña buscándola, hasta que se reintroduce uno en ella (comprender que el Todo es Uno que se define).



Todas las formas creadas de componentes artificiales, útiles mágicos de cemento, dinero, humo, rascacielos, facturas, electricidad..., efectos de la humanidad sin vida, tienen una cotidianidad que me asquea por completo. Aquí nos azotan, nos oprimen con sus anuncios engañosos, con el empalago de sus ofertas, con falsas reglas y consejos. Han maltratado nuestra integridad sin que nos sea posible culpar a nadie. Somos, en fin, todos los asesinos, todos los que esgrimen armas en vez de sentimientos; artificios metálicos y plásticos en lugar de pureza de espíritu. Todos aquellos que elogian y protegen sus posesiones, sus frutos obtenidos en robos lícitos, mediante la explotación de otros, una inocente plebe masificada, estructurada de por vida en estamentos productivos aniquiladores de la conciencia.

Todo un mundo, una civilización pasando por encima, viviendo, destruyéndose, reproduciéndose a su vez en otros miles de habitantes, más consumidores y aún más destructores, cerca del fin y a la vez conectados con el principio de una nueva era, de la regeneración, de la fusión de cuerpos en una única mente, intemporal de vida superior, indestructible hasta por su propio deseo.



La respuesta está en la búsqueda de la razón de ser partiendo de nuestro interior innato y medio dormido que espera ser avivado.

De todos modos hay que alejar la angustia a la fuerza, deshacerla hasta dejarla herida de muerte  en cualquier parte del camino. Hay que hacerlo ya. Cargar con ella es absorber su debilidad, su descomposición, convertirse en sustancia moribunda.  La sucia humanidad puede desvariar tu destino aunque estuviera predeterminado por uno mismo, puede hacernos explotar sin mecha previa, morir sin haber nacido, vivir sin haber muerto. Quizá no haya respuesta a esta aniquilación, pero debemos recuperar la libertad para arrasarlo todo.

Estamos uniéndonos y la fuerza resultante va tensando los nervios, va desbordándose la ira contenida, nos va levantando del polvo de la ignorancia. Sí, levantándonos con firmeza, sin que la tierra pueda abrirse entonces, sin que nada pueda detenernos.


Manuel Cintado - La Llamada del Destino (1980); Citas revisadas y repensadas: 2013


martes, 25 de junio de 2013

Peter Green - A Fool No More

Yo Soy Dios en Acción (Saint-Germain)


La tendencia natural de la vida es Amor, Paz, Belleza, Armonía y Opulencia. A ella le es indiferente quien las use y continuamente está surgiendo para manifestar su perfección. La Vida, en todas sus actividades, es Dios en acción. “Yo Soy” es la actividad de la vida. Cuando tú dices “Yo Soy”, sintiéndolo, abres la fuente de la Vida Eterna, para que corra sin obstáculos a lo largo de su curso, le abres la puerta ancha a su flujo natural.




La primera expresión de todo ser individualizado en cualquier parte del Universo, bien sea en pensamiento, sentimiento o palabra, es “Yo Soy”, reconociendo así su propia victoriosa divinidad. Es mucho más que “Yo Existo”. Es después, en su contacto con lo exterior, con actividades incorrectamente calificadas, que él comienza a aceptar cosas menores a “Yo Soy”. A través de largas centurias de ignorancia e incomprensión, la humanidad ha cargado de falsedad e irrealidad hasta la atmósfera que la rodea.

No hay sino un amor actuando, una Inteligencia, Poder y Sustancia en cada individuo, y eso es Dios. Yo Soy la gran opulencia de Dios hecha visible en mi uso continuamente. ¡Si el hombre se volviera hacia su Yo Superior sabiendo que Éste es Dios, sabiendo que Él es toda Perfección y que la apariencia externa no es sino creación humana, por el mal uso del poder Divino! No hay otra forma posible de traer esta perfección a la mente, cuerpo y experiencia, sino por medio de la Aceptación de la Gran Presencia de Dios.

“Yo Soy el Gran Círculo Mágico de protección alrededor mío que es invencible, que repele todo elemento discordante que intenta entrar a molestarme. Yo Soy la Perfección de Mi Mundo y ésta es autosostenida. Yo Soy la supremacía del hombre. A donde quiera que yo me dirija, Yo Soy Dios en acción”.

Cuando uno conscientemente busca alcanzar el Círculo Electrónico Interior de Dios, hace de su expresión y actividad exterior un canal incesante para el flujo de la Esencia pura que le viene de la Divinidad. Aquel que está tratando de alcanzar el interior del Círculo Electrónico llega a ser un manantial continuo, y la propia radiación es una bendición para la raza humana.

¿No es desastroso que los hijos e hijas de Dios se sometan a las limitaciones cuando con un esfuerzo persistente y determinado abrirían la puerta y entrarían en esta gran cámara interior llena de luz, joyas, oro y substancia de todos los alimentos del Universo? Y luego con esta verdad plena frente a ellos, estos individuos vacilan aún por la imposibilidad de creer que pueden dar el paso, tomar este cetro y ser libres.

El camino seguro hacia la comprensión y uso de este poder consciente nos viene por medio del autocontrol. El autocontrol se ejerce pensando y diciendo inmediatamente frente a todo lo inarmonioso que se presente: No señor. Esto no puede ser verdad porque mi Yo Soy es perfecto. Borro, pues, todo lo que esté mal hecho por mi conciencia exterior y no acepto sino la perfección manifestada”. ¿Qué pasa entonces? Que le has abierto la entrada a Dios “Yo Soy”, y Él endereza todo lo exterior.

Absolutamente todo en la experiencia humana puede ser gobernado por la Presencia “Yo Soy”. Cuando tú dices “Yo Soy” pones a Dios en actividad. Cuando sientas y conozcas la enormidad del uso de esta expresión, realizarás el enorme poder del “Yo Soy”. Cuando tú dices “Yo Soy el Poder de Dios Todopoderoso”, no hay otro poder que pueda actuar, habrás libertado y soltado la plena actividad de Dios.

Un pensamiento maravilloso para vivir con él siempre es el siguiente: “Yo Soy el Pensamiento y el Sentimiento creador perfecto presente en todas las Mentes y Corazones de todo el mundo”. No solamente da paz y reposo al que lo envía o al que lo genera, sino que provoca dones sin límites que vienen de la Presencia.

Solo ocasionalmente ha surgido una verdadera comprensión del “Yo Soy”. Jesús fue el primero en darle énfasis en el mundo externo. Cuando haces un decreto de la Verdad y te aferras a él, debes recibir. Tu deber es simplemente el de saber que la Presencia “Yo Soy” está actuando.

Forma el hábito de calificar constantemente tu mundo con la Perfección. El hábito viejo de pensar imperfecciones ha llenado tu mundo en el pasado. Ahora lo importante es el estar consciente de que todo el tiempo estás llenando tu mundo con la Perfección. Lo primero que vas a hacer por la mañana es ponerte en pie y decir con sentimiento: “Yo Soy la Presencia llenando mi mundo con la Perfección este día”.


Plática de Jesús

“YO SOY la puerta abierta que ningún hombre puede cerrar”

“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Verdad, el Camino y la Vida”

“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Luz que ilumina a todo hombre que viene al mundo”

“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Luz, es la Inteligencia que te dirige, es tu Energía Inagotable Sostenedora”

“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Voz de la Verdad hablando dentro de tu corazón, es la Luz que te envuelve en su Presencia Luminosa, es tu Eterno Cinturón de protección a través del cual ninguna creación humana puede pasar. Es tu Eterno Depósito de Energía Inagotable que puede ser liberada cuando desees a través de tu descarga consciente”

“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Fuente de la Eterna Juventud y Belleza, la cual llamas a la acción y expresión en tu forma humana”


“Tu Poderosa Presencia YO SOY es la Resurrección y la Vida de tu cuerpo, de tu mundo de acción, en esa Perfección que todo corazón humano desea”.





Maestro Saint Germain – El Libro de Oro (1935)

(Esta es la Sagrada Enseñanza que el Ascendido Maestro Saint Germain ha dispuesto para esta Su Era de Oro, y que forma el Tercer Ciclo de Enseñanza de la Hemandad Saint Germain, después de lo cual el discípulo queda en conocimiento pleno de su PRESENCIA "YO SOY")

martes, 18 de junio de 2013

Gobernantes: póngannos una ración de Patriotismo Andaluz (Blas Infante)



¡Pongámosla bien aderezada, por favor! Si es posible, esta vez antes de cien años, antes de que el fétido olor del cadáver español nos provoque una indigestión permanente…



Si lo que resta de la personalidad regional andaluza llegase a perecer, acabaría con ella la personalidad, la cualidad original vinculada por cada uno de los hijos de Andalucía, cuyas afinidades, determinan su agrupación natural en un mismo pueblo. A evitarlo debe conspirar el patriotismo de todos los andaluces, teniendo en cuenta lo que dijimos sobre patriotismo y dignidad patriótica. Es decir, en cuanto al patriotismo, que éste consiste en aunar las condiciones de acuerdo con las leyes naturales; esto, es, adecuando el solar a la mejor satisfacción de los ideales, fecundándolo y embelleciéndolo, fortificando la personalidad y purificando sus virtudes y su actividad, multiplicando su eficacia creadora y con ello su capacidad para el triunfo, haciendo que el genio de Andalucía se explaye en las más grandes creaciones.

Y en cuanto a la dignidad patriótica, téngase presente que el mísero estado actual de Andalucía es indigno de la personalidad común; que ésta está compuesta de la personalidad de los individuos que componen la región; que la humillación de la región a cada uno de sus hijos comprende, por lo que la dignidad de cada uno debe responder a la conservación y exaltación de la dignidad regional.

Nosotros, penetrados de la herencia que nos legara la inconsciencia o la culpa o el crimen o la cobardía de nuestros mayores: penetrados de esta herencia de la nación cadáver, cuya historia veíamos solo continuada por el fuego fantástico de aquellos factores inconscientes, escuchábamos tristemente los gritos de ultratumba que anunciaban la crisis de los partidos: la crisis fundamental del Régimen…

Y anunciamos con valor y firmeza: la crisis ha sido más fundamental. Las crisis de ahora son crisis de fantasmas que en la nadidad de la mente se abisman. La Crisis no fue de partidos ni de regímenes: fue crisis de vitalidad. Se operó la gran crisis cuando España murió. Las crisis de ahora son las de tránsito, son las que operan el desmoronamiento de la nación muerta.
Se nos miró con estupor. Se nos tacha de pesimistas primero; de locos de atar, más tarde. ¿España muerta? Era cosa de reír ante una salida seguramente inspirada por el ansia de espiritualidad, de quijotes dislocados. ¿España muerta? He aquí su territorio; he aquí que en él pululan millones de hombres que se llaman españoles. He aquí múltiples instituciones económicas y culturales y políticas que se dicen españolas: organismos de una vida, resortes al servicio de un Poder…

Pero nosotros argüíamos imperturbables: toda realidad viva lo es, en cuanto vincula de imperativos esenciales, dos fundamentales distintos: el de conservación y el de superación. Una nación es una conciencia y un sentimiento, una realidad viva en la conciencia y en el sentimiento de los individuos que la componen. Españoles, ¿en dónde está España? Investigad vuestra conciencia y vuestro sentimiento. ¿se encuentra en ellos esa realidad viva? España es un territorio sin medios defensivos, a merced del primer congreso internacional, que a los hombres de este territorio imponga su norma o su ley. Españoles, ¿cuántos de vosotros y cuántas veces al día os sentís seriamente inquietados por el instinto alarmado de conservación de España? España es un compuesto de hombres paralizados, o mejor dicho, indiferentes, en cuanto a  la superación del conjunto en todos los órdenes de la actividad. Entonces, ¿cuántos de vosotros y cuántas veces al día ansiáis u os sentís capaces del sacrificio, por la superación, por el progreso de ese compuesto nacional? ¿Quién de vosotros es capaz de sacrificar un céntimo de su bolsillo o un instante de su tiempo por esa sombra sin esencia que se llama España? 



La vida del individuo se determina por un ideal, por una finalidad cualquiera de mejoramiento o de cualquier índole. Esto mismo sucede con los pueblos. Pueblo vivo, pueblo con ideal. Españoles, ¿queréis decirnos en dónde está el ideal de España?, ¿en dónde la vida de sus organismos?, ¿en dónde las eficiencias vitales de su poder? Un territorio yermo, unos cuantos millones de hombres que se dicen españoles por el hecho fortuito de haber nacido en un territorio es pañol, no por llevar en sí ni por sentir en sí a España, no por vincular una conciencia nacional agotada para siempre. He aquí lo que de España resta: Realidad sin instinto de conservación; sin instinto de superación; sin concreciones de este instinto en la aspiración de un ideal. Realidad que es apariencia de realidad. Realidad sin esencia. Realidad cadáver.

Y contábamos la doliente historia de la muerte de España; y asegurábamos que creer que vivíamos en España, era continuar en nosotros la fingida historia de un cadáver; historia de interna descomposición; historia de externa quietud; historia que no es historia. No es el tiempo, es la actividad quien viene a fraguar la historia de las realidades que viven…

Entonces nosotros, soldados conscientes y fervorosos de la vida, quisimos luchar por ella en territorio español. ¿Cómo? ¿Acometiendo la empresa estéril de resucitarla? ¿Acaso hay poder capaz de resucitar a los muertos? No; y he aquí nuestro optimismo y nuestra razón, generaciones de abúlicos fantasmas que danzáis alrededor del cuerpo inerte de una patria que murió.


El viejo tronco desmochado apuntaba retoños nuevos. Nacionalidades renacientes, impulsadas por el vigor de una savia, que no llegó a absorber del todo la vida del cuerpo central, se rebelaban contra la muerte. Y nosotros concentramos nuestro vivir en el de aquellos incipientes brotes; y como los faquires indios, pusimos todo nuestro ser en el fervor evocador del crecimiento de la vida nueva. Llegamos a proclamar la muerte de España, no como justificación de nuestra inercia, no como desesperanza que fundamenta la vergonzosa pasividad, sino como espoleo de nuestro coraje contra la victoria de la negación; como hecho norma de nuestro proceder, ordenado a la creación gigante de las patrias que ansiaban vivir. Así llegamos a formular uno de esos apotegmas del regionalismo andaluz, que el tiempo de su promulgación os hacía sonreír: “La vieja España murió. Resta viva una esperanza: la Federación de las nacionalidades de Iberia.”


Blas Infante - El Ideal Andaluz (1915)

lunes, 17 de junio de 2013

Acerca de la Alhambra esotérica: Sala de Dos Hermanas (Antonio Enrique)



En la Sala de Dos Hermanas el ideal hermético, unido al efecto de transparencia y equilibrio, alcanza el cénit de perfección más señero de nuestra Alhambra. Todo aquí se interrelaciona: sus elementos son la consecuencia impecable de una esencialidad uniforme sugerida, más que plasmada, por los ritmos discontinuos, las perspectivas profundísimas y los límites de transgresión con otras dimensiones sensoriales. Esta estancia trasvasa todo lo imaginable: su misterio elemental radica en que: siendo inmóvil su estructura, las líneas que la conforman semejan un movimiento lindante con el vértigo; en que, siendo inerte su composición, sus miles de resonancias la hacen viva y quimérica, casi anatómica; en que, siendo sus motivos geométricos abstractos, sugieren siempre lo concreto y, finalmente, en que, representando el macrocosmos, su repercusión traspasa el signo de lo microcósmico, con lo que el hombre queda oscilante entre los mundos que pueblan este universo, sea en su apariencia vegetal, mineral o animal, estados que aquí carecen de consistencia rígida para fusionarse en la unidad, alma de la cosas.

En la Sala de Dos Hermanas una enigmática fuerza de absorción, debida a su singular arquitectura iniciática nos impulsa a la meditación extática. Es aquí donde se comprende la idea trascendental de la filosofía humana: esto es, que no somos nosotros agentes de la vida, sino que es la vida agente de nosotros mismos. Que se llama vida al tránsito, no de nosotros por el mundo, sino del mundo a través de nosotros mismos, y que este mundo, con los objetos y estados que lo integran, no es sino la proyección de la energía universal de la que nosotros participamos, probablemente en mayor grado que los otros reinos de la creación, y que así como los colores no existen sin la luz que les da vida, las cosas, objetos que nos distraen de la verdad, solo existen en la medida en que son utilizados para la evolución de esa misma energía, que es unitaria tanto para lo animado como para lo aparentemente inerte. El tiempo, entonces, se nos ofrece como los distintos estados en que se nos evidencia la energía, intrínseca a ella, pero proveniente de lo externo, antes bien como desplazamiento espacial, como evolución de sí misma, inmóvil en decurso cíclico. La historia, por tanto, se nos presentará, no como un desarrollo accidental, sino como cristalizaciones de la energía, aplicada a una ignota ley biológica de los acontecimientos. Esta Unidad, manifestada en lo distinto y discontinuo, sea la Conciencia. Una conciencia cósmica que se nos manifiesta como arquetipo máximo de esta sala. Estancia tal sobrepuja en fascinación y armonía a todas las de la Alhambra.



Es en la alusión alquímica de Géminis donde hemos de buscar la trascendencia esotérica de esta sala. Géminis rige la sexta fase filosofal de la Gran Obra: la “coagulatio”, fijación o cristalización. Consiste ésta en la fusión del azufre espiritual sobre el mercurio líquido, constituyendo el cinabrio a partir de esta “boda química”. Como es sabido, el azufre y el mercurio de la hierogamia filosofal poseen un simbolismo hermético innumerable: las rosas roja y blanca, los principios del Sol y la Luna, del oro y la plata, del fuego y el agua, del espíritu masculino (Ave Fénix) y del alma femenina (Águila), cuya fusión se hallaría expresada en los dos triángulos contrapuestos del Sello de Salomón y en el bicefalismo de águilas y leones (Esfinge).

La Sala de Dos Hermanas es el “palacio misterioso”, “el palacio cerrado del rey” que representa el oro vivo o filosófico, oro vil, despreciado por los ignorantes, oculto bajo escorias que lo ocultan de los ojos. En este palacio mora un anciano que los textos alquímicos identifican con Saturno, pues el acto de devorar a sus hijos está en razón simbólica de los leones, Verde y Rojo, esto es, del disolvente (azufre) y del cuerpo a disolver (mercurio), por lo que la coloración resultante será purpúrea.

Sus dimensiones, 8 mts. de lado por 13 de alto, dan por resultado el número aúreo (phi), clave del mundo. En ella vemos insertas las Tres Tablas, o Tríada Hermética que integra, en los distintos planos de su estructura, las dimensiones de la Sala:
El Cuadrado (la Inteligencia, primer arcano del demiurgo: la Paternidad), representado en su planta cuadrada.
El Rectángulo (el Misticismo, segundo arcano del demiurgo: La Filiedad) plasmado en dos losas gemelas del suelo.
El Círculo (la Intuición, tercer arcano del demiurgo: la Omnipresencia) expresado en el perímetro de la bóveda.



Siete son los pisos simbólicos de la Sala hasta culminar en la suntuosa bóveda, tránsito de la piedra filosofal, esto es, el Pelícano, que tiene su trono en la cima de una montaña de siete escalones. Los signos filosofales son bien patentes por toda la Sala: los rosetones, compuesto de seis lóbulos, no son sino símbolos salomónicos, utilizados estos círculos para el sometimiento de los djins; la enigmática flor de lis que sella los mocárabes de la bóveda en dos tonalidades, púrpura y lapislázuli, los dos colores de la sexta fase de la Obra, y que simboliza los cuatro elementos más la quintaesencia o Éter; dos manos camufladas entre la espesura de estuco y que sujetan una flor exótica abierta, el único infringimiento sobre la prohibición coránica de no representar seres vivos. En efecto, no existe infringimiento cuando lo representado supera la razón decorativa: estas manos cerradas representan el poder y la Rosa del Conocimiento, espíritu y materia armonizados.


La Sala de Dos Hermanas bastaría por ella misma a un tratado, tal la armónica estructura de su construcción. Quede, pues, abierta la receptividad del viajero para hallar en la contemplación de sus bellezas aquello a lo que ni siquiera el hermetismo alcanza. Porque escrito en sus muros está que: “sabrás mi ser, si mi hermosura miras”.


Antonio Enrique - Tratado de la Alhambra hermética