miércoles, 30 de marzo de 2011

Santísima Teresa de Calcuta

La oración que procede de la mente y el corazón se llama oración mental. Nunca olvidemos que vamos rumbo a la perfección y que debemos aspirar a ella incesantemente. Para alcanzar ese objetivo, es necesario practicar cada día la oración mental. Dado que la oración es el aliento de vida para nuestra alma, la santidad es imposible sin ella.


El silencio interior es muy difícil de conseguir, pero hay que hacer el esfuerzo. En silencio encontramos nueva energía y una unión verdadera. Tendremos la energía de Dios para hacer bien todas las cosas, así como la unidad de nuestros pensamientos con sus pensamientos, de nuestras oraciones con sus oraciones, la unidad de nuestros actos con sus actos, de nuestra vida con su vida. La unidad es el fruto de la oración, de la humildad, del amor.


Esto es lo que hemos aprendido desde el principio: a escuchar su voz en nuestro corazón y a que en el silencio del corazón Él nos hable. Así, de la plenitud del corazón tendrá que hablar nuestra boca. Esa es la conexión. Dios habla en el silencio del corazón y uno ha de escucharlo. Después, de la plenitud del corazón, que está lleno de Dios, lleno de amor, lleno de compasión, lleno de fe, hablará la boca.


Conocerse es también una protección contra el orgullo, sobre todo cuando se presentan tentaciones en la vida. El mayor error es pensar que uno es demasiado fuerte para caer en tentación. Pon la mano en el fuego y te quemarás. Así tenemos que pasar por el fuego. Las tentaciones son permitidas por Dios. Lo único que tenemos que hacer es negarnos a ceder.


Lo que necesitamos es amar sin cansarnos. ¿Cómo arde una lámpara? Gracias al continuo alimento de pequeñas gotas de aceite. ¿Qué son esas gotas de aceite en nuestras lámparas? Son las pequeñas cosas de la vida cotidiana: Fe, palabras de amabilidad, pensar en los demás, nuestra manera de estar en silencio, de mirar, de hablar y de actuar. No busquéis a Jesús fuera de vosotros. Él no está fuera, está dentro de cada uno. Mantened la llama de vuestra lámpara encendida y lo reconoceréis.


Creo que con demasiada frecuencia sólo nos fijamos en el aspecto negativo de la vida, en lo que está mal. Si estuviéramos más dispuestos a ver lo bueno y las cosas hermosas que nos rodean podríamos transformar a nuestras familias, y a partir de ahí cambiar a nuestros vecinos, y después a quienes viven en nuestro barrio o ciudad. Podríamos traer la paz y el amor a nuestro mundo, que está hambriento de esas cosas.
Si en realidad queremos conquistar el mundo no podemos hacerlo con bombas ni otras armas de destrucción. Conquistémoslo con nuestro amor. Entretejamos nuestras vidas con vínculos de sacrificio y amor y así nos será posible conquistar el mundo.


Es fácil amar a aquellos que viven muy lejos; pero no siempre es fácil amar a los que tenemos cerca. Es más fácil ofrecer un plato de arroz para saciar el hambre de una persona necesitada que consolar la soledad y angustia de una persona de nuestra misma casa que no se siente amada.


De la abundancia del corazón habla la boca. Si tienes el corazón rebosante de amor, hablarás de amor. Quiero que llenéis vuestros corazones de inmenso amor. No penséis que para que el amor sea verdadero y ardiente debe ser extraordinario. No, lo que necesitamos en el amor es el deseo continuo de amar a aquel que amamos.


¿Alguna vez has experimentado la alegría de dar? No quiero que me des lo que te sobra. Jamás permito que se recojan fondos para mí. No es eso lo que quiero, sino que me deis de vosotros mismos. El amor que se pone en el regalo es lo más importante.


Cada uno de nosotros es sencillamente un pequeño instrumento. Cuando miramos en el interior de un aparato eléctrico vemos muchos cables ordenados, cables pequeños y grandes, cables nuevos y viejos, cables baratos y caros. Pero mientras no pase por ellos la corriente no habrá luz. Esos cables somos todos nosotros y la corriente es Dios.


En occidente tenéis más personas espiritualmente pobres que físicamente pobres. Entre los ricos suele haber personas muy pobres espiritualmente. Es fácil dar un plato de arroz a alguien que está hambriento u ofrecerle una cama a una persona que no tiene donde dormir, pero consolar o quitar la amargura, la rabia, la soledad, consecuencias de la privación espiritual, eso lleva muchísimo tiempo.


Los pobres son personas maravillosas. Tienen su dignidad, la que podemos ver fácilmente. Por lo general no se los conoce y por lo tanto no se puede descubrir su dignidad. Pero tienen por encima de todo el gran valor de vivir la vida que viven. Están obligados a vivir así; se les ha impuesto la pobreza. Nosotras elegimos la pobreza; ellos están obligados a aceptarla.


Tal vez sea esto lo que nos falta. El examen de conciencia es el espejo con que enfocamos la naturaleza: una prueba humana, sin duda, pero una prueba que necesita de un espejo para reflejar fielmente sus faltas. Si emprendemos esta tarea con mayor entusiasmo, quizá comprendamos que lo que a veces consideramos un obstáculo es en realidad una piedra que nos sirve de peldaño para subir.


Creo que en la actualidad el mundo está al revés. El sufrimiento ha aumentado porque hay muy poco amor en el hogar y en la vida familiar. No tenemos tiempo para nuestros hijos. No tenemos tiempo para estar los unos con los otros, ni para disfrutarnos, y esa falta de amor causa mucho sufrimiento e infelicidad en el mundo.


La indiferencia de las personas que pasan junto a aquellos que nosotros recogemos es una confirmación de su ignorancia y falta de fe. Si estuvieran convencidas de que esa persona que está en el suelo es su hermano o hermana, creo que indudablemente harían algo por ella. Pero por desgracia, no saben lo que es la compasión y no conocen a esos seres. Si los comprendieran, inmediatamente se darían cuenta de la grandeza de esas personas que están tiradas en las aceras. Las amarían naturalmente, y amarlas los conduciría a servirlas.


A menudo la gente es irrazonable, ilógica y egocéntrica. Perdónalos de todas formas.
Si eres amable, la gente puede acusarte de egoísta o de tener segundas intenciones. Sé amable de todas formas.
Si eres exitoso, ganarás algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos.
Ten éxito de todas formas.
Si eres honesto y franco, la gente puede engañarte. Sé honesto y franco de todas formas.
Lo que tardas años en construir, alguien puede destruirlo en un instante. Construye de todas formas.
Si encuentras serenidad y felicidad, la gente puede sentir celos de ti.
Sé feliz de todas formas.
El bien que haces hoy, la gente posiblemente lo olvidará mañana. Haz el bien de todas formas.
Das al mundo lo mejor que tienes y puede que jamás sea suficiente. Da al mundo lo mejor que tengas, de todas formas.

Verás, el análisis final, se trata de algo entre tú y Dios; nunca será entre tú y ellos, de todas formas.


¿El dia mas bello? Hoy

¿El obstaculo mas grande? El miedo

¿La raiz de todos los males? El egoismo

¿La peor derrota? El desaliento

¿La primera necesidad? Comunicarse

¿El misterio mas grande? La muerte

¿La persona mas peligrosa? La mentirosa

¿El regalo mas bello? El perdon

¿La ruta mas rapida? El camino correcto

¿El resguardo mas eficaz? La sonrisa

¿La mayor satisfaccion? El deber cumplido

¿Las personas mas necesitadas? Los padres

¿La cosa mas facil? Equivocarse

¿El error mayor? Abandonarse

¿La distraccion mas bella? El trabajo

¿Los mejores profesores? Los niños

¿Lo que mas hace feliz? Ser util a los demas

¿El peor defecto? El malhumor

¿El sentimiento mas ruin? El rencor

¿Lo mas impresindible? El hogar

¿La sensacion mas grata? La paz interior

¿El mejor remedio? El optimismo

¿La fuerza mas potente del mundo? La fe

¿La cosa mas bellas de todo? El Amor

3 comentarios:

  1. Una lástima que personas como ella se vayan, aunque nos deje cosas tan hermosas como las que has escrito aquí, Manu.

    Un abrazote

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  2. Gracias Marmopi y Gloriana, a veces nos sentimos con el deber de impedir que personas de tan alto nivel espiritual se les vaya olvidando, cuando nos vemos saturados de un mundo materialista que a mí me llega a repugnar, donde campean a sus anchas la mediocridad y la confusión.

    Un fuerte abrazo

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