viernes, 17 de diciembre de 2010

Perlas varias


Me parece oportuno distinguir entre libertad subjetiva y libertad objetiva. Si como libertad objetiva entendemos su posibilidad en un entorno social es evidente que nunca será completa, no somos autosuficientes, necesitamos de los otros; la libertad de expresión, de acción, de ubicación en el mundo, de ir y venir, está supeditada de forma indisoluble con la de los demás, las acciones de uno repercuten en todos. Luego la libertad objetiva sería la suma de libertades individuales destinadas a alcanzar un orden social justo e igualitario, donde no haya ricos ni pobres, amos y esclavos, ni superiores ni inferiores. Mi libertad no comienza donde acaba la tuya, no puedo alcanzarla sin ti, no puedo sentime libre si estoy rodeado de personas encadenadas.Pero la libertad subjetiva, interior, sí es posible. Empieza a serlo cuando me responsabilizo de mi vida, cuando me adueño de mi futuro y, siguiendo a Jorge Bucay, cuando me concedo el permiso de estar y de ser quien soy, de decir lo que siento, de pensar lo que pienso, el derecho de decirlo o callarlo, sin esperar a que los demás me lo concedan. Para ello debemos reconocer quién somos realmente, rastrear dentro hasta encontrar nuestra esencia inmutable, parando la mente.
Recuerdo ahora una caso que cuenta el investigador sobre la espiritualidad oriental Ramiro A. Calle: ”Un día, en un ashram, se congregaba el guru con sus discípulos y estos le preguntaron: maestro, ¿qué tenemos que hacer para conseguir la iluminación? Y aquel les respondíó: haced como yo, cuando quiero comer, como, cuando quiero hablar, hablo, cuando quiero dormir, duermo, y cuando quiero morir, muero… y se murió en ese mismo momento”.



Creo que el dinero es la principal causa de la infelicidad del ser humano. La sociedad basada en el dinero sólo crea discriminación y desigualdad, ambición y pobreza, tanto material como espiritual. No por ser una utopía dejo de pensar en ello. Actualmente hay muchos pueblos de raíces ancestrales que están abandonando el dinero y volviendo al más equitativo y justo trueque. Incluso muchas personas del mundo desarrollado han adoptado ese estilo de vida, en contra de toda la tradición que desembocó en el capitalismo, el único gran y verdadero problema del mundo.



Todos tenemos derecho a rectificar cuando nos saltamos las reglas del juego.
No debemos condenar ni expulsar sin ofrecer la mano abierta para restablecer la paz.
Es difícil mantener presas a las ideas, mezcladas con emociones, recuerdos, estado anímico en general, hasta que explotan sin poder evitarlo, descargando todo el peso en una sola persona. Sabemos las reglas, pero somos humanos y las olvidamos a veces



¿Alguno de ustedes ha hecho el camino acompañando a una hermandad? Yo lo hice un año en plan reportaje fotográfico, y por supuesto antes pensaba que la diversión era lo único que importaba. Esa idea cambió rotundamente, hay gente con una fe incondicional, con peticiones y promesas a su Virgen, y demostraciones hasta el fanatismo. Diría de todas formas que sólo una minoría lo siente como una verdadera peregrinación de fe, y se escandalizan de lo que después ocurre en la aldea, con lo que hacen el camino, visitan a la Virgen y regresan a casa. Conozco algunos, no beben alcohol ni saben bailar, van a pie todo el tiempo a más de 30 grados en una polvareda tremenda mientras cantan y rezan. Verdaderamente indescriptible es la misa de romeros que se celebra justo antes de amanecer, sólo con la luz de las velas se oye la Salve. No soy creyente ni en dioses ni en imágenes aparecidas de santos, pero la devoción y pureza que desbordan algunos tiene todo el valor necesario como para minimizar la parafernalia que se monta a su alrededor. No podemos negar a la ligera las experiencias de carácter místico personales de ese pequeño porcentaje por que existan excesos del resto que manchen su credibilidad. Es como juzgar a Jesús analizando nada más que el comportamiento del cristianismo posterior. ¿Qué culpa tenía él?


Lo que se constata es que el culto a lo físico y a los placeres sin más está dinamitando cualquier escala de valores actual, y se llegue a confundir vivir el presente y la maravilla de la vida como única cosa a considerar, los caballos se desbocan, perdemos las riendas, y coche y cochero se precipitan en un abismo donde quizá ya no podamos encontrar nuestro verdadero yo.



!Bienvenidas las desavenencias, ellas son el germen de nuestro progreso! !Bienvenidas las malinterpretaciones, porque ellas nos amplian muchas veces nuestra estrechez de miras! !Bienvenida la disputa sana, el despertar de emociones y sentimientos, el que nos fuercen a ser nosotros mismos!

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