lunes, 24 de noviembre de 2014

Cambios Planetarios (Josemaría Garzón)



Querida familia:

He recibido varias llamadas y correos donde amigos y amigas me expresan la inquietud por la que están pasando en estos momentos, incluso una persona muy querida me llegó a preguntar que había oído, otra vez, que venían los impopulares tres días de oscuridad.
Mi respuesta fue que NO, en absoluto puedo interpretar como literal esa cita. La realidad tiene que ver con nuestra conciencia y con lo que está pasando actualmente en el mundo y, sobre todo, en España (o Iberia). Lo que ocurre es que tenemos una dimensión colectiva de la que nunca se habla porque a menudo estamos enfocados en el trabajo individual-espiritual. Se nos olvidó que también formamos parte de un ser colectivo. Perdón, ¡somos seres colectivos!
Existe un Inconsciente Colectivo al que estamos conectados y que nos transmite toda su energía-emocional-miedo. Debemos ser conscientes de que los codazos energéticos que se están produciendo en el país nos afectan tanto que ni podemos imaginarlo. No hay más que mirar por la ventana de la televisión para comprender el enfado generalizado, la desilusión y la desorientación por la que atraviesa ese ser colectivo al que llamamos España, Cataluña, Portugal, Escocia, Inglaterra. Esto lo acusamos incluso por las noches, aunque no seamos conscientes de la verdadera causa.

Por otra parte, el nivel de altas energías de trasformación que se están activando tanto desde la Madre Tierra como las que llegan del Cosmos crea una mezcla realmente convulsa. ¿Cómo cristalizan estas fuerzas? Como siempre, a través de la percepción de que están portando mal con nosotros las personas cercanas, los familiares, amigos o amigas, en el trabajo o proyectando una sensación de injusticia social. Sí, he dicho percepción porque es una realidad que solo creamos nosotros.

Estamos pasando de un ser individual a un ser colectivo, algo que aún no podemos entender, pero llegará. Cientos de miles de personas a lo largo y ancho del planeta hemos pedido durante años Unidad, Armonía, ser ciudadanos de la Tierra. Entonces, ¿por qué ha de extrañarnos que las fronteras se tambaleen? Cualquier patriotismo o nacionalismo marca unos límites que bloquea nuestra expansión. Nos hemos identificado tanto con la idea de que somos algo cultural que nos cuesta la propia vida deshacernos de ello; esto representa un apego, una enorme traba para poder volar como seres holísticos y multidimensionales. Quizá los seres elevados que nos visitan rompieron esas barreras para proyectarse en el Universo y traernos su amor.
Aún tenemos más identificaciones culturales, una muy fuerte es la afinidad con ideologías que ya convivieron o que intentan resucitarse. Lo que ha de venir no se parece a nada existente, pero si te aferras a alguna creencia, política, hasta deportiva, por un equipo de fútbol... te será más difícil activar lo que ya tienes en tus espaldas, las hermosas alas de la conciencia universal.



¿Qué podemos hacer? Lo primero es no sentirnos culpables por no entender o por no afiliarnos a una tendencia. Trabaja la neutralidad -no la confundas con pasividad-. Es muy simple, cuando medites pide ayuda a tus guías para despejar las energías erráticas que llegan hasta tu corazón, de tal manera que no te afecten emocionalmente. De esta manera tampoco devolverás energías de enfado, rabia o miedo al ser colectivo del país al cual estamos ligados. Toma conciencia de que desde tu habitación eres una hermosa y potente fuente desde la cual puedes transmitir amor a ese ser colectivo que también está en su proceso de transformación, lo mismo que tu ser individual.

Por otro lado, solicita con ternura -en meditación u oración- que se te asigne ayuda para modular la entrada de las potentes energías que durante este otoño están penetrando en el planeta. Noviembre va a ser especialmente intenso. En nuestro caso estamos recibiendo una frecuencia muy concreta de transmutación para la que aún no tenemos nombre.
Por lo demás, ánimo. Si habíamos pedido un cambio planetario, debemos tener presente que nosotros somos parte del proceso, debemos pasar por esta transformación recíproca entre ser humano y planeta. Decía San Juan de la Cruz (espero que la cita sea suya) que para ir a donde no sabes no puedes hacer un camino que ya sabes. O sea, que si te apetece repetir un camino, llegarás a un sitio ya conocido, algo que no te produjo la dicha y felicidad que mereces. Así que confía y acepta cómo el flujo de la vida te lleva al océano de tu felicidad, en este caso la felicidad de las colectividades, una expansión de la conciencia mayor que la individual.

Desde hace años nos llegan... y nos llegarán oleadas de energía. Aprenderemos a convivir con ellas, mientras poco a poco todo nuestro entorno se va desmoronando, mientras poco a poco una nueva civilización renace de sus propias cenizas, con la forma de la convivencia, la aceptación, la armonía, el respeto, la igualdad y el Amor, paisajes de ese cielo que añoramos sin saber por qué, es curioso que se añore algo que no recordamos, pero ahí está la fuerza centrípeta que nos impele a buscarlo.
¿Tres días de oscuridad? No, no lo creo. ¿Tres períodos de confusión? Es posible. Aunque, ¿te has parado a pensar que cuando por la noche apagas la luz para dormirte permaneces unos instantes contigo mismo, en tu interior? Quizá la oscuridad sea un mensaje, un regalo para que ahondes más en tu interior y descubras lo maravillosamente grandes que somos.



Con amor,
Josemaría Garzón

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