lunes, 23 de enero de 2012

Hermanos son los habitantes del planeta (Frederic Solergibert)




Llena tanto la presencia del amor que cualquier detalle es motivo de celebración. Para quien ama cuenta más el amor y la intensidad de lo vivido que el dolor de un instante. Porque el amor siempre es posible cuando perdemos de vista la ilusión de creernos diferentes, superiores o inferiores a los demás. El amor perdurará eternamente mientras el pequeño permanezca en su inocencia y el mayor no de importancia a su grandeza. Para el inefable gozo el amor no existen tales diferencias, porque el amor diluye, hace que las diferencias desaparezcan, ¡qué hermosa se vuelve la vida cuando el amor es recíproco! 

Ocurre que algunas personas ya no encuentran tiempo para el amor… hay demasiadas cosas de que ocuparse, muchas responsabilidades nuevas, tantas que suelen olvidar lo que es esencial. 

Es solidario quien ama, siempre encuentra el modo de caminar a nuestro lado; pero a quien es egoísta todo le resulta indiferente, está tan ocupado en sí mismo que no le queda tiempo para pensar, para conversar o para estar con los demás. Es cierto que el amor llega a comprenderlo todo, que puede perdonarlo todo, también lo es que el egoísmo nunca perdona, que surge de la ambición y se alimenta de la rabia, que crece con la envidia y engorda con el resentimiento. Porque el amor habla pemanentemente a nuestro corazón, aunque el ser humano no pueda oírlo. 
 
Amar no consiste en tenerlo todo, sino en ofrecer lo adecuado y estar, al mismo tiempo, dispuesto a recibir. Aquel amor que una vez se experimentó era en realidad simple pasión, un intenso deseo de cambiar al otro que lo encadenaba y lo destruía. Considerar aquella experiencia valiosa, pues había sido necesario probar el dolor para gozar de forma más completa de la vivencia del amor.
 
La verdad y el amor aguardan en todas las cosas, pero es necesario dejar de correr, detenerse, para poder observarlo. Así ocurre en la vida, aquello que olvidamos acaba desapareciendo. No importa si se trata de amigos, de hijos o padres, lo que no alimentes con tu amor acabará por perderse.
 
La Energía Infinita nos ofrece sus dones y a nosotros nos corresponde el sagrado deber de hacerlos prosperar, sólo amas aquello que tienes tiempo de cuidar. Lo aprenderás todo a través de la vida, de la experiencia y de la eternidad del tiempo. Abre tus ojos y observa, adiestra tus oídos y escucha, usa tu mente y aprende. Obrando de este modo obtendrás todas las respuestas. La sabiduría es capaz de vaciar la mente, de restaurarla, de dejarla libre de impresiones pasadas, de limitaciones y prejuicios, y de devolvernos la libertad de actuar sin miedos ni acondicionamientos. En la sabiduría no hay adoctrinamiento, sino libertad de elección.
 


Deshazte de obstrucciones y acepta el reto de ser cada día mejor, entrégate eficazmente a tus responsabilidades, poco importa que el trabajo sea sencillo o que esté mal remunerado, entrégate a él, realízalo con dedicación. Céntrate en tu tarea con amor y gratitud. Observa la espontaneidad,  inocencia y  libertad con que se expresa la Naturaleza, esas mismas cualidades existen dentro de ti. Permíteles que afloren delicadamente y regresa al paraíso, al lugar dentro de ti donde la luz brilla y la calma resplandece. Aquel que se resiste a fluir con la vida acaba siendo empujado por ella, y así acabará también por transformarse.
 

La solución radica en dejar de luchar para comenzar a comprender. El que lucha contra sí mismo se abrasará tratando de reprimir sus pensamientos, sus deseos, la excitación, la desazón. Cuando luchas contra las emociones solo consigues que aumente su intensidad. Las emociones, como hojas movidas por los vientos, agitan y desgarran la vida humana, y serán tus eternas compañeras, a pesar del dolor que puedan infringirte. Así que convive en armonía con ellas, aprécialas, ámalas, respétalas, pues de este modo te corresponderán con amor y colaborarán contigo.
 
A la mente le resulta fácil abandonarse por los caminos que invitan a la evasión y a la autocomplacenecia. Busca lo esencial, aquello que únicamente puede ser visto con la transparente mirada de quien ha resuelto sus contradicciones, y  por ello sabe vivir en armonía con el mundo y con la Naturaleza. Todos los que habitamos este universo estamos inmersos en un proceso evolutivo en el que cada cual vive según su propia realidad. No impongas tus creencias, libérate de todo deseo de imponer tu razón, porque nada en la Tierra es ni nunca está seguro. Algunas personas aparentan vivir en este mundo, pero en el fondo están ausentes, no toman partido, y siempre se evaden con irrealidades, pero su misión es estar aquí, asumir responsabilidades, promover actividad. Tomar conciencia del poder que poseen los actos propios.



Basa tu vida en el sutil aprender y no en el pesado acumular. Vacía tu mente, no te aferres a los recuerdos, pues ellos son las invisibles cadenas que limitan tu mente. Vive realizando lo que hoy tengas que hacer, con espíritu abierto y lleno de inspiración. No vivas en la añoranza del éxito que ya se fue, ni retengas tampoco ningún dolor del pasado. Observa cómo se suceden las estaciones, las cosechas, los tiempos, las circunstancias, las personas… todo está cambiando permanentemente. El aprendizaje y la realización se fundan sobre el dinamismo de una mente expectante, abierta a lo desconocido. Escucha el rumor del bosque y compréndelo, sumerje tus manos en las aguas del lago y percíbelas, aspira la humedad de la tierra, permite que los espíritus se encuentren. Siéntate en el prado y fúndete con la vida que bulle en él. Procura fundirte con todo lo que te rodea, y percibe esa unión… esa es la forma más rápida de progresar. Únicamente así alcanzamos la verdad.


Los humanos, además del alimento para nuestro organismo, precisamos nutrir el espíritu con cariño, con afecto, con el amor de los demás. Así es como el amor de uno debe alimentar el espíritu de otro, fluyendo de corazón a corazón. El amor es el alimento del espíritu. Se tarda mucho tiempo en descubrir esta verdad, mucho más tiempo en comprenderla, y aún muchísimo más en actuar según ella.

Un cuerpo, un organismo es un pensamiento puro materializado. Poseer un cuerpo representa una gran oportunidad para evolucionar, desarrollarse y aprender. El espíritu avanzará rápidamente si tiene una forma, un medio para ser útil y aprender,  un soporte físico a través del cual siempre, tras intervalos más o menos cortos, invariablemente debemos volver.

Los espíritus de los árboles están vinculados al conocimiento, a la sabiduría, a la cognición de la realidad. Las plantas con sus flores son manifestaciones del amor. El espíritu de las piedras con su naturaleza eterna e inamovible, pertenece al linaje de lo divino, puede susurrarte el secreto de cómo llegar a ser inmortal. Pero disponer de un cuerpo humano es la más grande ocasión para el desarrollo. Los seres más evolucionados, aquellos que solo son luz y no pueden dejar de serlo, admiran la rapidez con que los humanos avanzan. Pero esa rapidez no está exenta del terrible riesgo que representa el olvido de que es el amor y no el dolor el propósito de nuestra corta vida.

El amor, para serlo, debe ser correspondido. Amor es ayudar y ser, al mismo tiempo, ayudado, es dar y al mismo tiempo recibir. Recuerda que el tiempo es sagrado, no lo malgastes en quien no te aprecie, porque quien no te ama es porque aún no te merece. Lo único reprochable, el único pecado consiste en no haber amado suficiente.



Saber que cuando yo desaparezca, los demás olvidarán lo que dije, olvidarán lo que hice, pero quizá nunca olviden cómo les hice sentir…

Hermanos son los habitantes del planeta. Compañeros de un viaje sin fin, de un eterno volver a comenzar, aunque diferente es el destino en la eternidad. 

La naturaleza posee y oculta poderes que los seres humanos apenas somos capaces de comprender.

 
Frederic Solergibert  “Bajo el árbol amigo”

1 comentario:

  1. GRACIAS POR SER Y ESTAR, COMPRE TU LIBRO ,,LO QUE NO SE VE,hace muchos años y ahora , a sido un gran regalo reecontrarme con el,
    GRACIAS DENUEVO.
    NAMASTE,

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