“Si tienes un amor, déjalo libre; si vuelve a ti, es porque es tuyo; si no vuelve, es porque nunca lo fue”.
Lo que da sentido a nuestra vida es el amor. Está en el origen de toda hoja de ruta, pero es mucho más que el punto de partida; es también la fuerza que nos mueve a avanzar, es el camino sobre el que iremos viajando, y es también el destino anhelado. Allí, en el proceso de desarrollo personal que nace del amor, se vive una experiencia mucho más intensa que el placer: la felicidad. Esta parece emerger de la toma de conciencia de aquello que es obvio y que precisamente por ello, obviamos: un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, tener el privilegio de trabajar en algo que nos gusta.
Y mientras hay quienes se dedican a perseguir la felicidad, otros la crean amando, sintiendo, desarrollando su conciencia, procurando cuidar lo esencial o brindando pellizcos de alegría a quienes les rodean. El verdadero poder surge de lo más profundo del alma de cada ser humano: es aquella fuerza que nos hace afrontar los retos, levantarnos después de caer una y mil veces, luchar por una causa justa o necesaria, no perder nunca la esperanza. Perseverar, dar una lectura constructiva a todo cuanto nos suceda; saber que eso que llamamos “yo” es en realidad un “nosotros” y actuar en consecuencia. Celebrar y agradecer cada instante de la vida, poner al mal tiempo buena cara, trabajar con el corazón por un futuro mejor para todos. Avanzar sin miedo, entregarse a cada soplo de la vida con coraje, responsabilidad, humildad y confianza.
La muerte del amigo o del ser amado que llega inesperadamente nos suele llevar no solo al inevitable duelo, sino a cuestionarnos los “para qué” de nuestra propia existencia y, eventualmente, a apretar el acelerador del coraje, atrevernos a crear nuevos escenarios existenciales, sabiendo que vivimos de prestado y que, de esta aventura que se llama vida, merece la pena que nos bebamos hasta la última gota.
Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.
Vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a los problemas que ello plantea y cumplir las tareas que la vida asigna continuamente a cada individuo.
Somos simplemente Presencia, Consciencia, Ser. La presencia que se da cuenta de que uno piensa, siente, vive, es. Su valor es infinito, porque es la vida misma. ¿Por qué no conectamos con el fluir de la vida aquí y ahora? Es en ese espacio, aquí y ahora donde yace nuestro poder de transformación y nuestra libertad de decidir, de elegir en conciencia.
La confianza en uno mismo, aunque sea contagiada por un tercero, puede darnos alas y ayudarnos a construir una vida mejor.
¡Qué cierto, niño! Voy a echar un vistazo a Alex Rovira ahora mismito. Gracias.
ResponderEliminarY besos ;-D
Doy por cierto que te agradará su lectura, Marmopi. Un saludo
ResponderEliminarNo es molestia en absoluto, Gorrión, gracias por esta información al detalle. Visitaré la página, no cabe duda de que es una buena iniciativa, máxime que se realice en una localidad con la que tengo un lazo especial. Tengo mucho que aprender todavía en este tema, aunque dudo que dé el perfil idóneo del curso.
ResponderEliminarSaludos!