Me gustaría
comentar brevemente algunas ideas expuestas por Joaquín Cózar Infante en su
interesante libro “La Razón
sobre la Fe ”, cuya
lectura aconsejo tanto para creyentes como no-creyentes. Es un libro muy
meditado y, en cierto modo, original; tiene el enorme valor de que incita a
contrastar ideas y a posicionarse sobre un tema tan resbaladizo como
trascendental. Aunque en el fondo hay muchos puntos de acuerdo, otros, sin
embargo, están sujetos a matizaciones importantes (en cursiva citas textuales).
En ciertos pasajes observo una cierta presunción de tener la Verdad , zanjándose así de
un plumazo cuestiones muy discutibles.
La presunción de
tener la VERDAD
absoluta es el mayor signo de irrespetuosa soberbia.
El verdadero DIOS
es el creador del Universo, el de la creación, el de la naturaleza, el que
nunca se ha manifestado al hombre.
Aunque pensemos y
queramos creer que es así, la
VERDAD absoluta no la podemos tener, está en lo inexplicable.
Al ser inexplicable nunca lo podremos comprobar, y por ahí se nos queda siempre
el resquicio de que puede que no haya ningún DIOS.
DIOS ha creado al
hombre...
El DIOS de la Creación , del Universo
que podemos llegar a conocer, el de hace unos 14.000 millones de años… ¿cuándo
nos creó? En ese momento parece que no, luego para crearnos, ha tenido que
hacerlo mucho después ¿por qué procedimiento? Pero si el hombre o la raza
humana ya ha sido pensada antes de la Creación y existía en el mismo momento de dicha
Creación no podremos negar que es posible que alberguemos una parte de ese
DIOS, con sus mismas características, lo que se ha denominado alma o espíritu
inmortal.
Ese DIOS
inexplicable e inalcanzable, que dirige el Universo, que no interviene en la Evolución del hombre, se
desliga totalmente de él en el mismo momento en que empezó la creación,
dejándolo libre… Mezclar a DIOS en toda una enorme evolución del hombre creo
que es un error y es desfigurar la clara trayectoria del hombre como humano
desde el principio del mundo hasta su final… El hombre siempre ha evolucionado
solo… y nunca ha creído en ese DIOS creador (sino que) ha vivido y continúa
envuelto en una idea falsa de otros “dios” desde toda su evolución. La Evolución del hombre se desarrolla en el término
de lo explicable, porque en ella todo puede ser conocido por la razón. DIOS
pertenece a otra dimensión, que llamamos inexplicable.
Pero si el hombre
no ha sido creado en el justo momento de la Creación …“desde el principio del mundo”, es
probable que su aparición
haya sido forzada por otros seres anteriores a nosotros, en respuesta a un plan
universal de propagación de las especies. No hay ningún problema entonces en
admitir como posible que no hemos surgido ni evolucionado “solos”, ni que el
DIOS Creador haya intervenido para nada, ni también que otros seres a los que
hemos llamado “Dios” ó “dioses” en la gran parte de las tradiciones ancestrales
hayan cumplido su parte de un programa cósmico de creación, o recreación, de
vida inteligente. Está por ver que este aspecto pueda ser conocido por la razón
y, algún día, sea explicable.
En cuanto lo
explicable se mezcla con lo inexplicable se plantea como medio de explotación
del hombre hacia el mismo hombre. La confusión está impuesta por el hombre
dominante hacia el hombre ignorante. Solo el hombre que descubre la confusión
es libre, pero es aniquilado por el sistema. El desajuste humano en lo social y
en lo económico es consecuencia de la confusión. El pueblo de hombres ignorante
adquiere a “dios” como su redentor, su guía y hasta el motivo de su existencia.
Es lógico que el concepto “dios” como ser superior que no es el que está en lo
inexplicable sea utilizado por el hombre ignorante como sostén de solución a
sus ansias de libertad y de justicia.
En principio, la
división generalizada entre hombre dominante y hombre ignorante no define por
sí misma la historia de la humanidad. Me parece una opción muy simple y fácil para
solucionar el problema, dando un carpetazo a toda la tradición esotérica
ancestral y a las múltiples pruebas de que hemos sido visitados por seres no
terrestres desde tiempo muy remotos, a los que no dudamos en considerar como
dioses dado su potencial tecnológico. Estoy más de acuerdo si nos ceñimos a los
últimos dos mil años de cultura occidental, donde el monoteísmo, quizá
estructurado alrededor de un “Dios” inventado e intrasigente ha postergado toda
evolución y se ha autoadjudicado como depositario de la VERDAD Absoluta.
¿Cúal será la idea
de ese DIOS que está en lo inexplicable? Lo que sí sabemos de Él es que es de
una sabiduría infinita, es un exacto y meticuloso creador del orden y un Dios
que es lógico deducir que es inmensamente justo. Dios no infunde en el hombre
el don del intelecto, el cuerpo humano transporta a lo largo de su vida ese don
que lo hace diferente a todo ser creado. La configuración humana está dotada de
unas esencias especiales y diferenciadas del resto de lo creado.
Lo único del
párrafo anterior que comparto es que, sea lo que sea este DIOS Creador, “es un exacto
y meticuloso creador del orden”, pero, dentro de lo inexplicable, no podemos
introducir nuestros conceptos de sabiduría y justicia. Ese DIOS no infunde en el hombre el don del
intelecto, sino acaso un átomo de sí mismo que pasa de unos a otros tras la
muerte física, que anhela retornar a su origen. El intelecto o mayor capacidad
de raciocinio para entender y cambiar lo que nos rodea, así como el sentimiento
y otras facultades extrasensoriales, nos pueden haber sido inducidos por un
pequeño cambio en nuestro ADN original.
El concepto de
“alma” inventado por la
Iglesia y de la que se afirma que se separará del cuerpo en
la hora de la muerte es un planteamiento de confusión y falsa esperanza para el
hombre. Creerse que después de la muerte puede haber algún contacto con ese
DIOS inexplicable es una ilusión a todas luces decabellada.
Cuando se haba de
cuerpo y alma se identifican dos conceptos muy claves: uno, el del cuerpo del
hombre físico, tangible, explicable y
caduco, y el otro espiritual, el invisible, el inexplicable, el pensar, el
intelecto, la reflexión, la voluntad… ¿este segundo concepto es caduco como el
cuerpo? Por supuesto que sí, ya que fue adquirido en la evolución por el mismo
hombre.
Al mencionar el
concepto de “alma” creo que no se refiere al de “espíritu” o
chispa divina latente en los seres vivos, y es preciso diferenciar los términos
para que no se cree confusión. Este concepto viene de muy antiguo, ni mucho
menos la Iglesia
actual lo ha inventado. Muchas culturas ancestrales identifican al menos tres
entidades distintas en la composición humana: cuerpo físico, alma (tal como se ha
expuesto: el pensar, el intelecto, la reflexión, la voluntad…) y espíritu, que
trasciende a ambos. Ese alma o compuesto energético elaborado en el transcurso de nuestra vida comparto en que es también caduco, y una
vez que desaparece el cuerpo físico se va diluyendo.
No es que el Espíritu vaya a tener un contacto con DIOS, sino que puede ser igualmente inmortal, como un electrón, y utilizar el cuerpo para conseguir depurar las impurezas de la materia.
No es que el Espíritu vaya a tener un contacto con DIOS, sino que puede ser igualmente inmortal, como un electrón, y utilizar el cuerpo para conseguir depurar las impurezas de la materia.
La perfección del
hombre se consigue con el cumplimiento de la verdadera doctrina de Jesús… Si
pretendemos hacer de Jesús un hombre con todos los poderes de ese Dios, ¿qué
merito tiene? ¿No es acaso más admirable que Jesús se ponga a nuestra altura
limitada de hombres y que su sabiduría nos haga reconocerlo como un fuera de
serie, un superdotado, un hombre sabio, un luchador por la defensa de la
justicia y la verdad, un héroe y un ejemplo a a seguir?... No hay más verdad,
ni más realidad, ni nada que pueda convencer tanto como la existencia y la obra
de ese Jesús hombre, que debe ser ejemplo para todos… Jesús permanece siempre.
Dudo que el hombre
pueda conseguir nunca la perfección, aunque un cumplimiento de la “verdadera
doctrina de Jesús”, si es que alguna vez sabemos cuál es exactamente, nos haría
más humanos y mejores. Admito la “humanidad de Jesús”, pero no podemos asegurar
casi nada de cuáles fueron verdaderamente sus enseñanzas o si la mayoría son
préstamos tomados de otros personajes. Es muy probable que existiera un tal
Jesús, pero seguramente no fue el que nos han transmitido los textos.
¿Cómo puede el
hombre cometer “pecado” con intención voluntaria de ofender a DIOS? Él está por
encima del hombre, y sería absurdo creer que el hombre hace algo contra un Dios
que no conoce y que no le ha perjudicado en nada. Yo definiría la oración como
una cobardía, impotencia y no darse cuenta de que se debe luchar. La oración no
es el medio para comunicar con el Creador, con DIOS. No hace falta reflexionar
mucho para que nos demos cuenta de que es imposible contactar con Él.
Muy de acuerdo con
este pensamiento, excepto en la cuestión de que sea imposible contactar con
Él., aunque esté en lo inexplicable. Todo el universo está interactuando e
influyéndose recíprocamente, y no podemos negar completamente que puedan
existir estados en los que se identifique esa atracción y se haga uso de ella
para una elevación espiritual (ver NeuroTeología, Zohar, etc.)
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