Muchos conocen sobradamente esta magnífica obra,
piedra angular del desarrollo de la espiritualidad y la autorrealización, y
otros algo menos pero, en conjunto, lo que importa es conseguir vivir con ellas
y llegar a materializarlas en nuestra vida diaria. Para hacerlas asequibles a
todos he seleccionado lo más significativo del sentido de cada una de ellas. Han
sido y son muy edificantes las horas pasadas en su comprensión e interiorización,
espero que lo sean también para vosotros.
Es verdad que tienen un poder vivificante. De forma
intuitiva sentimos que son ciertas, que podemos constatar al asumirlas, aunque
en principio parcialmente, cómo generan una gran energía, serenidad y confianza
en nosotros mismos. El problema –y el trabajo– consiste en reconsiderarse y
readaptar nuestra conducta según ellas, porque nuestro ego y los malos hábitos
de conducta se resisten –como si fueran entes ajenos que nos encadenan– a ser
dominados…
Las siete leyes espirituales del éxito son
principios poderosos que nos ayudarán a alcanzar el dominio de nosotros mismos.
Nuestra vida se volverá más alegre y próspera en todo sentido, porque estas
leyes también son las leyes espirituales de la vida, aquellas que hacen que
vivir valga la pena. En realidad somos la divinidad disfrazada, y el espíritu
divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca
materializarse plenamente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en
experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros.
Es percibir la divinidad en cualquier lugar adonde vayamos, en cualquier cosa
que veamos, en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de
un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la
divinidad –no de vez en cuando sino en todo momento– comprenderemos el verdadero
significado del éxito.
Nuestro verdadero yo, que es nuestro espíritu,
nuestra alma, es inmune a la crítica, no le teme a ningún desafío y no se
siente inferior a nadie, es consciente de que todos los demás son el mismo yo,
el mismo espíritu con distintos disfraces.
Una manera de tener acceso al campo de la
potencialidad pura es por medio de la práctica diaria del silencio, de la
meditación y del hábito de no juzgar. Pasar algún tiempo en la naturaleza
también nos brinda acceso a las cualidades inherentes al campo: creatividad
infinita, libertad y felicidad.
La segunda es la Ley del Dar, también podría llamarse la ley del
dar y recibir, porque el universo opera a través de un intercambio dinámico.
Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y constante con
el cuerpo del universo, nuestra mente mantiene una interacción dinámica con la
mente del cosmos, nuestra energía es una expresión de la energía del cosmos. El
flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los
elementos y fuerzas que estructuran el campo de la existencia, que opera a
través de la ley del dar y recibir. Al dar y recibir lo más importante es la
intención, porque la intención debe ser siempre crear felicidad.
En realidad, la manera más fácil de obtener lo
que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
La mejor
manera de poner a funcionar la ley del dar es tomando la decisión de que cada
vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo. Obsequios como
interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor son algunos de los
más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada.
¿Qué pasa con el Karma del pasado y cómo influye
en nosotros ahora? Lo primero es pagar las deudas kármicas. Algunas veces el
pago de esas deudas implica mucho sufrimiento, pero en el universo jamás queda
una deuda pendiente. La segunda posibilidad es transformar o convertir el karma
en una experiencia más deseable. Uno se pregunta: ¿por qué me está sucediendo
esto y cuál es el mensaje que el universo trata de comunicarme? La tercera
manera de enfrentar el Karma es trascendiéndolo, independizarse de él, entrar
constantemente en el espacio de la conciencia pura para sentir el yo, el
espíritu.
Tomando conciencia de las elecciones que hacemos
comenzamos a generar acciones que encierran un proceso de evolución. Mientras
el karma sea evolutivo –tanto para el yo como para todos los afectados por el
yo– los frutos del Karma serán la felicidad y el éxito.
Es mínimo el esfuerzo que hacemos cuando nuestros
actos brotan del amor, porque es la energía del amor lo que aglutina la
naturaleza. Cuando nuestros actos brotan del amor, la energía se multiplica y
se acumula, y el exceso de energía que recogemos y disfrutamos puede
canalizarse para crear cualquier cosa que deseemos.
La ley del menor esfuerzo tiene tres componentes:
Aceptación, aceptar a las personas, las situaciones y las circunstancias tal
como se presenten, y, si podemos aceptar los cosas como son, estaremos listos
para asumir la responsabilidad de nuestra situación; Responsabilidad, que
significa la capacidad de tener una respuesta creativa a la situación tal como
es en este momento; Actitud no defensiva, si renunciamos a la necesidad de
defender nuestro punto de vista, lograremos acceso a una cantidad enorme de
energía que anteriormente desperdiciábamos.
La atención da energía, y la intención
transforma. Cualquier cosa a la que prestemos atención crecerá con más fuerza
en nuestra vida. Por otro lado, la intención estimula la transformación de la
energía y de la información. La intención organiza su propia realización, tiene
poder para organizar una infinidad de sucesos espacio-temporales, todos al
mismo tiempo. La intención sienta las bases para el flujo fácil, espontáneo y
suave de la potencialidad pura, para beneficio de la humanidad. La sola
intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado. El solo
deseo es débil, porque en la mayoría de los casos es atención con apego.
Mientras la atención está en el presente, la
intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente.
La intención, apoyada en esta libertad indiferente del presente, actúa como
catalizador para la mezcla correcta de materia, energía y sucesos
espacio-temporales para crear cualquier cosa que deseemos. La intención
focalizada es la atención que no se aparta de su propósito, puede convertir en
oportunidades los obstáculos percibidos.
Para afianzarnos en esta experiencia es necesario
afianzarnos en la sabiduría de la incertidumbre. Esto significa que la búsqueda
de seguridad y certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo
conocido? Lo conocido es el pasado, la prisión del condicionamiento anterior.
Allí no hay evolución, y cuando no hay evolución sobrevienen el estancamiento y
el desorden, el caos y la decadencia.
La incertidumbre es penetrar en lo desconocido en
cada momento de la existencia, es el campo de todas las posibilidades, siempre
nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la
incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es solo una vil repetición de
recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado, y nuestro
torturador de hoy es el yo que ha quedado de ayer.
Adentrémonos en lo desconocido, así entraremos en
el campo de todas las posibilidades, en cada momento de nuestra vida habrá
emoción, aventura, misterio, experimentaremos la alegría de vivir, la magia, la
celebración, el júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.
La ley del Dharma tiene tres componentes. El
primero dice que cada uno de nosotros está aquí para descubrir su verdadero yo,
que el verdadero yo es espiritual y que somos en esencia seres espirituales que
han adoptado una forma física para manifestarse. El segundo es la expresión de
nuestro talento único. Eso quiere decir que hay una cosa que podemos hacer, y
una manera de hacerlo, que es mejor que la de cualquier otra persona en este
planeta. La expresión de ese talento nos introduce en un estado de conciencia
atemporal. El tercero es el servicio a la humanidad, cómo puedo ayudar a todas
las personas con quienes tengo contacto.
Cuando combinamos la capacidad de
expresar nuestro talento único con el servicio a la humanidad, usamos
plenamente la ley del Dharma. Y cuando unimos esto al conocimiento de nuestra
propia espiritualidad, el campo de la potencialidad pura, es imposible que no
tengamos acceso a la abundancia ilimitada.
Somos los viajeros de una travesía cósmica –polvo
de estrellas danzando y girando en las corrientes y en los torbellinos del
infinito–. La vida es eterna, pero las expresiones de la vida son efímeras,
momentáneas, transitorias. Nos hemos detenido momentáneamente para encontrarnos
unos a otros, para conocernos, amarnos y compartir. Ese es un momento precioso,
pero transitorio. Es un pequeño paréntesis en la eternidad. Si compartimos con
cariño, alegría y amor, crearemos abundancia y alegría para todos. Y entonces
este momento habrá valido la pena.
Deepak Chopra – Las 7 Leyes Espirituales del
Éxito
este libro es muy interesante ya que colocandolo en practica seria de mucha utilidad
ResponderEliminarme gusto mucho este libro muy interesante
ResponderEliminarSETA ESCRITA EN LA BIBLIA E(SANTIAGO 2:15-16 ) SI ALGUIEN NO TIENE ROPA NI COMIDA Y TU NO LE DAS LO QUE NECESITA PARA ABRIGARSE Y COMER BIEN, DE NADA SIRVE QUE LE DIGAS ABRÍGATE Y COME; ´´QUE TE VAYA BIEN, ABRÍGATE Y COME HASTA QUE TE LLENES´´.
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