Hay un mago dentro de
nosotros, un mago que lo ve y sabe todo. Una vez que descubramos nuestro mago
interior, la enseñanza vendrá por sí sola. ¿Por qué necesitamos el sendero del
mago? Para elevarnos sobre lo ordinario y lo confuso, y encontrar la clase de
trascendencia que solemos relegar al campo de lo mítico, pero que en realidad
tenemos a mano, aquí y ahora. Una vez hallado el guía interior, nos habremos
encontrado a nosotros mismos. El yo es el sol del resplandor permanente que,
aunque eclipsado, cuando se despejan las sombras se muestra en toda su gloria.
El sendero del mago es el camino del
espíritu. Pero la espiritualidad no se opone a la racionalidad; es el marco más
grande dentro del cual encaja la razón, como una de muchas otras piezas.
Al mago que llevamos
dentro también podríamos llamarlo testigo. El papel del testigo es no
intervenir en el mundo cambiante, sino ver y comprender. El testigo no
descansa, permanece despierto aun mientras soñamos o dormimos sin soñar. Por lo
tanto, no necesita ver a través de nuestros ojos, lo cual parece bastante
mágico. ¿No son acaso los ojos los órganos esenciales para ver? La sabiduría
del mago permanece presente incluso durante el sueño. La inteligencia universal
siempre despierta, consciente y que todo lo sabe, no es para el mago una fuerza
creadora distante. Vive en cada átomo. Es el ojo detrás del ojo, el oído detrás
del oído, la mente detrás de la mente. Por lo tanto, en el sentido más
profundo, podemos ver mientras dormimos o soñamos, porque ver significa estar
despiertos a la inteligencia universal. Cuando el testigo está totalmente
presente, todo es comprensible.
El conocimiento del mago
es sabiduría pura que no depende de los hechos externos. Es el agua de la vida
tomada directamente de su fuente. Sin importar los cambios que ocurren en el
universo, la sabiduría del mago no puede cambiar. El paisaje va y viene pero el
observador es siempre el mismo.
En el estado normal de vigilia, todos vemos
objetos, pero el testigo ve luz. Se ve a sí mismo como un foco de luz y al
objeto como otro, pero todo dentro del contexto de un gran ámbito cambiante
donde solo hay luz. La luz es una metáfora para hablar de los estados elevados
del ser. La luz puede asumir la imagen del cielo o de otro mundo, pero para el
mago el mundo corriente también es solo una imagen, proyectada igualmente desde
la consciencia.
Si la vista hace visible
al mundo, ¿qué o quién es el creador de la vista? ¿quién vio al ojo antes de
que éste pudiera ver? La respuesta es la consciencia. El vidente tras el ojo es
simplemente la consciencia misma, la cual da vida a nuestros sentidos para que
ellos puedan dar vida a todo lo que nos rodea. Todos nuestros sentidos estaban
contenidos en forma de información codificada, en una primera célula fecundada.
La información no es más que consciencia hecha manifiesta en una forma
almacenable.
¿Por qué existe el mundo?
Porque una vasta consciencia quiso escribir el código de la vida y desplegar
sus hebras en la página del tiempo. De ahí que el mago no pueda saber dónde
termina su cuerpo y dónde comienza el mundo. El mago tiene una relación
peculiar con su cuerpo. Lo ve como un haz de consciencia que adopta una forma
en el mundo. El mago no se ve a sí mismo como un suceso local que sueña con un
mundo más grande. El mago es un mundo que sueña con sucesos locales. No hay
fronteras que lo limiten.
A los ojos del mago, el
cuerpo mortal no es mejor que un perchero para colgar las creencias, los
temores, los prejuicios y los sueños.
Si se cuelgan demasiados
abrigos en un perchero, éste desaparece de la vista. Eso es lo que los mortales
han hecho con sus cuerpos. Es imposible ver la verdad del cuerpo humano –que es
un nido de consciencia que corre a través del tiempo– debido al exceso de peso
del pasado que se ha acumulado sobre él.
A fin de romper el
encantamiento es necesario pasar de identificarnos con lo temporal a identificarnos
con lo eterno. Por lo tanto, el mago emprende un viaje que lo lleva a descubrir
la verdad sobre el tiempo. Según la experiencia del mago, el tiempo es la
eternidad cuantificada. Todos estamos rodeados por lo eterno, la pregunta es
qué hacer con él.
Para nosotros el tiempo fluye de manera
lineal, pero Einstein demostró que el tiempo es relativo. Pero,¿en realidad es
posible que esta nueva forma de concebir el tiempo nos permita superar la
muerte? Para el mago la muerte es solo una creencia. La inmortalidad está en el
núcleo de la vida humana, pero está envuelta en sucesivas capas de creencias
contrarias a ella. Esas creencias se refuerzan en la vida cotidiana: vivimos
nuestros temores, deseos, sueños, asociaciones inconscientes y, por último, la
creencia profunda de que debemos morir. La mente racional seguramente
defendería esta postura sosteniendo que la muerte nos rodea por todas partes.
Pero analiza más de cerca
tus dudas racionales. Detrás de ella está el que duda, detrás del que duda está
el que piensa; detrás del que piensa hay una chispa de consciencia pura que
debe ser consciente para que haya un pensamiento. Yo soy esa chispa de
consciencia. Soy inmortal e inmune al tiempo. No te limites a especular sobre
mí, a juzgar si debes aceptarme o rechazarme. Sumérgete hasta el fondo, desecha
tus capas de duda. Cuando finalmente nos encontremos, sabrás quién soy. Y
entonces mi inmortalidad no será una simple noción, sino una realidad viva.
Deepak Chopra – El Sendero del Mago