Tengo un curioso trabajo, trata sobre cómo enseñar a “traer de vuelta de forma voluntaria una atención errante”. Se llama Mindfulness, una palabra que podría traducirse como “conciencia plena” o “atención consciente”, y cuya práctica resulta en una mayor serenidad, mejor atención y mayor armonía en las relaciones interpersonales. También reduce el estrés y genera resiliencia, que es la capacidad de crecer en la adversidad. Estamos redescubriendo el Mindfulness, un fenómeno moderno con raíces muy antiguas, gracias a una coincidencia de intereses que comparten la medicina, la psicología y las tradiciones contemplativas. No solamente resulta útil para la educación, sino que también es una forma de vivir más plena.
El Mindfulness es una habilidad eminentemente práctica y que nace al conectar de manera directa con la experiencia personal. Expresa la calidad de la presencia, el grado de conexión que tenemos con lo que está pasando, mientras está pasando, es decir, en el momento del aquí-y-ahora. Es la conciencia que surge cuando se presta atención a un propósito, atendiendo a lo que ocurre en el momento presente y suspendiendo los juicios. Es una definición que tiene tres componentes.
Primero está el proceso atencional que es algo que se puede entrenar. Orientar la atención es el resultado de una intención determinada, la intención de estar presente en lo que ocurre. La intención es responsable de sostener la atención en aquello que es más importante en ese momento, reconociendo la distracción, pero sin dejarse arrastrar por ella. Es “apagar el piloto automático” realizando una actividad rutinaria. Parece sencillo, pero no es fácil, estamos muy habituados a realizar tareas sencillas mientras la mente está ocupada en fantasías, recuerdos, planes o preocupaciones.
El segundo componente es la conexión con la experiencia, cuando se está presente realmente se vive la vida; por el contrario, si se está desconectado, pensando en el futuro o en el pasado, la atención se encuentra dislocada y no hay presencia. Orientarse a la experiencia es sintonizar con las sensaciones corporales, como la postura o la respiración, conectando con las emociones de cada momento. En realidad, la mejor forma de saber si se está presente es verificando la conexión con el cuerpo y notando la presencia a nivel físico. Una mayor sensibilidad hacia el cuerpo nos ayuda a desarrollar posturas más saludables y evitar lesiones, notar cuando el cuerpo necesita hidratarse, descansar o alimentarse, y así poder funcionar de forma efectiva sin desgastar la salud.
El tercer componente es la amabilidad, una actitud necesaria para suspender el juicio y aceptar la realidad de ese momento tal y como es, no como a mí me gustaría que fuera, sino como es en realidad. La práctica de Mindfulness es una cualidad del corazón, y ello requiere una actitud amorosa que acoge, abraza y acepta lo que está pasando. Cuando una situación está ocurriendo, la única opción inteligente es aceptarla. De la aceptación de la realidad surgen nuevas posibilidades que llevan al siguiente momento, aparecerán nuevas opciones o surgirá algo nuevo. Así fluye la vida cuando se está abierto a ella.
La bondad se practica con la suspensión del juicio, que es un acto de amabilidad hacia las otras personas o hacia sí mismo. Gran parte de los problemas interpersonales están basados en juicios y suposiciones que tomamos como la única verdad posible; suspender el juicio permite abrirse a otras posibilidades, activa la empatía y facilita las relaciones.
Suspender el juicio significa aceptar lo que está pasando sin querer encontrar una solución inmediata. Implica compensar el yo narrativo con el yo experiencia, superando ideas previas y entrando en contacto con la novedad, ver la realidad con profundidad, sobre todo cuando hay emociones intensas en juego.
La meditación en la práctica de Mindfulness se conoce como conciencia abierta o atención plena, donde se entrena la capacidad de reconocer pensamientos, emociones o sensaciones como algo que surge y desaparece sin activar reacciones emocionales. Los obstáculos son la mente crítica, las agitaciones y distracciones desagradables, el sueño o la falta de energía, la irritación y los deseos o fantasías.
Los tres ámbitos donde sería de gran ayuda aplicar los fundamentos del Mindfulness son: la educación, donde impera un modelo heredado de la Edad Media , que cada vez resulta más frustrante. Incluir la inteligencia emocional, aprovechar la curiosidad humana, respetar los talentos naturales y, sobre todo, facilitar que los niños desarrollen una mente sana y feliz. El sistema sobrevalora el conocimiento, cuando lo que hace falta en el mundo son personas con una mente sana, con ética y felicidad; la naturaleza, con la que nos relacionamos como si el ser humano fuera una especie distinta de las demás, que dispone de toda la naturaleza para su uso y disfrute. Si no integramos rápido la sostenibilidad en nuestras decisiones, nuestros hijos sufrirán por esta inconsciencia; la igualdad, el beneficio de uno no puede estar aislado del beneficio de otros. Es importante poner límite a la codicia y entender que la vida, la cultura, la salud y la felicidad son mucho más valiosas que variables económicos.
Si tomamos conciencia de lo realmente precioso que es la vida y conectamos con las verdaderas necesidades del planeta, nuestras decisiones empezarán a ser más éticas.
Espero que la práctica del Mindfulness te permita experimentar momentos de simplicidad absoluta y sentir así esa felicidad que siempre está ahí, ese estado de confianza en la vida donde se siente que “todo irá bien”. El valor de la meditación Mindfulness se manifiesta en calmar la mente y hacerla excelente, desarrollando ecuanimidad, amor, compasión y alegría. A medida que una mente se vuelve excelente se va desprendiendo de la codicia o la aversión y entonces la felicidad surge gradualmente. Esto es vivir “Plena Mente”.
Si de verdad cultivamos este potencial de excelencia de la mente humana, podremos decir orgullosos que somos miembros de la especie Homo sapiens sapiens, los homínidos que llegaron a darse cuenta del valor de ser conscientes y así aprendieron a vivir con armonía, de forma beneficiosa para todos los seres.
Andrés Martín Asuero – Plenamente (Mindfulness o el arte de estar presente)
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