Siempre han existido héroes y heroínas a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, el modelo de héroe tradicional está en crisis. Los valores sociales han cambiado drásticamente y ahora necesitamos nuevos referentes, más cercanos a nosotros, que nos inspiren y no sean esclavos ni del reconocimiento social ni de comportamientos agresivos. Necesitamos héroes que sean integradores y que se entreguen a sus noches oscuras para renacer fortalecidos de ellas. Dichos héroes son los héroes cotidianos.
El héroe cotidiano es un buscador hacia fuera y hacia dentro de sí mismo. Confía en sí mismo, tiene el coraje para ser auténtico, tiene una sana aceptación de la vida a pesar de las dificultades. Busca la trascendencia en sus actuaciones, ejerce una influencia positiva en su entorno.
Los héroes cotidianos se salvan a sí mismos de las dificultades, del dolor de sus propias sombras o de los momentos de desesperación personal. Y solo cuando lo consiguen, resultan un ejemplo para otros.
Tú tienes la capacidad para ser un héroe o heroína cotidiana. La heroicidad cotidiana es una actitud, no un resultado. Ser héroe no consiste en conseguir siempre lo que se quiere, sino en afrontar la vida con una actitud de búsqueda, de entereza y de compromiso. No hay héroe sin dificultad, sin atravesar desiertos o sufrir noches oscuras. El heroísmo está en lo que te cuesta.
Ante la búsqueda o las dificultades, si quieres vivir una vida plena, tendrás que adentrarte en la “senda del héroe cotidiano”. Tu reto es atreverte a buscar y alcanzar cuanto antes una vida plena sin resentimientos, victimismos ni sufrimientos innecesarios. Posiblemente, la sabiduría de los maestros se base en haber atravesado muchas veces la senda de lo héroes: atender la llamada de la aventura, confrontarse con uno mismo, atravesar el desierto personal y vivir la noche oscura; explorar una nueva realidad, conectarse con la esencia, apoyarse en amigos o maestros y volver a soñar; adquirir nuevos hábitos y ganar recursos personales, enfrentarse con la sombra y regresar a los cotidiano.
Como héroe cotidiano no has de conformarte con lo establecido, ¡emprende nuevos caminos dentro de tus posibilidades! El buscador no solo hace, sino también reflexiona sobre lo que hace. Quien está muy seguro de todo, está lejos de ser un buscador y de ser un héroe cotidiano, al igual que quien se resigna ante lo que le ha tocado vivir. La búsqueda interior es un billete de partida de un viaje del que no se conoce el destino. Acepta que la incertidumbre forma parte de la vida, olvídate de buscar el control absoluto para evitar la incertidumbre, porque es imposible.
En el fondo, se trata de desarrollar una actitud inconformista y constructiva de uno mismo, atreverse a ser de un modo diferente, explorar otras realidades. Cada dificultad es una invitación de la vida a buscar en ti, a conocerte mejor, a revisar tus principios y a dar lo mejor de ti mismo.
Para vivir un proceso de transformación tienes que cuestionarte y solo se consigue siendo humilde. El reto es tener la voluntad de ver tu sombra y atravesar el umbral. Cruzar el umbral significa “morir”, y hay que morir para renacer. Tienes la capacidad de decidir y eres libre hasta de ti mismo: no eres esclavo de tus instintos, ni de las emociones, ni tan siquiera de tu infancia. Tienes que desprenderte del orgullo, del resentimiento, del victimismo y evitar la adicción al dolor. La aceptación de la derrota y del dolor es el primer paso para salir de él. De todas las situaciones se sale de una forma u otra y se ganan cosas, aunque sean sutiles. Esta certeza es un faro para atravesar la noche.
Quererse sin los disfraces es querer la autenticidad de uno mismo. Quererse es también ser honesto con uno mismo y ser leal a los principios que quieres en tu vida, aunque eso pueda significar a veces soledad e incomprensión, incluso de las personas más queridas. Un héroe cotidiano ha de asumir que un camino de búsqueda y crecimiento personal puede suponer alejarse de otros.
Cuando tu actitud ha cambiado, aceptas tu dualidad, integras tu sombra y reconoces que en lo pequeño está la grandeza, es cuando la aventura ha concluido. Si todo va bien, recorrerás muchas más veces la senda de lo héroes cotidianos, pero esta ocasión te ha ayudado a comprender que tú eres el guionista de tu propia vida, que eres un buscador con capacidad de dar lo mejor de ti mismo y de comprometerte con lo que haces, sabiendo que eres humano con tus grandezas y tus fragilidades.
En definitiva, el objetivo final es atender la llamada, es decir, aceptar la invitación de la vida y confiar en toda la capacidad de adaptación biológica y evolutiva que tienes para la aventura. En otras palabras, atreverte a comprender ese proyecto o esa relación o ese cambio que deseas, atreverte a mirar a los ojos a la enfermedad, o al dolor, o a la culpa que te daña. Aceptar la llamada es el principio de la grandeza del héroe cotidiano.
Pilar Jericó – Héroes cotidianos
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