Cualquier proyecto en sus inicios lo podríamos comparar con un recién nacido. Esto quiere decir que necesita y debes darle aceptación incondicional, entrega total, cariño infinito y atención plena. Igual que un bebé recién nacido, cualquier proyecto en sus inicios muestra una gran fragilidad que hace que requiera para salir adelante los requisitos mencionados. Al mismo tiempo, muestra una potencialidad increíble que parece ir intrínsecamente unido a esa fragilidad, esto quiere decir que mientras más indefinido está un proyecto en sus orígenes mayores son sus potencialidades y esto lo hace más frágil y más aparentemente dependiente del apoyo exterior.
Otra característica semejante que tienen
los proyectos y los hijos es que de ambos se puede decir que no son tuyos, que
no te pertenecen y que tampoco son una obra exclusivamente tuya, sino que son
fruto de toda la existencia que se muestra a través de ti, o tú eres el
cocreador o el medio a través del cual la existencia muestra su cualidad
básica: la creatividad, sea de un hijo o de un proyecto. Esta visión de tus
obras creativas supone además actuar desde el desapego, sabiendo que son una
obra de toda la existencia y que, por tanto, tenemos que estar dispuestos a
compartirlos con el mundo y aceptar sin juicios todo su proceso creativo,
teniendo en cuenta que solo podemos hacer lo mejor posible por nuestra parte,
pero no podemos controlar al resto de la existencia que también interviene en
el mismo.
Por otra parte, esto implica también
aceptar el resultado final de esa obra como algo en lo que nosotros simplemente
hemos colaborado en su creación. Muéstrate también dispuesto a apoyar
cualquiera de las potencialidades que muestra tu proyecto, aunque desde el
punto de vista del juicio mental parezca conducir, o incluso aunque realmente
te lleve, a un resultado diferente del que inicialmente habías previsto.
Sencillamente excelente........
ResponderEliminarTe invito a leer también la otra entrada sobre este libro: Frases con mucho zen-tido
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