La
conciencia no tiene principio, y el continuo de la conciencia de una persona no
tiene fin, nunca cesa.
La
calidad del renacimiento en la próxima vida está determinada por la calidad de
la actividad mental en la vida presente. En general, carecemos del poder de
elegir el modo en que vamos a renacer; depende las fuerzas kármicas. No obstante,
el período cercano al momento de la muerte ejerce gran influencia en tanto
puede activar un karma entre los muchos que una persona ha acumulado
anteriormente; por lo tanto, existe la oportunidad de intensificar y activar un
karma virtuoso.
La
propia mente de la muerte puede ser virtuosa del mismo modo que puede serlo
incluso el momento mismo de la concepción. En este caso, una mente virtuosa de
la muerte puede actuar como condición inmediatamente precedente, provocando una
mente virtuosa de la concepción de la próxima vida. En general, aquellos que
han practicado enérgicamente la virtud durante su vida experimentan una muerte
fácil y apacible. Si durante la mayor parte de la vida se tiene una buena
motivación, tratando sinceramente de ayudar a los demás tanto como sea posible,
entonces no habrá arrepentimiento cuando llegue el último día. Cualquiera sentirá
que ha hecho lo que ha podido y que ha vivido su vida de un modo significativo
y fructífero. Ésta es una de las mejores protecciones para evitar el temor al
acercarse el momento de la muerte.
No obstante, las personas que dedican la
mayor parte de su tiempo a engañar, defraudar e insultar a los demás, tienden a
desarrollar un profundo sentimiento de culpabilidad. Puede que ni siquiera sus
propios amigos conozcan sus sentimientos últimos, pero cuando llegue el último
día, emergerán sus propios sentimientos de desasosiego profundamente
arraigados.
Durante
el proceso de la muerte, el calor del cuerpo se retira de sus partes de
diferente manera según los distintos tipos de personas. En aquellas que han
acumulado una gran cantidad de karma virtuoso, el calor del cuerpo comienza a
retirarse desde las partes inferiores del cuerpo, mientras que en las que han
acumulado una gran cantidad de karma no virtuoso, el calor se retira de las
partes superiores del cuerpo. Después, paso a paso cesa la respiración externa
y el calor se reúne en el corazón.
En el proceso de la muerte, las capacidades
de los elementos para servir como bases de la conciencia disminuyen
gradualmente, con lo que se dan una serie de apariencias mentales. Como signo
interno, cuando la capacidad del elemento tierra se deteriora, se experimenta
la sensación de ver un espejismo. Cuando lo hace el elemento agua, la lengua se
seca y los ojos se hunden; tenemos la sensación de ver humo. Cuando lo hace el
elemento aire, la respiración cesa y tenemos la sensación de ver una lámpara de
aceite ardiendo en el espacio frente a nosotros. La conciencia permanece dentro
del cuerpo mientras la clara luz de la muerte se esté manifestando. Después,
simultáneamente a la cesación de la mente de la clara luz de la muerte, se
separan la mente y el cuerpo. ¡Éste es el adiós final!
Siempre
que se renace, existe un estado intermedio entre la vida presente y la próxima.
Un ser del estado intermedio no posee un cuerpo físico burdo como el nuestro,
tiene un cuerpo sutil formado por los aires internos y la mente, por lo cual el
cuerpo de ese ser aparece instantáneamente allí donde el ser del estado
intermedio desea ir. Según ciertos textos mántricos, el cuerpo sutil se parece
al del ser en quien renacerá. Respecto a su tiempo de duración, una sola vida
en él dura un máximo de siete días, al término de los cuales ocurre una pequeña
muerte, y el período máximo de permanencia en esta serie de estados intermedios
es de siete semanas. Se calcula la duración de un día en términos del tipo de
vida en la que se renacerá.
¿Qué tipo de percepciones tiene un ser en el estado
intermedio? Ocurren varias apariencias favorables o desfavorables, según el
karma (acciones) positivo o negativo de la persona. También puede ver a otros
seres que se encuentran en su mismo nivel. Justo después de abandonar el viejo
cuerpo y surgir en el estado intermedio podemos ver realmente nuestro antiguo
cuerpo; sin embargo, en general no tenemos el deseo de volver a él. Durante el
estado intermedio ocurren muchas apariencias distintas; por ello existen prácticas
para que las personas puedan reconocer que se encuentran en dicho estado, un
estado donde puede lograrse un avance en el camino (el Libro Tibetano de los
Muertos las expone, la mayoría de ellas provenientes del Yoga Mantra Superior).
El
ser del estado intermedio entra en conexión con un nuevo nacimiento. En general,
se describen cuatro tipos de nacimiento: nacimiento espontáneo, nacimiento del
vientre de una madre, nacimiento de un huevo y nacimiento por calor y humedad. El
nacimiento de un ser en el estado intermedio es espontáneo. Si uno va a renacer
por medio del calor y la humedad, percibe un lugar cálido y agradable al que se
aferra de tal manera que genera el deseo de permanecer allí. Si debe renacer a
través del vientre materno, percibe al padre y a la madre en unión sexual. Los que
deben renacer como hombres se sienten atraídos por la madre y la desean; los
que deben renacer como mujeres se sienten atraídos por el padre y lo desean. Con
este deseo, cesa el estado intermedio y comienza el estado de nacimiento.
La
cesación del estado intermedio y la concepción en el vientre materno ocurren
simultáneamente. Durante el proceso de cesación del estado intermedio se
experimentan varios signos, empezando con la visión de espejismos, al término
de los cuales emerge la mente de la luz clara. Dado que el cuerpo del ser del
estado intermedio es sutil, estos signos no se perciben con claridad y se
suceden rápidamente, en tanto que, como nuestro cuerpo es burdo, los signos
aparecen claros y permanecen un período de tiempo más prolongado.
Esta
es la manera en que, de un modo aparentemente infinito, viajamos por la
existencia cíclica. Mientras que permanezcamos en la existencia cíclica,
tendremos que soportar numerosos tipos de sufrimientos distintos, que pueden
resumirse en: el propio dolor, el sufrimiento del cambio y el sufrimiento del
condicionamiento penetrante. Así pues, decimos que, mientras permanezcamos en
la existencia cíclica, estamos atrapados en alguna forma de sufrimiento.
Es importante tener en cuenta que estos
sufrimientos se deben básicamente a nuestros propios errores del pasado. Igualmente
es preferible afrontar estas pequeñas cantidades de tragedia durante la vida
humana, ya que en ella disponemos de un mejor equipamiento para afrontar los
problemas. Si nos ocurriera lo mismo durante un tipo de vida distinto (por
ejemplo, como animal) sería más bien desconsolador. Ayudará el pensar que, por
mi propia experiencia sé que tengo enfados, deseos, celos, orgullo; todo ello
se encuentra en la mente. Desde un tiempo inmemorial, he permanecido demasiado
acostumbrado a estas actitudes. Ahora, puesto que ciertamente las causas se
encuentran en la mente, tienen que aparecer los resultados negativos. Por esta
razón debo afrontar este sufrimiento. Que el sufrimiento que estoy
experimentando sirva de actualización de muchos karmas negativos que he
acumulado en el pasado.
También
nos ayudará considerar el modo de pensar de un Bodhisattva, que busca el
bienestar de los demás seres por encima de su propio beneficio, tomar el
sufrimiento de los demás y darles la felicidad propia. Con ello, obtenemos una
determinación interior, la de un Bodhisattva, firme como el acero. La determinación
mental y el poder de la voluntad se encuentran entre los mejores métodos para
superar el sufrimiento.
Dalai
Lama – Hacia la Paz
interior
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