miércoles, 5 de julio de 2017

El reciente incendio de Moguer y el Parque Natural de Doñana. Una catástrofe provocada



¿Podrían buscarse las causas del incendio en el interés de ciertas industrias especializadas en biomasa de disponer de ingentes cantidades de madera de pino?

Al día de hoy quedan pocas dudas de que todo obedece a un complot cuidadosamente diseñado para que el incendio afectara el mayor número de hectáreas posible. Se espera a un día propicio con altas temperaturas, con fuerte viento de componente Norte que empujara sin piedad las llamas desde la zona de Moguer hacia todo el Parque Natural. Un sábado por la tarde, cuando hay muchos efectivos de descanso, alrededor de las ocho y media, para que cuando cobre intensidad inunde la noche y las avionetas no puedan actuar. A un buen número de bomberos preocupados por la situación y dispuestos a actuar se les asegura que “no hace falta”, que “ya se les llamará”. No se les dejó actuar:






Yo estaba entonces en la playa, a la altura del camping de Mazagón, y observé atónito la columna de humo cómo se iba extendiendo. Lo primero que pensé es que era tan evidente que no tardarían en ponerse en marcha todos los medios disponibles: estaba en peligro el Parque Natural; ni me imaginé el alcance que tendría después. Cuando la nube de humo, a eso de las 10 de la tarde-noche, empezaba a inundar toda la playa, observé una avioneta que pasaba muy bajo, pero no me pareció dirigirse hacia el fuego, sino más bien hacia Huelva. Un poco más tarde, unos vecinos comentaban que en solo tres horas el frente del incendio había avanzado siete kilómetros. ¿Cómo podía ser?

A eso de las doce intentaba dormir, pero el humo se hacía cada vez más insoportable. Entonces, empezamos a escuchar gritos de socorro, madres llamando a sus hijos presas del pánico, un revuelo generalizado, todo el mundo bajando precipitadamente a la playa… la montaña ardía como el mismo infierno.

Tras este incendio tan devastador que ha afectado a unas 8.500, has. de pino y matorral, uno se pregunta sobre todo quién puede salir beneficiado de todo ello. Inmediatamente varias posibles causas se transmitieron a la opinión pública. En primer lugar, la mano de un pirómano, cómoda opción que hace recaer las culpas en un loco anónimo. Después, se sospecha en una negligencia, como la que pudo resultar de un descuido de una empresa de carbón vegetal. También se habló del interés de Gas Natural en lograr la recalificación del suelo necesario para llevar a cabo sin trabas su proyecto “Marismas” para almacenar gas en el subsuelo; varias objeciones legales lo dificultan, aparte de que el emplazamiento previsto no ha sido dañado por el fuego. Pero resulta que, por algunos medios y testigos, se filtra el dato de que el incendio comienza en tres focos distintos; un dato revelador.

Puede que esas “causas” solo hayan servido para desviar la atención de los verdaderos responsables y que obedezcan a intereses económicos de alto nivel. Ya sabemos que, desgraciadamente, nuestro materialismo económico desprecia generalmente la riqueza medioambiental y el medio natural, aunque sus actuaciones suelen enmascararse con un falso halo benéfico de proteccionismo.

Tras el cierre hace algunos años de la fábrica de celulosa de San Juan del Puerto, con la consiguiente pérdida de 2.500 puestos de trabajo, originada por su falta de competitividad y la legislación que impide la siembra de eucaliptos, ciertas empresas se han orientado a la producción de biomasa, un combustible cuya fabricación es poco o nada contaminante y deja un pequeño nivel de residuos. La obtención de biomasa a gran escala tiene un futuro muy halagüeño, pues puede contrarrestar nuestra dependencia del petróleo y el carbón. Su conversión en pellets la convierte en el combustible ideal para todo tipo de calderas, pero el interés principal se centra en su poder para generar energía eléctrica. Un negocio redondo, si se dispone de la cantidad necesaria de la materia base. Este vídeo es muy ilustrativo:





Ya lo vemos, ¿cuál es la materia prima ideal para producir la biomasa? Precisamente, entre otras, la madera de pino que, “casualmente”, tras este incendio, estará disponible en grandes cantidades a un precio casi nulo, apenas la tala de los árboles afectados y su transporte a factorías cercanas. No obstante y, paralelamente, como para darle un apoyo científico al asunto, se están realizando estudios con ciertas especies vegetales que den el máximo rendimiento posible. La ardua tarea está en reconocerlas, disponer de cientos o miles de has. para su cultivo y la paciencia necesaria para esperar su crecimiento. No es la paciencia la principal virtud del liberalismo económico que nos envuelve. Todo ello puede haberse superado de un plumazo.

La hipótesis de una catástrofe provocada para la obtención de biomasa parece tan razonable que uno se pregunta cómo los responsables políticos y los medios de comunicación no la han barajado desde el principio. A menos, claro está, que compartan múltiples intereses. A poco que uno investigue y busque, las coincidencias son demasiado sospechosas y las piezas del puzzle encajan demasiado bien. Y si ello es así, no sabremos qué pensar del papel que juega en todo ello tanto el Ministerio de Agricultura, La Junta de Andalucía como los propios Ayuntamientos afectados. No en vano, hace pocos meses se adjudicó una importante subvención para acelerar los trabajos de una nueva planta de biomasa en el entorno de Huelva. Con las tres plantas en funcionamiento se espera generar unos 140 Mw.

Espero que esta posibilidad aquí esbozada sirva para que otros con más medios y conocimientos la profundicen. Espero estar equivocado, pero si dentro de unos meses observamos un trasiego constante de camiones transportando troncos de pino chamuscados, fijémonos adónde van.
Si se confirmase rotundamente (no lo creo) que el incendio ha devenido por causas habituales, como la negligencia, ya no podemos hacer nada sino exigir la mejora de los planes de prevención, la limpieza de montes y el marco legal. Si ha sido obra de un pirómano menos aún, porque el número de trastornados parece que va en aumento. Pero si la causa se asemeja a lo descrito o a otros oscuros intereses políticos y económicos, la cara que se nos va a quedar es la de haber sido engañados una vez más por los titiriteros del poder, los que deciden a nuestras espaldas.



Entonces, otra vez, deberíamos cuestionarnos muy en serio la validez global de nuestro sistema social, de la democracia y del canibalismo del modelo económico, como incapaces de ofrecer una ética saludable y sí un negro futuro.

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