Recogiendo aquí y allá diversos datos y documentos, principalmente los que aportó José Maluquer de Motes, exploro un poco el mayor enigma histórico de la civilización occidental. Nuevas investigaciones se están realizando con tecnología moderna, en el Golfo de Cadíz, en el Parque de Doñana y aledaños. Una interesante teoría nos la emplaza en la desembocadura del río Tinto o del Odiel, o bajo la antigua Onuba (Huelva). Con el anhelo de encontrar esta mítica ciudad perdida, heredera de la Atlántida o del Paraíso perdido, el esfuerzo tendría su premio. Un descubrimiento que pondría patas arriba el tradicional concepto de la herencia oriental de nuestra cultura.
En principio contamos con la obra de Avieno “Ora Maritima”, en la que describe la costa española y sus pobladores. Para él, el río de raíces argénteas formaba un lago interior… “El río Tartessos, que fluye del lago ligustino por abiertos campos, ciñe por todas partes con su corriente la isla, pero no corre por un solo cauce, ni surca de una sola vez el suelo subyacente, ya que la parte oriental trae tres bocas a los campos...”. La vagueza de los datos contrasta con la referencia continua del autor de que se valió de textos antiquísimos y desconocidos.
El tenaz y romántico investigador Adolfo Schulten la situó en una isla entre dos brazos del Guadalquivir, aunque la búsqueda no tuvo éxito hasta la aparición cerca de Sevilla del tesoro del Carambolo. Llegó a excavar un poblado tardo romano situado en el Cerro del Trigo, del Coto Doñana, pero no encontró restos anteriores. Igualmente excavó en Mesas de Asta, cerca de Jerez, colonia romana sobre el solar de la Astapa turdetana, que mostró la presencia de un núcleo urbano ininterrumpido desde la Edad de Bronce, y que al menos fue contemporáneo del momento de apogeo de Tartessos.
No falta quien como Rodrigo Caro admite la desaparición del solar de Tartessos debido a la invasión del mar, como causa de que no se hallen sus ruinas. Estrabón, por su parte, tomando datos de escritores más antiguos, dice que los turdetanos, descendientes de los tartesios, tenían poemas y leyes en verso de más de 6.000 años de antigüedad. Estesidoro de Himena (única ciudad que se hallaba en relación directa con el mundo tartésico) asegura su apogeo ya a comienzos del II milenio y nombra a Geryón como el primer rey tartésico conocido. Resulta que, según la mitología, Geryón es hijo de Chrisaor, el caballero de la falcata de oro, que surgió junto al corcel alado Pegaso de la cabeza de la Medusa, cuando fue cercenada por la hoz de Perseo. Su madre fue Callirhoe, hija del titán Océano. Su hija sería Erytheia, y su nieto Nórax fue rey de Tartessos y emprendió una expedidicón colonizadora a Cerdeña. Otros historiadores vinculan como pueblos surgidos de la misma raíz a tartésicos y cretenses. Otros los vinculan a los míticos pelasgos, "los pueblos del mar" que colonizaron las orillas del Mediterráneo. Uno de los mitos que vertebran y pueden arrojar luz sobre su localización es el de Hércules, entendido como pueblo invasor codicioso de sus riquezas.
Sin duda, no deja de ser sintomático que no se describan fortificaciones, murallas, templos o palacios, frente a la minuciosa referencia a Gades… ¿Interés estratégico en mantenerse segura e ignota ante la codicia de los pueblos orientales por su riqueza, o también podemos entender que su desaparición es muy anterior, y que el resto de ciudades de su territorio intentaron mantener el nombre del estado, dada su reputación? Quizá los mismos fenicios tuvieron allí su origen, o quizá del otro lado del Océano, dado que el término griego phoeniké alude a "los rojos", o de piel roja, como los nativos de América del Norte.
En este antiguo mapa se puede vislumbrar una hipótesis de localización, atendiendo a las informaciones de Avieno y Estrabón, en la zona del río al sur de Sevilla, donde se aprecian “tres bocas de río”, actualmente zona marismeña inundada rica por sus arrozales, aproximadamente encuadrada entre Lebrija y Villafranco del Guadalquivir. Practicamente sería imposible encontrarla en este lugar inhóspito y amplísimo, si es que está alli debajo.
Los tibetanos creemos que antes de la Caída del Hombre todos podían viajar astralmente, poseer clarividencia, facultad telepática y capacidad de levitación. Nuestra versión de esa caída es que el hombre abusó de los poderes ocultos y los empleó en beneficio propio en vez de aplicarlos al desarrollo de la humanidad. En los primeros días la humanidad se comunicaba por telepatía.
Hace muchísimos años, según nuestras leyendas, todos los hombres y mujeres podían usar el Tercer Ojo. En aquellos tiempos los dioses andaban por la tierra y se mezclaban con los hombres. La Humanidad tuvo visiones en que se veía sustituyendo a los dioses e intentando matarlos, pero el Hombre olvidaba que si él podía ver más allá de lo terrenal, los dioses tenían ese sentido mucho más desarrollado que él. Y los dioses, para castigar al Hombre, le cerraron el Tercer Ojo. Sin embargo, a través de los siglos, ha habido siempre unos pocos individuos dotados de esa clarividencia. Aquellos que la tienen de un modo natural e innato, pueden aumentar su poder mil veces mediante un tratamiento adecuado, como había sucedido conmigo.
Sobre todo practicaba el poder del Tercer Ojo con los enfermos, tanto los del cuerpo como los del alma. Una tarde me dijo el lama: «Tendremos que enseñarte también a cerrar el Tercer Ojo cuando quieras, pues se te hará insoportable estar contemplando a todas horas las debilidades humanas. Pero por ahora, para ejercitarte, has de tenerlo abierto todo el tiempo como los ojos de tu cara.»
El Abad me mandó llamar un día y me dijo: “Hijo mío, disfrutas ya de ese poder que le está negado a la mayoría. Usalo siempre para el bien y nunca con una finalidad egoísta. Cuando viajes por otros países encontrarás a mucha gente que querrá hacerte actuar como un mago de feria. Te dirán:
“Adivina esto, prueba lo otro.” Pero yo te digo, hijo mío, que nunca has de caer en la tentación de lucir tu habilidad ante ellos. Ese talento se te ha dado para ayudar a los demás, no para enriquecerte. Todo aquello que veas por tu clarividencia..., ¡y verás muchas cosas!..., no lo reveles si ha de dañar a otros y perjudicar su camino en esta vida. Por que el hombre, hijo mío, ha de elegir su propia senda y le digas lo que le digas la seguirá. Debes ayudarlo en la enfermedad y el sufrimiento, pero nunca le revelarás lo que pueda alterar su elección de camino.»
Nosotros, los tibetanos, hemos llegado hace mucho tiempo a la conclusión de que el dinamismo de la vida comercial no deja tiempo para las cosas de la mente. Nuestro mundo físico se ha movido siempre con toda calma para que nuestros conocimientos esotéricos pudieran desarrollarse hasta el máximo grado. Durante miles de años dominamos la clarividencia, la telepatía y otras ramas de la metapsíquica. Lo primero que el maestro espiritual exige de su discípulo en el Tíbet es que su moralidad permita confiarle tales poderes. De ello se deduce que si el maestro ha de estar seguro de la integridad del discípulo, nunca se podrá abusar de los poderes metafísicos, puesto que solamente los aprenderán las personas dignas de ello. Y no se olvide que estos poderes no son, en modo alguno, cosa de magia, sino el resultado de usar ciertas leyes naturales.
El hombre es un espíritu, una criatura de otro mundo, y cuando pueda librarse de los vínculos de la carne, vagará por el mundo en forma de espíritu y prestará grandes servicios con el pensamiento. En el Tíbet sabemos muy bien que los pensamientos son ondas de energía. La materia no es más que energía condensada. Y el pensamiento, si se le dirige acertadamente y se le condensa en parte, puede conseguir que un objeto se mueva. Otra manera de controlar el pensamiento es mediante la telepatía, con la cual se logra que una persona situada a distancia realice determinada acción. Bastaría un poco de entrenamiento y una total falta de escepticismo, para que esto pudiera realizarse...
Durante muchos siglos, los pueblos de Oriente han conocido las varias fuerzas y leyes ocultas y han sabido que todas ellas se basan en la utilización de energías naturales. En vez de prescindir de estas fuerzas bajo el pretexto de que no pueden ser pesadas ni probadas con reacciones químicas, los hombres de ciencia orientales han procurado siempre dominar esas leyes de la Naturaleza. Por ejemplo, no nos interesa la mecánica de la clarividencia, sino los resultados de esta facultad. Hay gente que pone en duda que se pueda ser clarividente; son como los que han nacido ciegos y opinan que es imposible ver porque ellos no lo han experimentado, porque ellos no pueden comprender cómo es posible ver un objeto que se encuentra a cierta distancia si no hay un contacto inmediato entre ese objeto y los ojos.
La gente tiene auras, perfiles de color que rodean al cuerpo, y ateniéndose a la intensidad de estos colores, quienes dominan ese arte pueden deducir la salud, integridad, y estado general de evolución de esa persona. Este aura es la radiación de la fuerza vital interna, el ego o alma. En torno a la cabeza hay un halo o nimbo que también forma parte de esa fuerza. Con la muerte, la luz se apaga porque el yo abandona al cuerpo y emprende su viaje a la etapa siguiente de la existencia. Se convierte en un fantasma. Al principio se desorienta y vaga por los espacios astrales sin saber adónde dirigirse, seguramente por el deslumbramiento que le produce su brusca separación del cuerpo. Es muy posible que al principio no tenga conciencia de lo que le sucede. Por eso los lamas asisten a los moribundos para informarles de las etapas que han de recorrer. Si se descuida esta información, el espíritu puede sentirse arrastrado de nuevo hacia la Tierra por los deseos de la carne. Los sacerdotes tienen el deber de romper esos vínculos. Con bastante frecuencia atendíamos a un servicio religioso especial: la Orientación de los Espíritus.
En el Tíbet no hemos creído ni por un momento que el Hombre sea la forma más elevada y más noble de evolución. Creemos que por ahí, en otros mundos, se pueden hallar formas de vida mucho más perfeccionadas, gente incapaz de lanzar bombas atómicas. Yo he visto, en nuestro país, descripciones de extraños artefactos que vuelan por los cielos. Les llamamos los “Carros de los Dioses”. El lama Mingyar Dondup me contó que un grupo de lamas había establecido comunicaciones telepáticas con esos «dioses» y éstos les dijeron que estaban contemplando la Tierra de un modo semejante a como los humanos contemplamos los peligrosos animales salvajes en un parque zoológico.
Se ha escrito mucho sobre la levitación. Se puede lograr, y yo lo he visto muchas veces. Desde luego, se necesita una gran práctica. Pero no tiene objeto perder tiempo en esto cuando existe un medio mucho más seguro y fácil de elevarse sobre la tierra. Me refiero al viaje astral. La mayoría de los lamas lo dominan y cualquier persona que posea la paciencia necesaria podrá disfrutar de las ventajas de este arte tan útil y agradable… se trata de un procedimiento que podemos controlar a voluntad. Hacemos que el yo abandone el cuerpo físico, aunque siga unido a él por el Cordón de Plata. Podemos viajar por donde queramos con la mayor velocidad concebible. La mayoría de nosotros posee la habilidad de realizar esos viajes, pero muchos, después de haberse lanzado, han sentido un gran choque psíquico por falta de entrenamiento. De todos modos, la sensación es mucho peor cuando se regresa después de un viaje. El ser astral está flotando a enorme altura sobre el cuerpo como un globo al extremo de una cuerda. Algo, quizá un ruido externo, hace que el astral se reintegre al cuerpo con excesiva rapidez. Entonces, el cuerpo despierta repentinamente y tenemos la horrible sensación de estar cayendo por un precipicio y de habernos detenido en el mismo momento en que íbamos a estrellarnos.
Durante las horas en que estamos despiertos, nuestro Yo se encuentra preso en el cuerpo físico y se necesita un cierto entrenamiento para separarlos.
Cuando dormimos, sólo reposa el cuerpo físico. Mientras, el espíritu se libera de toda traba y suele marcharse al reino de los espíritus lo mismo que un niño regresa a su hogar cuando terminan las clases. Probablemente todos han tenido la sensación de dormirse y luego, sin razón aparente, despertarse violentamente, como por una fuerte sacudida. Esto se debe a una exteriorización del yo excesivamente rápida, una separación demasiado brusca de los cuerpos fisico y astral. Esta violenta contracción del Cordón de Plata hace que el cuerpo astral vuelva, como si tirase de él un elástico demasiado distendido, a introducirse de nuevo en su vestidura física. Mientras el Cordón de Plata permanezca intacto, el ego podrá vagar libremente durante el sueño y en el caso de los que se han entrenado especialmente, lo hará de un modo consciente. En el mundo espiritual no existe el tiempo — es un concepto puramente físico— y por eso hay ensueños larguísimos y muy complicados que ocurren en una fracción de segundo. Cuando la mente física los recibe va «racionalizándolos» para adaptarlos a la visión del mundo que tiene el ser humano.
El cuerpo permanece con vida mientras ese Cordón de Plata no se rompa. Con la muerte, al nacer el espíritu a una nueva vida, se rompe el Cordón, como se parte el cordón umbilical para separarnos de nuestra madre. Para un bebé, el nacimiento significa la muerte de la vida que llevó en el cuerpo de su madre. Para el espíritu, la muerte significa un nuevo nacimiento a un mundo espiritual más libre,… no existe la muerte. Como uno se quita la ropa al terminar la jornada, lo mismo se quita el alma del cuerpo cuando éste se duerme. Así como se desecha un traje cuando se ha gastado, también se desecha el alma al cuerpo cuando está excesivamente usado o se ha roto. Morir no es más que el acto de nacer en otro plano de la existencia. El Hombre, o el espíritu del Hombre, es eterno. El cuerpo es sólo la vestidura temporal que cubre el espíritu y es elegido según la tarea que corresponda a cada persona en la tierra. La apariencia externa carece por completo de importancia.
Lo que importa es el alma. Un gran profeta puede presentarse disfrazado de pobre, mientras uno que ha pecado en una vida anterior puede presentarse en su nueva encarnación como un potentado para ver si comete los mismos pecados sin tener la eximente de la pobreza.
La Rueda de la Vida es la expresión que aplicamos al acto de nacer, de vivir en este mundo, morir, volver al estado de espíritu puro y luego nacer de nuevo en diferentes circunstancias y condiciones. Un hombre puede haber sufrido mucho en una vida sin que esto signifique necesariamente que fuese malo en una vida anterior; puede muy bien habérsele colocado en esa situación para que aprenda con mayor rapidez ciertas cosas.
Reproduzco aquí, con pequeñas correcciones, la misma entrada publicada con otro título hace un año en un blog que después desapareció. Es un enigma que me cautivó desde joven, además es una de las pruebas más incontestables de que nuestros ascendientes llegaron del cosmos... "Viendo los Hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres escogiendo entre todas...y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes (héroes, semidioses) que desde la antigüedad fueron varones de renombre". (Gen.6,2-5). Ya hemos hablado de estos todopoderosos Hijos de Dios, solo explicables desde la óptica de especies extraterrestres muy evolucionadas, que llegaron para desarrollar una nueva especie. También existían gigantes y otros cruces más o menos zoomorfos pero incontrolables. Me da por pensar que la Tierra ha sido objetivo y escenario del encuentro de razas con distinto origen no terrestre y con distintos fines, a los que hemos sido ajenos nosotros, sus sufridores descencientes.
Parece que los "reptilianos " ya estaban suficientemente instalados, así como las hordas del Ángel caído (de no sabemos qué desobediencia estelar), Lucifer, el portador de la Luz. Por la razón que fuere, Dios ( o quién fuera el que se atribuyera tal apelativo) no estaba contento con el desmadre ocasionado, y provocó la destrucción de la civilización imperante que habitaba una zona geográfica concreta. El resto de seres humanos estaban aún en la edad de piedra y de los hielos, cuando les llegaron ciertos Noé poseedores del arte de la domesticación y la agricultura, la construcción... la revolución Neolítica en suma.
Los dogones nos hablan de la llegada de un "hombre pez", que era anfibio y respiraba por un tubo (quizá por la escafandra o traje protector que les era al principio imprescindible). En las fiestas del "sigui" se disfrazan con grandes máscaras con un extraño signo, para rememorar el día en que sus ascendientes y civilizadores llegaron de las estrellas.
Territorio Dogón
El Enigma Dogon
A principios de 1950 dos sabios franceses, Marcel Griaule y Germaine Dieterlen publicaron varios artículos, entre ellos “Un Sistema de Sirio en el Sudán” con los detalles de una expedición que acababan de hacer al Sudán francés. En el curso de esta misión habían estudiado algunas tribus negras y, en particular, los dogones, en lo que hoy es Malí, al norte de los meandros del Níger. Ahora bien, era tan fantástico lo que explicaban sobre los conocimientos astronómicos de esta atrasada tribu, que nadie los quería creer. Sin embargo, expediciones realizadas hasta la actualidad no han hecho sino confirmar y ampliar los sorprendentes y concisos datos ofrecidos, algunos claro está, inexplicables desde el punto de vista científico.
¿Qué saben?
Los Dogón ( ó Dogo) pretenden conocer desde hace muchísimo tiempo una compañera invisible de la estrella Sirio (la estrella más brillante del cielo, a poco más de 9 años luz de nosotros), que fue descubierta sólo en 1862 por los astrónomos. Explican asimismo que existe una tercera estrella en el sistema y que sus antepasados llegaron un día de un planeta que se hallaba en órbita alrededor de esta estrella, también invisible, a bordo de una nave interestelar.
Los hechos derivados de sus afirmaciones son aplastantes: conocen estrellas no visibles a simple vista antes de que fueran descubiertas por los astrónomos, desde hace al menos 1000 años, según lo demuestra el recuento de los siguis efectuados, su ritual principal. La órbita teórica de esta compañera invisible, llamada Sirio B, fue calculada por Peters en 1851 con un periodo de revolución de 50,010 años, que en 1960 fue mejorada por Van den Bos, con un valor de 50,090 años. Ahora bien, los dogones saben desde siempre que este periodo es de 50 años, y es bueno preguntarse cómo lo podían saber. Sirio B es una estrella enana blanca y mucho más vieja, pequeña y pesada, que describe en torno a Sirio A una órbita elíptica y que llaman “po tolo” “Potolo” ó “Digitaria”.En cuanto a Sirio C, igualmente una estrella invisible, respecto a la cual se supone que es a la vez más ligera y más gruesa que Sirio B, con un periodo de revolución de 32 años _según afirman los dogones_, la ciencia oficial no está aún segura de su existencia. Ello podría corresponder a lo que apuntan los dogones, que aún teniendo un periodo más corto, la tercera estrella tiene una órbita elíptica más larga y, por tanto, mucho más excéntrica, y que es perpendicular a la de Sirio A. Ello podría arrastrar a la estrella fuera del campo visual habitual, donde la buscan los astrónomos. Más recientemente en 1.995 algunos astrónomos parecen haberla detectado, pero aún se sigue considerando en medios oficiales un sistema binario.
Esta tercera estrella, que ellos llaman “eme ya” “Emeya” ó “Sorgho” (Sirio C), o bien “Estrella de las Mujeres”, tendría varios planetas. De uno de estos planetas llegarían sus antepasados, hace muchísimo tiempo, a bordo del “Nomo” ó “Nommo”, una nave/arca interestelar cuya forma y comportamiento se parecen mucho a los del módulo de alunizaje Apolo.
La tradición de los dogones nos dice que dicho Nomo aterrizó al nordeste de su país original, al lado de Egipto, y que la voz de Nomo era lanzada a las cuatro direcciones cuando bajaba. Era rojo como el fuego durante su bajada, pero se convirtió en blanco cuando se apagó su llama y tocó tierra, en medio de un gran remolino de polvo. Dicen incluso que cuando el Nomo descendió, a través de la atmósfera remolineando como una hoja muerta, sus dos extremidades parecían trazar una doble hélice en el cielo (figura muy parecida tanto a las posiciones aparentes de las dos estrellas principales como a sus dibujos ó cálculos de la fecha de celebración del “sigui”, nos recuerda la cadena de ADN).
Según versión de Camilo Valdivieso: “Este objeto estaba cubierto por una luz muy rojiza que ellos relacionaron con la sangre. Luego de esta gran estrella salió una segunda que giraba sobre si misma, tenía gran tamaño y emitía un ruido ensordecedor. Lo curioso es que al llegar a tierra, esta estrella ya no tenía forma circular, sino que parecía una gran cesta o pirámide de base cuadrada, y en cada una de sus caras se abría una escalera de seis peldaños. Su color cambiaba de rojo a blanco brillante. La gente –según narran los dogones- salió corriendo ya que el aterrizaje de esa “arca” había generado mucho temor en ellos.”
La tradición dice que el Nomo se posó en terreno seco, pero que fue arrastrado a una depresión de tierra, que se llenó de agua con la lluvia y le permitió flotar. Sólo entonces los integrantes _llamados asímismo Nomos_ pudieron salir de la cápsula. Los dogones explican que esos seres eran anfibios y repiraban por las clavículas mediante tubos. Afirman que cada noche regresaban a su nave, se sumergían, y reaparecían de nuevo por la mañana. Los definen de la misma forma que emplean los sumerios para representar a Oannes, el hombre-pez que se apareció varias veces en las playas del golfo Pérsico para civilizar y educar a los hombres.
No sólo eso. Tuvieron después el poder de transformarse y aparecer como humanos, pero muy hermosos, y así consiguieron mezclarse con los dogon, por lo que los dogon actuales se siguen considerando legítimamente como sus descendientes. Seleccionaron también a los hombres más sabios y prudentes y los llevaron al arca. Allí permanecieron tres meses, y al regresar a las aldeas lo hicieron como superhombres, los Ogon ó brujos, encargados de mantener viva la tradición y las enseñanzas. Otros brujos dogones consultados afirman que los Nomos también capturaban a los humanos para extraerles la sangre, introduciéndoles una lengua bífida por sus extremidades nasales. Puede suponerse que para proteger su descendencia fueran eliminando a todo aquel que no llevara su Nyama, su herencia genética.
Ancestros, educadores, dioses o verdugos, no cabe duda de que ese encuentro hizo nacer toda la liturgia y la concepción de la vida futura de los dogones.
Conocimientos astronómicos
Además, los dogones tienen otros conocimientos astronómicos si cabe aún más sorprendentes, considerando que se trata de una tribu atrasada que vive en el centro de África y prácticamente sin ningún contacto con el mundo exterior.
Manejan cuatro calendarios. El primero, que se basa en la Luna, está reservado a los trabajos agrícolas. Los otros tres, que se fundan en los movimientos relativos de Sirio, del Sol y de Venus, son calendarios religiosos. Con sus observaciones confeccionan el gran calendario de sesenta años del Sigui, que está basado en las conjunciones de Júpiter y Saturno, que se producen exactamente tres veces en algo menos de 60 años (21.762 días).
Los brujos dogones han dividido el cielo en 22 partes iguales y a su vez en 266 constelaciones. El total de estos dos números, o sea 288, se encuentra en la cábala, en las series nucleares, en las dimensiones del templo de Kalasasaya en Tiahuanaco, ó en el volumen de la pirámide de Micerinos (288.000 m3), etc. Hablan también de una estrella muy pequeña, que acompaña a Venus y que se ha descubierto posteriormente. Es el asteroide Toro, que parece estar en fase con Venus y la Tierra. Conocen también los cuatro satélites más grandes de Júpiter, también el anillo de Saturno, que consideraban como el límite del Sistema Solar visible e ignoraban los otros planetas.
Distinguen las diferentes fases de las seis posiciones importantes de Venus. Como los mayas, los dogones consideran los movimientos caprichosos de Venus en el cielo como completamente naturales, como si sus antepasados hubiesen podido observar las verdaderas revoluciones de Venus desde otro punto del espacio.
Conocen la constelación de las Pléyades, pero sólo ven en ella nueve estrellas, mientras que nuestros antepasados veían siete y nosotros sólo vemos seis. Esta constelación desempeña un papel muy importante en la vida agrícola de esta tribu, respecto a las fechas de siembras y cosechas.
Saben que todo, en el Universo, gira en espiral, y describen el movimiento de la Luna en torno a la Tierra como una espiral cónica. Comparan las vueltas de los planetas en torno al Sol con la circulación de la sangre en sus cuerpos, dato que debían conocer al menos unos 500 años antes de que lo proclamara Miguel Servet, y saben que el movimento aparente de los astros en el cielo proviene de la rotación de la Tierra en el otro sentido.
Teología dogon
Los dogones creen que el Universo fue creado a partir de un núcleo original, una especie de huevo cósmico, por la voz de Ama (apretado, concentrado), equiparable al dios creador occidental (un sorprendente islote de monoteísmo entre la multitud de religiones animistas que los rodean). Según la tradición, Ama crearía primero cuatro dioses andróginos y anfibios y, seguidamente, cuatro pares de gemelos hombres y mujeres, que eran igualmente anfibios, con los cuatro elementos de la placenta original. La primera pareja, que se llamaba también Ama, fue fabricada con el aire, mientras que la segunda, que se llamaba Lebe, fue hecha de tierra. La tercera, que venía del agua, se llamaba Binu, mientras que la cuarta, que venía del fuego, se llamaba Diongo. Estos primeros seres eran inmortales, pero sus descendientes se convirtieron en mortales a causa de sus pecados.
Ama también creó el mundo, la vida, la muerte, la guerra, la paz, la felicidad y el dolor, y también el principio vital que constituye al hombre, y que ejerce las funciones de alma sabia. Este elemento es el “Kikinu”, ó “ni”, que se localiza en la sangre y abandona el cuerpo regresando a la hora de despertar. Representa el pensamiento consciente; también distinguen el “Kikinu bumone”_la sombra_, el Nyama, que también reside en la sangre y se transmite de padres a hijos (¿el ADN?). El ni permanece junto al cuerpo hasta que la divinidad de los espíritus lo destine a un nuevo ser humano.
Dicen que el tiempo y el espacio fueron creados por Ogo dando ocho mil veces sesenta pasos durante sesenta periodos, o sea, 28.800.000 pasos (una vez más el número 288), que será a la vez la circunferencia de la Tierra y la distancia entre el cielo y la Tierra. Pero el ángel malo “Ogo” (El Zorro Pálido), se subleva de la misma forma que Lucifer, tras haber matado a su hermano gemelo, y provoca el desorden en el universo.
El “Sigui”
La conmemoración del encuentro con los seres venidos de Sirio da lugar al Sigui cada sesenta años, frecuencia con la que también aparecían de nuevo los Nomos, en el que se celebra también la creación y renovación del mundo, con danzas frenéticas, consumo de cerveza de mijo y baile de más de 20 máscaras diferentes alusivas a los dioses, algunas de hasta 3 mts. de longitud, y que representan los movimientos del arca en su descenso;otras recuerdan el signo que aparecía en la parte inferior de dicha arca. Su noción común nos retrotrae al Mito de la Creación. Cuentan que una falla en la roca sagrada Yougo Dogourou se ilumina con un fulgor rojizo en el año que precede a la ceremonia; antes del momento exacto aparecen calabazas gigantes en terrenos baldíos que nadie había sembrado. Viendo estos signos, el consejo de ancianos _sólo hombres_ señala la fecha exacta de la celebración. En uno de esos encuentros míticos fue cuando dicen que murió el primer Nomo, recalcando que fue crucificado, mas al poco tiempo resucitó _a los 5 días, base de su semana_, y… ¡regresará para salvar al mundo!
La razón del sigui también tiene relación con la sacralización de los orígenes de la raza original y el momento del encuentro, y se transmite expresado en las peculiaridades de las órbitas de las tres estrellas del sistema de Sirio. Sus trayectorias son comparadas al acto de la procreación y aunque “los dogón practican la mutilación genital femenina y masculina, lo hacen sin las connotaciones culturales que desde un punto de vista occidental se le da a esta práctica. Entre la religión Dogon se halla la creencia que todo ser humano nace con dos almas, una masculina y otra femenina. Esto provoca caos en cada persona, y para restablecer el orden y el equilibrio en estas se suprime la parte femenina en el hombre mediante la circuncisión del prepucio, y la ablación del clítoris en la mujer”.
Pero como ellos mismos explican: “…cuando Digitaria está cerca de Sirio, ésta se vuelve más brillante; cuando está más alejada ofrece un aspecto rutilante y sugiere varias estrellas. Esta trayectoria les sugiere escisión y circuncisión… ”, una operación que está representada por el paso más próximo y más lejano de ambas estrellas. Y los descendientes dogon no tienen más que adoptar esta configuración astronómica de su mundo original y plasmarla en su actividad.
Sin embargo, como todo hecho tiene su contrapartida mítica, los dogones consideran también a Ama, su dios omnipotente, responsable de la ablación. Cuando Ama quiso tener hijos con la Tierra, la presencia de grandes termiteros (asimilados al clítoris) dificultaron el acoplamiento, que no fue el idóneo, y la Tierra entonces parió un zorro (otra denominación de Ogo), de ahí la idea de que deba ser extirpado. Por otra parte la circuncisión es sagrada, y se considera como un sacrificio que se ofrece a la tierra.
¿Y… bien?
No hemos mencionado que existe una correlación indiscutible entre el calendario y el origen de los dogones y el de los antiguos egipcios, ambos proclaman su ascendencia estelar, y fundamentan su cultura en el año sotíaco, el tiempo que transcurre entre dos salidas helíacas sucesivas de Sirio, o bien entre las dos fechas en que Sirio apareció por primera vez justamente antes de salir el Sol. Lo que es mucho más sorprendente es que los dogones poseen aún hoy, después de miles de años, conocimientos astronómicos que los egipcios poseyeron pero que parecen haber olvidado desde hace mucho tiempo. Durante todo este tiempo, los dogones, que no sabían leer ni escribir, los transmitieron de padres a hijos oralmente en forma de una mitología complicada, pero basada en las partes sexuales, y por tanto mucho más fácil de retener.
Parece bien evidente que estos conocimientos astronómicos extraordinarios que fundamentan toda su cultura no pudieron ser adquiridos por ellos mismos, y que les fueron aportados por otros: pero ninguna cultura humana que se sepa poseía tales conocimientos. Que podamos establecer de manera precisa la antigüedad de todos ello en mil años, ó que puedan provenir de una fecha más temprana, de alrededor de nueve mil años a.C., tal como el resto de las culturas de la revolución neolítica, no hace sino realzar y agudizar la importancia de una etnia totalmente original y diferente al resto, con datos astronómicos excepcionales cuya única explicación plausible sigue siendo la suya propia: sus antepasados llegaron de un planeta que gira alrededor de “Sorgho Hembra”, tercera estrella del sistema de Sirio.
Para consultar:
Marcel Griaule y Germaine Dieterlen: Un Sistema de Sirio en el Sudán.
"Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas".
A Todos, a Vosotros
A todos, a vosotros,
los silenciosos seres de la noche
que tomaron mi mano en las tinieblas, a vosotros,
lámparas
de la luz inmortal, líneas de estrella,
pan de las vidas, hermanos secretos,
a todos, a vosotros,
digo: no hay gracias,
nada podrá llenar las copas
de la pureza,
nada puede
contener todo el sol en las banderas
de la primavera invencible,
como vuestras calladas dignidades.
Solamente
pienso
que he sido tal vez digno de tanta
sencillez, de flor tan pura,
que tal vez soy vosotros, eso mismo,
esa miga de tierra, harina y canto,
ese amasijo natural que sabe
de dónde sale y dónde pertenece.
No soy una campana de tan lejos,
ni un cristal enterrado tan profundo
que tú no puedas descifrar, soy sólo
pueblo, puerta escondida, pan oscuro,
y cuando me recibes, te recibes
a ti mismo, a ese huésped
tantas veces golpeado
y tantas veces
renacido.
A todo, a todos,
a cuantos no conozco, a cuantos nunca
oyeron este nombre, a los que viven
a lo largo de nuestros largos ríos,
al pie de los volcanes, a la sombra
sulfúrica del cobre, a pescadores y labriegos,
a indios azules en la orilla
de lagos centelleantes como vidrios,
al zapatero que a esta hora interroga
clavando el cuero con antiguas manos,
a ti, al que sin saberlo me ha esperado,
yo pertenezco y reconozco y canto.
Tu risa
Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.
Resurrecciones
Si alguna vez vivo otra vez
será de la misma manera
porque se puede repetir
mi nacimiento equivocado
y salir con otra corteza
cantando la misma tonada.
Y por eso, por si sucede,
si por un destino hindostánico
me veo obligado a nacer,
no quiero ser un elefante,
ni un camello desvencijado,
sino un modesto langostino,
una gota roja del mar.
Quiero hacer en el agua amarga
las mismas equivocaciones:
ser sacudido por la ola
como ya lo fui por el tiempo
y ser devorado por fin
por dentaduras del abismo,
así como fue mi experiencia
de negros dientes literarios.
Pasear con antenas de cobre
en las antárticas arenas
del litoral que amé y viví,
deslizar un escalofrío
entre las algas asustadas,
sobrevivir bajo los peces
escondiendo el caparazón
de mi complicada estructura,
así es como sobreviví
a las tristezas de la tierra.
No me pregunten
Tengo el corazón pesado
con tantas cosas que conozco,
es como si llevara piedras
desmesuradas en un saco,
o la lluvia hubiera caído,
sin descansar, en mi memoria.
No me pregunten por aquello.
No sé de lo que están hablando.
No supe yo lo que pasó.
Los otros tampoco sabían
y así anduve de niebla en niebla
pensando que nada pasaba,
buscando frutas en las calles,
pensamientos en las praderas
y el resultado es el siguiente:
que todos tenían razón
y yo dormía mientras tanto.
Por eso agreguen a mi pecho
no sólo piedras sino sombra,
no sólo sombra sino sangre.
Así son las cosas, muchacho,
y así también no son las cosas,
porque, a pesar de todo, vivo,
y mi salud es excelente,
me crecen el alma y las uñas,
ando por las peluquerías,
voy y vengo de las fronteras,
reclamo y marco posiciones,
pero si quieren saber más
se confunden mis derroteros
y si oyen ladrar la tristeza
cerca de mi casa, es mentira:
el tiempo claro es el amor,
el tiempo perdido es el llanto.
Así, pues, de lo que recuerdo
y de lo que no tengo memoria,
de lo que sé y de lo que supe,
de lo que perdí en el camino
entre tantas cosas perdidas,
de los muertos que no me oyeron
y que tal vez quisieron verme,
mejor no me pregunten nada:
toquen aquí, sobre el chaleco,
y verán cómo me palpita
un saco de piedras oscuras.
El sobreviviente saluda a los pájaros
Fundé con pájaros y gritos de sol la morada:
temprano a la hora del manantial, salí al frío
a ver los materiales del crecimiento: olores
de lodo y sombra, medallas que la noche dejó
sobre los temblorosos follajes y la hierba.
Salí vestido de agua, me extendí como un río
hacia el horizonte que los más antiguos geógrafos
tomaron como final del presupuesto terrestre:
yo fuí entre las raíces, bañando con palabras
las piedras, resonando como un metal del mar.
Hablé con el escarabajo y aprendí
su idioma tricolor, de la tortuga
examiné paciencia convexa y albedrío, encontré
un animal recién invitado al silencio:
era un vertebrado que venía de entonces,
de la profundidad, del tiempo sumergido.
Tuve que reunir los pájaros, cercar
territorios a fuerza de plumajes, de voces
hasta que pude establecerme en la tierra.
Si bien mi profesión de campana
se probó a la intemperie, desde mi nacimiento
esta experiencia fue decisiva en mi vida:
dejé la tierra inmovil: me repartí en fragmentos
que entraban y salían de otras vidas,
formé parte del pan y la madera,
del agua subterránea, del fuego mineral:
tanto aprendí que puse mi morada
a la disposición de cuanto crece:
no hay edificación como la mía en la selva
no hay territorio con tantas ventanas,
no hay torre como la que tuve bajo la tierra.
Por eso, si me encuentras ignominiosamente
vestido como todos los demás, en la calle,
si me llamas desde una mesa en un café
y observas que soy torpe, que no te reconozco,
no pienses, no, que soy tu mortal enemigo:
respeta mi remota soberanía, déjame
titubeante, inseguro, salir de las regiones
perdidas, de la tierra que me enseñó a llover,
déjame sacudir el carbón, las arañas,
el silencio: y verás que soy tu hermano.
Mezclemos bien y consumamos cada día un vaso de este brebaje de consejos de Adam Jackson: "Los 10 secretos de la abundante Felicidad", los efectos se notarán de inmediato, garantizado.
“Mis pensamientos son los que me hacen sentirme feliz o desgraciado, no mis circunstancias. Si controlo mis pensamientos controlo mi felicidad”.
1.- EL PODER DE LA ACTITUD
En cualquier situación hay que hacerse tres preguntas:
¿qué hay o podría haber de bueno?
¿qué es lo que todavía no es perfecto?
¿qué puedo hacer para remediar la situación, pasándolo bien mientras tanto?
2.- EL PODER DEL CUERPO
El ejercicio nos libera del estrés y hace que nos sintamos bien. Una postura adecuada genera una disposición feliz. Los sentimentos de felicidad pueden ser desencadenados mediante el anclaje a una situación feliz; la alimentación y la luz del día son imprescindibles.
3.- EL PODER DE VIVIR EL MOMENTO PRESENTE
Hay que obtener el máximo provecho de cada momento. Los recuerdos están hechos de momentos especiales, hay que coleccionarlos. Vivir en el momento presente disipa la ansiedad y el estrés. Cada nuevo día es un nuevo comienzo.
4.- EL PODER DE LA PROPIA IMAGEN
Uno es como el que cree que es, para ser feliz hay que estar contento con uno mismo. Para vencer los complejos y las creencias negativas hay que averiguar cómo se formó esa imagen y cambiarla. Hacer cada día afirmaciones positivas, afirmando el tipo de persona que quiero ser, preguntarnos qué es lo que nos gusta de uno mismo.
5.- EL PODER DE LAS METAS
Las metas dan a nuestra vida un propósito y un significado, y hace que las épocas difíciles sean más llevaderas.
6.- EL PODER DEL HUMOR
El humor alivia la ansiedad y crea sentimientos de felicidad. La risa incrementa nuestro poder de concentración y aumenta nuestra capacidad para resolver problemas. Hay que centrarse en lo que tenga de graciosa una situación, no preocuparse de las cosas pequeñas, que son la mayoría.
7.- EL PODER DEL PERDÓN
El perdón es la llave que abre la puerta de la felicidad. Nadie sufre por mi amargura, solo yo: perdónate a ti mismo y a los demás. Apártate de juzgar y criticarlos.
8.- EL PODER DEL DAR
La felicidad se halla en dar y ayudar a los demás. Cuanto más alegría demos, más recibiremos.
9.- EL PODER DE LAS RELACIONES
Nadie es una isla, todos necesitamos relacionarnos. Toda alegría compartida se multiplica por dos; compartir un problema se reduce a la mitad. Trata a todos como si fuera la última vez que los fueras a ver.
10.- EL PODER DE LA FE
La fe crea confianza, paz mental y libera al alma de las dudas y la ansiedad.
Desde 1987 hasta ahora hemos estado en un tiempo en que el mundo materialista está desapareciendo, lenta pero inexorablemente. Nos encontramos en la cúspide de la era en que comienza la paz y la gente vive en armonía con la Madre Tierra. Ya no estamos en el Mundo del Cuarto Sol, aunque no llegamos aún al Mundo del Quinto Sol. Este es el período intermedio, el período de transición. Mientras pasamos por la transición, se produce una colosal convergencia global de destrucción medioambiental, caos social, guerra y progresivos cambios en la Tierra.
Todo esto fue previsto por la vía de la simple matemática espiral de los calendarios mayas. Todo va a cambiar. Los mayas Guardianes del Día ven el 21 de diciembre del 2012 como un renacimiento, el comienzo del Mundo del Quinto Sol. Será el inicio de una nueva era que será indicada por el cruce del ecuador galáctico del meridiano solar, en que la tierra se alineará con el centro de la galaxia.
Al amanecer del 21 de diciembre del 2012, el Sol se elevará para coincidir con la intersección de la Vía Láctea y el plano de la eclíptica. Esta cruz cósmica es considerada como una personificación del Árbol Sagrado, el Árbol de la Vida, un árbol recordado en todas las tradiciones espirituales del mundo. Algunos observadores dicen que esta alineación con el corazón de la galaxia en el 2012, abrirá un canal para que la energía cósmica fluya a través de la tierra, purificándola y a todo lo que more sobre ella, elevándolo todo a un nivel superior de vibración.
El proceso ya ha comenzado. El cambio se está acelerando ahora y continuará acelerándose. Si la gente de la tierra puede llegar a esta fecha de 2012 en buen estado, sin haber destruido demasiado del planeta, ascenderemos a un nivel nuevo, superior. Mas para llegar allí, debemos transformar a fuerzas enormemente poderosas que buscan bloquear el camino. La fecha especificada en el calendario, el Solsticio de Invierno del 2012 no marca el fin del mundo. La humanidad va a continuar aunque de una manera diferente. Las estructuras materiales cambiarán. Gracias a eso tendremos oportunidad de ser más “humanos”. Todas las profecías del mundo, todas las tradiciones, están convergiendo ahora. No queda tiempo para juegos. El ideal espiritual de esta era es la acción. Muchas almas poderosas han reencarnado en esta era, con una cantidad de poder. Esto vale para ambos lados, el de la luz y el de la oscuridad. Una alta magia está actuando por ambos lados.
El éter, el elemento del Quinto Sol, es celestial y carece de sustancia material, aunque no es menos real que la madera, la piedra o la carne. Dentro del contexto de éter se puede dar una fusión de las polaridades. Ya no más oscuridad o luz en la gente, sino una fusión elevada por encima de ellas.
Mas en estos momentos, el ámbito de la oscuridad no está interesado en ello. Está organizado para bloquearlo. Busca desestabilizar la Tierra y su medioambiente para que no estemos preparados para la alineación del 2012. Necesitamos trabajar juntos por la paz y el equilibrio con el otro lado. Necesitamos cuidar de la Tierra que nos alimenta y nos cobija.
Necesitamos poner toda nuestra mente y corazón en buscar la unidad y la fusión ahora, para enfrentar al otro lado y preservar la vida, para estar Preparados para este Momento en la Historia.
Estamos desequilibrados. No podemos seguir jugando. Nuestro planeta puede ser renovado o devastado. Ahora es el momento para despertar y entrar en acción. Todos somos necesarios. No estamos aquí sin una razón. Todos los que estamos aquí ahora tenemos un propósito importante. Estos son tiempos duros, pero especiales. Tenemos la oportunidad de crecer, pero debemos estar listos para este momento en la historia. Nuestras actitudes y acciones determinarán cuan rigurosos o suaves sean. Necesitamos actuar, introducir cambios y elegir gente que nos represente, que entienda y decida acciones políticas para respetar la Tierra. Desarróllense de acuerdo a sus propias tradiciones y al llamado de su corazón, pero recuerden respetar las diferencias y esforzarse por la unidad. Coman sabiamente. Una gran cantidad de alimentos está corrompido ya sea en lo sutil o lo denso. Presten atención a lo que pongan dentro de sus cuerpos. Aprendan a conservar alimentos y a conservar energía. Aprendan buenas técnicas respiratorias, para mantener un dominio sobre su respiración. Sean claros. Aténganse a alguna tradición con raíces profundas. No importa cual sea, su corazón se los dirá, pero debe tener grandes raíces.
Vivimos en un mundo de energía. Una importante tarea en estos tiempos es aprender a percibir la energía en cada cual y en todo: gente, plantas, animales. Esto va a ir siendo cada vez más importante a medida que nos vayamos acercando al Mundo del Quinto Sol, porque está asociado al elemento éter –el ámbito en que vive y se entrelaza la energía-. La mayor sabiduría reside en la simplicidad: El amor, el respeto, la tolerancia, el compartir, la gratitud, el perdón. No es ni complejo ni elaborado. El conocimiento real es gratuito. Está codificado en el ADN de ustedes. Todo lo que necesitan está dentro de ustedes. Grandes maestros lo han dicho desde un principio. Encuentren su corazón, y encontrarán su camino.
Carlos Barrios (Sacerdote y Guía Espiritual Maya, 2005)