Recogiendo aquí y allá diversos datos y documentos, principalmente los que aportó José Maluquer de Motes, exploro un poco el mayor enigma histórico de la civilización occidental. Nuevas investigaciones se están realizando con tecnología moderna, en el Golfo de Cadíz, en el Parque de Doñana y aledaños. Una interesante teoría nos la emplaza en la desembocadura del río Tinto o del Odiel, o bajo la antigua Onuba (Huelva). Con el anhelo de encontrar esta mítica ciudad perdida, heredera de la Atlántida o del Paraíso perdido, el esfuerzo tendría su premio. Un descubrimiento que pondría patas arriba el tradicional concepto de la herencia oriental de nuestra cultura.
El tenaz y romántico investigador Adolfo Schulten la situó en una isla entre dos brazos del Guadalquivir, aunque la búsqueda no tuvo éxito hasta la aparición cerca de Sevilla del tesoro del Carambolo. Llegó a excavar un poblado tardo romano situado en el Cerro del Trigo, del Coto Doñana, pero no encontró restos anteriores. Igualmente excavó en Mesas de Asta, cerca de Jerez, colonia romana sobre el solar de
No falta quien como Rodrigo Caro admite la desaparición del solar de Tartessos debido a la invasión del mar, como causa de que no se hallen sus ruinas. Estrabón, por su parte, tomando datos de escritores más antiguos, dice que los turdetanos, descendientes de los tartesios, tenían poemas y leyes en verso de más de 6.000 años de antigüedad. Estesidoro de Himena (única ciudad que se hallaba en relación directa con el mundo tartésico) asegura su apogeo ya a comienzos del II milenio y nombra a Geryón como el primer rey tartésico conocido. Resulta que, según la mitología, Geryón es hijo de Chrisaor, el caballero de la falcata de oro, que surgió junto al corcel alado Pegaso de la cabeza de
Sin duda, no deja de ser sintomático que no se describan fortificaciones, murallas, templos o palacios, frente a la minuciosa referencia a Gades… ¿Interés estratégico en mantenerse segura e ignota ante la codicia de los pueblos orientales por su riqueza, o también podemos entender que su desaparición es muy anterior, y que el resto de ciudades de su territorio intentaron mantener el nombre del estado, dada su reputación? Quizá los mismos fenicios tuvieron allí su origen, o quizá del otro lado del Océano, dado que el término griego phoeniké alude a "los rojos", o de piel roja, como los nativos de América del Norte.
En este antiguo mapa se puede vislumbrar una hipótesis de localización, atendiendo a las informaciones de Avieno y Estrabón, en la zona del río al sur de Sevilla, donde se aprecian “tres bocas de río”, actualmente zona marismeña inundada rica por sus arrozales, aproximadamente encuadrada entre Lebrija y Villafranco del Guadalquivir. Practicamente sería imposible encontrarla en este lugar inhóspito y amplísimo, si es que está alli debajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario