Caminar
hacia la verdad es más difícil que hacerlo por el filo de la navaja, por eso
solo algunos se comprometen con la búsqueda.
Más
allá de la mente y el pensamiento está el Ser. Y en el Ser todos los seres.
No
es a través del intelecto como se alcanza el Ser; el pensamiento no puede
comprender al pensador y el conocimiento erudito no tiene nada que ver con la
sabiduría.
El
ego abre el camino hacia la muerte, pues hace vivir de espaldas a la realidad
del Ser. Sin ego, eres el que jamás has dejado de ser.
El
ser humano común está tan identificado con la burda máscara de su personalidad
y su ego que desconoce su genuina y real naturaleza.
“Tú”
y “Yo” se funden en la unidad del Ser como se funde la escarcha con los
primeros rayos del sol al despuntar el día.
Busca
dentro de ti mismo. “Desafía” a Dios y róbale la suprema felicidad.
La
luz es consciencia y sabiduría, en tanto que la oscuridad es ofuscación y
estrechez de miras. Si te estableces en la sabiduría, ¿hay lugar para la
ofuscación?
Por
ignorancia y ausencia de entendimiento correcto, el ser humano se pierde en las
apariencias y no percibe lo Real.
La
mente siempre tiene problemas. Cuando no tiene problemas reales, fabrica
problemas imaginarios y ficticios, teniendo incluso que buscar soluciones
imaginarias y ficticias.
El
apego, ¿te deja ver?, ¿te deja oír?, ¿te deja comprender? El apego te aferra a
lo irreal e ilusorio y cierra tus oídos a lo Real y Trascendente.
Para
el que sabe ver, todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es
perdonable.
El
aferramiento a los puntos de vista es una traba mental y un fuerte obstáculo en
el viaje interior.
La
verdad no es una abstracción ni un concepto. Cuando la actitud es la correcta,
la verdad se cultiva aquí y ahora, de instante en instante.
Debido
a diferentes enfoques de la realidad aparente, ideologías y ficticias
divisiones, surgen las disputas y las guerras, el malestar y el dolor.
Al
herir, te hieres. A quienquiera que dañes, te dañas a ti mismo.
Cerrad
los oídos a la opinión ajena. Que aquello que los demás censuran te sea
indiferente. Escucha únicamente la voz de tu corazón y no te pierdas en
opiniones ajenas.
La
mente es amiga y enemiga; es una mala dueña, pero una buena aliada. Por eso es
necesario aprender a contener el pensamiento y poner la mente bajo el yugo de
la voluntad.
No
apuntes a las apariencias, sino a la Realidad. No te extravíes en la diversidad, sino
que debes establecerte en la
Unidad.
Vigila
la actitud. Aprende a comprender y a tolerar. Discierne más allá de las
apariencias.
No
hay mayor logro que la pureza de corazón. ¿Qué no puede obtenerse con un
corazón limpio?
Así
como piensas, así eres. Conquista el pensamiento, y te habrás conquistado a ti
mismo.
Aunque
hay muchas vías, en última instancia sigue tu propia senda interior.
Cuando
estás espiritualmente preparado, hasta contemplar una hoja que se desprende del
árbol puede abrirte a la verdad.
Muchos
sacerdotes solo son profesionales de la religión, sin corazón puro no conducta
impecable.
Hay
un área de ignorancia en la mente humana que la inclina a lo irrelevante y
trivial, obnubilando la consciencia de lo real.
No
tienes nada que perder que no sea tu ignorancia y la máscara de tu
personalidad.
El
secreto está en no ser poseído por lo que se posee.
A
lo que tienes que renunciar es al sentido de posesividad y a la ignorancia.
La
persona atrapada en la cárcel de su ego, proyecta sobre los otros sus propios
autoengaños.
No
es a través de la palabra ni la polémica como un ser humano asciende a la cima
de la consciencia, sino a través de una motivación firme y una práctica
inquebrantable.
Los
que no permanecen atentos es como si ya estuvieran muertos.
El
futuro es un espejismo. Éste es tu momento, tu instante. En lugar de fantasear
con la mente, pon las condiciones para que la semilla pueda germinar.
Solo
existe la seguridad del aquí-ahora. Aplícate al instante, haz lo mejor que
puedas en el instante y no divagues.
Toda
forma humana es preciosa, porque a través de ella podemos alcanzar la
realización definitiva. Habiendo podido tomar tantas formas, es una gran
fortuna haber tomado la humana.
Ramiro Calle – 101 Cuentos clásicos de la India